miércoles, 5 de junio de 2019

pensar no es fácil


alfRedO tRifF

el pensamiento se enfrenta hoy a una disyuntiva. o bien servir de actividad automática dentro de la  informática social o buscar una salida al problema mismo de la información como tal. 

vivir en sociedad, procesar información, son problemas. parecen insolubles. decir esto último demanda una exploración posterior del pensamiento. vivir en la sociedad informática llamaremos "coexistir". pero coexistir en automático termina por "alienar" al individuo.

"problema" refiere un obstáculo cuando designa, aquello que no ocurre como debiera. es situación adversa o refiere un vacío de información cuando designa, el desconocimiento o falta de datos con respecto de un asunto. todo obstáculo es ya un problema práctico, porque para su solución se requiere transformar la realidad o crear una situación nueva.

aquí el pensamiento necesita separarse de su proceso automático y presentar la información (no ya la realidad que emana de esta) como problema.

ya existió esa corriente crítica durante la iluminación, y posteriormente en las llamadas "sospechas" del siglo XX.  se daba por sentado que el pensamiento necesitaba coherencia, claridad, amplitud, etc, lo cual es innegable, pero de por sí ese método no alcanzaba –y aquí la aparente sorpresa de mi punto– resolver su propio entramado.

no se trata de un fracaso del pensamiento, que a fin de cuentas el pensamiento es parte de la "información" de la realidad.

¿cómo puede fracasar la información de la realidad si esta se conlleva la urdimbre del tiempo y el espacio? von neumann lo presenta en aquella famosa conferencia en LNLL donde lanza su hipótesis del estado mixto.

el peligro está en que tratando de resolver los problemas de la realidad volvamos al punto inicial, al pensamiento coexistivo automático de la información. esta vuelta capciosa (el feedback cibernético) implica retornar a un segundo estado más idioso que el primero: creeríamos resolver –algo que presupone– que la realidad pueda tener solución.
  
el pensamiento entonces se separa y presenta la realidad (o la información) como problema objetivo irresoluble. a partir de ahí, decir "resolver" la realidad consiste en paliar alternativas y promover cambios que a la postre se incrustan inexorablemente en la realidad que le sigue (y hablo ahora de la "realidad" como conjunto de todas las cosas dadas en el tiempo) y nada quita que la próxima a la postre sea realidad tan alienante como la anterior.

para el pensamiento existirá siempre una realidad hipotética otra que se anexe a la realidad objetiva como mejora. no obstante, el pensamiento comprende la realidad como completa e irresoluble. completa, pues se trata de lo que es; irresoluble, pues el pensamiento siempre se queda detrás de la realidad que le toca.

sin desentendernos el peso abrumador y automático de la información misma, hurgamos más allá de su aparente paradoja. pero el pensamiento busca en realidad cuando no asume, sino simplemente cuelga del horizonte posible (algunos dicen que en este caso, el pensamiento no hace más que postergar su profundidad, asumiendo su propia cárcel temporaria).

puesto de otra forma: el pensamiento necesita reconocer su limitación como estado ineludible entre el scila del prejuicio y el caribdis de la certidumbre.

pensar no es fácil.

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