lunes, 31 de diciembre de 2007

Happy New Year


Adalberto Delgado

No había nieve… todo lo contrario ¡Tremendo calor el 24 de diciembre, 10am hora de La Paloma! Ya el Bolo y Oscarito Azcarreta mantenían el ritmo caminando (Bolo en las tumbas y Oscarito haciendo cáscara). Gingle bells, cascabel, lindo cascabel... cantaban en coro, disfrutando su nueva creación. Yo yacía en mi lecho cuando oigo a mi papá gritar: “Ustedes no consideran a nadie, vagos de mierda; yo trabajo de bartender y duermo de día cooooooj....” Me levanto a millón para calmar al viejo, pero el negro José que vivía al frente de nuestro apartamento se suma a la protesta gritando desde la ventana aledaña: “negro e mierda y blanquito sinvergüenza, pónganse a trabajar y dejen la rumbita e mierda...” ¿Imaginan acaso que la rumba disminuyó? NESCAFÉ. Se sumó el niche Renecito con su flauta. Luego, subrepticiamente (como ratones detrás del queso) se acercan Martica, Esther, Aimara (con su hermana Tamara) y la Kika. Acto seguido irrumpen Yiyito, Lázaro, los dos Carlos y "Cepillo”, legendario rumbero. La rumba crecía como leche y casi cuando estaba a punto de hervor, se aparece la fiana con la Sherlock. ¡Se armó el rebolú! A convencerlos de que lo que se trataba de una sana actividad comunitaria y que además era nochebuena, fecha cultural significativa. El policía algo embrollado, respondió: Allright, but not so loud, ¿Ok? Esa noche todos en La Paloma disfrutamos de una cena maravillosa con lechón. La moraleja del cuento: La vida es como una gran rumba y hay que disfrutarla. ¡Súmate a la rumba del año nuevo y que venga con mucha salud para todos!

domingo, 30 de diciembre de 2007

La historia del librero y la niña, 1963


Carmen Díaz

Que me asusta esa historia donde algunos cerdos son mas iguales que otros. Me asusta y me apasiona. Es como un miedo de que eso pueda pasar. –Me extraña que te guste eso si te gusta esto otro. Un silencio, un no saber que responder, un tener doce años que descubren el mundo y se apasionan con Eragon y Guitar Hero III , si tuviera el don de teletransporting, o con Animal Farm, o la historia de Nemesia de sus días.  El librero es elegante, huele bien, sus amigos verdaderos han cruzado el mar,  mueren de miedo en sus cubiles, o esperan la salida.  Ni siquiera conoce el nombre de sus amigos. La salida, qué salida, por dónde es la salida, vamos a esperar la salida, qué camino lleva a la salida. Todos los ratones salen por la salida y los cerdos deciden los destinos de los otros. Es una granja que escapa por los huecos de la cerca. El librero sabihondo, mira con pena a la niña. “Serás otra miliciana gritando palabras sin sentido”, piensa en silencio. Su mirada protectora molesta a la niña sabihonda. “Gritará palabras sin sentido: ¡Tu madre!”, responde desde el alma. Pero la deja rebuscar en sus libros de lomo de piel y papel de cebolla, en sus orígenes y sus espumas de plata. Muy a su pesar. O quizás obra de pura volición de un empecinado librero que imagina un disidente. Que un día, también amará a sus amigos. 

sábado, 29 de diciembre de 2007

Raoul Servais, maestro del animado

Tumiamiblog 

Raoul Servais (1928) es una leyenda del género animado, con más de 40 galardones internacionales (entre ellos el Primo Premio de la Bienal de Venecia, 1966; el Premio del Jurado de Cannes de 1971 y el Palme d'Or de 1979). Aunque durante los 60 produjo filmes para niños, el realizador belga se fue moviendo hacia territorio desconocido, hasta su célebre Speak or not to Speak de 1970 (que presentamos arriba, donde Servais parece preguntar, ¿qué es el lenguaje? o mejor, ¿es posible la comunicación en la semiótica del capitalismo tardío?). En Chromophobia (1965), la meta del batallón de fanáticos Mr. Magoos es arrasar todo vestigio de color de la faz de la tierra (metáfora servasiana superlativa de la libertad civil del ser moderno), sean Tío-vivos, globos, cuadros al fresco, un letrero lumínico, o las letras que anuncian los créditos del corto. Le toca entonces a una niña jardinera demostrar (¿será posible en el totalitarismo?) la inocencia y la tesudez de la libertad. Detrás de la aparente ingenuidad del lenguaje, Servais nos sirve un complejo plato estilístico: vocabulario mínimo de símbolos reducidos por una lenta cocción ideológica; el absurdo del poder a ritmo dramático kafkiano, agobiante, sin cuartel. 

viernes, 28 de diciembre de 2007

El arte de Fischli/Weiss



Tumiamiblog

Desde la llamada “crítica institucional” de los 80 tempranos, la galería de arte se hizo menos white box (es decir, espacio propiamente físico para ver arte). De ahí que los artistas consideraran temas alternativos de presentación como shopping, entretenimiento, sexo, publicidad, ecología... (el asunto ya venía rodando desde las preinstalaciones de Noguchi, los eventos de Klein y Warhol, las intervenciones de Walter de Maria, las locuras de Buren, etc). Desde los 90 tempranos, Peter Fischli y David Weiss se dedican a construir instalaciones que desafían y provocan tanto al público como los críticos. El truco no es tan simple: En muchos casos, los objetos parecen trouvé, pero son en realidad hechos con materiales diversos, como poliuretano (y pintados luego por los artistas), trastocando así el mito de la falta de ejecución del arte conceptual: Aquí se construye con metiér, sólo que un cubo, una brocha o una zanahoria no poseen el “alto” valor simbólico ni material que demanda el arte tradicional. La ejecución celebra tanto el caos como el equilibrio y control de nuestra vida postmoderna. Obra enrarecida en la puede leerse el síntoma histórico que nos toca. 

jueves, 27 de diciembre de 2007

El estilo Monk (expresa tu moña)

 

Tumiamiblog 

¿Mil notas por segundo? ¿Para qué? La música debe ser más que pirotécnica. Dentro de la historia del bebop se comprende: Un momento de evolución de la música afroamericana en los 40: el jazz representaba una necesidad de decir: “Esto es lo que somos” (mucho antes de los 60 de luchas por los derechos civiles en Estados Unidos). Música de cofradía, rápida, asimétrica, armónicamente complicada de escalas inusuales… virtuosística. Entrar en el club de Gillespie, Parker, Bud Powell y Art Blakey era muy difícil. Falta Thelonius Monk, pero Monk es otra cosa (no tiene los dedos de Powell, pero es un pianista de estilo inigualable). No le fue fácil. Lo que salvó a Monk fue su talento conceptual. ¿Su pianismo? Pausado, introvertido,  idiosincrático, lentamente modal (y algo clumsy). Monk no buscaba impresionar, sino “expresar su moña”. Cuando de jóvenes oíamos “El jazz y sus intérpretes” de Horacio Hernández, en la CMBF y comparábamos a Monk con Powell o con Tad Dameron, mis amigos “pianistas” (no voy a mencionar nombres) se burlaban.  Había que “disparar” mil notas por minuto. Esa era la meta: Ahí se jugaba “la salida”. De ahí los llamados “monstruos” del piano... los chuchos, los gonzalitos, pianistas fabulosos, de mil notas por minuto. ¿ Y por qué no podemos producir un Monk?

miércoles, 26 de diciembre de 2007

Miami de nuevo

Tumiamiblog

Foto: Pedro Portal

Regreso a Miami (mi patria de calorcito
 húmedo y enervante), después de un lindo viaje por Tarpon Springs y St. Petersburg con dos amigos entrañables. ¡Gracias JR, for taking over! Pero qué va, me quedo con mi ciudad, su frío de pacotilla, su arquitectura monótona y rasante. Prefiero el “cortadito” Versailles, el
kitsch de Jaialia, el cubaneo viejo y recalcitrante de  fitina-con-aspirina. Y lo digo con el perdón de la estética, la crítica y de mis conversaciones elegantes de weekend. Miami se quiere más de lejos, cuando comparas lo incomparable: tu circunstancia gassetiana que sólo conoces por omisión --y ausencia.

martes, 25 de diciembre de 2007

¡FELIZ NAVIDAD!



