viernes, 30 de agosto de 2019

Miami Dade sin agua y otras cosas




Jesús Rosado

Desde hace días las agencias encargadas del estudio de huracanes y pronósticos han advertido sobre la trayectoria del ya convertido en huracán Dorian. Ya está claro que va a impactar al estado de la Florida. Muy posiblemente con la potencia de huracán fuerza 4. Los residentes han acudido a los mercados velozmente a abastecerse de los recursos esenciales: víveres, agua y baterías. Hoy, noche temprana, mi mujer y yo,  hemos podido adquirir los víveres suficientes para afrontar el monstruo que se nos avecina. Pero el surtido de agua y baterías está en cero. 

Frustrante, preocupante e indignante. A donde quiera que nos hemos dirigido ha sido lo mismo. Y no son los proveedores los culpables, sino la negligencia de la administración del estado en impartir ordenanzas. Hoy los mercados debieron estar inundados de rastras abasteciendo. Los estantes vacíos ya son el primer estrago del fenómeno meteorológico certeramente anticipado por obra y gracia de De Santis. 

¿Cómo enfrentar este tipo de acontecimiento desprovistos de hidratación y de luces para linternas? Y si mañana, como puede esperarse, aparecen los abastecedores, ¿Cómo puede aplacarse el frenesí?

Hay cosas tan elementales en la administración estatal que cualquiera desprovisto de pedigree político los resolvería con sencillez.

Como involucrado recomiendo en este caso dos asuntos. Busquen depósitos de agua. Galones plásticos vacíos de cinco galones, jarras o cualquier recipiente considerable y los llenan de agua corriente y los almacenan. El agua de la pila es absolutamente potable. En cuanto a las baterías, estoy tan falto de respuestas como ustedes.

La siguiente sugerencia  y sin misericordia: demanda contra el gobernador por daños y perjuicios a toda una comunidad. Para que desde su despacho y vivienda plena de comodidades concientice que ha habido una población expuesta a su frivolidad administrativa sin necesidad. Y sobre todo, en desmérito de su gestión, esa comunidad ha sufrido carencia y desesperación que es lo más feo que le puede ocurrir a un político en una sociedad plenamente desarrollada donde la producción prima sobre el consumo. Esa tendencia a la ineficiencia es lo que más se parece al comunismo.

Y que no me hagan acusaciones partidistas. Porque con Rick Scott no sucedió. Una cosa es administrar y la otra, colgarse de la prenda electoral.

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