t u m i a m i b l o g
hay muchos miamis, pero están aquí
lunes, 22 de mayo de 2023
música rota (por León Ichaso)
domingo, 21 de mayo de 2023
A Cuban Modernist in Miami (by Adrián Castro)
domingo, 7 de mayo de 2023
Lo contemporáneo y la *convencional* historia del arte
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Guido Reni La masacre de los inocentes, detalle (1611) |
¿Qué significa "contemporáneo" en la historia del arte?
¿Cuánto dura lo "contemporáneo"? A solo 50 años de estación contemporánea acotadas e inmediatamente después de ese corto período llamado "posmodernismo" (si juzgamos por el librito de Venturi) el presente "contemporáneo" parece... un tiento en la oscuridad.
El asunto no se dirime con relojes. Hay métodos para discernir la historia. Les recuerdo algunos:
¿En qué se basa el modelo *convencional* de la historia del arte?
(...) su mente sigue no una sola línea sino varias a la vez (...) escogiendo referencias, pero sus puntos de partida por el contrario pertenecen a un repertorio inmenso de estilos, sin que por eso se trate de componer una imagen lógica del asunto más allá de la inspiración que estos le proporcionan. (...) no se lanzó a una aventura con una meta específica. No se propuso un camino específico. Por eso dijo: "no busco, encuentro". Nunca vuelve atrás, nunca reteje lo tejido. siempre adelante, a lo próximo que viene. cada una de sus inspiraciones: Toulouse-Lautrec o Ingres, o lo negro, es puro chance. De esas combinaciones alquímicas salen resultados. Es así es como el cubismo, que no es más que un hecho arbitrario llevado al sumo de sus posibilidades, fue luego dejado atrás.
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Demoiselles d'Avignon (1907) |
Para la configuración lineal y continua de la historia *convencional* del arte, "cambio" y "rechazo" son primos hermanos. ¿A dónde conduce el cambio?
La historia que se adhiere a la continuidad como explicación de los eventos solo es posible bajo una idea previa de síntesis que unifique la plétora de eventos disparatados en una progresión coherente, trátese de un sujeto o una época como si estuviese fuera de los eventos mismos.Por otro lado, no debemos desestimar la idea de progreso. Tampoco de que puede haber un cambio causado por un "rechazo" a lo anterior. El problema está en darlo por sentado sin justificación alguna. Se puede rechazar algo y no ir "adelante", sino en "retroceso" (esa precisamente la fórmula ganadora de los Prerrafaelitas). O no rechazar nada y proporcionar el caldo de cultivo para un cambio específico.
Por ejemplo, ¿es el urbanismo moderno un progreso sobre el urbanismo premoderno?
El progreso (implícito en la historia *convencional*) es un arma de doble filo. Hasta Benjamin cayó en la trampa, pero dijo algo cierto: el progreso homogeniza el futuro. Dicho de otra manera: si todo en el futuro es progreso, nada progresa. Si todo lo que sigue es "rechazo", entonces nada "rechaza".
"Contemporáneo" se manejaba en pleno posmodernismo, desde mediados de los 80 del siglo XX. Por tanto aventuramos la siguiente posibilidad: si existe una fábrica trituradora del tiempo desde lo "contempráneo", cuyo detrito aparece en etapas o períodos, el "posmodernismo" sería el detrito más reciente. A la postre, "contemporáneo" permanece intocable e indescifrable.
Examinemos el valor histórico del asunto.
Si hubo algo"contemporáneo" dentro del postmodernismo, que ya dejaba de serlo POR DEFINICIÓN, ¿no habría acaso un "contemporáneo" entre la modernidad y premodernidad?
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Gido Reni, Lucrecia |
¿Qué observamos en la pintura arriba?
viernes, 21 de abril de 2023
La guerra y la paz
alFredoTriFf
La guerra siempre ha existido. Es hecho constante; el sudor de la humanidad. La historia como secuencia interminable de guerras, grandes, medianas y pequeñas.
¿Por qué no aceptar la guerra como un hecho necesario? La mejor explicación a esa tenue coexistencia entre lo animal y lo humano.
¿Y la cultura? Sí ¡qué linda la cultura!
¿Puede concebirse un estado perenne de paz? ¿No contradice la inducción convincente de millones de años de lo mismo?