... And so this is Christmas
For weak and for strong
For rich and the poor ones
The world is so wrong
And so happy Christmas
For black and for white
For yellow and red ones
Let's stop all the fight...

lunes, 24 de diciembre de 2007

Nochebuena y reflexión


Jesús Rosado

Hoy es Nochebuena, víspera de un nacimiento sorprendente, no sólo para el mundo cristiano sino también para el pagano. Si la común concepción biológica de un ser implica una fascinante maniobra entre cromosomas, cuánto no ha de seguir deslumbrándonos la enigmática intervención de un poder supremo en la natividad de desnudez tan frágil y desposeída. Ser portador de una misión superior y nacer en un cobertizo, revelándose como criatura indefensa y amorosa, desconcierta la vanidad intrínseca del ser humano, al punto de llegar a cuestionarlo en su veracidad y achacarle carácter de mitología. Ello no sólo ha ocurrido con el Cristo, cada iluminado siempre pasa por el escepticismo del hombre. Nunca, por citar otro ejemplo, se ha comprendido bien la conversión del Buda Siddharta Gautama después de poseer tantas riquezas. Pero paradójicamente, mientras degradamos la razón espiritual a nuestro antojo hemos deificado prosaicamente la materia y santificado a congéneres cuyas manos o mentes están asociadas al crimen. Menudo camino obsceno el que hemos escogido para consagrar nuestra permanencia. Por ello vivimos inmersos en guerras despreciando el valor de la vida y maltratando a cada momento el ámbito que nos hospeda. La existencia en la sociedad moderna ha perdido perspectiva para el individuo, despojada de criterio de ida y vuelta, es como si le hubiese extirpado todo su discernimiento. Nos hemos reducido a instinto y tecnología meramente. A bestialidad filtrada en el hardware. Hoy cuando acudamos a congregarnos con la familia o con el amigo a cenar, a compartir, a chocar copas, reservémonos unos instantes íntimos con esas perentoriedades sin necesidad de disipar la sonrisa o la serenidad. Pensemos en ese Jesús surgido, según el relato, de la sencillez y de lo vulnerable y que se ha erigido en inquebrantable argumento de bondad. No creo que por ello vayamos a revertir la indolencia repentinamente, pues en verdad quedaría mucho aprendizaje para las plenitudes de la convivencia, pero si pienso que nos sentiremos por un momento menos solos, menos temerosos y, sobre todo, menos culpables. Justamente los tres motivos que no nos permiten ser felices.

domingo, 23 de diciembre de 2007

Julio Bocca se despide



Tumiamiblog

Atrás quedan los giros y las piruetas, los molinetes y tamangos. Donde hubo ritmo, gesto y vuelo ahora danza una leyenda. Julio Bocca no mostrará más su arte sino en los fragmentos de crónica, en los videos de archivo o en las biografías publicadas. El Elegante se ha retirado porque los tendones le protestaban el excesivo kilometraje bailado. Fatiga del tanto esmero con que en cada entrega las piernas del continente premió a su audiencia. Provisto de destreza impecable, Bocca le dedicó a la danza espectacularidad, acrobacia sensible y, sobre todo, mística personal. En Miami se despidió magistralmente el pasado noviembre con su Bocca Tango, montaje que formara parte de la última gira, una coreografía de honduras íntimas que tocó la fibra del público dada la circunstancia del adiós. El pas-de-deux que podemos disfrutar en el clip pertenece a la Suite Dos Mundos (1990), una de las piezas más intensas interpretadas por el talento argentino con su pareja habitual, Eleonora Cassano. Se rumora que ante las ofertas recibidas para dirigir compañías prestigiosas, el bailarín que comenzó a entrenar su cuerpo para la danza desde los cuatro años, llegó a confesar que quería hacer algo distinto con la segunda mitad su de vida, "como por ejemplo tomar un barco y recorrer el mundo" o "comer dulces todas las mañanas y no sólo los domingos". Razón que confirma que de poco valen consagración y fama si no paladeamos antes la tajada de niñez.

sábado, 22 de diciembre de 2007

Lotte Lenya, diva




Tumiamiblog

Se sabe que Lotte Lenya es tan o más weilliana que Mahagonny, pero no se habla lo suficiente de la importancia que la soprano tuvo en la obra de Weill. Desde 1924, cuando el compositor la conoce a través de Georg Kaiser, Lenya sería la musa del teatrista y compositor en personajes inolvidables como el de Jessie en Mahagonny o la Jenny en Die Dreigroschenoper con la colaboración de Bertolt Brecht (1928). Lenya trabajó además con dramaturgos de la talla de Frank Wedekind (en su produccion de Frühlings Erwachen) y el poderoso Dantons Tod de Karlheinz Martin. Después del triunfo nazi en 1933, Weill (quien era judío) tuvo que emigrar a Estados Unidos y la pareja se separa. Pero tan fuerte era la química Lenya/Weill, que se reconcilian dos años después (para segundas nupcias en 1937). Fue una época dura de  adaptaciónconsolidación y éxito, cuando Lotte cantaba para los comensales del célebre Ruban Bleu (en ese New York efervescente de los 30 tardíos). Después de la muerte súbita de Weill en 1950, Lenya decide colgar la toalla. Diva al fin habría otro come back, cuando Lotte retoma a Weill en The Threepenny Opera dirigida por un joven Leonard Bernstein. En los 60 la cantante regresa a Alemania, ahora como especialista del teatro de Weill y es condecorada por el gobierno alemán con la orden al mérito artístico. Incluso en sus 70 la Lotte  aún daba que hablar (en el clip, no se pierdan a Lenya en su ejecución de "Alles" y "Hoppla", por el minuto 2:30).

