martes, 2 de marzo de 2010

Tres respuestas rápidas a una muerte lenta

Iván de la Nuez (edición tumiamiblog):

1. Desde que entró en huelga de hambre, Orlando Zapata Tamayo avanzó hacia un nuevo capítulo de la pena capital cubana: la muerte por extinción.

2. Resultaba alarmante que un estado, con tal concentración de poder, no fuera capaz de soportar a doscientas, quinientas, mil voces disidentes. Hoy, esa situación de dominación, que había pasado de la fuerza a la debilidad, parece haber sufrido una tercera mutación y otro paso hacia el límite: no puede hacer creíble o efectivo el modelo hacia fuera –apenas le quedan espacios externos de legitimidad-; y no tiene otra que redoblar su compresión desnuda hacia dentro. Esto es, a todos los efectos, una crisis de dominación, pues el gobierno ya ni siquiera puede actuar según su propia lógica. Está, por así decirlo, “fuera de sí”.

3. En cuanto al pueblo, el gobierno o la comunidad internacional, no tengo ningún mensaje para ellos. Pueblo es la principal figura retórica de la peor política cubana –desde el gobierno hasta los oportunistas del suyo y otros bandos. De hecho, cuando escucho la palabra Pueblo intento ponerme a resguardo.