lunes, 22 de mayo de 2023

música rota (por León Ichaso)



propago insomnios de un ave ignota
que en el olvido tiembla atrapada



                                                                         rumor caido
                                                                          musica rota
dispongo un plano sin derroteros


con fantasmas bucaneros
en mi delirio suena esa hora
 sin cifre


sin agujas
un angel buitre mi alma devora
con mis estrellas juegan las brujas

fotos: león ichaso
letra: justo rodríguez santos

domingo, 21 de mayo de 2023

A Cuban Modernist in Miami (by Adrián Castro)

 



Transcendental poses 
are fractured by migration 
In Rafael Soriano’s chimeras 
dreams transpire through the electric 
human 

A body can pitch several lingams— 
there is only one home 
as it returns 
from another journey 
a new sunrise an orange memory 
hand pointing the indigo 
way inward 

A conjurer throws a fistful of lips 
five teeth tell the sunburst story… 
When we search for a 
subject 
there is only finding the 
quest 
it is after all like that— 
you merge you speak there is art 
& you find your way 
home 
inside the infinite

domingo, 7 de mayo de 2023

Lo contemporáneo y la *convencional* historia del arte

Guido Reni La masacre de los inocentes, detalle (1611)

alFredoTriFf


¿Qué significa "contemporáneo" en la historia del arte? 

No puede ser el "ahora" instantáneo; ¿habrán 60 lajas contemporáneas en una hora contemporánea?

Misterio de densidad coagulada, especie de inmanencia cronológica.

¿Cuánto dura lo "contemporáneo"? A solo 50 años de estación contemporánea acotadas e inmediatamente después de ese corto período llamado "posmodernismo" (si juzgamos por el librito de Venturi) el presente "contemporáneo" parece... un tiento en la oscuridad. 

Por lo tanto lo posmoderno queda acotado por lo "moderno", que cubre parte del siglo XIX y las primeras cinco décadas del XX. Observe que las edades se acortan. La edad media 10 siglos, la moderna 5, la posmoderna 50 años.  ¿Qué indica esto? 

El "hombre moderno es consciente del tiempo", dixit Arnold Hauser. Desde el presente siempre queremos acotar la cota. Luego, el post-algo es, por esencia neurótico. El síntoma es estar tan consciente del tiempo que tal parece que no pasa. Haz un experimento. Pon algo en el microwave por 1 minuto y observa el plato dar vueltas. Parece interminable. Es tu conciencia pegada al tiempo, porque tiempo es "conciencia de".     

El post es un vivir en perpetua nostalgia de "lo que fue".          

¿Cómo se llamará este "ahora-mismo" de menos de un cuarto del siglo XXI? ¿Post post? ¿Neo qué? (¡si Hegel viviera como disfrutaría!). 

El asunto no se dirime con relojes. Hay métodos para discernir la historia. Les recuerdo algunos: 

1. El método hermenéutico, de tradición alemana fuerte que incluye a Schlosser, Dilthey, Buckhardt, Heidegger. 
2. La pragmática histórica idealista, que incluye a Hegel y Herder. 
3. La dialéctica histórica marxista.
5. La historia *convencional* del arte.

¿En qué se basa el modelo *convencional* de la historia del arte? 

La idea de "rechazo" de lo anterior como causante del cambio. Véase, "cambio" necesita de una intencionalidad de parte del artista. Si el cambio ocurriera accidentalmente, sin intencionalidad alguna, la historia *convencional* del arte se viene abajo. 

Un ejemplo: Picasso "rechaza" el post-impresionismo (¿no pintaba acaso en ese estilo alrededor de 1903?). Sería antiheroico que ese Picasso (proteico ciertamente, pero nada intelectual) se lanzara con esa muestra de arte africano de 1907 en Palais de trocadéro a bocetear máscaras, en lugar de elucubrar un "rechazo" definitivo contra ese arte decadente de principios de siglo XX (y no hay duda que existe un Picasso tenebrista de principios de siglo XX). 

Traigo este párrafo de un libro de Jean Cassou (por lo años 40 del siglo XX). La narración es más biografía que historia del arte:
(...) su mente sigue no una sola línea sino varias a la vez (...) escogiendo referencias, pero sus puntos de partida por el contrario pertenecen a un repertorio inmenso de estilos, sin que por eso se trate de componer una imagen lógica del asunto más allá de la inspiración que estos le proporcionan. (...) no se lanzó a una aventura con una meta específica. No se propuso un camino específico. Por eso dijo: "no busco, encuentro". Nunca vuelve atrás, nunca reteje lo tejido. siempre adelante, a lo próximo que viene. cada una de sus inspiraciones: Toulouse-Lautrec o Ingres, o lo negro, es puro chance. De esas combinaciones alquímicas salen resultados. Es así es como el cubismo, que no es más que un hecho arbitrario llevado al sumo de sus posibilidades, fue luego dejado atrás. 
Demoiselles d'Avignon (1907)

Para la configuración lineal y continua de la historia *convencional* del arte, "cambio" y "rechazo" son primos hermanos. ¿A dónde conduce el cambio? 

¡Al progreso! De ahí parte el sentido del argumento anti continuista del Foucault temprano en Las palabras y las cosas y Arqueología del saber:
La historia que se adhiere a la continuidad como explicación de los eventos solo es posible bajo una idea previa de síntesis que unifique la plétora de eventos disparatados en una progresión coherente, trátese de un sujeto o una época como si estuviese fuera de los eventos mismos.
Por otro lado, no debemos desestimar la idea de progreso. Tampoco de que puede haber un cambio causado por un "rechazo" a lo anterior. El problema está en darlo por sentado sin justificación alguna. Se puede rechazar algo y no ir "adelante", sino en "retroceso" (esa precisamente la fórmula ganadora de los Prerrafaelitas). O no rechazar nada y proporcionar el caldo de cultivo para un cambio específico.

Por ejemplo, ¿es el urbanismo moderno un progreso sobre el urbanismo premoderno? 

Jon Caufield se equivoca cuando mete en un mismo saco a Jane JacobsLewis Mumford. Al urbanismo premoderno se le acusaba de vicios tales como estrechez de las calles, hacinamiento, insalubridad, crimen, etc. Llega el urbanismo moderno y resuelve algunos de esos problemas para crear otros peores, que a la postre nos llevan al punto de partida inicial: avenidas sin sombra, hacinamiento, insalubridad, crimen, etc. Del urbanismo postmoderno ni hablemos. Ja, ja, ja, ja (ríe la historia del urbanismo). 