viernes, 21 de diciembre de 2007

Mi Miami 85



Rosie Inguanzo

Llegué en 1985 a un Miami bastante desolado y chato, donde comenzaban a expandirse repartos monótonos de cartón piedra (que se extienden hasta hoy en día) y edificios bajos y feos pero mejor construidos que los de ahora; Brickell no era aún opulento y próspero y la playa no estaba de moda. Los edificios de South Beach estaban devaluados y podía comprarse uno de cinco pisos por $50.000 dólares. Heidi Lamar aún vivía en el vecindario y los judíos venían a retirarse al gran asilo playero. La bella villa Versace de hoy era un edificio viejo frente al mar, muy bonito pero nada que ver con lo que se convirtió; el alquiler de un apartamento allí costaba $350 al mes y cuando una vez fui a verlo me dijeron que ésta había sido la casa del biznieto de Cristóbal Colón. Era un Miami de marimberos -zares de las drogas colombianos y cubanos portando sus promesas a los santos y desafíos y miedos en medallones de San Lázaro o Santa Bárbara, altares a la Virgen de la Caridad alumbrados en las entradas de sus casas (así de fácil era detectarlos). Acarreaban secretos a gritos, exhibicionismo de nouveau riche. Manejaban Mercedes, Corvettes, Mustangs y Camaros de colores brillantes y motores turbo. Te detenías mal en una luz de tráfico y te metían un tiro por imperfecto. Aquel dinero fácil salía expeditamente de los bolsillos... como no se sudaba y estaba cuajado de culpas corría como agua; de propina lo mismo te daban un cotorra exótica que una cadena de oro con un San Lázaro. El Cocunut Grove aún conservaba ese aire bohemio y profundo; el bello edificio de Mayfair (premio nacional de arquitectura) no lo habían desgraciado con lumínicos ni rancia comercialidad en cadena. La ilegalidad era el pan nuestro de cada día; Miami Vice tentaba y esparcía su exceso en los clubes Rusty Pelican, Crossways... de fondo Hansel y Raúl, Madonna, Miami Sound Machine...los más pepillos nos refugiábamos en el club Billy Jean a sudar la noche con U2.

jueves, 20 de diciembre de 2007

El ultraísta de la Serna



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De mentalidad antigeneracionalista (“...fuí el único aparecido de una laguna de las generaciones”), Ramón Gómez de la Serna (1888-1963) es el primer ultraísta, “pre” de las vanguardias europeas (¿habría un García Lorca sin de la Serna?). Cubista de la prosa (“un escaparate de discos vale más que un escaparate de libros extremistas –comprendido el extremo E y el D-”), antipolítico (“¿por qué al hablarse de literatos siempre parece que se habla de políticos?”). Obseso anticuario, mucho antes que Joseph Cornell, de la Serna vive una vida antiséptica, hierática y estética dentro su Wunderkammer en su departamento de Madrid. Predadaísta (“vivimos tiempos de guantes inútiles... llueven guantes inútiles”), collagiste vivant de mentalidad entretemps (“vivo entre dos aguas, ni la dulce ni la salada”), ni arcaico-romántico ni futurista, de la Serna tiene más de decadente (tradujo y popularizó a Wilde, d'Aurevilly, de l'Isle-Adam, Nerval y Gourmont en España). Explorador del humor fino, el poeta y ensayista madrileño discurre y razona riéndose de sí mismo: “Hay en mí algo del sonámbulo que anduviese sobre el tejado de la extrema verdad. Mi péndulo oscila entre lo evidente y lo inverosímil, lo superficial y el abismo, lo grosero y lo extraordinario, el circo y la muerte”. Mucho de circo, que desemboca en su manifiesto ultraísta:

Proclamamos la necesidad de un ultraísmo, de un más allá juvenil y liberador. He aquí nuestro lema: ULTRA, dentro del cual cabrán todas las tendencias avanzadas.

¿Un cadete del ultraísmo? Jorge Luis Borges, quien nos explica por qué se suma:

El ultraísmo reduce la lírica a su elemento primordial: la metáfora. Tachadura de frases medianeras, nexos y los adjetivos inútiles. Abolición de los trabajos ornamentales, el confesionalismo, las prédicas, la nebulosidad rebuscada.

(Disfruten este rarísimo corto filmado en 1928 por Feliciano Vítores, con de la Serna en un delicioso despliegue de oratoria aérea anticaudillista).

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miércoles, 19 de diciembre de 2007

La idea del primer beso


Ramón Williams

Snif, snif...-snifió ella. ¿Por qué lloras?-preguntó el Chutemas, ramo en mano, cejas en parábola. Aurora demoró en responder. Su llanto era el fin de un largo mal humor. La vida comenzaba de nuevo. No importa por qué, soy muy feliz-respondió ella y confinó la furtiva lágrima al espaldar del banco. ¿Feliz?- se preguntó poco después que el bigote del Chutemas se adentrara en los orificios de su nariz haciéndola sentir en el interior de una escafandra. Mientras aquella lengua egresada del Chutemas palpaba sus caries y un ojo de cíclope enjuiciaba los suyos bellos de inca triste, Aurora tuvo la certeza de su coraza, de no ser jamás la mujer feliz que sus labios dijeran. Su mente cambió a memoria del momento sin par cuando el sandinista tuerto de sus ensueños la desfloró sobre la mesa de maestra, bajo el guano de una escuelita perdida en Mesopotamia. ¿Y tú, eres feliz?- le preguntó a Jorge el Chutemas. Los vapores del Chutemas convirtiéronse en recuento de importancia personal y colectiva en un solo bloque. A la felicidad se acercaban los años de formación como artista de, por y para la revolución cubana en el país de los soviets. En hielo había esculpido efigies de mártires eslavos y con rigor supo amar a mujeres rubicundas y desnalgadas. Ahora le bajaban gestos, modales del Caucazo; las pecas sobre pieles frágiles de carnes llenas, el aroma en días de ventisca glacial, cuando jugaba a enmarañar su bigote con la pelambre en las axilas de las camaradas. Camas aradas en la nieve. En Cuba la felicidad se llamaba Aurora y él no sabía cómo decirlo en castellano (con rigor hablando, no encontraba lengua a mano). Por eso la besó otra vez para responder.

martes, 18 de diciembre de 2007

Juan-Si González: In God's Name




Jesús Rosado

Se planta arrogante frente a la cruz de espejos. Desde algún lugar se van derramando los cánticos. Se afeita, se rapa la cabeza. Irrumpe una letanía mediática que satura los espacios: en nombre de Dios puedes vivir, en nombre de Dios puedes sentir, in God’s name you can love, in God’s name you can create… Se viste, o quise decir, se uniforma. Boina militar rusa combinada con pompones del ejército turco. Máscara antigás japonesa. Corbata con imágenes católicas. Pantalón y accesorios de ranger. Chaqueta ejecutiva con logos corporativos e insignias religiosas y castrenses. Ya está listo el guerrero del siglo XXI: uniformado de jerarquía, de autoritarismo devoto, de disciplinado fundamentalismo. Se oyen alarmas de combate, estallan las endorfinas. En nombre de Dios puedes mentir, en nombre de Dios puedes matar, in God’s name you can ignore, in God’s name you can fight… Poder uniforme, crueldad uniforme, acatamiento uniforme. Los de arriba creen haber visto a Dios marchar marcialmente en dirección al frente. En nombre de Dios puedes usurpar, en nombre de Dios puedes poseer, in God’s name you can buy, in God’s name you can fuck… adelante en nombre de nuestra impiedad. Juan-Si González recrea al mercenario interior de cada individuo. Nos enfrenta a sí mismos ¿O contra sí mismos? Somos el más fiel enemigo, parece advertir la cruz espejada que carga a sus espaldas el artista-soldado donde, por pudor, uno esquiva reflejarse. Recorre calles, malls, cementerios, interactúa con vendedores, con transeúntes, con policías a punto de arrestarlo, con monumentos, con piezas de arte. Va armado, irónicamente, con un matainsectos que dispara licor mezclado con pólvora e incienso y completa el exorcismo repartiendo caramelos envueltos en salmos bíblicos. En nombre de Dios puedes nacer, en nombre de Dios puedes reír, in God’s name you can pray, in God’s name you can sing… es la rogativa esperanzada entre los intersticios de un Rambo anfibológico fabricado desde las grisuras del ser contemporáneo. Y es, de paso, el compasivo aforismo de este performance-cruzada proponiendo la convivencia como un mantra más dichoso. Utopía que no sería tan quimérica, si en nombre de Dios y todas sus semejanzas, las propensiones tribales se hicieran hogaza de una misma mesa. (Imágenes del performance durante Art Basel 2007, tomadas por Jesús Rosado).

