viernes, 16 de julio de 2010

Teatro, sudor y lágrimas


Petra, Karin y Marlen. Foto: icrariza.blogspot.com

Mayra Marrero

Las altas temperaturas parecen ser sinónimo de teatralidad en Miami, y el pasado viernes no fue la excepción. En el caliente Lincon Rd, específicamente en el Colony Theatre tenía lugar la segunda presentación de Teatro El Público (grupo teatral de la isla) en su primera gira por el sur de la Florida, durante Out in the Tropics, primer festival gay, lesbian, bisexual and transgender, con una muy a propósito obra: “Las amargas lágrimas de Petra Von Kant”. La interpretación de tres mujeres (que debaten su sexualidad entre lesbianas y/o bisexuales) hecha por hombres se interpone al recurso freudiano del “el vacío del pene” en la conciencia femenina, y las diferencias que imprime entre lo masculino y lo femenino, o la discusión entre feminidad y masculinidad como recurso en el comportamiento social.

Que un hombre represente a una mujer no es nuevo en el teatro; por el contrario, desde los tiempos del teatro isabelino, los hombres eran los elegidos para representar. La propuesta de Carlos Díaz, con clara filiación postmoderna, podría estar en la barrera entre travestismo o construcción del personaje a través de motivaciones internas y/o externas. Los personajes de Petra, Marlen y Karin, deambulan entre el travestismo y la masculinidad presentes en el comportamiento femenino, y en tanto Sidonie manifiesta la masculinidad en el cuerpo de mujer sin pene. “Las amargas lágrimas de Petra Von Kant” es un homenaje al cine a través de su propia teatralidad, en este caso a la película homónima dirigida por Rainer Werner Fasbinder en 1972.

Este teatro-filme de Carlos Días, con dramaturgia de Norge Espinosa, es un viaje a la Alemania decadente de Cabaret, al absurdo de Almodovar y su exacerbación de lo cotidiano. Díaz ha mantenido esa estética tan cinematográfica y a la vez tan teatral, quizás porque desde sus inicios se ha nutrido de actores de diferentes escuelas (cine, televisión y teatro), o porque no se ha limitado a usar solamente el recurso gestual o vocal de sus actores, sino que ha creado códigos estéticos a partir de la revalorización de lo cotidiano. La iconografía teatral de Carlos Díaz y su estética han perdurado y enriquecido con los años. ¿Cómo se puede lograr esto? Con la vuelta a la semilla, la concepción de grupo en el cual se establece la complicidad actor- director; desarrollando el entretejido de signos y símbolos que enmarca la gestualidad / iconoteatral de un grupo. De ahí el resultado de una puesta en escena que los identifica y que en la noche del viernes último disfruté tremendamente. La banda sonora muy bien escogida acentúa la decadencia de la situación, en la voz de Marta Strada. La escenografita que se centra en una cama, lugar escogido para grandes debates, lugar de sueños, confesiones y de sexo cómodo- tan presente en ese debate pasional que es toda la obra. Nada es gratuito en el cuidadoso montaje de Díaz salvo algunas coletillas dispersas que atentan con la asepsia textual.

Son sin duda el plato fuerte de la puesta en escena, los actores. Fernando Hechevarría actor experimentado, miembro de Teatro Escambray por varios años y ahora de El Público, ha logrado un personaje diseñado y estructurado sin excesos, repleto de contradicciones, por medio de una feminidad (dentro de ser masculino) de una corporalidad convincente, y un “decir” matizado, cuidadoso en cada parlamento. Momentos especialmente memorables: su dualidad, su derrumbe, la borrachera, ¡qué regocijante asistir a un desdoblamiento como el de Fernando en su muy creíble Petra Von Kant! El resto del elenco lo secunda con maestría: Marlen/ Yanier Palmero construyó un personaje, dentro de su mutismo, que se hacía presente cada instante, cuidadoso/a en su interpretación admirable en su gestualidad; logrando la dulzura de una mujer condicionada por su amor a Petra. Karin/ Lester Martínez maneja con desenfado y descaro su Karin, incorporando ese humor tropical que nos caracteriza: ¡hilarante! Sidonie / Ismery Salomón construye su personaje a partir una investigación de lo gestual (algo que ya se había iniciado en la escena cubana a finales de los 80). Pero trasciende con su búsqueda, siendo el inverso del resto de los personajes: lo masculino en la feminidad, con un muy cuidadoso estudio vocal, estableciendo un juego en la dualidad como género . La aparición de Monica Guffanti es siempre bienvenida y se agradece. Gabriela/ Alicia Hechevarría en su pequeña aparición como la hija de Petra está convincente en su papel, pero aun en proceso de maduración actoral -toca seguirle los pasos.

Una pequeña intervención fantasmalmente evocativa de Carlos Caballero (actor de Miami en una obra del otro lado), tiene un notable simbolismo más allá de su propia teatralidad. Noches como estas se aplauden con la intensidad que el público, siempre juicioso, mostró con gratitud a los actores y a su director por una velada memorable. Yo acoto: ¡CHAPEAU!

Epílogo:

Aún esperamos que este puente Habana- Miami (hasta ahora unidireccional), siente la pauta que transforme el largo pasillo de noventa millas, en dos vías de intercambio cultural. Desde este lado muchos teatristas cubanos tratan de mantener la hispanidad y la cubanía con sus creaciones. La familia teatral de Miami crece rápidamente y se vitaliza día a día. Por lo que me encantaría ver encuentros entre ambas partes con perspectivas diferentes, con estéticas diferentes, con aproximaciones a la realidad diferentes, lo cual definiría muy bien una de las ya casi olvidadas leyes del materialismo dialéctico: “unidad y lucha de contrarios” -aunque sólo sea en teoría, porque lo “contrario” se estrecha y lo que nos iguala se agranda. Felicidades a FundArte por gestar este encuentro con el teatro cubano de la isla, y por escoger dos grupos puntales: Teatro El Público y Teatro Buendía -este último se presenta en Teatro Manuel Artime el viernes 23 de julio. Por allá nos vemos y que siga el verano caliente. ¡A sudar!