El progreso (implícito en la historia *convencional*) es un arma de doble filo. Hasta Benjamin cayó en la trampa, pero dijo algo cierto: el progreso homogeniza el futuro. Dicho de otra manera: si todo en el futuro es progreso, nada progresa. Si todo lo que sigue es "rechazo", entonces nada "rechaza". 

La historia *convencional* peca de optimista. ¿No resulta más optimista concebir el tiempo como un eje continuo entre pasado presente y futuro? Pasa el tiempo y lo que queda detrás (de lo contemporáneo) lo bautizamos con un nombre que definirá un período. Queda también un sabor "heroico" de libertad que, en el caso del artista, encaja perfectamente en el modelo romántico del genio. No hay tiempo ahora para seguir todas estas pistas. 

"Contemporáneo" se manejaba en pleno posmodernismo, desde mediados de los 80 del siglo XX. Por tanto aventuramos la siguiente posibilidad: si existe una fábrica trituradora del tiempo desde lo "contempráneo", cuyo detrito aparece en etapas o períodos, el "posmodernismo" sería el detrito más reciente. A la postre, "contemporáneo" permanece intocable e indescifrable. 

Examinemos el valor histórico del asunto.

Si hubo algo"contemporáneo" dentro del postmodernismo, que ya dejaba de serlo POR DEFINICIÓN,  ¿no habría acaso un "contemporáneo" entre la modernidad y premodernidad? 

Pongamos "contemporáneo" para un barroco como Guido Reni (en 1613, el mejor momento de su carrera con la familia Borghese). 

Reni pinta lienzos "manieristas" (dice un continuista de la historia del arte, Herr Arnold Hauser). 

El asunto es que Reni no puede ser barroco y contemporáneo a la vez. Para ser barroco, Reni debe "rechazar" la tendencia anterior. ¿Y qué es eso? ¿Renacimiento tardío?


Gido Reni, Lucrecia

¿Qué observamos en la pintura arriba? 

¿Obsesión sexual, éxtasis religioso, o sadismo?

Un estudio reciente presenta a Reni no como un pintor manierista proto-erótico, sino un artista que busca una estética de sumisión y muerte, especie de snuff barroco. 

¿Y si les digo que Reni no rechaza nada? Simplemente "recicla" elementos pictóricos que flotan en el Zeitgeist siguiendo a Max Stirner). 

Hay otro maestro compitiendo con Reni por el mismo espacio pictórico (Caravaggio). Excepto el chiaroscuro del pintor milanés es innegable que los dos se parecen. 

viernes, 21 de abril de 2023

La guerra y la paz


alFredoTriFf

Estamos en guerra. Oh, la guerra, ¡qué horror! 

Primero, está el odio en la guerra. Sin odio le hubiera sido difícil a Hitler invadir la Europa no aria del este, o a Japón, masacrar la población china. No digo ya odio, sino simplemente indiferencia. Sin ella hubiera sido más difícil a los franceses invadir España en el siglo XIX, pese a que ambos países eran aliados compartían una alianza religiosa (sin mencionar la sobrada hispanofilia del francés). 

Está también la apatía. Sin ella los bombardeos americanos en Vietnam no hubieran ocurrido. También está la certeza que nuestra causa es justa. No hay dudas que hay causas justas, pero lo justo siempre se hace más difícil cuando se analiza fríamente.

La guerra siempre ha existido. Es hecho constante; el sudor de la humanidad. La historia como secuencia interminable de guerras, grandes, medianas y pequeñas. 

Cada especialista la justifica. Está la perenne circunstancia política, si hacemos caso a von Clausewitz; o la violencia inherente al humano, si seguimos la tesis de Durkheim. Desmond Morris lo lleva al plano evolutivo, cuán cerca estamos de ese sentimiento atávico de territorialidad. En algo nos parecemos al resto de animalia. Compartimos su celo por la hembra (que por Helena los espartanos y troyanos pelearon a morir). 

Hay teóricos que sostienen que la guerra en su forma moderna fue concebida como un instrumento táctico a ser usado cuando los intereses vitales del estado estuvieran en peligro. De acuerdo a este criterio, la guerra lejos de servir el ideal de soberanía, le apuesta a las ideologías más diversas. Las guerras religiosas del siglo XVII asemejan grandes proyectos, de la misma manera que lo fueron la escatología nazi o comunista. 

¿No indica esto que deben haber guerras sin razón aparente? 

Para muchos en el siglo XIX, las guerras napoleónicas tenían ese viso absurdo y fueron consideradas por un tiempo las mayores guerras de la humanidad (de ahí esa larga explicación contra la guerra, escrita por Tolstoi, en en último capítulo de La guerra y la paz).

¿Por qué no aceptar la guerra como un hecho necesario? La mejor explicación a esa tenue coexistencia entre lo animal y lo humano.

¿Y la cultura? Sí ¡qué linda la cultura!

¿Puede concebirse un estado perenne de paz? ¿No contradice la inducción convincente de millones de años de lo mismo? 

Propongo algo difícil. La paz no es un estado como tal, sino un vacío de lo otro. 

Paz es ese espacio entre dos guerras, la que pasó y la que acecha y nos toma por sorpresa.

¿Demasiada paz? Sin contradicciones, se hace anómica, la gente se acomoda, incluso se corrompe. 

La paz se conoce a través de su falta. Y aunque la paz es siempre preferible, sería peligroso adoptar la paz a todo costo (en particular si el precio de esa paz lleva el oprobio de la cobardía por debajo de la mesa).

martes, 11 de abril de 2023

El atletismo del régimen castrista y el «hombre nuevo» en Cuba*

 


Ángel Velazquez

En la novela futurista El último hombre de Mary Shelley, publicada en 1826, se menciona el concepto de «huida del tiempo y espacio secular», que resuena en los instintos ascéticos y morales de la sociedad venidera. Sin embargo, antes de la anacoresis del «hombre último» en 2070, aparece la idea del «fin de la historia y el último hombre». 

En esta utopía moral, las contradicciones son eliminadas por el triunfo del capitalismo y las democracias liberales tras la caída del Muro de Berlín. Sin embargo, el adelanto hacia la liberalidad y la «huida» muestra que el último hombre siempre está en camino de regreso. En cambio, la aprensión de Nietzsche sobre el último hombre revela la forma genealógica y permanente de la existencia moral. En la afirmación nietzscheana, último hombre significa acceder a la pusilanimidad y el estoicismo en el «gran cambio ético» o la «transformación revolucionaria». Esta última variante se convierte en un campo para la competencia en la que se encuentran contenidos bajo la forma de sumisión y poder. 

¿Por qué somos conformistas? ¿Por qué no podemos hacer más de lo que hacemos habitualmente? 