¿Demasiada paz? Sin contradicciones, se hace anómica, la gente se acomoda, incluso se corrompe.
martes, 11 de abril de 2023
El atletismo del régimen castrista y el «hombre nuevo» en Cuba*
Ángel Velazquez
martes, 28 de marzo de 2023
jueves, 9 de marzo de 2023
Sentir demasiado... es divino
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Naturaleza muerta con escultura, Van Gogh, 1887 |
alFredoTriFf
Conocí la obra de Guy de Maupassant por un cuadro de Van Gogh en una monografía del pintor en la biblioteca de mi tío Fuhed. Imaginábame contemplar la escena en vivo, separando la naturaleza muerta del momento que la inspiraba: la estatuilla, las flores, el mantel y los libros. Se dice que el secreto de la naturaleza muerta está en aparentar espontaneidad, pero no existe incuria alguna. La nature mort es un acto narcisista en que todo pervive.
Luego supe (casualidad) que Van Gogh era ávido lector de la obra de Maupassant (al igual que Leo Tolstoi, quien tradujo no pocos textos del escritor francés). En una carta a su hermana Wilhelmina, Van Gogh escribe:
No me has dicho si has leído Bel-Ami de Maupassant, y lo que en general piensas de su talento. Digo esto porque al principio de la novela se describe una noche estrellada en París, la luz brillante de los cafés iluminando el boulevard, y es precisamente el mismo tema que acabo de pintar. Volviendo a Maupassant, quiero decirte que admiro muchísimo como escribe.
¿Una puerta a la perversión sexual? Se pensaba.
La atracción por la tragedia de Maupasant (más dramática que la un Nerval o Baudelaire) es compartida por Tolstoi. ¿Cuál es el diagnóstico? La exageración de los estímulos táctiles, el cosquilleo del intelecto, o el embotamiento de la emoción. Garnier decía que el final del camino se perdía, nada menos que la sensibilidad.
¿No podríamos atribuir ese desborde emocional a un rechazo vehemente por lo mediocre en la existencia?
La tragedia de la vida de Maupassant consiste en que, viviendo en un entorno terrible a causa de su enfermedad, tuvo a la vez la fuerza originalísima de su talento para iluminar la oscuridad de su entorno. La búsqueda de la libertad, pero que por desdicha gastara sus fuerzas y la libertad se le escapara de las manos. Maupassant buscó infatigablemente la belleza. ¿Para qué? Para detener la vida. Pero la vida sigue y se pierde. El pelo se cae y se torna gris e hirsuto, los dientes se pudren, salen arrugas y aparece un mal olor en la boca. Antes que todo termine todo se hace terrible. ¿Dónde está todo aquello por lo que luché?La hiperestesia, de acuerdo al escritor ruso, es el resultado de lo absurdo de la muerte. Su contraparte es la obra de arte que logra "resucitarnos de entre los muertos". Se comprende entonces el mal du siècle de los Musset, Maurice Guérin y otros genios obsesionados y desgraciados, como Novalis y Foscolo.
Detallamos la crónica biográfica de la miseria de Maupassant (M. en lo adelante).
Desde 1880 la sífilis es su compañera diaria. Sigue la procesión de dolencias: jaquecas, dolores de estómago y musculares producidos por una posible vasculitis, problemas de la vista, friolencia. Vivir la vida para una cura que no llegará.
El verano de 1883 viaja a Sicilia con órdenes expresas de su oftalmólogo de que no lea. Francois Tassart, su valet desde 1883, nos cuenta que M. tomaba éter, antipirina y bromuro de sodio diariamente, como remedio contra la sífilis. Después de 1888 la jaqueca se hace más fuerte y persistente. Un nuevo síntoma: la pérdida de la memoria y la dificultad para pronunciar palabras con claridad.
A partir de 1889, M. tiene la certeza de estar volviéndose loco. Hay episodios en cuentos magistrales como Le Horla, productos de experiencias vividas por el escritor. M. alucinaba, fenómeno conocido en la medicina de la época como "alucinación autoscópica"; el sufriente puede ver claramente la imagen de sí mismo fuera de sí.
Estoy enfermo, y estaba tan bien el mes pasado... tengo una fiebre atroz, o más bien una excitación febril que hace que mi mente sufra tanto como mi cuerpo. Vivo bajo la opresión de un temor confuso e irresistible, el miedo al sueño, el miedo a la cama... es la fiebre, el delirio.
