sábado, 16 de marzo de 2013

Daniel Ponce viaja al fetecún de los dioses



Los seres de la Tierra están tristes, mientras los orishas montan fiesta. Y es que se ha ido el conguero Daniel Ponce a su patria celestial. Nacido en La Habana el 21 de julio de 1953, el conocido virtuoso de los cueros crece a la sombra musical de su abuelo, otro reconocido percusionista. Con solo 11 años de edad, entra en el mundo artístico tocando en Los Brillantes, conjunto cuyo repertorio se nutría del ritmo mozambique. Su nombre aparece ligado a varias agrupaciones folclóricas, donde ejecutaba la tumbadora y los tambores bata.
                           
Durante su juventud, toca en la Comparsa Estudiantil Universitaria. Estuvo participando en los carnavales habaneros hasta 1980 fecha en que decide abandonar la isla rumbo a los Estados Unidos. Tras un breve paso por Miami, se radica en New York, donde comienza a tocar con los hermanos Jerry y Andy Gonzáles en el Village Gate, al tiempo que colabora como músico invitado en dos álbumes del saxofonista cubano Paquito D’Rivera y se integra a la Orquesta de Eddie Palmieri. Es en New York donde Ponce consolidaría una relevante carrera como percusionista, sobre todo a partir de conocer al bajista, productor y promotor disquero Bill Laswell, quien lo involucra en múltiples proyectos del sello discográfico Celluloid/OAO Records,  patrocinado por el empresario Jean Karakos, y en el que Ponce dejó grabadas  importantes contribuciones.

Entre su discografia se encuentra: New York Now!, Arawe, Chango Te Llama, Rumba Pa’Gozar (éste último, una recopilación de New York Now! y Arawe). Pero participó también en innumerables conciertos y proyectos discográficos con prestigiosos músicos, entre ellos Paquito D’Rivera, McCoy Tayner, Eddie Palmieri, Herbie Hancock, Mick Jagger, Ginger Baker, Celia Cruz, Mario Bauzá, Dizzie Guillespie, Tito Puente y Alfredo Triff.

Como creador e intérprete, el trabajo musical de Daniel Ponce se inscribe dentro de las variantes afrocubanas, el jazz y la salsa. Su performance era poderoso y a base de rigor y práctica logró en su madurez artística que la cualidad curtida de sus manos combinara con el talento, la velocidad y un oído sofisticado para convertirlo en hábil ejecutante de golpes, redobles y transiciones cuando le tocaba el protagonismo durante los solos. Tuve la oportunidad de disfrutarlo en sus memorables desempeños con el trío de Alfredo Triff. Lo observé disciplinado, mesurado en la ejecución colectiva e impetuoso cuando le tocaba su descarga. Eran momentos de trance en los que sus herramientas de piel y huesos se desdoblaban sobre el parche fundiéndose con las de Cándido, Patato, Chano, Tata,  Mongo y otros antecesores legendarios. Quien sabe si en esos momentos, aquel Daniel invocando a los espíritus congueros se estaba alistando desde entonces para el viaje inevitable al fetecún con los dioses. (JR)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Que DIos lo tenga en su gloria. Amalia

Anónimo dijo...

JR, qué lindo que hayas escrito una nota bográfica-epitafio. El mulato siempre estará en toda la buena música compartida que deja tras sí. RI

Freddie Lee dijo...

Uno de los sonidos mas bellos en las congas.RIP Daniel Ponce

Freddie Lee dijo...

Uno de los sonidos mas bellos en las congas.RIP Daniel Ponce