9 comentarios:

Alfredo Triff dijo...

Pero trasciende con su búsqueda, siendo el inverso del resto de los personajes: lo masculino en la feminidad, con un muy cuidadoso estudio vocal, estableciendo un juego en la dualidad como género.

Muy buena crítica Mayra, y porque estuve ahí la aprecio mejor. Creo que Petra se puso sabrosa a medida que avanza la puesta, al principio de la obra no me convencía, tal parecía que estaba masticando el texto. Karin muy bien y qué decir de Marlen!

En un momento de desdoble ese cambio de-palo-pa-rumba con el “Bálbaro” de Petra acabo conmigo. Creo que debieron justificar mas las entradas de Carlitos (después de todo no es solo un gevo).

Anónimo dijo...

Gracias, estoy de acuerdo contigo la puesta hizo la justa parabola y termino en el punto alto.
M.Marrero

Anónimo dijo...

Se debio llamar la jaula de las locas. Machum Maximus

Anónimo dijo...

VI LA PUESTA DE PETRA EN EL TRIANON HACE 2 ANOS Y ME PARECIO IMPACTANTE,UNA MUESTRA DE LA VITALIDAD DEL TEATRO EN LA ISLA. VIMOS (DISFRUTAMOS) A BUENDIA EL DOMINGO EN "LA VISITA DE LA VIEJA DAMA", Y LUEGO HUBO UN CONVERSATORIO INOLVIDABLE CON FLORA Y SU GRUPO, HUBO LAGRIMAS Y RISAS EN AMBIENTE DE TOTAL CUBANEO, EL DOMINGO BUENDIA CIERRA CON CHARENTON, Q. PROMETE MUCHISIMO TAMBIEN.
ESTAMOS TAN CONTENTOS COMO USTEDES EN MIAMI, Y TAN DESEOSOS PORQUE CONTINUEN ESTOS ENCUENTROS, A DOS VIAS, CLARO, COMO DEBEN SER.
ABRAZOS A TODOS
ERNESTO

Anónimo dijo...

"primer festival gay, lesbian, bisexual and transcender"
Ojo, es "Trasgender".

JR dijo...

Mayrita, le entraste muy bien a la puesta. Tengo que confesar que me sorprendió sobremanera (y muy gratamente) el trabajo de Fernando, un actor que observé en actuaciones muy parametradas en el teatro y en la TV de la isla. Sin embargo, ahora en esta pieza, tras un comienzo un tanto apagado que amenazaba con el cabeceo, comenzó a calentar el performance y terminó entregándonos uno de los mejores momentos del teatro cubano reciente. Era otro Fernando diferente; un intérprete mimético, camaleónico, flexible, emancipado, que se impuso con sus transiciones ambiguas de una orilla a otra de los sexos y nos involucró en un conmovedor desgarramiento. De la Ismery Salomón me cautivó su presencia escénica, poderosa desde el relumbre de la piel hasta la proyección de la voz y el despliegue gestual y corporal. El personaje de Yanier Palmero (Marlen) atrapa en su intensidad. Es difícil perderle de vista aún tras el velo de los parlamentos del resto de los personajes. Su desempeño silencioso ejerce una especie de pilotaje dramático que distribuye, acentúa y complementa información emocional. Su único momento desafortunado fue el doblaje casi caricaturesco de las baladas de la Strada, durante el cual no cuajó ni siquiera el aire farsesco. Salvo eso, la caracterización de Yanier es sobresaliente: un disfrutable trasvestismo que nos deja con deseos de repetir. Lo demás, se me reparte así: Mónica, una invitada de lujo, no más; el Karin de Lester Martínez una construcción fallida de su personaje mediocre y oportunista, concebido en matices más apropiados para el gusto vernáculo intrasular que para la mirada cosmopolita de extramuros. Definitivamente sucumbe entre las delicadezas histriónicas de Fernando y Yanier. Alicia (Gabriela) tiene que espabilarse, que los cubanos hemos tenido unas cuantas chiquillas precoces encaramadas en las tablas. Y Carlos Caballero debió haber sido un espectador más. Por lo demás, bendito sea este reencuentro con los teatristas de Cuba!! Rampa arriba, rampa abajo hemos vuelto a desandar.

Anónimo dijo...

MAYRA EXTRAORDINARIO QUE VISIÓN, MUY INTELIGENTE ANÁliSIS A LA ALTURA DEL ESPECTÁCULO. CON CONOCIMIENTO DE CAUSA.

CHAPEU PARA AMBOS, YVONNE LOPEZ ARENAL

Los relatos de Maurice Sparks dijo...

Los invito:

http://losrelatosdemauricesparks.blogspot.com/2010/07/los-rostros.html

Gracias.

RI dijo...

Qué buena reseña Mayra, qué bien dicho. Además de coincidir contigo, hay ciertos detalles que no pasé por alto: la presencia escénica de Karin/ la agradecí –una es sensible a la belleza. Y varios apuntes al director: caminatas innecesarias trazando forzadas geometrías en el escenario (¡?), todas las salidas y entradas de actores sucias (algunos por puerta de lateral público, otros por sala de butacas …). Muy pobre el trabajo de luces. Pero fue una grata experiencia, sin duda.