Los doctores le aconseron descanso, salir de vacaciones. M. hace caso y se larga de Paris a la Riviera en busca de sol, luego a Luchon, en los Pirineos –lugar conocido por sus aguas medicinales. No puede resistirlo; le da asco el olor de las aguas sulfurosas. Sigue para Dinonne-les Baines, pero a pesar de tres baños diarios no puede conciliar el sueño. Le escribe al Dr. Cazalis que está desesperado... "cansado de tantos baños". Dato interesante: M. siente "como si su cerebro (convertido en una pasta salinosa) le chorreara por las narices".
M. sigue perdiendo la vista; sus ojos ahora no soportan ni la luz de un vela. Se queja de los mosquitos, siente que su cuerpo está impregnado de sal. Con tantos achaques decide escribir a su abogado en París con el propósito de redactar su testamento.
El 26 de diciembre de 1891, después de un breve paseo de diez minutos, volve horrorizado a su casa diciendo que había visto un fantasma. Al día siguiente, mientras come sufre un ataque de tos y después queda con la idea fija de que una espina enorme se le ha clavado en los pulmones.
El 1º de enero de 1892, M. debía almorzar con su mamá en su casa de Niza. De acuerdo con Tassart, el escritor tuvo gran dificultad al afeitarse. Estaba muy nervioso y con un poco de fiebre. A la despedida, M. comieza a llorar incontrolablemente. Esa noche, a su regreso a la recámara sufre un dolor de estómago espantoso. Después de la media noche, al parecer en un acto de desesperación saca el revólver y dispara, apuntando a la sien. Sigue vivo y concluye que es invulnerable a las balas. Llama aterrorizado a Francois. No le corre la sangre. Antes que Tassart intervenga, M. usa el abridor de cartas y trata de degollarse. Ahora corre la sangre, pero la herida no es profunda. Tassart llama a dos marineros del Bel-Ami (el bote de M.) y a su médico.
No se sabe quien decidió internar a M. El 7 de enero llega al sanatorio de la Rue Berton # 17. Fue examinado por los Drs. Blanche, Meuriot y Franklin Grout. Por un tiempo recibe visitas. Tassart permanece con él hasta el 20 de abril de 1893. Después de ese día nadie pudo ayudarle más. Edmond de Goncourt nos cuenta que el Dr. Blanche le había comunicado a la princesa Matilda que en M. se daba "un retroceso a lo animal".
Pasa los días corriendo por los pasillos del sanatorio, gritando a voz en cuello, maldiciendo a un enemigo imaginario. Por las noches le dan ataques obsesivos. Una vez cree tener piedras preciosas en el estómago. De acuerdo al testimonio del barón Lombroso (quien fue capaz de preguntar testigos creíbles) M. tenía personalidad paranoica.
Luego no quiere ver más a ninguno de sus amigos. Nadie sabe por qué ni su madre ni su padre tratarán de verle (la condena de Laure Maupassant fue que sus dos hijos muriesen antes que ella, y vivir desolada hasta su muerte en 1903).
M. fallece el 6 de julio, 1893, a los 43 años de edad, completamente paralizado y delirante. De acuerdo a los médicos, la sífilis había degenerado en neurosífilis. Ninguno de sus padres asiste a su entierro en el cementerio de Montparnasse.
Conociéndolo, Zola escribió:
... además de su gloria como escritor, Maupassant será siempre uno de los más felices y más infelices hombres que el mundo haya visto jamás.
domingo, 19 de febrero de 2023
Culinarias
alFredoTriFf
Café y guayabera no ligan.
Degustar y tragar son archienemigos.
En asados, no confundas el pollo con la gallina.
Boris en 7
¿Recuerdan ustedes el comienzo de Boris Godunov? ... Se escuchan siete notas, sin acompañamiento, cantadas por un instrumento de madera. Siete notas. Pero son siete notas que sólo pudieron haber sido escritas por un ruso. Toda la idiosincrasia musical del ruso, su sensibilidad melódica peculiar, las inflexiones características de sus cantos populares están en esas siete notas que, al punto, realizan el milagro del genio, hervor de vida que es el de toda una época en siete notas. Porque Boris Godunov, como el Orfeo de Monteverdi es una de las cumbres del drama lírico universal.
miércoles, 15 de febrero de 2023
Vladimir Tolstoi, visto por Ilya Repin
Hace una semana que Repin se queda con nosotros para pintar mi retrato. Ocupa mucho mi tiempo, pero estoy contento. Me gusta mucho posar para él, un gran artista y una persona buena y seria.
