lunes, 17 de junio de 2019

"volver" a 2012 para un episodio de arte y ostalgia


aLfrEdo tRifF

desempolvando textos me encuentro con una discusión que va atrás a 2012, con el crítico y curador gerardo muñoz. se inauguraba en miami un show titulado Designing Post-Communism: recent political imaginaries in Cuban contemporary art. no olvidemos: castro moriría cuatro años más tarde.

disfruté el show, su energía palpable y así lo plasmé. claro está, como hijo bastardo del Sozialforschung añadí una ampliación especulativa.

aquí mi reseña inicial del show,

la ampliación añadida,

para mi sopresa, recibí una respuesta de gerardo que me subió la parada. no esperaba tal cosa (no se estila entre nos, adictos a leer y seguir). gerardo no: y lo aprecié y disfruté.

aquí mi respuesta a gerardo: ampliación que a continuación reproduzco:
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a partir del post de ayer en tumiamiblog, he recibido llamadas y mensajes de amigos, lo que me obliga a una discusión más detallada. comentar el postcomunismo cubano es –como debe saberse– empresa nada fácil. "ostalgia" habla de un hecho en el ex-bloque soviético, un "desear" volver a... desde la nos[talgia] (que es deseo al fin) al comunismo o sus aspectos (ojo: "volver con la frente marchita" es complicado).

lo nuestro es otra cosa. cuba es todavía un país comunista en el presente.

enunciamos: todo post- trae consigo rechazo y añoranza. pero ¿cómo añorar el presente?

¿será que rechazamos el presente y añoramos un futuro no acontecido? dato curioso: rechazar el presente es repetirlo con dolor. aparece entonces "nostalgia" pero la palabra carga demasiado white noise.

"ostalgia" se queda corto (gracias, gerardo).

"volver" es una condición automática del ser: uno siempre cree volver a un "tiempo/borra/las/heridas" del ser. se equivocan: no hay vuelta en limpio posible. "volver" es haber ya vuelto. vale la pena revisar un pasaje oscuro de j. derrida en limited inc.:
(...) la iteración apunta a algo (iterable) que a su vez lo determina: tratará en vano de actualizarse, de llenarse, pero en virtud de su estructura no podrá realizarlo.
es decir, "volver" es hacerlo –ahora cito al ostálgico de los años 30, carlos gardel–  "con la frente marchita". apliquemos este "volver" derrideano a nuestra condición en busca de gestos análogos:


¿qué es postcomunismo? etimológicamente hablando, algo "después de..." el comunismo aunque cualquier "después" puede durar sin límite. la cota de todo post- es una condición abierta [, [ que apunta un presente continuo redundante. ¿acaso no somos post-ilustrados, post-jacobinos, post-románticos, post-colonialistas, post-capitalistas, post-marxistas y post-postmodernos?

para ser post-algo no hay más que ser y estar, que es –técnicamente hablando– un petitio

alguien con sonrisa cínica riposta: que si el post-  que discutimos es temporal o conceptual. si aceptamos que post- sea conceptual, entonces no podemos inyectarle temporalidad cronológica: o teta o sopa. el tiempo puede ser una idea del tiempo, pero en las ideas no transcurre el tiempo, que como diría agustín de hipona: "... está encadenado al misterio del ser creado" (ciudad de dios, XII, p. 15).

el tiempo es un hecho hecho carne.

el postcomunismo cubano (si existiera) debe cumplir su condición de apuntar a un referente real. ¿cuál? en cuba impera un partido comunista dirigido por la primera generación de la revolución. ¿y los cambios? "todo cambia" dice heráclito.
gerardo le apuesta a heráclito –yo a zenón.  

(escucho una conversación hipotética)
postcomunista: ahí está la caída del bloque soviético.
castrista miembro del pcc: el bloque se habrá caído, pero aquí nada se ha caído. la revolución meramente se adapta a nuevas coyunturas.
postcomunista: pero hay síntomas internacionales que apuntan...
castrista miembro del pcc: aprende a leer coyunturas.
el postcomunismo cubano no puede ser una condición temporal, desde el momento que en cuba impera un partido comunista dirigido por la primera generación de la revolución. desde el punto de vista que he llamado platónico, en Cuba no hay postcomunismo. Para el susodicho, el comunismo pervive.


a no ser que seamos nosotros los que hemos cambiado. entonces declárese:  

cargamos nuestra *algia* de una manera muy ¨nost¨.  

*algia* es dolor, y todo dolor de acuerdo a gardel denota un "volver", iterable, masoquista y por tanto placentero. mucho mejor que la crítica lo explica el bolero: cubano, jeremíaco álgido y noctámbulo.
y ¿¨nost¨? lo que martí llamara "lo nuestro", imprescindible y necesaria redundancia (ejemplos: el barroco lezamiano, la poesía yoística cubana, los discursos de castro, miami en la habana: dos épocas, dos fin de siglo, dos encantos etc).

nuestro postcomunismo es un deseo trunco de volver de una condición fantasmática entre temps. ¨nost¨ existe en un limbo, ni ideal ni real. la república es un fantasma en pretérito, reevaluada por vueltas y revueltas. el presente castrista no termina.
añoramos volver "en limpio" a ese lugar enturbiado por nuestra ¨nost¨. ¡dame de tu *algia* corazón!

imposible. la dialéctica de todo fantasma consiste en jugar a morirse y la nuestra a pretender ignorarlo –predisposición muy¨nost¨ que en este espacio llamamos dialelo.


nuestro postcomunismo es fantasmático y la ¨nost¨ persigue re-matar el sítoma fantasmático: post-rricidio. mas no morirá –lo sabemos– pues su existencia está en función de inversa proporción a nuestro deseo que desaparezca.

ser cubano no es meter forro. es, desde el forro, volver al forro. ¿dónde queda el postcomunismo? en su limbo ¨nost¨*álgico*.
 
lo cual no quiere decir que no hay salida del laberinto, pero eso merece otro texto.

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