viernes, 9 de marzo de 2012

Una democracia feminista para Cuba

Rosie Inguanzo 

Más que felicitaciones inefectivas e inocuas, un día como hoy tendríamos que plantearnos reflexiones concretas, pelos y señales de un lastre, como “el masculinismo de estado: esa enfermedad no diagnosticada de nuestra psiquis nacional” –según Ileana Fuentes. En Cuba sin caudillos (Linden Lane Press 1994), Ileana adelanta una agenda para el siglo XXI, todavía sin estrenarse casi 20 años después de publicada: Una democracia feminista, que restablezca a la mujer en la sociedad cubana, rectificando una tradición sociocultural fundamentalmente machista y misógina que en última instancia nos deshumaniza a todos, hombres y mujeres. Notemos que nuestro descalabro social ha sido perpetrado por caudillos. Dice Ileana: “Tenemos que confeccionar una agenda humanista, justa y representativa con la cual ayudar a reconstruir la nación”. Pone el dedo en la llaga del defecto, desmenuza que la exclusión de las mujeres “de las esferas donde se planifica y ejecuta el rumbo de la sociedad es la razón básica de que se prolonguen las dictaduras”. Dice: “Estoy convencida yo y miles de personas como yo—de que el mundo es hoy un apocalíptico infierno porque el poder patriarcal—esa aberración de lo masculino que comúnmente llamamos machismo ha monopolizado y caotizado la gestión social humana, tanto en el ámbito político, como en el cultural, como en el económico”. Esta dama lleva mucho tiempo desfilando sola por la cultura machista cubana, de la isla y exiliada, en las organizaciones del exilio, en la prensa, en la academia, desde un activismo descarnado, perspicaz aún gentil, planteando la problemática cubana en términos de género, de sexo y de exclusión. Corrobora ipso facto lo que ya sabemos: “la oposición del exilio tampoco muestra diversidad en esos términos. El liderazgo de casi todas las organizaciones en el exilio es masculino y blanco”. 
Y problematicemos, que el daño alcanza a todos, si no cómo se explica la foto arriba. Por lo que no me vengan con felicitaciones.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Inguanzo, eso ya sabemos que es imposible, pero soniar no cuesta nada.

Sonora dijo...

Yo siempre me gano el regaño feminoide con el consabido arañazo de uñas rojopintas cuando digo q por lo general gran parte de las mujeres cubanas son más machistas que sus hombrecillos. Y aclaro q disfruto el arañazo, tuerca floja q soy, pero detesto la bobería en bandeja de la cubana-defiende-macho que va y ofende a la querida, por ej., y le perdona al pichidulce la falta de respeto. Y pq a los cubanos / as les gusta la humillación del macho seductor y mamatabaco, el hombre fuerte de ego duro y erecto, estamos aquí , revolviendo nuestras cenizas entre el revoltillo de sus huevos cluecos.

Anónimo dijo...

Yo le tengo mucho miedo precisamente al tono de Rosie. Parece un discurso rencoroso y tiránico. Machista. Aunque se de buena mano que ella es una florecita, la he presenciado volátil e iracunda en estos temas, a punto de coger a cualquiera por el cuello. Doy mi voto por la mujer 100% pero por favor no caigamos en lo de España que al final lo que quieren es a un macho energúmeno que sustituya a los aficionados del futbol. LS

JR dijo...

Coño, hubiera querido felicitarlas, pero después de leer este post me siento abochornao. Prefiero desfelicitarme solito y callao. Un saludito, Rosie

Anónimo dijo...

Si, si, tienes mucha razón, el día de la mujer no es como felicitar a nadie. Lo historia de la mujer es muy penosa, por siglos todos los espacios sociales de todas las etnias y culturas se han usado para vejarnos: la religión, la política, y hasta en las más respetadas obras literarias han sido instituciones para someter y humillarnos. Pero lo insólito es que en pleno siglo XXI continúen estas prácticas, en nuestros países es vomitivamente aberrante. Como venezolana y mujer comparto y entiendo, ahora más que nunca ese falocentrismo criollo del que habla. Déjame al menos felicitarte por escribir, actuar, crear, aclarar, encabronarte, reconocer, estar alerta y no bajar la guardia. Un abrazo. Judith.