Tenía un cuaderno de bocetos conmigo y, sin perder tiempo dibujé cada detalle, ... inolvidable.
lunes, 30 de enero de 2023
Martí no debió morir en Dos Ríos
Poder ser
no es tener que ser
"Martí murió en Dos Ríos"
pero,
también es cierto que
"Martí no debió morir en Dos Ríos"
Lo problemático desdice lo asertórico
Se abre
un reino de muy distinta amplitud
"Martí no tenía que morir en Dos Ríos"
no
mientras desembarca aquella noche
"en una pedrera desconocida de nuestras playas en que llevé el remo de proa bajo el temporal"
Poder ser
¿no es –así mismo– poder no ser?
La mente
obra tientos hipotéticos
si hubiera llegado muy enfermo a Dos Ríos
si Gómez hubiese sido más firme en que no saliera
si al cruzar el río Baconao hubiese burlado la nefanda
si hubiese muerto el Ängel no el apóstol
si no hubiese mandado al guajiro Carlos Chacón con el encargo de
traerle café (delatando este el paradero a los españoles)
todo irrealis
libertad de
la libertad
de lo posible
empero
entra la efectuación
de
lo real
y
el hubiese
se aleja
Pretérito escrito
sobre piedra
¡que la vida aparezca en lo carente!
vida inefectuada
vida inefectiva
vida ineficaz
Lo que fue
no podrá ya
jamás
no ser
viernes, 13 de enero de 2023
pendejo Occidente
Porque aquí, en la multitud que me rodea y corre, a la vez desaforada y sometida, veo muchas caras y pocos destinos. Y es que, detrás de esas caras, cualquier apetencia profunda, cualquier rebeldía, cualquier impulso, es atajado siempre por el miedo. Se tiene miedo a la reprimenda, miedo a la hora, miedo a la noticia, miedo a la colectividad que pluraliza las servidumbres; se tiene miedo al cuerpo propio, ante las interpelaciones y los índices tensos de la publicidad; se tiene miedo al vientre que acepta la simiente, miedo a las frutas y al agua; miedo a las fechas, miedo a las leyes, miedo a las consignas, miedo al error, miedo al sobre cerrado, miedo a lo que pueda ocurrir. Esta calle me ha devuelto al mundo del Apocalipsis, en que todos parecen esperar la apertura del Sexto Sello —el momento en que la luna se vuelva de color de sangre, las estrellas caigan como higos y las islas se muevan de sus lugares.
domingo, 25 de diciembre de 2022
Ser todopoderoso significa... no poder
alFredoTriFf
Después de un período largo y de enorme sacrificio se dice que el Satyagrahi recibe grandes recompensas espirituales. Tal es el que conoce la exaltación de una experiencia prodigiosa; ve y entiende lo que otros no pueden ver ni entender. Poseedor de una serenidad que le permite disfrutar esa paz donde el mundo y el cosmos se hacen suyos.sábado, 24 de diciembre de 2022
Navidad: Rumor en las despedidas
jueves, 15 de diciembre de 2022
La lucha de una raza contra el destino (por Ortega y Gasset)
La lucha de una raza contra el destino tiene grandeza y crueldades tales, que constituye un tema trágico, un tema eterno y necesario. Porque la cultura, que es un cambio progresivo, es, a la vez, una eterna destrucción de los pueblos mismos que la crean. Y la terribilidad del caso se hace más patente allí donde un pueblo se niega a consentir la amputación de su carácter y centra todas sus energías, antes ocupadas con producir cultura en el puro instinto de conservación contra la cultura misma, contra el nuevo orden férreo y fatal. Como toda tragedia, reclama esta una fórmula que puede sonar así: una raza que muere por instinto de conservación.-- Ortega y Gasset. La deshumanización del arte.
sábado, 10 de diciembre de 2022
¿Qué mueve el pincel?, de acuerdo a Vladimir Vasilievich Stasov
El trabajo del pincel lo dice todo. Pero el pincel se debe a otra cosa. ¿Qué impulsa la mano del pintor? ¿Los dedos? No, los dedos son resortes de una máquina. ¡La mente del pintor! (dirán los mentalistas). No, la mente mentaliza... un estilo. Un tomo de reminiscencias dibujadas de la vida entera: el olor a leña en el aire durante Maslenitsa. La pudrición de las hojas del campo en otoño. El bullicio del mercado. Un meterse (okunut'sia) sin miedo de lleno en las cosas. -- V. V. Stasov (St. Petersburgo Gazette, 1873).
miércoles, 7 de diciembre de 2022
Julio Roloff, el cinismo y la generosidad se dan la mano
alFredoTriFf
La amistad mejor se da entre los buenos e iguales en virtud; porque en tanto que son están predispuestos para querer el bien el uno del otro. Aristóteles.
