miércoles, 15 de agosto de 2018

Los gusanos y la hegemonía castrista

Actos de repudio contra "la escoria" (La Habana, 1980)

alFRedO tRiFf


¿Cómo explicar que alguien de la cuadra que te conoce de toda la vida y al que no le has hecho nada de la noche a la mañana se preste para asediarte y repudiarte al amparo de los hechos?  

(fue lo que muchos de nosotros vivimos el mes de abril de 1980)

En tumiamiblog hemos tratado de explorar el difícil asunto del colaboracionismo (hablábamos de los colores diversos del apoyo al régimen, desde indiferentes, simpatizantes y aliados hasta los segurosos).

Se ha hablado mucho del totalitarismo castrista, pero de lo que no se ha hablado es del castrismo como Hegemonía. La razón es que parecería incompatible usar un concepto elaborado por un filósofo de izquierda como Ernesto Laclau para criticar una ideología presuntamente de izquierda como lo es el castrismo. La noción generalmente aceptada es que el castrismo es "de izquierda". Pero lo que ocurre es que por obra y gracia de una inversión simbólica propia de la Hegemonía como tal, el castrismo muy bien podría ser en este momento un fenómeno de derecha.

¿En qué sentido es la hegemonía castrista de derecha?

La oposición entre derecha e izquierda no puede definirse a priori de sus trayectorias relativas. La Revolución cubana se funda en la idea (de la izquierda de los sectores de la sociedad cubana) de devolver a Cuba el curso democrático usurpado por la dictadura (de derecha) de Batista. Después de más de 50 años en el poder, la hegemonía castrista mantiene un inmovilismo conservador fundamentado en un sistema burocrático de represión civil cada vez más parecido a aquel contra el que inicialmente luchó.

¿Y no es ese curso hegemónico del castrismo prueba de una perversión de identidades y valores? 

Ernesto Laclau

La idea de Hegemonía de Ernesto Laclau es lo suficientemente compleja como para permitir lecturas arriesgadas.
Lo que está en crisis hoy es esa concepción total de socialismo que descansa en el eje ontológico central de la clase obrera bajo la direccion de la Revolución (con "R" mayúscula) como indiscutible fundadora del momento de transición de una sociedad a otra, y el prospecto ilusorio de un colectivo unitario y homogéneo que hará arcaico cualquier futuro momento en la política. (HSS, p. 2)
¿Qué es Hegemonía? La unificación de una totalidad diversa bajo una cierta articulación.*

En dicha  articulación, el liderazgo político aparece como "espacio neutral" que representa una gama de demandas específicas. Laclau y Mouffe lo llaman "horizonte político", espacio que posibilita el discurso político como tal. A nivel simbólico, la hegemonía produce (a la vez que acapara) su discurso específico, pero he aquí que dicha articulación se hace invisible.
(...) la hegemonía de un sector social depende de cómo presentan los intereses universales de dicha comunidad (...) queda claro que dicha identificación no es solo la prolongación de un sistema institucional de dominación, sino además que dicha expansión presupone el éxito de la articulación entre lo universal y lo particular (CHU, p. 54)
Como veremos la perenne tensión entre lo universal y lo particular abre una brecha. Laclau de nuevo:
(...) la universalidad no puede ser representada de forma directa... lo que se requiere es la forma de representación de una imposibilidad.
¿Representación de una imposibilidad? De parte del gobierno cubano lo sería la apertura real al cuentapropismo o la liberalización de la Internet, la despenalización arbitraria de la libertad de expresión pacífica. La hegemonía castrista no lo permite. Y si desde lo político la imposibilidad es la no posibilidad de estructurar un reclamo que no sea, o bien subvertido (todo opositor contra Castro es un agente del imperialismo yanqui), puesto en duda (todo oposicionista no es más que un corrupto oportunista), o absorbido por el sistema (el discurso de Raúl que abre el documental Gusanos por ejemplo). ¿No es ese precisamente el contexto actual de la oposición cubana?

