viernes, 13 de septiembre de 2019

cultura dietética miamense

 ilustración de Wilson Varela

tumiamiblog

A Marisleivis, una balserita muy inteligente de la clase AP de la Miami Senior High le está preocupando un poco el peso. Su mamá la cuida mucho, es hija única y quiere estudiar enfermería. El gevito, otro balserito de la Senior High le ha tirado ya dos indirectas y las amigas de la escuela a veces se ríen cuando la ven pasar.  

(Mirándose en el espejo antes de salir a la escuela y pensando): Guao... qué clase de culo tengo, con mis muslos pegaditos el uno al otro que son la envidia de la High. Verme caminar con esa caja de bolas para el tráfico jjjjjjj. ¿Y qué pasa? Ahora resulta que todo el mundo habla de hacer ejercicios... que la celulitis en los muslos y las nalgas… que hay comer cosas raras: ¿arroz integral? brócoli, ¿tofu?¿qué es eso? Dónde me dejan los platanitos maduros, la mayonesa con galleticas de soda, los Kit-Kats, el helado de vainilla con sirope de chocolate... ay Dios mío... y los chicharroncitos de puerco de "El palacio de los jugos" de Flagler. Para mí no hay nada mejor que levantarme por la mañana y tomarme un café con leche con pan con mantequilla y huevos revueltos, ¿qué tiene de malo eso? Mami le echa poquita mantequilla. Ya hasta freímos los huevos con aceite de oliva extra virgen.

Como Marisleivis vive cerca de la escuela, a la hora de almuerzo se da un saltico por la casa y se come un almuercito frugal: un rabito encendido al vino con arroz blanco, tostoncito y una Coca Cola de dieta. Ya no comeré nada hasta por la noche, se dice. A las 8pm, la mamá le tiene preparada una comida ligerita: potajito de garbanzos (con trocito de chorizo y tocino), arroz, friturita de malanga y batido de papaya. Marisleivis ya está muy cansada para pensar en la dieta, en el jevo y la celulitis.