La generosidad
Entre cocineros la comida es sagrada. Ritual de olores y degustaciones. Hay un aparte en la mesa servida cuando se comentan yerros, aciertos e ingredientes, técnicas de prep: si freir o tostar, el enigma del potaje de garbanzos, si más o menos ajo para la aioli, ¿manteca de puerco o aceite de oliva?, el mejor huevo frito, Salivam Movere.
Filosofía de la buena.
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Comparto una comida en casa de Julio Roloff. El tipo conoce el quehacer de la jama. Son muchísimas las veces que he comido en su casa. En chez Roloff se come omnívoramente, como debe ser. ¿Su ídolo culinario? Julia, seguida por Jacques Pepin, cocinero favorito del mismísimo General De Gaulle. Hay decenas de videos de Pepin en YouTube que Julio ha estudiado detenidamente. Practice makes perfect. Entre plato y plato Julio lanza un comentario pertinente: dónde lo comió, si está bajo de qué cosa; el cardamomo en la carne guisada de fulano de tal, el secreto del arroz con pollo de mengano. Es cuidadoso con los detalles y tiene muy buena memoria.
Al pan, pan, y al vino... veritas
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El secreto del ritual de la comida está en invitar y compartir. "Invitar" viene del arcaico vitus, la voluntad de estimular a otro a hacer algo, voluptas ¡ah! el placer. Compartir es lanzar un lazo. Hay ardid y artificio, o mejor, vínculo y obligación.
La proeza de los Roloff (Magaly cuenta con platos a su haber) es cocinar para mucha gente en una cocina pequeña. Nos llegan invitaciones formales: "Oye, el jueves que viene estoy cocinando tal cosa para fulano y mengano, ¡vengan!" O informales, como tipo 6 y media de la tarde: "Esta noche, estoy haciendo bisté con papa fritas, frijoles negros de Magaly y aguacates que trajo Chago". Declaraciones de amistad lanzadas por el messenger. Vayas o no, estás invitado.
A comer y gozar que el mundo se va acabar.
En la casa siempre hay música sonando. Julio fue productor en la EGREM en los años 80 y se ha ido agenciando el equipo ideal (encontrar un buen "oyente" de música que no le preste atención al estéreo es una contradicción en términos). La ceremonia comienza con los tragos: negroni para Rosie, whiskey con hielo pour moi. La mesa se adorna con hors d'oeuvre de ocasión: quesos, acitunas, embutidos diversos y galleticas. A cada rato salimos afuera para fumar. Después llegará el plat de resistance. Cierran el postre, y el espresso de Magaly.
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Saber dar es saber andar. El dicho tiene su reverso: si me invitas y acepto, debo hacer lo mismo contigo. La regla de oro de la reciprocidad (en lo bueno y en lo malo) se remonta a los albores del salvaje que llevamos dentro.
Homo sapiens, homo reciprocans.
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La antiquísima amistad se basa en la confianza, simpatía de los astros y benevolencia. Léxicamente amare e icus apuntan cualidades. La amistad no dura sin estos ingredientes. Amigos duraderos hay muy pocos.
Me enorgullezco de Julio, biznieto del general Carlos Roloff Mialovsky, el llamado "mambí polaco", al que José Martí, dedica las siguientes lìneas:
Tampa saluda a Roloff, el héroe que luchó día y noche durante diez años por la libertad de una tierra que no era suya. Hoy es recibido con admiración por todos y todos buscan estrechar su mano y expresar amor y admiración por este hijo de Polonia, que hoy es nuestro invitado de honor en Tampa.
El polaco no podía imaginar que su biznieto Julio Felipe sería un joven chispeante de 17 años en la Habana de los años 60 del siglo XX. Hablo de un flaco melenudo, desgarbado (el joven fue detenido varias veces por su tacho negro y luengo). Vestía camisa blanca de mangas largas remangadas, pantalón de trabajo y botas de cañero. Caminaba con una síncopa peculiar. Fue víctima de aquel brote de polio de principio de los años 50 que lo dejó lisiado (no para mí, ni para sus amigos). Julio "el cojo" le decían. No era improperio sino un término descriptivo. No obstante, el tipo era inmune a los improperios. Fue –y sigue siendo– estoico.
