sábado, 13 de marzo de 2010

lo que Miguel Delibes enseña al cubano


Rosie Inguanzo

Delibes se va(17 de octubre de 1920-12 de marzo de 2010) legando paciencia contemplativa, una diatriba consensual con el devenir histórico, un monólogo interior (femenino) difícil de sacudirnos de la conciencia –sobre todo a aquellos que hemos vivido una dictadura. Quiso mucho a su terruño Valladolid, allí miró muchísimo al cielo adivinándole el vuelo a las aves -su afición. Pertenece al grupo de escritores que se quedó en España durante el franquismo, para seguir escribiendo en aquel lenguaje cifrado, y nunca directo. Pero nada más tramposo suponer que nada sucede bajo la aparente inercia y desazón de la posguerra. Marguerite Yourcenar decía que no hay peor engaño que el de la tranquilidad; en esta literatura (fundamental para atisbar a comprender la literatura que se escribe en Cuba ahora) es donde se fragua el peculiar Bildungsroman del inxiliado. Bajo la aparente mortandad reinante, se alude por elisión, el pulso de una sociedad oprimida y dañada, a veces desde el tremendismo raigal (La familia de Pascual Duarte, del censor Camilo José Cela), la más pavorosa abulia de la postguerra (ahí resplandecen de Carmen Laforet, Nada, dialogando con La Plaza del diamante de Mercé Rodoreda -desde su exilio en Francia), o la frialdad narrativa del realismo social o conductivismo (El Jarama de Rafael Sánchez Ferlosio), hasta el experimento cientificista del realismo dialéctico (Tiempo de silencio del  casi suicida Martín Santos). Delibes se quedó junto a muchos otros a palpar esa España enferma como metáfora expansiva para esta literatura. El país se sumerge en un aislamiento cultural, donde la doble censura (eclesial y política) trae como resultado una novela evasiva o panfletaria, pero también a toda una literatura que se perfila entonces marcada por el signo de la censura y el miedo. Cinco horas con Mario (1966), considerada la obra maestra de Delibes -tal vez superada por Los santos inocentes (1982), explora precisamente a las "dos Españas": la ultraconservadora (en el poder) y la liberal y progresista maniatada o exiliada –muchos escritores se fueron para conformar la “España peregrina” (los cubanos tenemos  nuestro "Exilio invisible" que acuñara Cabrera Infante, producto un descalabro parecido). A través del soliloquio de Carmen frente al féretro de su esposo, se traslucen las recurrentes preocupaciones sociales de los escritores de este siglo. Presenciamos la exquisita purgación de una mujer víctima y victimaria, expresada en un lenguaje coloquial que, como un rosario de lamentaciones, va descubriéndonos la vida de la protagonista. Delibes capta con precisión la intimidad de la mujer de clase media y sus valores franquistas contrapuestos a los valores liberales del difunto. A los cubanos nos dura 50, y surge la empatía inevitable con el sentir de los españoles triturados por la  dictadura asfixiante que les rindiera 36 años.

7 comentarios:

Pedro F. Báez dijo...

Excelentísimo y muy acertado artículo sobre Miguel Delibes y sus contemporáneos que por encima y a pesar de las circunstancias, siguieron impulsando el desarrollo de la literatura peninsular española bajo la odiosa égida de la dictadura franquista y ese paralelo que usted establece con la situación de Cuba y sus creadores bajo la quasi monárquica dictadura de los hermanos Castro. Incomprensible para mí cómo existe aún un importante sector de la intelectualidad y de la población española en general que apoya la existencia y justifica las acciones del gobierno cubano, habiendo sufrido en carne propia las arbitrariedades y desmanes del franquismo que por tanto tiempo ahogó a España y que en tantos calcos, manifestaciones y normas se parece a la dictadura cubana. De izquierdas o de derechas, los regímenes totalitarios apestan. Mi abrazo y mi admiración para usted.

JR dijo...

Sí, comparto con Pedro que Rosie logra de una parrafada caracterizar sucintamente el papel de la literatura bajo el franquismo. Decía Argensola que los libros han ganado más batallas que las armas. Se sabe que a la libertad le es imprescindible el comentario de las páginas, por ello es que en la obra literaria buscan patria introspectiva los escritores bajo dictadura.

Anónimo dijo...

BELLO! gracias...

Anónimo dijo...

Rosie, de verdad que se aprende contigo. Y se disfruta.

Anónimo dijo...

"inxiliado"????

Anónimo dijo...

Me ha encantado el artículo sobre Delibes. Gracias.

Quisiera hacerles notar que esa foto no corresponde al autor, sino a su hijo, Miguel Delibes de Castro, biólogo, director que fue del Coto de Doñana y un gran divulgador de la obra de Rodríguez de la Fuente.

Anónimo dijo...

Son igualitos.