lunes, 17 de diciembre de 2007

2 poemas


Carlos Pintado


Carpe Diem

El mañana no existe, ni el futuro,
Que es el mañana del mañana. Juego
A no creerme estas cosas. Miro el juego
Que los niños comienzan y procuro
El difícil trasfondo de ese juego.
Por más que me sorprenda es siempre duro
Repetirse uno mismo en el oscuro
Espejo de los días. Como el fuego
Silencioso que abraza y me devora,
El instante me pierde en cada instante
Y al final sólo queda el breve humo
Perdiéndose en la sombra. Cada hora
Me acontece fatal y muy distante:
Cada hora en que ardo y me consumo.

Finales de diciembre, 1989

Cansancio de la tarde en oro vuelto,
Antiguas soledades, muros grises,
Penumbras innombrables, dioses, ángeles,
El amor y el dolor en todo unido.
Nada ajeno me exalta. Vivo sólo
De andar por las tinieblas como un loco.
La sombra de una rosa ha de matarme.
Mi rostro me persigue en los espejos.
Soy como un rey dormido en alta torre.
La tarde me acontece con sus bestias.
Pequeñas perversiones me reclaman.
Los años me desgastan. Soy la estatua
Que de arena y de sal sueña otro tiempo
Y ante el agua sucumbe sin belleza.

domingo, 16 de diciembre de 2007

¡Bechamélate!


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¡Ah, bechamel... salsa de salsas! Y base de otras muchas, como la aurora (tan exquisita con los mariscos) o la mornay (que es una bechamel con queso rayado con hierbas). Bechamel se puso de moda después de la publicación, en 1652, de Le cuisinier françois, escrito por La Varenne, quien se entrenó en las cocinas de María de Médici y trajo la influencia de la cocina italiana a la joven cocina francesa. Cónsul de condimentos, Varenne aportó la filosofía de la salsa como acento a la comida. Para el roux necesitas seis cucharadas de mantequilla en una olla para salsa (de acero inoxidable de fondo grueso y lado curvo). Añade media taza de harina fina. Revuelve el roux con una cuchara de madera o plástica, continuamente (aparta la mezcla hacia una esquina sin que se note el caramillo de la harina). La mixtura se densifica y diluye en su propio calor, mientras que minúsculas pompas en ebullición brotan en la superficie del líquido color crema. Transfiere la mezcla a un pote hondo y cúbrelo. Ten listas dos tazas y media de leche fría, nuez moscada (opcional), sal y pimienta (antes del roux, el espesante preferido en Francia era la masa del pan). Pon el roux -ya frío- en una olla para salsas. Hierve la leche y añádele el roux, batiéndolo con una cuchara de madera hasta diluir la mezcla. Coloca la cazuela a fuego lento y haz hervir el líquido, agitándolo sin parar. Al punto de hervor, reduce el fuego y cocina a fuego lento por unos veinte minutos, teniendo cuidado en barrer con la cuchara todos los bordes internos de la cazuela. Tú dictas el cuajado, pero no olvides que la bechamel está en el alquímico medio. Sírvela inmediatamente -o mantenla en bain-marie. La doña adorna el sabor semidulce y delicado de la coliflor o le va al matahambre ideal: macarrones con queso (irresistibles con un toque de gruyère). Aderezo para muslos de pollo al vapor, el crujiente enramado del bróculi, huevos hervidos, lascas de jamón…en fin, para que continuar. No cocines la bechamel sin un deseo de crear.
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sábado, 15 de diciembre de 2007



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Dusan Makavejev, uno de los realizadores serbios más importantes, creció durante la Yugoslavia de la segunda guerra y la postguerra (cuenta Makavejev que de niño pasaba por la embajada soviética y le daba estupor). Después de estudiar sicología, el inquisitivo joven se mete de lleno en la televisión y el cine de los 50 en su país, haciendo cortos y documentales para los estudios Zagreb. Llegan los 60 tempranos, con la proto-perestroika de Tito que cristalizan el Novi Film yugoeslavo que predicaba la liberación del dogma ideológico, el experimento formal y la exploración de los temas del momento. Como es de esperar, la cosa no funcionó. Cuando aparecieron películas como Dani (1963), de Alekander Petrovic, o Castillo de arena, de Bostjan Hladnik, fueron censuradas inmediatamente por “presentar una mirada sicopática de la sociedad yugoeslava”. Makavejev emerge entonces como la figura más importante del grupo novi con su El Hombre no es un pájaro (1966) e Innocent Unprotected (1968), que imagina las peripecias de un acróbata serbio analfabeto durante la ocupación nazi. Aunque son filmes alegóricamente brechtianos, marcados por Godard, Makavejev le pone el cuño a su estilo sardónico, sexual y balcánicamente anarquista (que después alcanzara a la generación de Kusturica). El políticamente ultrajante Makavejev no da tregua: W.R.: The Mysteries of the Organism (1971) es acaso su mejor trabajo. La película yuxtapone segmentos del primer film sonoro serbio (hecho por el empresario de circo Dragoljub Aleksić durante la ocupación nazi de 1942, con animación y entrevistas para un delicioso collage surrealista y basado en la teoría sicoanalista marxista de Wilhem Reich). Aunque Misterios ganó numerosos premios (incluyendo el Luis Buñuel en Cannes), fue prohibida en Yugoslavia, lo cual convirtió a Makavejev en persona non grata en su tierra (y sensación del cine internacional). Le sigue Sweet Movie (1974), hecha en Canadá; sátira deliciosa, violenta y sexualmente explícita. Sweet Movie fue considerada material pornográfico en casi toda Europa, lo que ayudó a cimentar la reputación de Makavejev como “director maldito”. The Coca-Cola Kid (1985) relata el testimonio de un publicista que se topa con un Jesucristo, quien al primer sorbo del refresco embotellado profiere: “¡Dios mío... qué exquisita, qué refrescante!” (arriba, un clip de Los misterios del organismo).

viernes, 14 de diciembre de 2007

Feliz cumpleaños, Oscar Niemeyer


¡El visionario brasilero cumple 100 años! Por cierto, si existiera el paraíso, debiera estar aquí.

