jueves, 3 de marzo de 2011

Nota apresurada en favor de las revoluciones árabes



La revolución está permitida siempre que haya injusticia y explotación, pero siempre habrá excepciones (geográficas) a la regla.

1- Kadafi se las trae. En su peor hora ha demostrado ser más castrista que el susodicho, que es mucho decir. A diferencia de los Ben Ali y los Mubarak, el sátrapa libio decidió el camino de la violencia. Aplastar brutalmente, disparar a matar. No debe sorprendernos. Era la política de estado castrista de Kadafi por las últimas cuatro décadas.

En estos días revolucionarios abundan las hipótesis y las tesis con hipo.

¿Cómo es posible, se preguntan algunos, que el dictador no se dé cuenta que su pueblo lo desprecia? Lo tildan de excéntrico, de delirante. ¿Y no es gobernar ininterrumpidamente por 40 años una forma de locura? “Kadafi no se cree el cuento de que el pueblo lo quiere” decía un conocido comentarista en la televisión. El panel asentía desde el sofá de los freudianos. Es precisamente lo contrario: se lo cree, lo da por sentado. ¿Quién dijo que una creencia ha der ser racional? Una creencia se tiene sin mayor miramiento (algo que sabemos desde que hay gente que creen o que hay seres en el centro de la tierra, o que la revolución árabe que vivimos es parte de un plan de Al Qaeda).

Las revoluciones árabes han de ser pacíficas y petrolíferas (asegurando el suministro ininterrumpido de hidrocarburos).

 2- Pasemos ahora al plano de la hipocresía: ¿No decíamos que la democracia es mejor, como sistema, que la dictadura? Si se trata de los árabes entonces titubeamos. Ahí están la censuras, las respuestas bizarras del gobierno chino e iraní, o el eje susodicho (Venezuela, Nicaragua y Cuba). Kadafi no es malo, es otra víctima del imperialismo neo-liberal. Luego están los europeos, tan corporatizados, tan sistémicamente organizados (cuando se trata de sus intereses financieros). Aquí la excusa es el que-sí-que-no de los mercados. Finalmente el tibio Obama (que ha decidido transar con una agenda de alianza castrista/sionista arcaica).

Le siguen los izquierdosos comemierdas, que no entienden cómo separar el academicismo de la realidad. Observan el mundo como si fuera una probeta fría. Veneran la diferencia pero odian el ajiaco. Que si el “post” del post-colonialismo, que si los rezagos ideológicos y su arqueología epistémica, que si la dialéctica del huevo frito (y mientras se les va la guagua). Ignoran lo extraordinariamente único de cada momento revolucionario; su ineluctable particularidad: Es decir, toda revolución es -como tal- esencialmente impostergable. Luego no será re-volución si en su curso no vuelve-ya-de-nuevo. Por tanto, no hay re-voluciones prevenidas -o atascadas. Una revolución es o no es.

Hay hoy un mapamundi árabe, religiosamente retrógrado, infestado de corrupción, paralizado, subvencionado por los peores intereses de un occidente timorato, con una población joven, pobre, explotada, pero sin embargo conectada con el resto del mundo. He ahí el paradigma. La revolución tunicina no es idéntica a su hermana la revolución egipcia, y ésta no es la misma que la de Libia. La constante es el peso sofocante del castrismokadafismo = la explotación (sea blanda a-lo-Mubarak o fuerte a-lo-Kadafi), la bota dictatorial de esos viejos generales artríticos, corruptos hasta el tuétano, armados hasta los dientes (chupacabras del heraldo público). ¿Cuándo aprenderemos que el poder ilimitado corrompe ilimitadamente?

La pregunta que se están haciendo algunos sesudos en sus sillones profesorales es si la democracia se trata de un “contagio”. ¡Qué fenómeno! ¿Cómo puede un jóven libio dar el pecho desnudo a las balas solo por embullo? Se abre un nuevo capítulo de las revoluciones del siglo XXI. La ola árabe es jóven, civilista, secular y globalizada.

Vivir en democracia es mejor que vivir en tiranía. Pero para vivir en democracia hay que haber vivido en democracia. Por lo tanto, si no se ha vivido en democracia, mejor vivir en tiranía.

No hablemos de los académicos escépticos/derechosos explorando si las revoluciones deben ser o no ser. Analizando, por ejemplo, la posibilidad de éxito de la revolución tunecina en virtud de la revolución iraní (el coco islamista) el tira-y-encoge de la diarrea sin magnesia, es decir, esa causa que es mejor que el efecto. Preguntamos: ¿Qué tiene que ver lo que pasa con la ciruela pasa? Otros parecen confundidos; aseguraban que los árabes (léase mahometanos) no podían ser nacionalistas. 

Los árabes son mahometanos, los mahometanos son terroristas. Por tanto, los árabes son terroristas.

4- Finalmente están los sátrapas castristaskadafistas y sus seguidores, echándole siempre la culpa a todo el mundo de sus desastres. Le tienen tremenda alergia al rechazo. ¿No dijo Mubarak que el alzamiento era provocado por infiltrados? Ahora Kadafi le echaba la culpa a Bin Laden del levantamiento en Libia. Su hijo Saif ya ha dicho que “AlJezeera es un agente foráneo” (¿de quién, del imperialismo yanki?)

Mientras tanto, la revolución está ahí, en cuerpo y alma. Si la palabra te molesta, mira entonces los cadáveres de esos jóvenes que se enfrentan a las balas. Prefieren morir a vivir humillados.

(Sin embargo, los sátrapas todopoderosos ríen, con sus manos llenas de sangre).
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Después de la publicación de este post, he recibido comentarios como este. “No me gustan las revoluciones porque he vivido el resultado de una”. Lo comprendo. Pero quien así habla evalúa desde el presente. Pero dicha evaluación no sería posible sin la revolución que ha sido evaluada, lo que sugiere la posibilidad de que sin la revolución misma como tal, esa persona podría no pensar lo mismo de las revoluciones.

9 comentarios:

RW dijo...

Las revoluciones no cesan, sólo que a menudo tienen largos períodos contrarevolucionarios.

Anónimo dijo...

¿Está bien, pero nos das permiso de ser revolucionarios o no? ¿cuáles son las evidencias que tenemos que traerte para que puedas juzgarlas con tan preclaro pensamiento?

Anónimo dijo...

AT estoy contigo.

Anónimo dijo...

BUENISIMO, ALFREDO, Q. NOS GUSTE O DISGUSTE UNA PALABRA, NO TIENE Q. VER CON LA REALIDAD, Q. TIENE SU PROPIO MOVIMIENTO AJENO AL NOMBRE Q. LE DEMOS.
SALUDOS
ERNESTO

Ernesto G. dijo...

Nunca he estado tan de acuerdo contigo.

Anónimo dijo...

Ni yo tampoco,alfredo AMAZING,AMAZING!!!!!!
El post es el mas revolucionario que as puesto

Nina Hagen

JR dijo...

Revolución es humanismo. El terror lo pone la sed de poder de los seudorrevolucionarios.

Anónimo dijo...

De acuerdo 100%, Alfredo. CD (otrora Mayeya)

Anónimo dijo...

Lo que nos molesta a algunos que amamos la libertad es que las revoluciones pueden termninar aplastando los logros iniciales de la lucha.

Hay que estar claro y con los ojos abiertos. Pero esta claro que me uno a la causa de la gente en libia.