El último hombre nietzscheano no busca crear dependencia del historicismo en el sujeto, sino descubrir hasta qué punto la estructura del orgullo y la voluntad han sido rebajadas a la más cruel displicencia. Es por eso que Zaratustra, el hombre de las alturas, pronuncia aquella frase fatídica cuando se dirige al pueblo: «voy a hablarles de lo más despreciable: del último hombre». 

Aunque compite, el último hombre es un perdedor. Esta displicencia está enraizada en la profecía martiana «Con todos y para el bien de todos», que reduce al sujeto al «bien común». Si se tiene que elegir entre la fuerte y la débil en el campo de la competencia ética de la condición cubana, es mejor optar por la trascendencia del bien. Bajo la combinación retroalimentada entre «yo puedo hacer» y «me permito dejarme hacer», la indolencia comienza a dominar el escenario existencial del hombre transformado. 

Es en este contexto que aparece el laboratorio ético de la Revolución cubana y el «hombre nuevo». En este caso, el intercambio de fuerzas thymóticas no es casual, ya que durante la competencia se crea un espacio propicio para el ejercicio ascético en pos del «bien común», lo que puede resultar en una actitud dogmática y hasta dolorosa. Una definición plausible, abstracta y capaz de capturar la fenomenología de la Revolución y el castrismo podría ser: la revolución transformada en castrismo constituye una forma técnica de biopolítica estatal para el último hombre, una reproducción demográfica cuyos miembros son pasivos, integrados o transformados en algo nuevo, dejándose informar, entretener, edificar, representar, chantajear y engañar. 

La retroalimentación efectiva que se produce entre las necesidades del Estado para «hacer» y la forma en que el sujeto competente recibe, despoja al individuo de su orgullo. En esta zona de la biopolítica estatal revolucionaria, la domesticación castrista establece un «campo» o «campamento» para entrenar a los últimos hombres en hombres nuevos. A pesar de ello, la ingenuidad ideológica de los ideales ascéticos espirituales en la historiografía cubana hace que se pierda de vista la forma ascetológica deportiva mediante la cual se institucionalizó el castrismo en Cuba. 

¿Qué son las UMAP, ESBUS, CDR, FMC, UJC, las Escuelas de cuadros del Partido y la UNEAC sino campamentos para entrenar al último hombre en su fase revolucionaria? La represión, la humillación y la dominación no son los únicos elementos coercitivos que definen el castrismo, cuyas maniobras estrafalarias ocultan con sorprendente rigor el espacio de confluencia entre el Estado y la sociedad civil, establecido en gran medida por la competitividad mutua entre entrenadores e instruidos. 

Se reproducen «hombres disciplinados» moralmente en serie, independientemente de su orientación sexual, ideología política, condición social o patriótica. El «hombre nuevo» estaba destinado a convertirse en la forma de vida del «hombre sometido a la intervención quirúrgica del otro», incitado en la escena de un campo de competencia panóptico. 

En este sentido, podríamos entender mejor aquel eslogan primigenio y revolucionario de los años sesenta que todavía se lee en algunas paredes de los estadios de béisbol en Cuba: «el deporte, derecho del pueblo». El derecho a sobrevivir en un campo de competencia extremo y educativo.

_________________________
*Fragmento del primer capítulo del libro Totalitarismo en Cuba: Castrismo cultural y el último hombre, (segunda edición, Exodus, 2022).

jueves, 9 de marzo de 2023

Sentir demasiado... es divino

Naturaleza muerta con escultura, Van Gogh, 1887

... sentir demasiado es divino.--  Cesare Pavese

alFredoTriFf


Conocí la obra de Guy de Maupassant por un cuadro de Van Gogh en una monografía del pintor en la biblioteca de mi tío Fuhed. Imaginábame contemplar la escena en vivo, separando la naturaleza muerta del momento que la inspiraba: la estatuilla, las flores, el mantel y los libros. Se dice que el secreto de la naturaleza muerta está en aparentar espontaneidad, pero no existe incuria alguna. La nature mort es un acto narcisista en que todo pervive. 

¡Ah! Tener en mis manos el Bel-Ami del cuadro sería la única manera de penetrar el misterio. Muchos años después indagué, en París, que la edición original que aparece en la escena es de Victor Havard, 1885.

Luego supe (casualidad) que Van Gogh era ávido lector de la obra de Maupassant (al igual que Leo Tolstoi, quien tradujo no pocos textos del escritor francés). En una carta a su hermana Wilhelmina, Van Gogh escribe:
No me has dicho si has leído Bel-Ami de Maupassant, y lo que en general piensas de su talento. Digo esto porque al principio de la novela se describe una noche estrellada en París, la luz brillante de los cafés iluminando el boulevard, y es precisamente el mismo tema que acabo de pintar. Volviendo a Maupassant, quiero decirte que admiro muchísimo como escribe.

Van Gogh, Café en la noche, 1888 (inspirado en la lectura del Bel-Ami de Mauppasant)

La literatura francesa de segunda mitad del siglo XIX está saturada de la llamada hiperestersia, ansiedad de estímulos diversos o hipersensibilidad de los sentidos  que de acuerdo a un conocido siquiatra de la época, el Dr. Paul E. Garnier, conducen a un apetito obsesivo causante a su vez de timidez, melancolía, voluptuosidad e incluso religiosidad.

¿Una puerta a la perversión sexual? Se pensaba.

La atracción por la tragedia de Maupasant (más dramática que la un Nerval o Baudelaire) es compartida por Tolstoi. ¿Cuál es el diagnóstico? La exageración de los estímulos táctiles, el cosquilleo del intelecto, o el embotamiento de la emoción. Garnier decía que el final del camino se perdía, nada menos que la sensibilidad.

¿No podríamos atribuir ese desborde emocional a un rechazo vehemente por lo mediocre en la existencia? 
Tolstoi lo sugiere en "Notas sobre Maupassant" (escrita después de la muerte de este último):
La tragedia de la vida de Maupassant consiste en que, viviendo en un entorno terrible a causa de su enfermedad, tuvo a la vez la fuerza originalísima de su talento para iluminar la oscuridad de su entorno. La búsqueda de la libertad, pero que por desdicha gastara sus fuerzas y la libertad se le escapara de las manos. Maupassant buscó infatigablemente la belleza. ¿Para qué? Para detener la vida. Pero la vida sigue y se pierde. El pelo se cae y se torna gris e hirsuto, los dientes se pudren, salen arrugas y aparece un mal olor en la boca. Antes que todo termine todo se hace terrible. ¿Dónde está todo aquello por lo que luché?
La hiperestesia, de acuerdo al escritor ruso, es el resultado de lo absurdo de la muerte. Su contraparte es la obra de arte que logra "resucitarnos de entre los muertos". Se comprende entonces el mal du siècle de los Musset, Maurice Guérin y otros genios obsesionados y desgraciados, como Novalis y Foscolo. 