Van a pensar que estás loquito


Alcides Herrera

“Aquel día pedí la palabra y me la dieron. No la quería para usarla: simplemente la quería, como esos caprichos de barrigona. Una vez que la tuve, lo único que se me ocurrió fue saltar por la ventana. Pensé, o mi distracción pensó por mí, que la reunión sucedía en el primer piso, y sólo cuando me vi en el aire, entre cristales rotos que descendían conmigo sin ser compañía, noté que estábamos en el tercero y que era tarde. Yo sé judo (perdón: mi cuerpo sabe judo), así que pude (pudo) “romper caída” y, salvo el susto, no pasó nada, no hubo helicóptero rumbo al Jackson. Salí corriendo en dirección al parque Amelia, tan poco visitado que podrías esconderte allí la vida entera, evadir los impuestos. Al yo tener la palabra, la gente en la reunión estaba muda: la orden de perseguirme y recuperar la palabra la dieron con señas. Sentado en una de las lomas artificiales del parque, vi cómo la multitud pasó de largo. Obviamente, mis compañeros de trabajo no me conocen: Red Road no se hizo para huir. He aquí que tengo la palabra y no me atrevo a darle un uso común. Sobre todo porque no hay nadie más que yo en esta loma y se vería feo hablar solo -Dios se conforma con una mirada y un pensamiento. Eventualmente les devolveré la palabra. Cuando me apriete el hambre y necesite recuperar el trabajo. Cuando me aburra de tenerla sin usarla. Al mismo tiempo la cambiaría por tu perfume, por un besito ruso.”

jueves, 13 de diciembre de 2007

Historia de amor... (por David Shrigley)

Fernando Fernán Gómez: Agitador de géneros


Amílcar Barca

“¿Sabes quién ha muerto mamá? -No me digas nada hijo mío, ya lo sé. Lo conocí en el bar La Cubana de la avenida del Paralelo junto a los estudios de F. Iquino. Una botella de ginebra en una mano y la otra en mi espalda diciéndome “hola guapita”. Fue un galán en su época y el mejor intérprete de la tragicomedia española –unos la llaman sólo comedia, pero yo me inclino por añadir el prefijo. Sus obras maestras que incluyen, el guión y la dirección: Las bicicletas son para el verano (1982) y El viaje a ninguna parte (1986). Interpretaciones memorables muchas: Balarrasa, El espiritu de la Colmena de Erice o Ana y los lobos de Saura o las últimas como viejo cascarrabias y bondadoso en El abuelo de Garci o El Lenguaje secreto de las mariposas fungiendo magistralmente de profesor libertario en tiempos de la República Española. Y apariciones memorables con Almodóvar en Todo sobre mi madre o la oscarizada Belle Epoque de Trueba. Citas, entre muchas, la siguiente: “Yo creo que puede existir perfectamente una amistad entre un hombre y una mujer, siempre que este hombre no sea yo”. Nació en Lima, pero la fecha de su partida de nacimiento consta en Buenos Aires. Se casó con la voz por excelencia de América Latina, Maria Dolores Pradera y convivió con otra pequeña musa de la pantalla hasta el final de sus días, la catalana Emma Cohen. En la entrega de la décima Medalla de Oro, Marisa Paredes, una de las pocas musas de Almodóvar, lo describió a la perfección al otorgársela: «Por anarquista, por poeta, por cómico, por articulista, por académico, por novelista, por dramaturgo, por único y por consecuente». Es quizás de los pocos personajes que no le pega que lo despidan con un “descanse en paz” si algo quiso en su vida cotidiana fue precisamente una “guerra” consigo mismo y con su público.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Temps perdu con memoria selectiva


Tumiamiblog

Ayer conversábamos con un grupo de queridos amigos sobre un montón de cosas, desde música (Felipe Dulzaides con cuerdas sonando como The Sounds of Les Baxter (circa 1958), vadeando el tema culinario (el gusto sin par de la manteca de puerco para el huevo y el tostón ), Mondrian (y algún artista obsecado con la estética Stijl fosforescente) y de paso, Ptolomeo (no Claudio el astrónomo egipcio, ni Sóter el general de Alejandro, ni Tolomeo la ópera de Haendel o la lámpara de Fassina), hasta que caímos en el tema del exilio: id est, la exploración del lugar perfecto. El topos, o más bien los topoi: Miami, Barcelona, Madrid, New York… ¿Cuál? Después de rápidos pro y contra (desde ambas esquinas del salón), descubrimos que no existe lugar posible. Una vez exiliados de nuestra distopía isleña (pasaba por utopía) no nos queda más remedio que la heterotopía. Deseamos un lugar que reúna todo lo incompatible: una especie de Barcelona sin racismo ni nacionalismo barato, mezclada con ese New York abstracto/expresionista de los 50; paix americana con arroz con pollo a la chorrera flanqueado por el malecón, sin golpes de estado ni revoluciones. ¿Nosotros en busca de parangón? ¡Qué paradoja! Nosotros, epítome de la cobardía, seres despreciables, rígida e inflexiblemente exigiendo le temps perdu. No hay topoi posibles que nos llenen. Más que heterotopía, lo que buscamos es una heterocronía –y para colmo, con memoria selectiva. Por suerte, en ese instante el grupo rompió al unísono con una enorme, incontenible carcajada.
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(Para algún seudo intelectual -como yo- que me lea, admito mi deuda con Foucault).

martes, 11 de diciembre de 2007

Minuciosidad del espanto


Jesús Rosado

Este díptico del fotógrafo Eric Baudelaire (USA, 1973), estremeció al público en Art Basel. Presentada por la Galería Juana de Aizpuru de Madrid, España, The Dreadful Details (2006) es una imagen monumental (299 x 375 cm) que tributa con espíritu remarquiano al fotorreportaje y a la pintura que ha expresado históricamente los horrores de la guerra. La escena, cuyo manejo del color y de la luz tiene mucho de los clásicos del cine bélico ruso, fue montada cuidadosamente en un set hollywoodense y sigue ciertos principios de la tradicional composición pictórica referida al género, del mismo modo que alude al cliché de la crónica instántanea del desastre. La fotografía intenta reflejar una operación antiguerrillera del ejército americano en alguna zona urbana de Iraq. Su concepción revela horas de estudio de la iconografía dedicada al tema para proponerse la lectura interdisciplinaria de su naturaleza cruel. El tono apocalíptico y dramático es perturbador, porque de eso se trata, de que que el espectador asista desde cualquier meridiano al fragor de la confrontación terrible. Contemplándola casi nos enardece el olor a pólvora y la humedad pastosa de la sangre. Cada gesto, cada intención es tragedia. Por su minuciosidad, alcanza a ser reproducción despiadada con impecable dirección escénica. Por el espanto - que nos involucra- trasciende en denuncia consumada. Unidas ambas cosas, pudiera proclamarse alegato humanista. Y como pieza de arte, pasa lo que con La Danza de los Muertos en el 17 (1924) de Otto Dix, que definitivamente ahonda en la conciencia.

lunes, 10 de diciembre de 2007

Perfil procerista



Verborrea castrista inusitada,
autoestima exagerada,
constante necesidad de obtener estímulo,
tendencia al aburrimiento,
compañerito de vigilancia,
mete-forro,
manipulador,
maliciosa,
poco remordimiento,
presencia frívola,
falta de empatía (y simpatía),
crueldad ignorante,
estilo de vida parasitario,
poco auto-control,
falta de metas,
actitud impulsiva obsesiva,
incapacidad para aceptar responsabildiad sobre sus propios actos,
matrimonio de corta duración,
tendencia a la delincuencia.

