miércoles, 3 de septiembre de 2008

Balada para Ricardo

Cristina Fernández

Días de aglutinarse en torno a Gorki, mediar por su libertad y regreso al mundo extrapenal. Indignación y cobardía, pancarta y golpiza, voces que callaron y otras que avanzaron por encima de cualquier pretexto. Tales pinceladas matizaron estos días. De repente, y como en vuelta de un sueño gozosamente vivido, me acordé de Ricardo. Ese que por decreto de Gorki hoy nombra su grupo. Se comenta que el homenaje viene por gustarle mucho el porno y pretenderlo como habitual costumbre. De ello no tengo constancia; en ese punto no fuimos cómplices. Aunque para ser veraz debo precisar que varias veces me habló con fruicción de sus “gordas” aplastantes. Que le gustaban las carnes sobresalientes de las líneas directrices del cuerpo, como en esas Venus de feroz esteatopigia. Sospecho que fue una de las personas que más se alegró con la última “indulgencia” hacia Gorki. Cabeza de músculo, cabeza de pinga, cabeza de puerco, son algunos de sus alias. Cabeza que cubre con un sombrero de yarey, presto a trashear cuando sea necesario, una calvicie prematura. Sombrero que aparece en conciertos, exposiciones, descargas inventadas y por inventar. Acompañado de la momia de su bicicleta entizada. Cuentan que esta bici estuvo de cuerpo presente en una exposición paralela a una Bienal de la Habana, en casa de Sandra Ramos. Que allí, revestida de tape y esparadrapo fue elevada a la categoría de objeto artístico.

“ ...Logro enfocar a Cabeza de Puerco en el tumulto y ahí empieza la cosa, porque algunos van hacia allá y otros regresan, y con el flujo y reflujo de fiestantes. Cabeza de Puerco es proyectado contra un policía que ahora le tiene agarrado por el brazo. ...”

Prueba de que Ricardo estuvo también en un texto literario emblemático de una época y de una generación. Me refiero a “La horma”, de su tocayo Ricardo Arrieta. Entre frikis, aspirantes a literatos, cineastas por venir, pichones de pintores y anónimos diletantes, se colaba la imagen de este hombre-güije. Para ser más sorprendente un día Richard se volvió artista. Funcionaba en mi casa la galería “El Telégrafo” cuando un día me lleva una carpeta rebosante de trabajos. Ya antes me había dicho en la calle que estaba participando en un concurso de pintura naive. La verdad es que esperaba una suerte de bad painting, con impronta caótica o grotesca. Me sorprendió una colección de cartulinas a crayola, limpiamente lograda. Apoyándose en esa iconografía elemental de los niños al dibujar: flores, casas, sol, árboles, asumí que sus dibujos eran deliberadamente perpetuadores de una percepción elemental del mundo, desplazada a posteriori por la conciencia. Resultó dominar con maestría el garabato. La muestra nunca llegó a realizarse, por razones ajenas a más de una voluntad, y ajenas a la inocencia, desde luego. A Ricardo lo vi unos días antes de salir yo de Cuba. Vestido de caki gris, con el uniforme de los trabajadores de la aduana ferroviaria. No me gustó verlo dentro de ese traje pero respeté su estrategia de intentar domar una sociedad que lo marginaba por niño y por perverso. Me pregunto hoy al invocarlo: ¿Se tocan los mundos de la infancia y la lujuria? En todo caso, parece que en Richard no se excluyen. Como ciertas zonas de la cultura y la contracultura que acaban por contaminarse, a pesar de los ruegos e intenciones de algunos. Los más elitistas.

21 comentarios:

Anónimo dijo...

Obama alcanza por primera vez el 50% de respaldo
La popularidad del candidato demócrata aumenta pese al despliegue mediático de McCain en plena Convención Republicana

Anónimo dijo...

Que linda historia.

Anónimo dijo...

Quien sabe el paradero de Ricardo Arrieta,vive en la Habana aun?

Anónimo dijo...

Gracias Cristina ,es una gran anecdota y muy bien escrita!
Espero poder leer mas cosas.

P.L. dijo...

bienvenida cristina
traes
otro ángulo de
ese hombre
/no hombre nuevo/
que se llama Gorki

Unknown dijo...

Bella historia. Gracias Cristina.

Feminista dijo...

Cristina: Bienvenida. Muy informativo tu post.

JR dijo...

En el fondo de estos caracteres cáusticos suele hallarse una bondad casi porno. Recuerdo a otros malditos del arte cubano con ese espíritu agridulce. Hubo uno genial con la paleta que en los años 30 se orinó con indignación en un espacio público de exhibición y, mientras meaba rabiosamente, en uno de los muros dibujaba, con chorro bien iracundo, el tierno perfil de una madonna.

Anónimo dijo...

Es cierta esta historia? Este es el Ricardo de Porno para Ricardo de verdad?

JR dijo...

Bienvenida, Cristina!

Alfredo Triff dijo...

Creo que eso debe responderlo Cristina.
Welcome!

Anónimo dijo...

David Duchovny se acaba de internar en una clinica de rehabilitacion por su adiccion al porno. jeje

Anónimo dijo...

Bienvenida, Cris!

Ingeborg Portales dijo...

La vida ha cruzado nuestros caminos en rarisimas circustancias (Matanzas, la Habana y ahora felizmente, en Miami.)
Cuanta nostalgia Cristina. Al recordar hasta me parece estar escuchando la risotada de Marrero burlandose del personaje.
Quisiera volver a estar en esa
hermosa casa tuya algun dia.

ABREQUEVOY dijo...

Lo lindo es que una historia pare otra y asi sucesivamente.
Cristina: Que bueno tenerte por estos lares. Me gusta como escribes.

Unknown dijo...

¡Bienvenida Cristina! Fíjate que sí, Freud definió a los niños como perversos polimorfos, para los que el objeto sexual es indiscriminado. Saludos, Rosie Inguanzo

Anónimo dijo...

Ese negro lindo es Ricardo???

Cecilio Valdes

Anónimo dijo...

Al sombrero le quedo grande Ricardo.

Jo Ruiz dijo...

Cristy,ya sabía yo que en tí había una excelente escritora. Cuánto he extrañado siempre nuestras conversaciones en tu casa de Gervasio. Ahora mismo tengo lágrimas en los ojos. Con qué sensibilidad y talento escribes, y qué historia más hermosa. Me encanta eso de la bicicleta "entizada" que se convirtió en objeto artístico. No sé si conocí a este personaje en La Habana. ¿O se habrá escapado de una novela de Arrieta y ha tomado cuerpo en la vida real?
Sigue escribiendo cosas así, y un beso para tí.

Anónimo dijo...

Poco antes de salir de Cuba vi a cabeza de musculo vendiendo algunas cartulinas por la catedral, el siempre saludaba a todos, tenia una fina intuicion para reconocer y pegarce a los artistas y aunque uno no sabia bien de donde lo conocia, el parecia siempre un viejo amigo. Es cierto que su bicicleta estaba totalmente entizada y que ultimamente andaba con sombrero.
Es uno de esos personajes de La Habana, marginales y alegres que logran su fama de tu a tu. Ojala este bien.

Anónimo dijo...

ricardo no es lindo by any stretch of the imagination. pintaba gordas y se masturbaba con pornografia de gordas. ahora ya esta medio viejo y me da que ni las gordas se la paran....