Kierkegaard lo resume magistralmente: "... desde mi temprana juventud, una flecha de tristeza se ha clavado en mi corazón. Mientras esté ahí soy un cínico. Si la sacara, moriría". Guérin escribía: "¿Por qué no admitir que el mundo nos teje un sueño de hadas?"

Detallamos la crónica biográfica de la miseria de Maupassant (M. en lo adelante).

Desde 1880 la sífilis es su compañera diaria. Sigue la procesión de dolencias: jaquecas, dolores de estómago y musculares producidos por una posible vasculitis, problemas de la vista, friolencia. Vivir la vida para una cura que no llegará.

El verano de 1883 viaja a Sicilia con órdenes expresas de su oftalmólogo de que no lea. Francois Tassart, su valet desde 1883, nos cuenta que M. tomaba éter, antipirina y bromuro de sodio diariamente, como remedio contra la sífilis. Después de 1888 la jaqueca se hace más fuerte y persistente. Un nuevo síntoma: la pérdida de la memoria y la dificultad para pronunciar palabras con claridad.

A partir de 1889, M. tiene la certeza de estar volviéndose loco. Hay episodios en cuentos magistrales como Le Horla, productos de experiencias vividas por el escritor. M. alucinaba, fenómeno conocido en la medicina de la época como "alucinación autoscópica"; el sufriente puede ver claramente la imagen de sí mismo fuera de sí.

Julian Demazy, Enciendo una vela (1908) ilustración para Le Horla

M. escribe:
Estoy enfermo, y estaba tan bien el mes pasado... tengo una fiebre atroz, o más bien una excitación febril que hace que mi mente sufra tanto como mi cuerpo. Vivo bajo la opresión de un temor confuso e irresistible, el miedo al sueño, el miedo a la cama... es la fiebre, el delirio.
M. le cuenta a Paul Bourguet (otro dandi pesimista de la época) que una noche de 1889 sintió que alguien abría la puerta de su habitación. Sólo más tarde se percató que se trataba de él mismo. El "otro" permaneció con la cabeza entre las manos y comenzó a dictarle cuartillas, mientras M. escribía. Cuando terminó de dictar, la figura salió silenciosamente del cuarto. 

Julian Demazy, La aparición, (1908) ilustración para Le Horla

El poeta José-Maria de Heredia pensó que dichos episodios, tal como eran contados por M. eran el producto de una profunda autosugestión. No sabía Heredia que para M. el escritor tiene dos almas, una su yo natural, la otra, la que cavila y le da sentido a lo que la otra padece.

Los doctores le aconseron descanso, salir de vacaciones. M. hace caso y se larga de Paris a la Riviera en busca de sol, luego a Luchon, en los Pirineos –lugar conocido por sus aguas medicinales. No puede resistirlo; le da asco el olor de las aguas sulfurosas. Sigue para Dinonne-les Baines, pero a pesar de tres baños diarios no puede conciliar el sueño. Le escribe al Dr. Cazalis que está desesperado... "cansado de tantos baños". Dato interesante: M. siente "como si su cerebro (convertido en una pasta salinosa) le chorreara por las narices".

Un signo de la locura en ciernes es un episodio en compañía de Dorchain. Una tarde lo invita a la casa y le enseña toda una colección de perfumes para crear una sinfonía de olores, amén de leerle cincuenta páginas de su manuscrito final, jactándose que era su mejor obra –la que contiene el dato autobiográfico de su propio nacimiento en un establo. Al terminar la lectura comenza a llorar inconteniblemente, lo que Dorchain toma como el comienzo del fin.

M. sigue perdiendo la vista; sus ojos ahora no soportan ni la luz de un vela. Se queja de los mosquitos, siente que su cuerpo está impregnado de sal. Con tantos achaques decide escribir a su abogado en París con el propósito de redactar su testamento.

El 26 de diciembre de 1891, después de un breve paseo de diez minutos, volve horrorizado a su casa diciendo que había visto un fantasma. Al día siguiente, mientras come sufre un ataque de tos y después queda con la idea fija de que una espina enorme se le ha clavado en los pulmones.

El 1º de enero de 1892, M. debía almorzar con su mamá en su casa de Niza. De acuerdo con Tassart, el escritor tuvo gran dificultad al afeitarse. Estaba muy nervioso y con un poco de fiebre. A la despedida, M. comieza a llorar incontrolablemente. Esa noche, a su regreso a la recámara sufre un dolor de estómago espantoso. Después de la media noche, al parecer en un acto de desesperación saca el revólver y dispara, apuntando a la sien. Sigue vivo y concluye que es invulnerable a las balas. Llama aterrorizado a Francois. No le corre la sangre. Antes que Tassart intervenga, M. usa el abridor de cartas y trata de degollarse. Ahora corre la sangre, pero la herida no es profunda. Tassart llama a dos marineros del Bel-Ami (el bote de M.) y a su médico.

No se sabe quien decidió internar a M. El 7 de enero llega al sanatorio de la Rue Berton # 17. Fue examinado por los Drs. Blanche, Meuriot y Franklin Grout. Por un tiempo recibe visitas. Tassart permanece con él hasta el 20 de abril de 1893. Después de ese día nadie pudo ayudarle más. Edmond de Goncourt nos cuenta que el Dr. Blanche le había comunicado a la princesa Matilda que en M. se daba "un retroceso a lo animal".

Pasa los días corriendo por los pasillos del sanatorio, gritando a voz en cuello, maldiciendo a un enemigo imaginario. Por las noches le dan ataques obsesivos. Una vez cree tener piedras preciosas en el estómago. De acuerdo al testimonio del barón Lombroso (quien fue capaz de preguntar testigos creíbles) M. tenía personalidad paranoica.

Luego no quiere ver más a ninguno de sus amigos. Nadie sabe por qué ni su madre ni su padre tratarán de verle (la condena de Laure Maupassant fue que sus dos hijos muriesen antes que ella, y vivir desolada hasta su muerte en 1903).

M. fallece el 6 de julio, 1893, a los 43 años de edad, completamente paralizado y delirante. De acuerdo a los médicos, la sífilis había degenerado en neurosífilis. Ninguno de sus padres asiste a su entierro en el cementerio de Montparnasse.