Del surfin' a la verdolaga


Adalberto Delgado

Ese día no hubo titubeos. Fue decidido comunalmente: Carlos Denavea, Renecito, Lázaro y un servidor (Yiyito yacía en su lecho, con tremenda gripe) nos lanzamos a la playa con un surfboard que me habían traído Los Reyes Magos. La aventura del surfin’... un grupo de fiñes sin licencia, dependientes del transporte público. ¿Cómo convencíamos al niche americano guagüero dejarnos montar el tablón en la guagua? Yo, intrépido en la muela (y con menos acento que los demás), convencí al chofer que nos dejara llevar la tabla... “es para competir con los blanquitos”. Con el apoyo de Renecito (otro niche) montamos colocando la tabla en el asiento de atrás del bus. Hubo química: Incluso, llegando al downtown el guagüero parló con su colega y le pidió que nos dejara montar. Ya en la playa recibimos las miradas asediantes de los surferos rednecks que esperaban que nos metiéramos en el agua para jodernos. Tuvimos que soportar el ocasional “get of the way spic”, que ignoramos para no buscarnos problemas. Compartíamos la tabla y entre turno y turno se iba la tarde. Éramos jóvenes y felices de la vida. Tony Lavatt (hoy profesor en el San Francisco College of Art y conocido video artist) nos entretenía con su poesía absurdista, a la vez que nos ayudaba a integrarnos socialmente con los americanitos. El más jodido era Renecito, por el color de su piel (eran tiempos de discriminación racial y no lo dejábamos cojer mucho sol por si acaso). Esa tarde, Alfredo, vecino de La Paloma (y mayor que nosotros) se ofreció para llevarnos de vuelta al barrio en su Volvo '68, con racks para tablas en el techo. Fue en ese entorno del surfin’ que descubrimos el mani, también conocido como “verdolaga”, “el vegetal”... y la vida nos empezó a cambiar. Aunque el surfin continuó, descubrimos que nuestra verdadera vocación cultural no era esa, sino el trajín ambientoso en la esquina del Palomar. Al poco tiempo vendí el board y me compré una moped Negrini.

domingo, 9 de diciembre de 2007

La muerte de Yves Klein y la redención del kitsch

Este corto de 5 minutos, tomado de la película Mondo Cane (1962), pieza maestra de Gualtiero Jacopetti, fue la causa de la muerte del famoso vanguardista francés Yves Klein. Esa es la historia, pero no tenía que ser así. Klein había compuesto su “Sinfonía monótona en re mayor” para acompañar el film y Jacopeti la suprimió para incorporar segmentos que parecen salidos de la orquesta de Percy Faith. Luego están las tomas lúbricas de Klein con sus chicas encueras pintadas-de-azul (delicioso jouissance con ambiente lounge que nos regala Jacopetti). La película debutó con éxito en el festival de cine de Cannes de 1962, pero Klein se sintió profundamente traicionado. Ese golpe lo destruyó al punto que meses después murió de un ataque coronario. Klein no pudo, o no supo comprender que su arte podía apuntar a otra significación, algo que no le era ajeno. Ya en París se conocía de la boda “simbolista” (Klein era seguidor del rosacruz Max Heindel) con la bellísima Rotrult Uecker y presentada al público como documental en colores. O las apariciones públicas de Klein, vestido de judoka con música de fondo (en ese instante gestual antes del performance art y FLUXUS, en una Europa en la que Klein, junto a George Mathieu, es precursor). Hay más, desde 1960 Klein se había autoproclamado “inventor” de una nueva pintura monocromática llamada “Kleinazul Internacional” (el índigo simbolista luminoso de los pasteles del Redon de fin de siglo XIX). Nada, problemas de enfoque de los que se puede aprender más de una lección. De Klein haber personificado ese doble código que mezcla el absurdo, la ironía y la autocomplacencia de los Duchamp, Dalí y Warhol, hubiera aceptado su intervención en Mondo Cane como la aspiración travestí de una estética kitsch.

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Anthropometries (circa 1959-60)



Este corto, tomado de Anthropometries (circa 1959-60), con música de la Sacre du Printemps de Stravinsky (anote) está más en la línea con lo que Klein hubiese querido ver en Mondo Cane y que él llamaba (antes del performance art) “geste manifesté”. Para el maestro cinta-negra en judo Klein, el cuerpo es el centro de la actividad humana. Se sabe que el artista mezcla cuerpo y gesto por primera vez en un happening en el apartamento de su amigo Robert Godet en 1958. Dice el artista: “Bajo mi dirección la carne aplica el color sobre la superficie... un pincel vivo que ejecuta el gesto con perfecta precisión.”

sábado, 8 de diciembre de 2007

Carlos Pintado: mañana domingo en Books and Books




La Torre Olán







Tumiamiblog

Les presento la Torre Olán (1952), de Calzada y 11, del arquitecto cubano Antonio Santana. Construida en el estilo llamado streamline, gema capitalina de sensualidad apolínea, Flat Iron maleconero. Aunque Santana ya debía conocer el Solimar de Manuel Copado, de Soledad 205 (terminado en 1944), si se les compara, el Solimar es un esfuerzo trunco, que además no le asienta a Centro Habana. Personalmente no recuerdo la Olán (no tengo planos... sólo estas fotos de archivo). Visto de la esquina, la torre, con nueve pisos coronados con penthouse y mirador, parece querer levantar vuelo. Su diseño curvilíneo (que acordona sus primeros cuatro pisos) le confiere una peculiar esbeltez escultural (parece más alta de lo que es). Visto desde la 11, las ampulosas terrazas de sus balcones, pintadas de blanco, parecieran flotar en el aire. Al lado de la Olán tenemos el emblema del poder financiero: La Embajada de los Estados Unidos, de Harrison & Abramovitz, ubicada en Malecón y 7 (terminada, ¿coincidencia?, el mismo año que la Olán). La embajada se sostiene en una combinación de prismas rectangulares que forma el basamento y otro que define la torre... puro racionalismo. La Olán es algo heterodoxa (su aerodinamismo es casi una aberración moderna, sino, leer la plataformas del Constructivismo, De Stijl, o las propuestas bauhausistas de Mies). La embajada es previsible (no hay más que contemplar el proyecto de la firma en Albany, NY, experimento insoportablemente autoritario). Con la excepción de su participación en las Naciones Unidas y el Avery Fisher Hall, Harrison & Abramovitz dejaron a la posteridad un montón de rascacielos aburridos (imagen corporativa, salida de la escuela Chicago), que abrazan el estilo internacional sin la elegancia que exhiben obras como el Seagram de Mies (1954-58) o la Lever House de Sidmore, Owens and Merill (1951). ¿Qué pasó con Antonio Santana después del desastre del 59?


... Pero dejemos la discusión por un momento y vayamos al interior del penthouse de la Olán: La foto anónima captura la atmósfera noir de intimidad cosmopolita del comedor (a-lo-Reens Arta, con sillas tapizadas, mesa redonda de cristal y bar con motivos vegetales). Al frente, la nocturnada Habana, ataviada con malecón de ritmo sensual luminiscente, que ya se esfuma en la incógnita del tiempo.

viernes, 7 de diciembre de 2007

Mil viajes a Key West


Alcides Herrera

Pasa el tiempo. Uno lo hace mejor.
Vuelo y te hago volar y me demoro,
no pasan diez minutos antes de que regrese.
Tienes buena memoria
y sabes que todavía no es presunción.
No soy más hombre porque
abra la ventanilla del pasajero
y me cague en la madre de un colombiano.
Soy hombre haciendo la tarea,
moviéndome en las fronteras de la tarea.
No entro a las guarderías preguntando
quién es mi hija. Suficiente rodeo.
Si algo yo quiero es ser tu músico de cámara,
aunque los martes diga: “Extraño tu iglesia”.
No volveré a vestirme de anaranjado,
no volveré a inmolarme.
Si Buda quiere verme, que te pregunte
en qué lugar me escondo.
En el hotel Ponce de León
me hice invisible: mi secreto
es que en la noche camino descalzo,
que me desnuda tu nostalgia en una azotea.
Pasa el tiempo. Aunque no entienda,
yo sigo bien conmigo.