Volviendo a la llamada articulación

El éxito de la ideología castrista (con su eje socialismo/ nacionalismo/ antiimperialismo) consiste en totalizar el discurso de una manera casi imperceptible (o con una percepción justificada, a saber "dentro de la revolución todo, contra la revolución nada"). En un momento entre los años 60-80, la Revolución con el Partido Comunista al frente parecía encarnar el discurso hegemónico que predicaba.

Hegemonía es más que ideología, pues abarca no solo procesos ideológicos, sino también las fuerzas materiales que generan dichos procesos. Esto incluye la amplia gama de prácticas sociales, a saber: a) el conjunto institucional del Estado, b) el aparato represivo, d) la educación, bienestar c) los procesos económicos, d) las instituciones nacionales.

Por supuesto, existe un discurso hegemónico que se posiciona -no sólo como el único marco posible para la resolución de cualquier crisis- sino que se presenta como el cumplimiento del "mito". Cuando hemos dicho que el castrismo precede a Castro, no estamos más que parafraseando la tesis mitológico-política de Castro cuando dice que "Martí es autor intelectual del ataque al cuartel Moncada".

Mientras más se consolida el discurso hegemónico más se convierte en el marco donde toda una serie de identificaciones simbólicas se dan por sentado. Con el tiempo, el sujeto político (en nuestro ejemplo, el cubano promedio) se posiciona e identifica a partir de de esa lógica. A ese momento de alta autoridad del discurso hegemónico de Laclau llama "imaginario".
Lo imaginario es un horizonte. No uno más entre otros objetos, sino un límite absoluto que hace posible (o que) estructura un campo de inteligibilidad, y por tanto se establece como la condición de posibilidad de cualquier otro objeto. (RROT, p. 89-92)
En este imaginario trae como consecuencia un fenómeno apropiativo. Por ejemplo, en Estados Unidos tenemos segmentos de la derecha que cacarean los reclamos del movimiento de los derechos civiles para la construcción de sus demandas: el NRA ("libertad para defender la familia"), la industria del tabaco ("libertad de elección"). Dentro del castrismo vemos a Mariela Castro estipulando demandas de libertad para la comunidad LGTB. Gusanos abre con Raúl Castro en su discurso despidiendo a un Mandela abogando a favor de los derechos humanos.

Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba  

¿Cómo funciona la hegemonía totalitaria?

Se manifiesta como intervención política total, mediante la transformación institucional y el avance hegemónico institucional. Aquí Laclau y Mouffe están de acuerdo con el politólogo alemán Carl Schmitt:

1- No es posible ocupar un espacio más allá del poder.
2- Las decisiones políticas necesariamente conllevan la exclusión de otras alternativas.
3- El consenso racional entre agentes a través de la fábrica social es prácticamente imposible.
4- Cada solución hegemónica institucionalizada implica una cierta burocratización que más tarde amenaza el avance democrático conseguido.

A medida que el proyecto hegemónico intenta articular más y más símbolos y demandas, se desatan contradicciones y relaciones antagonísticas. Por ejemplo, la ofensiva revolucionaria de fines de los 60 y la coerción al cuentapropismo trajeron como consecuencia el robo al propio estado que implementaba tales políticas. De nada valían los castigos ejemplarizantes; el robo simplemente continuaba. Por supuesto, el discurso hegemónico es capaz de neutralizar dichos antagonismos. De ahí que el imaginario se represente como un bloque frente al enemigo común ("el imperialismo yanqui", "agentes de la CIA", "gusanos", "la escoria").

Esta es la figura del "gusano" de los años 60 y 70 y más tarde "la escoria" durante la crisis del Mariel.

Acto de repudio contra las Damas de Blanco

El acto de repudio castrista es una modalidad de conflicto que emplea la fuerza del estado mal-presentada como una manifestación popular. El propósito es amedrentar y humillar. Pero se hace difícil presentar la fuerza como una justificación. La fuerza no se vale a sí misma. En El contrato social, capítulo III subtitulado "El derecho del más fuerte" Rousseau presenta una máxima apodíctica: si la fuerza fuese un derecho, el orden político no sería posible, pues la fuerza no puede legitimarse a sí misma.