Conociéndolo, Zola escribió:
 ... además de su gloria como escritor, Maupassant será siempre uno de los más felices y más infelices hombres que el mundo haya visto jamás.

domingo, 19 de febrero de 2023

Culinarias

Pieter Claesz, Naturaleza muerta con comida, jarra y copas en la mesa, 1597. 


alFredoTriFf


Café y guayabera no ligan. 

Degustar y tragar son archienemigos. 

En asados, no confundas el pollo con la gallina.

Más vale cuchillo con filo que abundancia de vegetales. 

Con harina y calor, gorgojos. 

Sábado por la tarde, caldo de carne. 

Merengue hecho, batida doble.

No frías el pescado en el mismo aceite.

Lechuga sucia, lombrices.

Si cortas la cebolla no mires la tele.
 
En boca vegetariana no entran faldas. 

Si no hay filete, palomilla. 

A vegetariano radical, carnívoro tajante.

Potaje de negros, arroz blanco.

Cocina feliz o mejor, no cocines.

La leche descremada es para almas anodinas.

A sushi de congrí, ajiaco de algas. 

No confundas la pasta con la plasta. 

¿El pollo? Se descuartiza con hacha. 

Más vale pulpo asustado que duro. 

Falsa modestia, nunca critiques tu comida en la mesa. 

Cuchillo que no corta, ¡sola vaya!

Pan siempre caliente y con mantequilla a mano.

Si comes ajo, mastica perejil. 

Un huevo frito exige manteca de puerco, yema líquida y clara tostada.

A chicharrón de puerco, arteria tupida.

Con las salsas, mucha paciencia. 

¿Mucho aliño? Mal gusto.

Café con leche con leche hervida y café colando.

Si te invitan, nunca lleves vino barato.

Cocina salutífera con los huevos frescos.

En la mesa no se hable de política, ni de achaques.

Mete la punta del cuchillo y que salga seco. ¡Ya está a punto!

Cocina con los colores de un Monet.

Boris en 7

Retrato de Músorgsky, Ilya Repin, 1881.

alFredoTriFf


Aquí les presento al compositor Modest Músorgsky (uno de los famosos "Cinco" del romanticismo ruso), pintado por el gran Ilya Repin (1881). El asunto tiene que ver con Boris Godunov, la ópera del Músorgsky. Obra insólita e incomprendida, criticada duramente por casi todos los coetáneos del compositor, incluso el crítico Stasov (episodio bizarro que merece un artículo en sí mismo) pero el asunto es otro. Un artículo de Carpentier para El Nacional (1953), titulado "Boris en disco". 

El escritor abre con un gancho: 

¿Recuerdan ustedes el comienzo de Boris Godunov? ... Se escuchan siete notas, sin acompañamiento, cantadas por un instrumento de madera. Siete notas. Pero son siete notas que sólo pudieron haber sido escritas por un ruso. Toda la idiosincrasia musical del ruso, su sensibilidad melódica peculiar, las inflexiones características de sus cantos populares están en esas siete notas que, al punto, realizan el milagro del genio, hervor de vida que es el de toda una época en siete notas. Porque Boris Godunov, como el Orfeo de Monteverdi es una de las cumbres del drama lírico universal. 

Yo tan tarajalludo y nunca había oído Boris Godunov de Músorgsky hasta ayer, por Karajan con la Filarmónica de Viena (1970). Por supuesto, Carpentier se queda corto, porque la gran música es irreducible (ja, ja, cuántos se equivocaron con Boris Godunov, hoy considerada acaso la mejor ópera del repertorio universal). 

Oyéndola me perseguían "el hervor" de la palabra y el número "7". Ah, ¿el instrumento de madera mencionado por Carpentier? El más noble de la sección de viento madera, el oboe, en el registro grave poco usado del instrumento. Sé que jamás olvidaré esas siete notas rusísimas del comienzo de Boris Godunov de Músorgsky.

miércoles, 15 de febrero de 2023

Vladimir Tolstoi, visto por Ilya Repin

Ilya Repin, Tolstoi descalzo, 1901. El trazo tosco, rápido y de vívido color, ciento por ciento ruso, de Repin es inigualable.
 

Tolstoy odiaba posar, pero decidió hacerlo para Repin. Queda una carta que escribe a Vladimir Chertkov: 

Hace una semana que Repin se queda con nosotros para pintar mi retrato. Ocupa mucho mi tiempo, pero estoy contento. Me gusta mucho posar para él, un gran artista y una persona buena y seria. 

Tolstoi descalzo, detalle.

En efecto, Repin compartió con Tolstoi una semana. Dibujó varios bocetos de Tolstoi en su estudio, leyendo, caminando, hablando con los campesinos y arando el campo. 

Repin rememora cómo un día de agosto, el calor en pleno apogeo, Tolstoi ara la tierra negra y fértil durante seis horas, sin descanso. 

Tenía un cuaderno de bocetos conmigo y, sin perder tiempo dibujé cada detalle, ... inolvidable.


lunes, 30 de enero de 2023

Martí no debió morir en Dos Ríos

La muerte de Martí en Dos Ríos, Esteban Valderrama, 1918

alFredoTriFf


Poder ser

no es tener que ser

"Martí murió en Dos Ríos"

pero,

también es cierto que

"Martí no debió morir en Dos Ríos"


Lo problemático desdice lo asertórico

Se abre 

                                                                    un reino de muy distinta amplitud 

"Martí no tenía que morir en Dos Ríos"

                                           no

mientras desembarca aquella noche 

"en una pedrera desconocida de nuestras playas en que llevé el remo de proa bajo el temporal"

Poder ser

¿no es así mismo poder no ser?

                            La mente

                  obra tientos hipotéticos

                                                si hubiera llegado muy enfermo a Dos Ríos

                                                si Gómez hubiese sido más firme en que no saliera

                                                si al cruzar el río Baconao hubiese burlado la nefanda

                                                si hubiese muerto el Ängel no el apóstol

                                                si no hubiese mandado al guajiro Carlos Chacón con el encargo de 

                                                traerle café (delatando este el paradero a los españoles)    

                                                                    

todo irrealis

libertad de

        la libertad 

                                            de lo posible

empero 

entra la efectuación 

de 

lo real 

y

el hubiese              

                               se alej

                        Pretérito escrito 

                sobre piedra

                        ¡que la vida aparezca en lo carente!

vida inefectuada

                            vida inefectiva

                                                    vida ineficaz

Lo que fue 

        no podrá                                                            ya

jamás

no ser

viernes, 13 de enero de 2023

pendejo Occidente


alFredoTriFf



Cada tiempo con su tiempo. 

El segundo Carpentier (1942-1959) no podía ser marxista. ¿El Marx optimista, discípulo de Hegel, admirador de Schiller, aprendiz de Platón? Na.

