sábado, 3 de noviembre de 2012

simplemente Rodríguez



Pensábamos que Bob Dylan y Joan Báez habían marcado la época. Que después de Lou Reed o Leonard Cohen la poesía cantada no tendría paralelo. Que Lennon era el supremo y la juglaresca beat había completado su ciclo. A Rodríguez lo sepultaron los nombres y las productoras, no el talento. Su estrella parecía haber perdido el tren. Sus canciones se popularizaron en Sudáfrica, Zimbawe, Nueva Zelanda y Australia. En su país se le ignoró. Ni siquiera mencionarlo en Woodstock, aquella meca libertaria. Más el genio tiene su propio reloj de arena. Granos provenientes de golpe tras golpe de mar sobre la roca y Rodríguez ha resurgido. Rescatable, rescatado, el hombre que muestra que sin él la revolución de los inconformes nunca estuvo completa, vibra no solo desde la metáfora, sino en la suma de notas. Ya alguna vez vivimos a Feliciano, y ahora con las antiguas baladas de Rodríguez una era se reestrena. No escatimemos aquellos minutos fugaces. Una vez más, Ramparriba, Rampabajo, malecón y pelo largo. (JotaeRre)

3 comentarios:

Armando Tejuca dijo...

Que buen tema para hacer una peli, un grupo de hippies que un día se dan cuenta de que esto ha ocurrido, o sea, que además de sus ídolos uno ha quedado rezagado y lo peor es que es mucho mejor , es buenísimo el tio y entonces vuelven al pasado para vacilarle, ir a conciertos, giras y T-shirts con su icono predilecto. Para lograr eso necesitan hacer un pacto con el diablo y robarse al viejete que vive olvidado en un asilo de Tampa.

Anónimo dijo...

maravilloso rodrIguez. y el documental es una joya. RI

Anónimo dijo...

espectacular!!