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Alejandro Robles (publicado en tumiami, 8/2005)
1- Nuestro cuerpo sólo permite dos metáforas, extremas: garganta o vagina. Todo entra y sale de la garganta. Sospecho que los hombres somos sobre todo garganta. Sólo las mujeres gozan del privilegio de ser a la vez garganta y vagina. Los labios y la lengua, el falo y la caricia, el sudor y el semen se detienen siempre en la vagina; no pueden atravesarla. Regresamos una y otra vez a la vagina. En la pornografía las mujeres deben convertir su vagina en garganta, en un órgano por donde todo pasa y se desprende sin dejar huella. 2- Mi obsesión por tragar el cuerpo de las mujeres me convierte en garganta, mi anhelo por retenerlas me convierte en vagina. 3- Los hombres pueden ser o fálicos o encefálicos.