Carpentier era epígono de Wagner y Unamuno, seguidor de Spengler, discípulo Nietzsche, admirador de Schopenhauer, estudioso de Schelling. 

Al final de Los pasos perdidos Carpentier otea su futuro, que es ahora nuestro presente. El hoy en día del occidente derrengado, narcisista, frívolo, culpable y acaponado, alabancioso y exhausto que nos toca. 

Un occidente apocado y pendejo.

Porque aquí, en la multitud que me rodea y corre, a la vez desaforada y sometida, veo muchas caras y pocos destinos. Y es que, detrás de esas caras, cualquier apetencia profunda, cualquier rebeldía, cualquier impulso, es atajado siempre por el miedo. Se tiene miedo a la reprimenda, miedo a la hora, miedo a la noticia, miedo a la colectividad que pluraliza las servidumbres; se tiene miedo al cuerpo propio, ante las interpelaciones y los índices tensos de la publicidad; se tiene miedo al vientre que acepta la simiente, miedo a las frutas y al agua; miedo a las fechas, miedo a las leyes, miedo a las consignas, miedo al error, miedo al sobre cerrado, miedo a lo que pueda ocurrir. Esta calle me ha devuelto al mundo del Apocalipsis, en que todos parecen esperar la apertura del Sexto Sello —el momento en que la luna se vuelva de color de sangre, las estrellas caigan como higos y las islas se muevan de sus lugares.

domingo, 25 de diciembre de 2022

Ser todopoderoso significa... no poder



alFredoTriFf

Después de un período largo y de enorme sacrificio se dice que el Satyagrahi recibe grandes recompensas espirituales. Tal es el que conoce la exaltación de una experiencia prodigiosa; ve y entiende lo que otros no pueden ver ni entender. Poseedor de una serenidad que le permite disfrutar esa paz donde el mundo y el cosmos se hacen suyos. 

También ese es el momento en que todo puede perderse. 

Un poder en como tal se apega a la naturaleza y la mancha con su deseo. Hablo de quien juega con el poder que no merece... quien puede porque no puede. No rechacemos esa propuesta tan rápidamente. Propongo, suspender la validez de la enseñanza y admitir su lógica. 

Hacer tal cosa equivale a admitir una imposibilidad como posible. Esta es la verdadera enseñanza de Pantañjali en sus Sutras. Un milagro es algo imposible que ocurre que no puede ocurrir. 

Diferenciemos lo posible de lo imposible. No todo lo posible se conoce. Hay muchas cosas en el universo que ocurren sin que tengamos la más mínima idea. Lo posible puede o no ocurrir. Ésta dicotomía no es aún territorio de lo imposible (que es lo que está vetado a ocurrir). Habrá quien diga que mientras algo ocurra, ya es posible y eso hace lo posible una potencia francamente ilimitada. 

Tantas cosas que parecían imposibles en el pasado son posibles en el presente y del mismo modo puede ocurrir con el futuro. Esa razón parece borrar cualquier límite contra lo imposible. Pero es difícil pensar que el contenido de nuestro conocimiento sea independiente de la realidad. El conocimiento de la realidad física debe designar un objeto real, inclusive aunque no todo objeto del conocimiento deba ser real. 

Conozco a Don Quijote, no porque corresponda a un individuo real. Se trata de un contenido imaginario. Pero cuando se trata de milagros, se habla de ocurrencias en el mundo real sin licencia poética. Seamos sobriamente empíricos. 

¿Qué es imposible? Lo que viole una ley física universal... flotar en el aire por voluntad propia por ejemplo. “Nuestro conocimiento de las leyes físicas es aún incipiente”dirá alguien. ¿Qué hay de un conocimiento futuro donde las leyes aceptadas en el presente se amplíen con nuevos descubrimientos? A no ser que no sean las leyes las que cambien, sino nuestras propuestas sobre el universo. El que algunas de esas propuestas cambien no implica que no exista un límite a cualquier propuesta. Si no existe ningún testimonio plausible en favor de la levitación parece indicar que ésta viola la ley de gravitación universal. 
¿Y si ocurriera? 

Hago la pregunta para sugerir dos posibilidades: una, que el fenómeno se de y se repita y se tuviese la oportunidad de estudiar levitación y hacer prácticas levitatorias y asistir a congresos nacionales de levitantes los días feriados. Otra, que se trate de un milagro, que como se verá, no necesita verse y en cuyo caso no podría ocurrir jamás de nuevo o simplemente no tendría por qué ocurrir en lo absoluto. Descarto la primera alternativa, ya que todo milagro, por su constitución es irrepetible y acaece sólo a quién lo necesita. Opto por la noción de que el milagro debe poseer esa imposibilidad de propósito, debe ser de gratis. 

Lo imposible no puede ocurrir y si ocurriera ya rebasa la lógica universal. El milagro no se hace como premio a la fe. Después de él, no habría fe posible. En todo caso se abre la posibilidad de lo imposible. No puede haber certidumbre más solitaria que la de ése que ha recibido tal don. Raro en sumo. Lo imposible es soberano en que no existe economía sino un gasto fortuito. Una razón portentosa e inexplicable. No se hace necesario lidiar con lo que se razona o se justifica. Todo eso sobra y dificulta la comprensión del prodigio que requiere tal incomprensión. 

Admítase entonces la imposibilidad. ¿Cómo puede algo imposible ser posible? Como todo potencia. En la certeza de una posibilidad sin que ésta se efectúe en lo absoluto. Mover montañas significa, no moverlas, sino saberse con ese poder. Decir saberse es decir certidumbre total. 

Mi conjetura no contradice el milagro. Lo acepta como todo poder, en tanto que imposibilidad. El milagro es un hecho portentoso, convicción de ese que sabe puede hacer algo portentosamente trivial – y por tanto no lo hace. 

La razón que no aplasto a la hormiga intrusa haciendo malabares sobre la página del libro es que puedo aplastarla. Es tener un poder que no puede. Poder sobre su propio eje, contra el límite. Si se rebasa ese punto dejaría de poderse. 

Esa ausencia es Dios. 

No estoy diciendo que poder es no poder. Vale traer el ejemplo de Jesús con Pedro de nuevo. Nadie puede mover montañas. Tal poder no existe. Por ello moverlas es un milagro y por tanto que no se deberán mover. Basta con saber que se puede. Ahí está la imposibilidad de la posibilidad. Quien tuviese poder de milagros no puede dudar de su poder y es por ello que no lo haría. Aquí parece que operase un principio radicalmente opuesto a la fe, que es esa certeza para lo que no existe certeza alguna. La facultad milagrosa, por otra parte, tiene certeza de una imposibilidad. La fe y el poder milagroso están cosidos por el mismo hilo. El poder no es lo que cuenta. Se trata de algo tan palpablemente posible no requiere poder alguno. Apunto al acto más trivial, el más insuficientemente digno de sí. 

