sábado, 16 de mayo de 2009

Nostalgias de Nostalgia


Eliseo Cardona
(Tomado de BlueMonk Moods)

El otro día me levanté con ganas de Café Nostalgia. Quiero decir que me sentí echando de menos, más de lo usual, esos años en que Nostalgia era el lugar al que uno tenía que acudir para sentirse a gusto en esta ciudad. Hablo de los años 90, cuando mi amigo Pepe Horta daba la bienvenida a todo tipo de personajes del mundo en su lugarcito de la Calle Ocho. Era gente —de Madonna a Bono, de Sylvester Stallone a Jim Carrey, de Rubén Blades a Fito Páez— que trataban a Pepe de tú. Y Pepe los trataba como amigos, mostrándoles que la cultura cubana es una lingua franca cuando se la usa para evocar la noche habanera. No sin razón cada visita al Nostalgia se convertía en una intensa experiencia de los sentidos. No exagero: ese lugarcito de Pepe era lo más cercano a una bohemia en París, en Buenos Aires o en Nueva York. Pero Nostalgia, vale aclarar, nació como un homenaje de buen gusto a La Habana. Sólo así se explica que todos nosotros, incluyendo a quienes no somos cubanos, nos reconociéramos en ese generoso espejo. La Habana nos daba ciudadanía y permitía echar raíces en una ciudad en la que otros están de paso. Mis visitas eran discretas. Un poco porque me gustaba sentarme en un rincón a escuchar sin distracciones la pequeña pero poderosa banda dirigida por el genial bajista Omar Hernández. Y otro porque Pepe era extremadamente generoso. Todavía. No miento al decir que uno podía beber toda la noche y salir por la puerta sin pagar la cuenta. Para Pepe, el placer de compartir primaba sobre el negocio. No oculto mi cariño para este hombre que nos permitió a muchos melómanos y periodistas entender la música cubana como una estética antes que como entretenimiento. Porque aun la más popular de las músicas cubanas inciden siempre en la cabeza, aunque se las aprecie con el cuerpo y el alma. Lo sabe bien mi amiga Judy Cantor-Navas, que enriqueció el periodismo cultural de esta ciudad gracias a que se enriqueció con las noches de Nostalgia. Algo que siempre he echado de menos es la banda. Ya sé que mi socio Luis Bofill tiene un bandón que da cátedra en varios lugares de La Pequeña Habana. Ya sé que otros han creados proyectos espléndidos. Pero como esa banda ninguna. Basta con oír la versión de «Los tamalitos de Olga», que para mí figura entre las más ejemplares. Todo está ahí: minimalismo, swing imaginativo, jodedera, sabor, saber, autoridad. Esos muchachos sabían que Pepe no buscaba invocar el pasado, sino evocar el futuro.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo tambien le hecho de menos. A veces iba para alla y simplemente me sentaba en el bar a oir con mi traguito toda la noche. Y no me metia con nadie. Eliseo eran otros tiempos y la musica cubana del sonido de la timba apenas comenzaba. Ya eso se acabo.

enemigorumor dijo...

Miami ha evolucionado de la aridez a la vulgaridad.

PARALAGUATA VARONAI dijo...

la nostalgia esa llegaria a ser patetica a veces, !!!cuidado!!! los recuerdos no tienen porque ir de la mano con la farandula...
yo, a pesar de mi ascendencia roja (debido al color de la piel, no a tendencias de izquierda, aclaro) soy descendiente directo de quien sirvio de materia prima para la cancion "olga la tamalera" y es cierto que aquella habana era otra, pero todo cambia,
!!!adaptense!!!
pd, que decepcion "enemigorumor" si consideras EVOLUCION el hecho de ir de la aridez a la vulgaridad, para mi seria INVOLUCION, pero bueno, no tenemos porque compartir la misma cultura, incluso no tienes ni porque ser parte de ella, mejor quedate en la casa, toma tu cafe y sintoniza tu radio en los anos 50...

Camilo Alexandre dijo...

Bienvenido estimado Paralaguata, veo que vino a visitar este sitio del cual le habia dado referencias, ya va conociendo a los amigos que aqui comentan. Un abrazo cordial, inteligente comentario.

