martes, 14 de febrero de 2012

Decir el amor

                                                     Félix Gonzalez-Torres, Untitled (Perfect lovers),1991.

Dos relojes gemelos marcan idéntica hora, pero sus vísceras de litio dejarán de coincidir en tiempo y circunstancia en algún momento. El evocador azul claro de background completa la sustancia metafórica . Félix González-Torres dedicó la obra a su pareja, Ross Laycock, cuando éste fue diagnosticado con SIDA.  En su dolor y con delicada austeridad lírica, el artista se trata de explicar la relación entre amor y plazo existencial.  Los avatares de la perpetuidad ante el destino inexorable.  Por el camino de esa poética insinuante, la correspondencia objetual -sutil y minimalista-  alcanza a resumir los ciclos del corazón.  La similitud de ambos relojes apunta a la identificación entre dos secuencias humanas sometidas a igual tensión  finitud-infinitud . La lectura es clara: la perfección puede ser reversible en lo matérico, pero no niega su formulación como anhelo. Al menos, en el acto estético, el tiempo se puede atrapar efímeramente. En este punto es indefinible si el artista nos convoca a la filosofía o a la utopía. Quizás las dos cosas. Lo cierto es que sería arduo hallar en otro gesto simbólico, condensación tan contundente de amor y vida. Para llegar ahí, hay que haber amado intensamente y, luego, tener el coraje de convertir en concepto la posibilidad de la pérdida. (JR)

13 comentarios:

Alfredo Triff dijo...

La lectura es clara: la perfección puede ser reversible en lo matérico, pero no niega su formulación como anhelo.

muy bien dicho.

Anónimo dijo...

Cuanto esta por escribirse sobre esa rara avis del arte que es Gonzalez Torres

Anónimo dijo...

este es otro llamado artista conceptual que le ha llenado de tarecos los museos al primer mundo y aun no se han dado cuenta , bien hecho por el difunto mete-con-la -cara jajajajajaj

Anónimo dijo...

el amor como sincronIa y, como bien apuntas JR, supeditado a la finitud; linda pieza...gracias por traerla. RI

Anónimo dijo...

Yo deje un comentario
esta mañana para Jesus ¿ donde esta?

Un abrazo

Amilcar

mantilla dijo...

bella manera de celebrar el Valentine

JR dijo...

Amilcar, en la veces que he entrado a moderar no he encontrado comment tuyo. A veces no entran, por razones inexplicables. Sorry, hermano

JR dijo...

Gracias, Rosie y Alfredo. Gracias a todos los que nos visitaron. Japi valentain!

RW dijo...

Rica selección, muy buena nota de Jesús.

Anónimo dijo...

lo que el mundo necesitaba , un comentario de Amilcar..

Anónimo dijo...

dale Amilcar,repite y pon sabor

Crítico Preocupado por la Hermenéutica dijo...

¿Y si se refiriera al orgasmo?

JR dijo...

Bueno, tengo que publicar mi comentario sobre Havanization aquí porque no me es posible hacerlo en donde corresponde:

Bueno, lamentablemente no estaremos allí, pero hemos estado al tanto de lo producido por estos músicos en los últimos años, tanto individualmente como participando en proyectos colectivos. "Havanization"(o Habanización) es un concepto atractivo para nombrar este muestrario de una movida que Joaquín Borges Triana ha dado en llamar música alternativa cubana, denominación con la que no está muy conforme Raúl Paz, pero con la que Borges trata de identificar esa disyuntiva musical a las -como bien las califica Triff- "tendencias gastadas y retrógadas". Esta sacudida fue penetrando el sonido finisecular de la isla, a partir que se radicara algunos músicos cubanos en otras geografías durante la década de los 90, especialmente en New York, Barcelona y Madrid. La fricción del acervo con las fuentes musicales de otros lares ha ido generando en la nueva música cubana una permeabilidad sin precedentes.
Sin embargo, el concepto "habanización" aunque funciona en términos de marketing se queda estrecho en el campo de la musicología cubana. En realidad, el fenómeno del actual complejo musical que desborda la isla es un fenómeno más sofisticado. Más abarcador. Posee trayectoria, antecedentes y consecuencias y está indisolublemente ligado a la realidad política del terruño junto a su efecto natural que es la diáspora. No es posible resumirlo en un comentario ni en un post. Borges Triana, el más respetable estudioso de este proceso le ha dedicado cuartillas y cuartillas. Permítanme tratar de glosar el alcance del fenómeno en palabras de este investigador:
"Quizás, como ninguna otra manifestación, la música cubana
facturada fuera de la Isla (como también ocurre con la de
dentro de las fronteras del territorio nacional) les ofrece a
las ciencias sociales un campo para el análisis de cómo se
producen los procesos de nacionalización de lo global y
globalización de lo nacional".
De eso, precisamente, se trata el concepto habanizar: nacionalizar lo global y globalizar lo nacional. Contemplemóslo, por tanto, como una noción auxiliar cuya rigidez geográfica excluye entonces otros itinerarios híbridos como, por ejemplo, la miamización de la música cubana, esa que transita desde la época del célebre Sonido de Miami, hasta Cristina Rebull, Alfredo Triff, Amaury Gutiérrez, Alcides Herrera, Cubiche, Palo, y otros que se me pueden quedar en el tintero.