Para poderlo todo no se puede poder. La omnipotencia debe observar el límite de su propio designio. 

Quisiera terminar con una idea que no puedo concluir aquí y es un astuto argumento contra la omnipotencia: Dios no es capaz de crear una roca que no sea capaz de mover. Ahora declararé lo opuesto. Dios puede y debe crear esa roca. Ser TODOPODEROSO significa no moverla.

sábado, 24 de diciembre de 2022

Navidad: Rumor en las despedidas



Eslinda Cifuentes

El frío azota al norte, pero aquí, luz impoluta, mediodía paradisíaco. En el aire la idea de que Dios nace de esta luz imponderable. Rebobino el control remoto de la vida (es 24 y he de ser nostálgica), me detengo un instante en el adorno de burbujas calientes del arbolito. De niña ardían los ojos de contemplar el altar de la iglesia de San Antonio cuajado de cirios; encandilados y sobrecogidos nos apretábamos las manos. Era solista meñique y cumplía con el rigor de un buche de miel pura para limpiar la voz: cantaba villancicos en proscenio con la mejor bata bordada agenciada por mi madre (a pesar de la pobreza generalizada) y mi madrina Carmita Villaraos marcando las entradas. El camino que lleva a Belén, baja hasta el valle que la nieve cubrió. La noche era un misterio cerrado; acostumbrada a irme a la cama a las 7pm —trastornada, espiaba la oscuridad, su componente siniestro— y la misa del gallo era la excepción, intersticio en la madrugada: fulgor de luces y aguinaldos, imágenes lustrosas de santos elevándose al cielo, incienso intenso, mi repertorio ensayado, la pandereta adornada con cintas de colores, las castañuelas negras, las claves, la expectativa sin límites. 

El esplendor del rito no ha vuelto a ser el mismo. A las doce en punto se hacía la magia cuando descubrían al niño de yeso y piel tostada, sus ojos azules de cristal, ¡había nacido! Se disparaban los aleluya y hosanna, cantos y jolgorio al margen de una Cuba comunista cerrada, militarización férrea y la persecución brutal a los religiosos. Fortuna de serlo sin máscara: el “Mi hijita, todo lo que te dicen en la escuela es mentira”, aún me salva la vida. El sonido del órgano enorme, mientras a gachas vigilaba los pies descalzados de mi madrina dándole a los pedales de madera, inflando de aire los pulmones del lujoso instrumento que trepaba por las paredes hasta el puntal altísimo —tubos dorados cual centella. 

Al final nos poníamos en fila para besar al recién nacido, satisfechos después de cada beso que el hermano Rafael limpiaba con una pañuelo blanco de hilo y encajes de plata. Postres ya muy tarde (o muy temprano), tostadas untadas con mermelada de guayaba servidas por el padre Serafín Ajuria. 

Alegría, rumor en las despedidas.

jueves, 15 de diciembre de 2022

La lucha de una raza contra el destino (por Ortega y Gasset)

 

La lucha de una raza contra el destino tiene grandeza y crueldades tales, que constituye un tema trágico, un tema eterno y necesario. Porque la cultura, que es un cambio progresivo, es, a la vez, una eterna destrucción de los pueblos mismos que la crean. Y la terribilidad del caso se hace más patente allí donde un pueblo se niega a consentir la amputación de su carácter y centra todas sus energías, antes ocupadas con producir cultura en el puro instinto de conservación contra la cultura misma, contra el nuevo orden férreo y fatal. Como toda tragedia, reclama esta una fórmula que puede sonar así: una raza que muere por instinto de conservación.-- Ortega y Gasset. La deshumanización del arte.

sábado, 10 de diciembre de 2022

¿Qué mueve el pincel?, de acuerdo a Vladimir Vasilievich Stasov

Ilya Repin, Retrato de Vladimir Vasilievich Stasov, 1883 

El trabajo del pincel lo dice todo. Pero el pincel se debe a otra cosa. ¿Qué impulsa la mano del pintor? ¿Los dedos? No, los dedos son resortes de una máquina. ¡La mente del pintor! (dirán los mentalistas).  No, la mente mentaliza... un estilo. Un tomo de reminiscencias dibujadas de la vida entera: el olor a leña en el aire durante Maslenitsa. La pudrición de las hojas del campo en otoño. El bullicio del mercado. Un meterse (okunut'sia) sin miedo de lleno en las cosas. -- V. V. Stasov (St. Petersburgo Gazette, 1873).

miércoles, 7 de diciembre de 2022

Julio Roloff, el cinismo y la generosidad se dan la mano



alFredoTriFf

La amistad mejor se da entre los buenos e iguales en virtud; porque en tanto que son están predispuestos para querer el bien el uno del otro. Aristóteles.


La generosidad

Entre cocineros la comida es sagrada. Ritual de olores y degustaciones. Hay un aparte en la mesa servida cuando se comentan yerros, aciertos e ingredientes, técnicas de prep: si freir o tostar, el enigma del potaje de garbanzos, si más o menos ajo para la aioli, ¿manteca de puerco o aceite de oliva?, el mejor huevo frito, Salivam Movere. 

Filosofía de la buena. 

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Comparto una comida en casa de Julio Roloff. El tipo conoce el quehacer de la jama. Son muchísimas las veces que he comido en su casa. En chez Roloff se come omnívoramente, como debe ser. ¿Su ídolo culinario? Julia, seguida por Jacques Pepin, cocinero favorito del mismísimo General De Gaulle. Hay decenas de videos de Pepin en YouTube que Julio ha estudiado detenidamente. Practice makes perfect. Entre plato y plato Julio lanza un comentario pertinente: dónde lo comió, si está bajo de qué cosa; el cardamomo en la carne guisada de fulano de tal, el secreto del arroz con pollo de mengano. Es cuidadoso con los detalles y tiene muy buena memoria. 

Al pan, pan, y al vino... veritas

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El secreto del ritual de la comida está en invitar y compartir. "Invitar" viene del arcaico vitus, la voluntad de estimular a otro a hacer algo, voluptas ¡ah! el placer. Compartir es lanzar un lazo. Hay ardid y artificio, o mejor, vínculo y obligación. 