Los cuadros de la Seguridad del Estado cubano no pueden ignorar la creciente tensión de legitimidad que representa la represión contra la oposición pacífica en Cuba. La afrontan desde una posición hegemónica: No hace mucho, en la página Cuba información se justificaba ustifica el repudio contra las Damas de Blanco (ahora llamadas "Damas de Washington"). El acto era orquestado nada menos que con estudiantes universitarios. 
Más de 500 estudiantes y vecinos donde reside Laura Pollán en Centro Habana, colocaron una inmensa bandera del 26 de Julio y se apostaron frente a su casa, lo que llaman en Cuba el “Cuartel de la OTAN”, para repudiar los pedidos de las Damas de Blanco de que Obama aplique la misma fórmula de Libia para la Isla. Los pacifistas, indignados por tal pedido para la nación, corearon consignas a favor de la revolución cubana y sus líderes Fidel y Raúl Castro e impidieron que las financiadas por la SINA, según los cables de Wikileaks, salieran de la casa para marchar.
Observen la inversión de significantes: "pacifistas" ahora aplica a los que repudian. Las Damas por su parte devienen soldados de la OTAN. ¿Qué hacen estos "pacifistas" repudiantes impidiendo que un grupo específico se manifieste pacíficamente? Repudian los pedidos de una invasión contra Cuba. La difamación y el ad hominem contra las Damas de Blanco que presuntamente desean una intervención militar contra Cuba. El lenguaje hegemónico castrista se basta a sí mismo. El punto es que no se trata solo de que una página Web castrista lo publique, sino que se revierte en parte de la lógica del discurso.

Hegemónicamente hablando: La fuerza del estado queda traducida como la justa indignación del pueblo.

Está claro que no importa cuán arbitraria parezca la justificación de dicha fuerza hegemónica.   

No hay duda que existen grupos dentro de Cuba que han comenzado a articular una posición que pone en tela de duda el imaginario hegemónico castrista. Esta articulación establece una particularidad dentro de la universalidad del reclamo oposicionista. El reclamo de democracia para Cuba es demasiado universal en este caso. Los oposicionistas se han dado cuenta que el significante es hegemónicamente vacío. Hay que reclamar particularidades: El reclamo de medicinas para los seropositivos de la comunidad LGTB, o libretas y lápices para estudiantes, o paneles y actividades culturales en Estado de Sats, entre otros.

"Democracia" para Cuba parecería un significante vacío desde la posición hegemónica. Aquí Laclau habla de la "positivización de lo negativo", que es una cierta producción de significantes vacíos que a su vez se tornan en posibilidades para el cambio político. 
(...) el momento ético parece estar relacionado con la presencia de símbolos vacíos en la comunidad, la cual requiere la constante producción de esos símbolos para que la vida ética sea posible. (CHU, p. 85)
 ¿Qué los determinan? Una decisión, que si bien comienza por lo particular, eventualmente apunta a lo universal. Dicha positivización de lo negativo (la producción de significantes vacíos) da visos de legitimidad a espacios discursivos que le son arrebatados al discurso hegemónico. 

La resistencia puede subvertir el discurso hegemónico con planteamientos particulares:
(...) la resistencia se convierte en política en el sentido de que empieza a apuntar no sólo a un oponerse a una instancia específica de dominación, sino que trata de poner fin a toda esa estructura de subordinación...  (HSS, p. 152)
Tal parece que la oposición cubana comienza a encontrar una articulación. El "gusano" se fue, pero queda una terca e incipiente oposición. Esa oposición ha podido articular una resistencia: precisamente el mensaje que aparece en Gusanos.


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* Si es que merece tenerse en cuenta para revisionistas (y sé que los hay), tal parece que Laclau toma el término "articulación" de Althusser quien con dicho concepto trató de demostrar que una contradicción dentro de una estructura política no está "determinada" solo a un nivel (por ejemplo, el económico) sino que aumenta y disipa por por contradicciones específicas hacia otros niveles dentro de dicha estructura.