Para el autor. En 1938 se funda en el Berlin hitleriano el Cabaret Tousin, el mismo fue intervenido por camisas grises tiempo despues debido al contenido erotico de los shows que alli se presentaban. Segun la historia el creador de dicho cabaret, Edmundo De Hartes vino a la Florida huyendo al nazismo y fundo aqui el bar y pequeno cabaret "Nostalghie Francoise" nombre dedicado a su esposa. En dicho recinto se reunian los franceses y alemanes desterrados que tras alcohol y musica destilaban su pena de origen y la lejania de sus tierras.

Nota: Segun encuestas e investigaciones de la epoca se dice que la mayoria de los creadores y artistas que visitaban dicho bar frances eran personas que no habian triunfado en su medio ni en su tierra natal.

Fuente: "Primeros centros recreativos de la Florida". Los dias de otros dias. Norberto Suares Zull. Edicion Babelina. Nov 1976. New Jershey.

Anónimo dijo...

ESTO VA A DAR MUCHO QUE HABLAR
EL PANDILLISMO DE ICHIKAWA Y CUATRO O CINCO EXCLUIDORES SE HAN METIDO A LAS CARCAJADAS
DUDO MUCHO QUE LAS JERIGONZAS Y LOS TRABALENGUAS NOS DOBLEN DE LA RISA? EL PRIMERO QUE LO COMPRE QUE SUELTE LA BOLA...


REIRSE EN CUBANO A LO HERALD
Los comemierdas del Herald han sacado una comparsa con Wilfredo Cancio de farolero. Un suplemento sobre el humor cubano por el 20 de Mayo titulado Reírse en Cubano*, con el punto de vista de un piquete de intelectualoides sobre nuestro humor del 1902 al 1959. Pero lo risible son ellos, que pretenden--desde su pantomima--recontar, ensayar, cocer ajiaco, lo que sea, de un período del humor insular. ¿Por qué seccionar el humor cubano en antes y después? Porque ellos fueron parte de un humor que quieren esconder. Por eso no son creíbles. Porque son los que le escribieron las consignas a Robaina. Los doble cara, quedaditos, terciopelos, saltimbanquis de escalinata de Alma Mater, combatientes de dos orillas (lógico), en fin, el piquetico de Ernesto. No es lo peor de esa generación--ojo--sino los más pendejos**. Los que se ahogan en vodka fuera de la isla por la crisis de identidad y abandono o renuncia a la falda, váyase a ver (a las mujeres les ha de gustar el tipo que no se marea en el mar por eso ellos no se fueron por el Mariel ni hicieron narcotráfico). Son los cómicos que parodian hoy (en ósmosis intelectual simbólicamente triste) los mismos periódicos donde trabajaron ayer como trinchera contra el Dark Side (donde ahora pernoctan y publican). Vaya, no he visto las gráficas pero se salvan porque las ilustraciones son de Santana. Lo demás es crucigrama provinciano, que copia de todo, por añadidura. Hay que tasarlos nadamás por lo que obvian y no por lo que halagan. Siguiendo su cátedra de La Habana, donde antes omitían la era republicana ahora tachan el castrismo. Siempre halagaron por conveniencia. Es la generación culturalmente halagadora. Viven de eso. Allá a los Castro, acá a los Díaz-Balart. Todo en familia. Qué facilismo. ©varela

Anónimo dijo...

http://laprimerapalabraque.blogspot.com/2009/05/trabalengua-1.html

JR dijo...

Efectivamente, Eliseo, ese ambiente que recreaba Pepe destilaba el espíritu de La Habana bohemia. Una ciudad, que hasta el momento en que me fui, pugnaba por conservar por encima de los harapos su cultura nocturnal. Pero en verdad fueron las noches habaneras de los 50 y aún las de la década del 60, las que serían antológicas según cuentan. Desde los daiquiris del Floridita al jazz jam del Johnny's Dream, desde la pista del Benny en Ali Bar hasta la mesa reservada a Errol Flynn en el Sloppy's Joe, todos los puntos cardinales de la ciudad combustionaban a la medianoche. De esas vivencias, Pepe Horta creó un concepto que se conecta con el subconsciente de la urbe.

Feminista dijo...

Miami tiene su historia, lo que hay es que desempolvarla.