sábado, 30 de abril de 2022

El brazo fuerte


Ingredientes

⅓ cerebro,
⅓ orfandad hogareña,
⅝ neuronas ungidas en Fundador,
⅜ memoria del sabor de un pitillo Moore,
Manolo Caracol y cante jondo de fondo,
pizca de antojo de jamón serrano
,
pan crujiente 
y queso manchego,

Modo de preparación

Busca en los recesos grises de tu conciencia un taburete con una larga mesa de cedro lustrosa. Sobre la mesa, el plato blanco contiene un mensaje escrito en tinta roja. La mesa comienza a girar y la fuerza centrífuga lo traga todo. Asciendes por el largo túnel colmado de ecos familiares, gigantes de película, música de banda municipal y bullicio de fin de año. 

Caminas cogido de la mano de tu madre, dentro de una tienda llena de sacos y barriles;  jamones y chorizos cuelgan del techo. Los estantes repletos de quesos de distintos tamaños exudan olor a cuajada. Hay turrones envueltos en celofanes brillantes y barras de membrillo fragante. La bulla de los parroquianos en la compra y la probadera. Te recibe un viejo fornido y sonriente, el ancho mostacho silbando una tonadilla. Mirándote, pronuncia: A Dios alabanza y al niño llenar la panza. Reparas entonces en un plato en la pared, con una inscripción escrita en rojo. Mami, quiero eso. Tu madre y el viejo se miran con suspicacia. Este último alcanza el plato y te lo muestra. No sabes leer aún, pero interpretas sin dificultad alguna que ese mensaje es solo para ti.