Viviendo sin el átomo,
el batido de papaya me ganó el corazón.
¿Qué haces tú, que así reclamas una heredad,
un territorio que sólo puedo darte perdiendo energía?
¿Por qué no te buscas un trabajo,
un seguro, un amuleto, un bar para los miércoles?
Viviendo sin la esperanza de la calabaza,
sin estirarme la pinga con un método,
extrañando a mi madre.
Mi palacio está abierto para los de tu estirpe,
ahora y siempre.
Mientras haya palacio,
alguna vida habrá,
mil viajes a Key West de los que no se piensan.
Pero el batido de papaya...

jueves, 6 de diciembre de 2007

¡A Baselar se ha dicho!


Tumiamiblog

¡Aterriza, hasta el domingo, Miami/Art Basel 2007! Somos el centro del arte internacional, con una explosión artómica en cadena de 21 ferias itinerantes. Miami: instalación urbana (fenómeno único a nivel global causado a partir de Miami Art Basel 2005). El arte como espectáculo cultural, ostentoso, vacilable. ¿Qué ver? De todo: Para amantes de la fotografía esta Photo Miami, o AIPAD Photography Show Miami, para devotos del arte contemporáneo (la performance, video, etc) están la miamense Edge Zones, NADA, Pulse y Scope Miami (todos en Wynwood). Le siguen "las menores" como Bridge Art Fair, FLOW Miami International o Pool Art Fair (entre otras). Para los amantes del diseño les recomiendo uno de los eventos más importantes: Design Miami 2007, en todo el Design District, con eventos satélites, conferencias y 26 galerías en el Edificio Moore (no se pierdan, en el Buena Vista Building , la exhibición de M4, con un montón de diseñadores y artistas latinoamericanos). Esta noche hay que ver el lanzamiento de Miami Contemporary Artists, un libro de artistas de Miami en el Freedom Tower a las 8pm, acompañada con una muestra de los mismos, curada por Gean Moreno (ganador de la Cintas, 2007). Se dice que el libro hace énfasis en los artistas emergentes de crearon el art scene miamense de fin de siglo. (Además, Natasha me recomienda la exhibición de Antuán en la Silvana Facchini Gallery). Si de museos se trata, puedes darte una vuelta por "la casa" del cubanito Jorge Pardo, en MoCA (North Miami) o "la máquina criminal" de Janet Cardiff y George Bures Miller, o Nomad de otro coetáneo, Enrique Martínez Celaya, en MAM. Te recomiendo visitar por barriadas. Te llegas por el Design District hoy y mañana por Wynwood -o al revés. Parquea y camina (hay friecito)... comienza por las galerías (¡más de 80!) hasta puntales arthaus como la colección Rubell (con una personal del cubano-americano Hernan Bas) o la Margulies.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Al filo del borde


Jesús Rosado

Cuando entro en la habitación me lo hallo junto a la ventana. Por este lado, la vista desde el hospital mira hacia la US-1 y Nimio observa ensimismado el hormigueo metálico de Miami. Su silueta delata la extrema delgadez, pero su parada frente al panorama urbano es la del ser que no admite derrumbes. De repente, se vuelve, me echa una ojeada impasible como si hubiese sabido todo el tiempo de mi llegada. Me saluda con la sorna habitual. ¿La mujer de quién?, me pregunta. Ese es su chiste saludo. El clásico de un Nimio que se pasa la vida jodiendo. No sé si ahora que se está extinguiendo seguirá con fuerzas para embromar la adversidad. Lo veo como renguea hasta la cama y se acuesta. Siéntate ahí, casi que me ordena, señalándome la orilla del camastro. Lo hago con timidez, pero él me recrimina. Siéntese bien, compadre, que ahí está en el filo del borde. Lo obedezco y el se ríe con una candidez que solo puede hospedarse en el desenfado. Justo ahí me veo yo, me dice con los pellejos faciales alborozados por el buen ánimo: en el filo del borde. Y me comienza a dar detalles de lo avanzado de su cáncer. Lo hace ameno, y a la vez, doctoral, como si se refiriera a un coetáneo. Que si es nivel cuatro, que si el primario está en los pulmones, que la metástasis es total, que la quimio no puede hacer mucho y a cada momento en que se agrava su explicación, se apodera de mí la pesadumbre y la perplejidad. De repente, interrumpe el palabreo facultativo y, como intuyendo mi turbación, me aclara despacioso, con esa serenidad blindada contra angustias que no olvidaré jamás: acuérdate, amigo, que fueron veinte años de prisión y catorce simulacros de fusilamiento, ¿sabes cuántas veces me preparé para morir allá en el presidio Modelo?, es más ¿sabes cuántas veces pensé que estaba muerto? La cara que se le había puesto seria se le afloja nuevamente y retomando la sorna, agrega sonriente, sólo que esta vez no hay simulacro y esa diferencia es la que me convence. Y se ríe de lo que ha dicho. Carcajea con espléndida autenticidad.

martes, 4 de diciembre de 2007

Mística del cuerpo alegre




Rosie Inguanzo

La mística postula los fenómenos que acaecen a una persona que está en contacto o que alude el contacto directo con Dios. Según la mística el contacto con Dios se establece por tres vías: 1. Vía purgativa, en la que el alma logra deshacerse de todo lo terreno; 2. Vía iluminativa, en la que el alma se concentra en meditar en Dios (la voluntad desaparece, el cuerpo no pide nada); 3. Unión con Dios, que supone una experiencia de éxtasis inefable. Expresiones de lo inefable hallamos en Santa Teresa (“viví sin vivir en mí”), en San Juan de la Cruz  y aquella alma nocturna al encuentro de su amante (válgame Dios), y hasta frai Luis de León rastrea en los predios de la última fase donde el cuerpo ya no se registra. Aun me admira el estoicismo de los místicos, la renuncia del cuerpo para ostentar un goce que es transferencia del deseo, liberación del peso que significa el mundo social y el bardo del pecado. El gancho que me ofrece la mística proviene de una resignación desesperada: descansarme del servo arbitrio (leáse la mordaza social y la tribulación individual), para dilatarme en el libero arbitrio (o sea, en la contemplación exhaustiva de la belleza. Por ejemplo, voy y miro la mar como si fuera la cara de Dios, pillo el elusivo éxtasis en el embelesamiento contemplativo; salgo a caminar la ciudad a las 6am y tiene un brillo sobrenatural (¿!). La mística atrae porque propone una distancia del anhelo agónico, unamuniano por demás, de creer, de recuperar una fe (traída por los pelos desde infancia). Suponer que en el goce humano está lo innombrable, remiso de Dios. No obstante, sobra a la mística el afán timorato que proponen algunos poetas místicos y santos, de prescindir del cuerpo y sus afanes (como requisito meritorio). Fernando Savater ridiculiza a “los espíritus puros” de los santos y dice: “Tener espíritu es dar el cuerpo por perdido y amarlo así, en su marcha, su quebranto”. He ahí que hallo una espiritualidad vinculada a la incertidumbre de la vida corporal y abrazada a la muerte, vitalmente alegre.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Propaganda enemiga

Ramón Williams

En la sala de torturas un comunista por excelencia se abalanza sobre el esmirriado estudiante de arte que escribió de más. El estudiante, con ojos entreabiertos por la iluminación en la sala, tropieza con los ojos en la porcelana:

¡A dónde vamos!
A dónde, mocoso, si te publican en el orbe
que los de aquí terminamos todos de caníbales.
A dónde las banderas, el trabajo de los años de lucha, de gloria.
A dónde se va la sangre de los que murieron por ti, para que negritos como tú
no murieran de hambre por las calles, para verlos crecer y convertirse en hombres dignos del mañana. Hospitales, escuelas para que aprendieran a leer y escribir; lo que se dice escribir y no esta basura que sólo alimenta al enemigo de la patria.
¿Sabes cómo se llama lo que hiciste, cabrón?
Propaganda enemiga, eso es.

