sábado, 8 de noviembre de 2008

Revista Encuentro #50: ¿De qué cojea la cultura cubana?*


Rosie Inguanzo

(arriba Pablo
Díaz, del consejo de redacción; abajo el escritor y codirector de la revista Antonio José Ponte y Paquito D’Rivera)

El viernes se presentó en el CCE la edición #50 de la revista Encuentro de la cultura cubana. A casa repleta transcurrió la agradable charla entre Antonio José Ponte, Pablo Díaz, Paquito D’Rivera, Gustavo Pérez Firmat y Roberto González Echevarría. Pablo hizo un recorrido en breve por los 12 años de fundada la revista (sin duda la mejor revista cubana -y se hace en España), dejando en claro loables presupuestos editoriales. Ponte habló de la edición conmemorativa: 1. Dossier La Habana por hacer, sobre arquitectura y urbanismo, con introducción del mismo Ponte. En este segmento dialogan arquitectos de allá y de aquí con colaboraciones de Juan Luis Morales Menocal, Ricardo Porro, entre otros, destacando el aporte de Patricia Baroni “El centro histórico: singularidad y recuperación”. Punto y aparte el delicioso texto del arquitecto Rafael Fornés: “Mayami y Labana, yin-yang cities”, porque aborda lo que somos ahora y no lo que quedó; tiende puente y legitima lo que encarnamos. 2. La sección de figuras de la cultura cubana está dedicada esta vez a Paquito D’Rivera, incluyendo su discografía y un anecdotario musical del propio Paquito para morirse de la risa. La jugosa edición incluye entre otros el ensayo “Curso y excurso sobre el intelectual cubano”, de Emilio Ichikawa. En la sección de cuentos hallamos uno de María Elena Cruz Varela, “Carta de ajuste”, y otro de Carlos Alberto Montaner: “Las huellas morales de la Revolución”. En la sección dedicada a la plástica dos textos, uno de Rafael Rojas y otro de Ichikawa dilucidando la obra de Ofill Echeverría –y descubrimos la ciudad, la urbe que robotiza, el individuo en serie. González Echeverría lanzó la metáfora de Encuentro como limbo donde se trata de desprestigiar la “mentirología” oficial de la cultura, esa “guayaba grande” que ni ellos se creen. Así mismo Firmat apeló por su lugar limbal en “la frontera del lenguaje”, afirmando que Encuentro es “la casa de todos” y "siempre ha tenido o
í
dos para nuestras voces", tanto así que asimila al “cubanito de Miami, hijo de comerciantes, pichón de gallegos” -refriéndose a sí mismo, quien escribe en la deliciosa monserga del spanglish. Fue una noche grata por muy buenas razones; por eso mortifica la posdata. ¿Pero dónde estaban Madeline Cámara, dónde Ileana Fuentes, dónde Rosa Ileana Boudet, dónde el aporte intelectual y la sensibilidad de estas y otras tantas mujeres con sobrado mérito?

*El ensayo no puede ser ciego al ensayo. No se perdona que una revista ensayística ignore lo que debería ser condición necesaria. De un simple vistazo saltan del índice 33 nombres de la cultura cubana falocéntrica (entre autores y temas); sólo dos mujeres dan un toquecito a la revista (la cifra es apabullante sí, pero ¿nadie se da cuenta?). Contenido: se homenajea a hombres, hombres hablando de hombres, lamiendo la suela a otros… hombres. Ensimismados. ¡Ah! Un hombre habla sobre una mujer en la página 159: “Marilyn” – evocando a la mujer objeto. Es un chiste. ¿Sintomático? Me tildarán de extremista. Pero tengo una agenda que para nada suspende mi capacidad crítica; más bien la estimula. Hágase Encuentro de una agenda otra. Lo amerita. Recomiendo encarecidamente el sistema americano de cuotas: Los americanos lo aplican religiosamente; de hecho, tal sistema de cuotas nos ha concedido un presidente mulato -prueba de que funciona. Los americanos aplican lo políticamente correcto; ni siquiera tienen remilgos al contar las páginas racionadas. Sistema de cuotas porque eso de confiar en la virtud y la generación espontánea no garantiza justicia, ni equidad, ni balance, ni consenso de la cultura, no es ni siquiera gentil con las damas. Receto cuota -por rectificación, al menos.
Mientras no nazca, mientras ni siquiera se den cuenta, por Dios, ni siquiera se anote esa exclusión fundamental en el repique cr
ítico, mientras Encuentro no tenga una agenda feminista, pues seguirá coja. Tarada. La mujer no puede ser sepultada en siglo XXI; al menos no por no nuestra civilización occidental. La directora de Encuentro es una mujer, y con mucho mérito por ello, por cierto. Sin embargo, sospecho que ella no tiene una agenda feminista. Sospecho que está posicionada en el discurso falocéntrico –de ahí en parte que haya sido tan atacada anteriormente (ese proscenio del macho no es disputable). ¿Por qué no está la revista abogando por esa ración demorada? Se les va en falo. ¿Acaso Encuentro no ve de qué cojea la cultura cubana?