La proeza de los Roloff (Magaly cuenta con platos a su haber) es cocinar para mucha gente en una cocina pequeña. Nos llegan invitaciones formales: "Oye, el jueves que viene estoy cocinando tal cosa para fulano y mengano, ¡vengan!" O informales, como tipo 6 y media de la tarde: "Esta noche, estoy haciendo bisté con papa fritas, frijoles negros de Magaly y aguacates que trajo Chago". Declaraciones de amistad lanzadas por el messenger. Vayas o no, estás invitado. 

A comer y gozar que el mundo se va acabar.  

En la casa siempre hay música sonando. Julio fue productor en la EGREM en los años 80 y se ha ido agenciando el equipo ideal (encontrar un buen "oyente" de música que no le preste atención al estéreo es una contradicción en términos). La  ceremonia comienza con los tragos: negroni para Rosie, whiskey con hielo pour moi. La mesa se adorna con hors d'oeuvre de ocasión: quesos, acitunas, embutidos diversos y galleticas. A cada rato salimos afuera para fumar. Después llegará el plat de resistance. Cierran el postre, y el espresso de Magaly. 

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Saber dar es saber andar. El dicho tiene su reverso: si me invitas y acepto, debo hacer lo mismo contigo. La regla de oro de la reciprocidad (en lo bueno y en lo malo) se remonta a los albores del salvaje que llevamos dentro. 

Homo sapiens, homo reciprocans.  

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La antiquísima amistad se basa en la confianza, simpatía de los astros y benevolencia. Léxicamente amare e icus apuntan cualidades. La amistad no dura sin estos ingredientes. Amigos duraderos hay muy pocos.  

Me enorgullezco de Julio, biznieto del general Carlos Roloff Mialovsky, el llamado "mambí polaco", al que José Martí, dedica las siguientes lìneas:

Tampa saluda a Roloff, el héroe que luchó día y noche durante diez años por la libertad de una tierra que no era suya. Hoy es recibido con admiración por todos y todos buscan estrechar su mano y expresar amor y admiración por este hijo de Polonia, que hoy es nuestro invitado de honor en Tampa. 

El polaco no podía imaginar que su biznieto Julio Felipe sería un joven chispeante de 17 años en la Habana de los años 60 del siglo XX. Hablo de un flaco melenudo, desgarbado (el joven fue detenido varias veces por su tacho negro y luengo). Vestía camisa blanca de mangas largas remangadas, pantalón de trabajo y botas de cañero. Caminaba con una síncopa peculiar. Fue víctima de aquel brote de polio de principio de los años 50 que lo dejó lisiado (no para mí, ni para sus amigos). Julio "el cojo" le decían. No era improperio sino un término descriptivo. No obstante, el tipo era inmune a los improperios. Fue –y sigue siendo– estoico. 

Conocí a Julio en la secundaria del Conservatorio Amadeo Roldán. Él en 9no grado y yo en 7mo. La diferencia de dos o tres años lo hacían llamativo entre las jevitas de la escuela. Llegó el día en que nos hizo el cuento de un "ligue" y quedé impresionado. Los socios lo cuentan todo. Esa es la mejor Educación sexual 101. Julio el melenudo desgarbado y anárquico fue uno de mis role models en la Cuba de los 60 tardíos.   

El cinismo

Todo cínico se ríe y hace reír o llorar. ¿La risa? Gasolina canina. Hay que dedicar al menos un párrafo a la carcajada roloffiana: 1/3 de pantomima, 1/3 de sátira y 1/3 filípica. Desde los pasillos de la institución podía otearse la estrafalaria figura ostentando esa jarana tosida a pulso rauco de ricochet abaritonado. 

Julio hacía gala de la yámbica de las procesiones fálicas del culto a Dioniso. Su poder sicofármaco era estimable entre los amigos. Kant, filósofo extraordinario y adusto, recomendaba la carcajada para la sanidad mental.  

Había una beta política prometedora en la hilaridad de ese sujeto renco que desconocíamos (los menos dados al cinismo). Pronto captamos que esa carcajada era el martillo simbólico que amenazaba los decretos almidonados de la prosopoeya comunista. 

A Julio lo animaba la verdad. Él no hacía halago de ella como un programa. La carcajada roloffiana anunciaba: "me río de lo que digo y lo que diga cualquiera". Fue Baudelaire quien anunció: 

... el verbo encarnado, no rió nunca. No rió a pesar de haber llorado, y aún a pesar de haber sido consumido, en más de una ocasión, por la ira

He aquí que en más de 50 años de amistad no conozco aún al Julio iracundo (en privado podrá ser otra cosa, pero eso no se sabrá). Lo marca un debonaire de amplia comprensión. 

La persuasión cínica no está exenta de benevolencia. ¿No es el perro modelo de fidelidad? Quien es digno de confianza tiene que saber hacer el bien. El ladrido del perro es la risa sin filtro del cínico. La vida es potencia inmediata, clamorosa y la realidad nos demuestra lo salvaje de la verdad. Y la verdad en su verismo es risible, pues abunda en absurdos. Ahí está el cinismo roloffiano.

Hemos llegado a los 60 tardíos y la amistad queda interrumpida por la expulsión del conservatorio Amadeo Roldán. A propósito de absurdos: en 1968 Castro le hizo la guerra a la sociedad cubana con aquella "Ofensiva revolucionaria" que sumió al país en la miseria degradante. Afortunadamente, ni Julio ni yo representábamos el modelo del hombre nuevo (y así constó en las actas de expulsión). 

A principio de los 70 se suceden encuentros que parecerían fortuitos. Volvemos a encontrarnos, el redomado cínico y yo en la Escuela de superación Ignacio Cervantes, que reunía músicos profesionales, otrora estudiantes expulsados de conservatorios (Amadeo o Caturla) y desafectos con talento. Coincidimos en dos clases inolvidables: contrapunto con Lolita Torrres y orquestación con Félix Guerrero. De ahí pasamos a ser compañeros en la Facultad obrero-campesina de 21 y L. La diferencia de edad había desaparecido. Descubrí a otro Julio en el individuo. Él seguía fiel a su cinismo. 

Por coincidencias (que nunca lo son), éramos compañeros en la sección de cuerdas de la orquesta de la Ópera y el Ballet y estudiábamos en el Instituto Superior de Arte. Julio tocaba el bajo y el timpani, pero había decidido estudiar composición. Toqué en la première de su pieza para violín solo en la Biblioteca Nacional. 

Una noche de abril de 1980 di la vuelta desde desde mi puesto en la segunda fila de los primeros violines y alcancé a ver a Roloff el bajista, compartiendo el atril con Manuel Robles, musical, figurín y promiscuo. Me escapé antes que comenzara el segundo acto de Madame Butterfly de Puccini. Horas después, miles de almas cruzábamos las cercas de la Embajada del Perú en La Habana.