Conocí a Julio en la secundaria del Conservatorio Amadeo Roldán. Él en 9no grado y yo en 7mo. La diferencia de dos o tres años lo hacían llamativo entre las jevitas de la escuela. Llegó el día en que nos hizo el cuento de un "ligue" y quedé impresionado. Los socios lo cuentan todo. Esa es la mejor Educación sexual 101. Julio el melenudo desgarbado y anárquico fue uno de mis role models en la Cuba de los 60 tardíos.
El cinismo
Todo cínico se ríe –y hace reír o llorar. ¿La risa? Gasolina canina. Hay que dedicar al menos un párrafo a la carcajada roloffiana: 1/3 de pantomima, 1/3 de sátira y 1/3 filípica. Desde los pasillos de la institución podía otearse la estrafalaria figura ostentando esa jarana tosida a pulso rauco de ricochet abaritonado.
Julio hacía gala de la yámbica de las procesiones fálicas del culto a Dioniso. Su poder sicofármaco era estimable entre los amigos. Kant, filósofo extraordinario y adusto, recomendaba la carcajada para la sanidad mental.
Había una beta política prometedora en la hilaridad de ese sujeto renco que desconocíamos (los menos dados al cinismo). Pronto captamos que esa carcajada era el martillo simbólico que amenazaba los decretos almidonados de la prosopoeya comunista.
A Julio lo animaba la verdad. Él no hacía halago de ella como un programa. La carcajada roloffiana anunciaba: "me río de lo que digo y lo que diga cualquiera". Fue Baudelaire quien anunció:
... el verbo encarnado, no rió nunca. No rió a pesar de haber llorado, y aún a pesar de haber sido consumido, en más de una ocasión, por la ira.
He aquí que en más de 50 años de amistad no conozco aún al Julio iracundo (en privado podrá ser otra cosa, pero eso no se sabrá). Lo marca un debonaire de amplia comprensión.
La persuasión cínica no está exenta de benevolencia. ¿No es el perro modelo de fidelidad? Quien es digno de confianza tiene que saber hacer el bien. El ladrido del perro es la risa sin filtro del cínico. La vida es potencia inmediata, clamorosa y la realidad nos demuestra lo salvaje de la verdad. Y la verdad en su verismo es risible, pues abunda en absurdos. Ahí está el cinismo roloffiano.
Hemos llegado a los 60 tardíos y la amistad queda interrumpida por la expulsión del conservatorio Amadeo Roldán. A propósito de absurdos: en 1968 Castro le hizo la guerra a la sociedad cubana con aquella "Ofensiva revolucionaria" que sumió al país en la miseria degradante. Afortunadamente, ni Julio ni yo representábamos el modelo del hombre nuevo (y así constó en las actas de expulsión).
A principio de los 70 se suceden encuentros que parecerían fortuitos. Volvemos a encontrarnos, el redomado cínico y yo en la Escuela de superación Ignacio Cervantes, que reunía músicos profesionales, otrora estudiantes expulsados de conservatorios (Amadeo o Caturla) y desafectos con talento. Coincidimos en dos clases inolvidables: contrapunto con Lolita Torrres y orquestación con Félix Guerrero. De ahí pasamos a ser compañeros en la Facultad obrero-campesina de 21 y L. La diferencia de edad había desaparecido. Descubrí a otro Julio en el individuo. Él seguía fiel a su cinismo.
Por coincidencias (que nunca lo son), éramos compañeros en la sección de cuerdas de la orquesta de la Ópera y el Ballet y estudiábamos en el Instituto Superior de Arte. Julio tocaba el bajo y el timpani, pero había decidido estudiar composición. Toqué en la première de su pieza para violín solo en la Biblioteca Nacional.
Una noche de abril de 1980 di la vuelta desde desde mi puesto en la segunda fila de los primeros violines y alcancé a ver a Roloff el bajista, compartiendo el atril con Manuel Robles, musical, figurín y promiscuo. Me escapé antes que comenzara el segundo acto de Madame Butterfly de Puccini. Horas después, miles de almas cruzábamos las cercas de la Embajada del Perú en La Habana.