lunes, 16 de agosto de 2010

Millenium


Me llamó la atención este post en Lápiz y nube, el blog de Ernesto Menéndez-Conde, después que vi The Girl with the Dragon Tattoo.
Una vez comenzada la lectura, es difícil soltar el libro. Desde los primeros párrafos, donde un octogenario recibe como regalo de cumpleaños una enigmática flor –no conoce qué tipo de planta es, ni quién es su remitente-, hasta los desenredos finales, la novela conversa su capacidad para intrigar. Larsson es muy hábil para dejar al lector pendiente de lo que ocurrirá en la próxima página. Para ello se sirve de un recurso muy convencional y que hasta parece imprescindible en la estructura de una telenovela: dos o más historias, contadas de forma paralela, que continuamente se interrumpen unas a otras, precisamente en el momento en el que está a punto de conocerse un detalle revelador. Larsson es un experto en diferir los desenlaces y en conducir la trama hacia sitios inesperados.