miércoles, 27 de febrero de 2008

La vida en la ciudad


Roberto Savino

Por encima, todo parece en orden en la ciudad. La gente que la habita, exceptuando al puñado de desajustados que hacen las noticias, da la impresión de llevar una vida estructurada, de rangos predecibles. En las ciudades más grandes las personas terminan por resignarse a la idea de que el tiempo nunca alcanza, que las distancias son demasiado largas, y que, probablemente, hay algo - un evento, una experiencia, algún lugar - en alguna otra parte del ámbito urbano de lo que se están perdiendo. Quienes no se resignan terminan por padecer de esas patologías urbanas que tanto aquejan al citadino moderno: el estrés, la depresión, la ansiedad… La ciudad, lo que tendría que verse como un gran hogar compartido, se termina percibiendo como el inevitable escenario de la rutina, la gran enemiga. A ella se le atribuyen matrimonios rotos, familias separadas, problemas laborales, adicciones y perversiones, pensamientos indebidos... Quien habita en la ciudad sabe lo implacable que puede llegar a ser esa rutina, y en muchos casos está dispuesto a arriesgar la comodidad de la vida predecible sólo por romperla, sea por varios días o por unos pocos minutos. Así se acumulan muchas deudas, por ejemplo, cuando se recurre desesperadamente a la ayuda de tarjetas de crédito para escapar y tomarse unas vacaciones fuera. En Lynnwood, al norte de Seattle, mientras se hacían perforaciones en un terreno donde se planea construir un complejo residencial, se descubrió un manantial subterráneo que ahora fluye hacia la superficie y mana hasta llegar al borde de la autopista, donde se ha ido acumulando hasta formar un pequeño pozo de agua helada. Allí se detienen ahora los carros y la gente se baja con sus contenedores vacíos para llenarlos con esta agua natural, "orgánica", si se quisiera comercializar. Pero no es que el agua en un supermercado, al dólar por galón, sea imposible de costear, es que vivir en la ciudad ha roto cualquier comunicación con el mundo salvaje y restaurarla es otra manera más de romper la rutina. Buscar agua de este manantial se ha convertido en una especia de peregrinación*. Pero basta que llegue a la ciudad una tormenta y falle el suministro eléctrico, que el automóvil se descomponga en medio de una autopista, que se desborde un río por las lluvias, o que te cortes la yema del índice con la hoja de algún documento y fluya la sangre y te acuerdes que todos llevamos la muerte por dentro… Entonces sí que añorarías la rutina. Porque, por encima, todo parece en orden en la ciudad, y en el fondo todos queremos que así sea.
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* Recuerdo que en Caracas, en la Cotamil, los carros también se detenían y la gente llenaba sus botellones con los riachuelos que bajaban de las quebradas del Ávila, pero creo que esa gente no lo hacía sólo por romper la rutina sino más bien por necesidad.

14 comentarios:

Unknown dijo...

Soy amante del campo. Estamos forzados a vivir en la ciudad. Es a lo que hemos llegado. Incluso esa vida que la gente se imagina en las afueras es una busqueda del campo, pero no hay campo. Hay mas ciudad mas autopistas y mas congestion. Ya creo que no existe el campo, la ciudad se lo va comiendo poco a poco.

boniato dijo...

a boniatillo la ciudad a veces le recuerda el campo..................pero entonces recupera el seso y se da cuenta que en el campo se respira vida de verdad..................vida desinteresada, vida bajo el sol, vida bajo la lluvia y los torrenciales aguaceros, vida cuando amanece frio y a las doce del dia hay que empezar a quitase ropa, la vida se respira, se come y se vive de cerca.

Unknown dijo...

Tambien podemos irnos a vivir a la luna.

Anónimo dijo...

En el campo tambien hay desajustados, estress y divocio. C'est la vie.

Unknown dijo...

Lindo escrito Robertico. Me quedo con la idea de que la ciudad es tambien una resistencia a la muerte, al descalabre.
Nunca te vimos en diciembre (!?), pero es que por aqui han habido algunos imprevistos citadinos.

JR dijo...

Mi ciudad ideal es la que convive con la vegetación y se apapacha entre la montaña y el mar. Ciudades como San Diego, Valparaíso, Niza, Santa Cruz de Tenerife... Y aún así, mi choza estaría junto a la periferia verde.

Anónimo dijo...

La luna fue comprada ha mucho por un tipo de California.

Realtor

Alfredo Triff dijo...

Mi abuela atesoraba la soledad: tenia una teoria de irse a vivir a una montan~a (una sola, la de ella) y verlo todo desde la distancia. Hay cierta belleza en mantener la distancia.

Amilcar dijo...

En los años ochenta fui a vivir a una comuna agraria. La razón "la ciudad era un pozo de "contaminación, desavenencia, falta de relaciones y violencia". Al cabo de un mes la soledad era tan grande que sólo podía hablar con los árboles... entré en una pequeña depresión simplemente porque los bosques no tienen conversación. Regresé a la ciudad, a la tienda de comestibles (bodeguita para los cubanos) y decidí empaparme de CO2 y actos culturales hasta la saciedad...Aún hoy en algunas ocasiones sigo considerando Miami un bosque...aunque menos poblado de árboles humanos.

Muy Bueno Roberto: buena meditación sobre el vivir urbano

Amílcar

JR dijo...

Contemplación. Perspectiva teatral. El mundo tomado a distancia es a lo que los místicos nombran como noticia gozosa. Una suerte de estética de la vida cotidiana. Pero el hombre no puede escapar del gregarismo y para constatar sus verdades -no las que son, sino las que les place escuchar o decir- necesita de la segunda persona.

La fe dijo...

Con este post no puedo menos que pensar en la ciudad donde vivo. Vine a NY hace casi 10 annos. De mas esta decir que es una historia de amor....y de odio. Hay momentos en que no resisto la ciudad, el ruido la gente....el subway. Pero a donde irme? Ya me fui dos veces, una de la Habana otra de Miami (aunque adoro a Miami pero vivi alla muy poco). Que me queda?
Despues de NY no hay muchas opciones. He tomado mi viaje upstate con mi mujer y es muy bonito, pero donde vivimos es una locura. Y la vida aca cada dia que psas se pone mas cara. A veces me pregunto quienes viven aqui que pueden pagar esos alquileres?
Bueno, Savino. Ya solte la descarga

Anónimo dijo...

Roberto, La imagen del manatial es preciosa. No hay foto? Cuantos dias hace de eso?

Anónimo dijo...

Hola, amigos. Me parece interesante que, aun estando todos en ciudades distintanes, saben exactamente a que me refieron cuando escribo lo que escribo. Ciudad es un lugar comun, para bien o para mal... Prometo conseguir fotos del manantial.
Ayer estuve liado en reuniones todo el dia, asi que, aunque tarde, aqui llego.

Anónimo dijo...

Sin peligros no me interesa la ciudad. Quien quiera el paraiso que se vaya a vivir solo.