domingo, 17 de agosto de 2014

pasión y desdén: dos-en-uno de la crítica


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leo el interesante post de rafael rojas en su libros del crepúsculo, tema lleno de aristas que me estimula a agitar ideas.

rojas sugiere que baudelaire y pessoa definen dos estilos de crítica. el primero, entre la pasión y la parcialidad mientras que el segundo es el crítico del desdén.

si es así, quisiera añadir que se trata de un binomio: un dos-en-uno.

me explico: pessoa tiene piel baudelaireiana. ahí está el pessoa/flâneur del libro del desasosiego (el único que he leído del poeta portugués). ¿y esa fiebre citadina que aqueja a pessoa, quién se la inculcó? ¿y su amor por poe? tres coincidencias --modernas-- demasiado coincidentes para dos poetas geniales en un mismo continente, separados por menos de un siglo.

pessoa lleva consigo el spleen de paris en lisboa (otro tanto le pasaría al nómada baudelaireiano walter benjamin, con berlín, en su Das Passagen-Werk).

¿quién escribe aquí, baudelaire o pessoa?
No a todos les es dado tomar un baño de multitud; gozar de la muchedumbre es un arte. Solo a expensas del género humano puede darse ese atracón de vitalidad aquel a quien un hada insufló en la cuna el gusto del disfraz y la máscara, el odio del domicilio y la pasión del viaje. Multitud y soledad: términos iguales y convertibles para el poeta activo y fecundo. Quien no sabe poblar su soledad, tampoco sabe estar solo en la atareada muchedumbre.

aunque le pertenece a baudelaire, la esencia del párrafo anterior será pessoaísta en un futuro. ahora habla ¿qué poeta?
He nacido en un tiempo en que la mayoría de los jóvenes habían perdido la creencia en
Dios, por la misma razón que sus mayores la habían tenido: sin saber por qué. Y entonces, porque el espíritu humano tiende naturalmente a criticar porque siente, y no porque piensa, la mayoría de los jóvenes ha escogido a la Humanidad como sucedáneo de Dios. Pertenezco, sin embargo, a esa especie de hombres que están siempre al margen de aquello a lo que pertenecen, no ven sólo la multitud de la que son, sino también los grandes espacios que hay al lado. (LD, #1)
nada más baudelaireiano, ochenta años después, de la pluma de pessoa.

como bien apunta rojas, baudelaire deja claro en su ecrits sur l'art que la crítica debe ser "partiale, passionnée, politique, e'est-à-dire faite à un point de vue exclusif, mais au point de vue qui ouvre le plus d'horizons".

es casi un programa vanguardista. digo "casi" porque aún estamos en el siglo XIX. pero seamos atrevidos, implosionemos las épocas (espero que el buen rojas no me suspenda en la materia).

encontramos que hay al menos 87.5º de diferencia entre lo que baudelaire dice y lo que se hace. lo que predomina en casi 400 páginas de ecrits sur l'art, la materia del baudelaire crítico antes de fleurs du mal, es la fina ironía.

así abre el primer acápite de su salon 1846, bajo a quoi bon la critique?  
¿Con qué provecho? La pregunta agarra al crítico por el cuello, por así decirlo, casi desde el primer paso en el primer capítulo que este se dispone a escribir. El artista le reprocha al crítico no poder enseñarle nada al burgués, a quien ni le interesa pintar ni escribir versos, ni siquiera el arte mismo: que es del vientre del arte que sale la crítica.
lo que baudelaire nos dice es que la crítica es una actividad paradójica: tan estéril como necesaria.

ahora sale otra arista:

sinceramente pienso que la mejor crtítica es la que es divertida y poética

¿en qué quedamos? no hay la más mínima contradicción.

observen la performatividad de warhol en una entrevista de 1964 cuando le preguntan qué piensa del arte pop y warhol solo responde con "sí" y "no". ¿no se merece el artista pop una "A" baudelaireiana? 

podríamos hablar de niveles de acidez en la crítica moderna (rojas le llama desdén). pues la crítica moderna comenzó con altos niveles de desdén, los que ha ido perdiendo paulatinamante. hoy se escribe acarameladamente (disculpen, pero hoy no es el tópico de hoy). 

la acidez es tan decimonónica como la burguesía. y baudelaire tiene al gran maestro de la acidez muy de cerca. alguien desconocido para nuestra época. ¿su nombre? barbey d'aurevilly.  no hay más que leer las páginas de Les Œuvres et les Hommes para darse cuenta (es el tipo de crítica que rojas identifica con pessoa, medio siglo después).

ahora bien, la crítica de mediados del siglo XIX no representa lo que será casi 70 años más tarde, para pessoa o walter benjamin. baudelaire no se ve a sí mismo como un erudito, o como alguien especializado en la crítica. siente un profundo desprecio por el "professeur-juré" académico del momento. baudelaire es más que nada un poeta y un periodista con su propio gusto (en 1848 casi que se estrena la profesión de periodista).

baudelaire y también pessoa (este último por llevar al primero en su DNA) conjugan dos polos que se rechazan y se anexan: la ironía y anomía del flâneur con la pasión del romántico trasnochado, si tenemos en cuenta que barbey (maestro de la crítica del desdén) odiaba a victor hugo.

el dos-en-uno de que hablaba al principio es la difícil posibilidad de conjugar la ironía con la pasión. y baudelaire nos da pruebas de ambas.

el poeta maldito es capaz de desdeñar cuando lo que ve no le interesa.  no habría más que leer su salon caricatural de 1846  que lleva como subtítulo critique en verse et contre tous (crítica contra todos).

en conclusión, ese dos-en-uno de la crítica moderna ha desaparecido. pero ese es otro tópico y ya está bien para un domingo de verano.

1 comentario:

judith ghashghaei dijo...

Fernando Pessoa desde muy joven escribió crítica y teoría literaria en algunas publicaciones periódicas; él incluso dirigió una revista donde analizaba obras y dejaba colar su poética. Quizás le vino en el DNN sanguíneo: su padre, a quien casi no conoció, había sido crítico de música.. Baudelaire también tenía pasión por la crítica y teoría, especialmente de la pintura (igual que su papá) y buscaba incansablemente encontrar similitudes o “correspondencias”. Ambos escritores, en efecto, desdeñaban la crítica ñoña, sin garras, complaciente. Probablemente estos poetas ya vislumbraban o intuían que la crítica estética debía ser valorativa y productora de conocimiento. Me gustó el blog de Rojas, gracias y saludith. Judith G.