domingo, 2 de diciembre de 2007

Regulus y la nueva estación del hombre


Tumiamiblog

Sabemos que Joseph Mallord William Turner era un pintor genial obsesionado con la luz, que experimentaba continuamente con la manera de lograr efectos nuevos sobre el lienzo, combinando pigmentos transparentes con opacos, aplicando lechadas de acuarelas y mezclando miel con aceite de ballena sobre sus telas tardías. Para Turner, la tela era una especie de foco de recepción física, sicológica e incluso política. De ahí su Regulus (1828). Marcus Atilius Regulus fue consul y general romano, derrotado por los cartagineses en la batalla de Tunisia y luego usado como ficha de negociación en pleno auge de las guerras púnicas. Los cartagineses lo dejan ir con la condición de que regrese en misión sellada a favor de Cártago (algo que él sabía). Regulus viaja a Roma y le advierte al senado que no pacte. Lo increíble es que decide regresar a sus captores cumpliendo su promesa e ¡incluso contra la voluntad de su familia y amigos, sabiendo que va a morir! Turner representa el destino de Regulus a su regreso a Cártago: Antes de ser ejecutado, sus verdugos le cercenan los párpados para que el general romano muera “mirando el sol abrasador cartaginés”. De nuevo la luz en Turner nos hace espectadores de ese último instante opalescente, justo antes que el mundo visual se apague en la ceguera de la noche de Regulus. El sol... combustión, calor y energía; el cuerpo, superficie sobre la cual la luz deja su marca indeleble (años después, el filósofo Max Stirner se burlaría del general romano, comentando que sólo un loco alucinado podría autoinmolarse por tales ideales patrióticos). El Regulus abre un capítulo pesimista en la obra tardía de Turner: De ahí su Ovidio desterrado de Roma (1838) y sus Agripina y las cenizas de Germánico y Cicerón en su villa (ambos de 1839), piezas que exploran la perenne disonancia entre el deber cívico ciudadano y el interés personal del individuo, alienación que Søren Kierkegaard, por esa misma fecha comenzaba a definir como “una nueva estación del hombre”: La modernidad.

10 comentarios:

boniato dijo...

a boniatillo le ensen~ron en la escuela que con el renacimiento comenzo la era moderna..................pero que sabe un boniato de estas cosas........................que nunca a leido a KIEKEGARD y nunca habia visto aun cuadro de este pintor.

ahora estamos en la posmodernidad y boniato no ha salido del surco.......................TRIFF, QUE ES SER MODERNO Y QUE ES SER POSMODERNO??? pregunta seria.........

Alfredo Triff dijo...

Boniatillo: Me cojiste la (n~). Despues la gente piensa que tu eres yo -o visceversa.

:)

Feminista dijo...

Un resumen óptimo de un momento
plástico y político.

JR dijo...

Demente genial. En Turner la luz adquiere magnitud de espectáculo. La disolución de la formas y el cromatismo vaporoso lo ponen en camino a la abstracción hasta llegar a la mancha delicada y espirituosa.

JR dijo...

Recordatorio a los blogueros que hoy a las 6:00 pm, por el canal 41 AméricaTV, retransmisión del programa La Mirada Indiscreta, que presenta Alejandro Ríos, dedicado a los documentales Margarita(2006) de Florian Borchmayer y Matthias Henschler y Model Town(2007) de Laimir Fano.

Alfredo Triff dijo...

Muy sencillo, boniatillo: El susodicho (quientusabes) es moderno, mientras que tu, por ejemplo, eres postmoderno.

boniato dijo...

eh TRIFF boniatillo te pidio permiso hace dias cuando uso la ~ por primera vez...............se quedo botado con eso de lo moderno y lo posmoderno?????pero agradece la respuesta.

Isis dijo...

Excelente, Ramón. Una delicia.

enemigorumor dijo...

Exelente texto sobre Turner, pocas veces se logra ese entendimiento de la pintura como un cuerpo filosofico independiente , mas alla de sus contenidos literales...

Un ignorante de pacotilla dijo...

Tumiami: Qué clase de cuadro y muy interesante el análisis. He visto casi todos los cuadros de Turner en Londres. Fue un artista único y visionario en la gran escuela de la pintura europea.