sábado, 13 de julio de 2013

¿puede pensarse lo impensable?


en miami bourbaki, seguimos una discusión aparentemente esotérica.

les presento a quentin meillassoux, nueva estrella del firmamento de la filosofía continental (alain badiou consta como su mentor). el caso una tesis central del libro après la finitude que ha dado mucho que hablar desde su publicación en 2006.

meillassoux le hace la guerra a lo que él llama "correlacionismo", que no es más que un ataque frontal a la tradición kantiana de la-cosa-en-sí. en general correlacionista es todo aquel que piensa que no puede existir un mundo sin razón (llamémosle entelequia). pero aquí hay un cul de sac. meillassoux mismo parece comprenderlo y le llama al correlacionismo círculo vicioso sin salida.

la llamada revolución copérnica, que para meillassoux es una contrarrevolución, consiste en que kant le hace un ataque frontal a la metafísica. es decir, solo podemos hablar de lo que conocemos. el conocimiento humano tiene límites. ¿cuáles? kant diría "el fenómeno sin el punto de vista del observador".

¿será cierto que kant pone al objeto en dependencia del sujeto? hagamos otra pregunta: ¿pero existe el objeto sin la observación del sujeto? CLARO QUE SÍ.  ¿y entonces cuál es el problema?

muy simple: sin observador no se conocería el objeto. no se sabría que existe.

me explico: hay millones de estrellas que no conocemos. sabemos que existen (digamos mejor, suponemos que existen) pero desde el punto de vista epistémico es como si no existieran. ¿de qué vale suponer algo a lo que sencillamente hemos negado --a priori-- la posibilidad de conocer? téngase en cuenta que meillassaux estipula una sutura entre el objeto y el sujeto. a esto le llama no-razón.

el propio žižek se metió en el potaje (en qué potaje no se mete žižek):
(...) El verdadero problema del correlacionismo no es que la-cosa-en-sí esté fuera de cualquier relación con el sujeto, pero el verdadero problema es LO NUEVO en sí mismo "en su devenir". Lo fósil no es viejo en-sí-mismo. El verdadero fósil es el sujeto mismo en su condición objetal del fósil que-soy-yo. es decir, la manera en que el gato se aterroriza cuando me ve que me mira. Esto es lo que realmente se escapa de la correlación, no el en-sí del objeto, sino el sujeto como objeto.
casi nunca coincido con žižek, pero la oración arriba es interesante. el asunto no es tratar de imaginar "lo fósil" sin imaginarlo, lo cual es sencillamente inane. podemos imaginar "lo fósil" sin nosotros (eso pasa todo el tiempo en las películas infantiles de dinosaurios). el asunto está en el "yoísmo" que trata al fósil como una cosa.

para el yoísta todo es objetal: la mujer, el perro, la vaca, el árbol, todos son objetos (lo llamo cosas). "yoísmo" es una forma inadvertida de falsa conciencia e irreflexividad. "yoísmo" es una máquina de cosificación.

el asunto es tratar de subjetificar (no sigo "subjetivizar", palabra muy cargada de ruido) la cosa. tratar de (com)prenderla que es una manera de meterse dentro de ella. claro está, esto no implica una cosificación o convertirnos en animistas. pero no sería mala idea en esta época de instrumentalismo ecológico, tratar de llegar más a las cosas.

les anticipio que para melillassoux (siguiendo a su maestro badiou) el secreto de la salida del correlacionismo radica en adoptar el absoluto de la matemática como ontología (callejón sin salida que analizamos aquí). el resultado es llegar a las cosas independientemente de la entelequia vía matemática.

contrario a lo que sugiere meillassoux en su libro (que recomiendo), no es a través de la matematización de la ontología que llegamos a la cosa. de hecho, matematizar es una forma simbólica de cosificar. ¿y no es acaso lo mismo el lenguaje y por tanto lo que estoy escribiendo ahora?

sin embargo hay una manera de llegar a la cosa oblícuamente: a través del arte, la poesía, la música, la cocina. la cosa suena, tiene sabor, dice --y con un poco de esfuerzo de nuestra parte-- hasta piensa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy Lezamiana tu salida , me cuadra.
R.C

Anónimo dijo...

Me dice mi intuición que un tigre no puede morir solo, amigo Alfredo.

(patada lateral)