El rabioso seguroso de guayabera blanca y pantalón oscuro salpica con abundancia al hablar. Toda la sala recibe la llovizna grosera. La asistente de canas blanquísimas se seca el rostro como puede, primero con los dedos, luego la mano, el brazo. No se aguanta, se alza la blusa y se escurre desde la frente. El hombre no disimula el disgusto que le produce hablar con euforia tal que las venas en su cuello pueden estallar. Vuelve a la pregunta y la divide en docenas de preguntas que se responden unas a otras como entidades sordas. Nilo divisa el ombligo de la señora y piensa en sus vírgenes de yeso, en Botticelli, en la madre que lo trajo al mundo y en la de Darwin.

domingo, 2 de diciembre de 2007

Regulus y la nueva estación del hombre


Tumiamiblog

Sabemos que Joseph Mallord William Turner era un pintor genial obsesionado con la luz, que experimentaba continuamente con la manera de lograr efectos nuevos sobre el lienzo, combinando pigmentos transparentes con opacos, aplicando lechadas de acuarelas y mezclando miel con aceite de ballena sobre sus telas tardías. Para Turner, la tela era una especie de foco de recepción física, sicológica e incluso política. De ahí su Regulus (1828). Marcus Atilius Regulus fue consul y general romano, derrotado por los cartagineses en la batalla de Tunisia y luego usado como ficha de negociación en pleno auge de las guerras púnicas. Los cartagineses lo dejan ir con la condición de que regrese en misión sellada a favor de Cártago (algo que él sabía). Regulus viaja a Roma y le advierte al senado que no pacte. Lo increíble es que decide regresar a sus captores cumpliendo su promesa e ¡incluso contra la voluntad de su familia y amigos, sabiendo que va a morir! Turner representa el destino de Regulus a su regreso a Cártago: Antes de ser ejecutado, sus verdugos le cercenan los párpados para que el general romano muera “mirando el sol abrasador cartaginés”. De nuevo la luz en Turner nos hace espectadores de ese último instante opalescente, justo antes que el mundo visual se apague en la ceguera de la noche de Regulus. El sol... combustión, calor y energía; el cuerpo, superficie sobre la cual la luz deja su marca indeleble (años después, el filósofo Max Stirner se burlaría del general romano, comentando que sólo un loco alucinado podría autoinmolarse por tales ideales patrióticos). El Regulus abre un capítulo pesimista en la obra tardía de Turner: De ahí su Ovidio desterrado de Roma (1838) y sus Agripina y las cenizas de Germánico y Cicerón en su villa (ambos de 1839), piezas que exploran la perenne disonancia entre el deber cívico ciudadano y el interés personal del individuo, alienación que Søren Kierkegaard, por esa misma fecha comenzaba a definir como “una nueva estación del hombre”: La modernidad.

sábado, 1 de diciembre de 2007

Década de paradojas

Tumiamiblog

La década del 50 es una paradoja. Pax universalis con bomba atómica o –para nos- coup d'état con revolución (10-de-marzo = primero-de-enero, aunque ese no es el tópico ahora). Los 50 traían tremendo optimismo, la energía canalizada por esa masa de genios europeos que tomaron por asalto el nuevo mundo (el Expresionismo Abstracto y la escuela de diseño de New York eran el último grito). Década ecléctica, de tecnología aplicada a las artes decorativas y la arquitectura: desde la silla ameba de Eames, pasando por los textiles de Ruth Adler, la terminal TWA de Saarinen y el Cadillac (cola-de-pato) Dorado Seville de Harley Earl, hasta el ingenioso diseño gráfico de Alvin Lustig. Los 50 expresan la resolución de la pugna entre lo antropomórfico (producto surrealista de los Arp, Tanguy y Dalí, debajo de la nata vanguardista como protesta al llamado progreso de la modernidad) y “lo rectangular” de un Mies o un Neutra (lado utópico de la misma); si no, basta observar el interior del restaurante Four Seasons en el Seagram de Mies, diseñado por Philip Johnson. Por supuesto, el lugar ideal para encarnar el paraíso capitalista es el hogar. La morada de los 50 encarna el triunfo de la democracia capitalista; es decir, trabajo en función de la interiorización del confort y el goce; super-conciencia jungiana conectada a otro milagro de la segunda mitad del siglo XX: La televisión. Los 50 también salieron al espacio sideral con uno de sus mejores diseños: El Sputnik de Sergei Korolev (1957).

El edificio Seagram (1958) de Mies van de Rohe y la TWA Terminal de Eero Saarinen (1959).

viernes, 30 de noviembre de 2007

Homenaje a El Cerro



Daína Chaviano

(Del capítulo “Lágrimas negras”, La isla de los amores infinitos)

Una epidemia que asoló la zona, durante el verano de 1876, mató a decenas de habitantes de la región, negros y blancos por igual […]. Sin ánimo para soportar la visión de la esclavita que le recordaba a su difunta esposa, el hombre decidió regalarla a un primo que vivía en una finca del naciente barrio habanero de El Cerro […]. Caridad no sabía que iba a una quinta de recreo, un sitio destinado al reposo y a la contemplación. Observaba con recelo las haciendas junto a las cuales pasaba su carromato: palacetes de ensueño, rodeados de jardines y protegidos por árboles frutales. Por un instante olvidó sus miedos y prestó oídos a la conversación de dos capataces que guiaban el carromato. —Ahí vivió doña Luisa Herrera antes de casarse con el conde de Jibacoa —decía uno—. Y aquella es la casa del conde de Fernandina —indicó hacia otra mansión, adornada por un jardín lateral y un poderoso frontón al frente—, famosa por las estatuas de sus dos leones en la entrada. —¿Qué pasó con ellas? —El marqués de Pinar del Río las copió para ponerlas a un costado de su casa, así es que el conde se cabreó y mandó a retirar las originales. Mira, ahí están los leones del marqués... Aunque su vida hubiera dependido de ello, Caridad nunca habría podido describir la majestuosidad de la verja custodiada por aquellos dos animales —uno dormido, con su cabeza descansando entre las patas, y el otro aún soñoliento—; tampoco habría sabido dar una descripción exacta de los vitrales elaborados con rojos sangrientos, azules profundos y verdes míticos, ni de las rejas bordadas que protegían los ventanales, ni de las columnas de esplendor romano que resguardaban el portal. Carecía de vocabulario para eso, pero su aliento se detuvo ante tanta belleza. (Continúa...).