martes, 19 de abril de 2011

El piano de Cachao

Eliseo Cardona

Poco antes de entrevistar al maestro Israel "Cachao" López en el Hotel Biltmore de Coral Gables, hace diez años, un amigo cubano me llamó por teléfono para decirme: "Oyeme bien lo que te voy a decir: si hay un piano cerca, pídele al viejo que toque cosas de Chopin o Liszt; ya verás que la pone por la goma". Aseguraba este amigo de exquisitos gustos musicales pero dado un tantín a la exageración, que el maestro era tan buen pianista como bajista. "No, yo a veces creo que es hasta mejor pianista que bajista. Vaya, si me lo preguntas te diré que ese hombre es una cosa bárbara". ¿Quién era yo para discutírselo?

Al terminar la entrevista, no tuve que pedirle al maestro que tocara el piano, pues él mismo insistió en lo que acompañara a unos de los salones del hotel: "Es que aquí tienen un piano de lo más bueno y cuando estoy por acá me divierto de lo lindo". Lo vi caminar como marcando un compás y al encontrar el piano, explayar una sonrisa luminosa que sólo los de su generación comparten como santo y seña de una cofradía. (Quien haya visto sonreír a Mongo Santamaría, a Bebo Valdés, a Guillermo Rubalcaba o a Cándido Camero sabe a lo que me refiero.) No bien comenzó a tocar, en efecto, el maestro se transformó en un niño frente a un juguete maravilloso. Tocó cosas de Saumell, Cervantes, Romeu y, por supuesto, cosas de Chopin y Liszt. Un empleado del hotel, con más arrojo periodístico que yo, le formuló la pregunta clave: "A ver, maestro, ¿a usted por qué nunca le dio con tocar más el piano?"   Su respuesta, puesta en música, era la letra de un genial mambo: "Vea usted, en la orquesta el bajo es el que manda; digo, si usted lo toca como se debe el bajo es el que es". ¿Y quiénes éramos nosotros para discutirlo?

Hace poco le contaba esta anécdota al bajista Christian Gentet, fundador y director musical de L'Orchestre de Contrebasses, que por estos días cumple veinte años  de poner en escena esa máxima coloquial del maestro cubano. "Para mí [Cachao] era como el Flaubert del instrumento: cada nota estaba exquisitamente seleccionada". La descripción no anda descaminada. El mexicano Juan Villoro ha dicho que "en mayor o menor medida, toda literatura es autobiográfica". Lo mismo ocurre con el instrumento que el músico ha seleccionado para contar su historia. En el caso de Cachao, su autobiografía tenía que ser contada con todas las partes del instrumento. La ballena vertical puesta a cantar.

El 22 de este mes se cumplen tres años de su muerte. Me lo recuerda ese mismo amigo que hace diez años me invitaba a conocer otra faceta del maestro. "A un músico como Cachao tendrían que hacerle un homenaje en esta ciudad poniendo su nombre al Miami Dade County Auditorium. Oyeme, es lo menos que se merece el genio del viejo ". No es la exigencia de un seguidor obsesivo, sino la apreciación de un melómano que conoce la nobleza de un gran legado.

6 comentarios:

RI dijo...

Ay que lindo lo de la sonrisa, Eliseo. Bella estampa.

Alfredo Triff dijo...

Cierto, Eliseo. A veces se acompañaba para cantar alguna que otra canción. Gracias.

Miguel Iturralde dijo...

Muy bueno este artículo. Un sencillo y sincero homenaje a una verdadera gloria del pentagrama, y mejor ser humano. Gracias y saludos.

MI

JR dijo...

Texto merecido para quien derrochó genio y simpatía.

Anónimo dijo...

Lindo muy lindo lo que escribiste Eliseo. Anamaria

Los relatos de Maurice Sparks dijo...

Los invito:

http://losrelatosdemauricesparks.blogspot.com/2011/04/manual-para-extraterrestres-con_23.html