jueves, 29 de octubre de 2009

Memorias de Aníbal Balcells (la madre)


Amílcar Barca

De profesión escribano y ama de casa respectivamente, mi abuelo Nicolás, y mi abuela Remedios dieron luz un año antes de proclamarse la segunda republica española, a Margarita Riudetintas Solaz, la menor de tres hermanas. Morena y como recién salida de la peluquería, medianamente baja y con las pupilas como la tinta del calamar, extrema y perspicaz con las mujeres... austera, dramática y suficientemente librepensadora como para diferenciarse en el barrio, mi madre, fue y es un ser muy concreto y decidido. Nació en medio del hollín de las fábricas y la pobreza de la clase trabajadora en el distrito de Sants de Barcelona. Y como cuenta en su propio diario “fui bastante sana y fea y, además, mi padre esperaba que fuera varón”. Fue la más pequeña de las tres y la mayor y más responsable de todas.

Flora, con diez años más en su haber, murió de un coágulo en la aorta por los líos habidos con el verdadero corazón. Anita, de inteligencia callejera y sin más biblia que el amor por sí misma y a mi madre, le enseñó a ser puta, en cursiva, para diferenciar de ser puta en negrita. (Un apunte que mi abuelo siempre ponía a la cabeza para distinguir entre ser sagaz ante las dificultades de la vida, o por contra, ser una mala persona con tu prójimo) Su infancia está marcada por la Guerra Civil Española. Por los “supositorios” que tiraban los italianos desde sus aviones de combate. Cada vez que la sirena daba su señal sonora, mi abuelo, cansado ya de la rutina y de la incertidumbre, decidía si bajaban al refugio o se quedaban todos a escuchar en la radio los avances informativos del frente en retirada. Su olfato se regía por la intensidad del ruido de los motores en el cielo.

Como sucede en las clásicas historias de guerra, uno de los días que resuelve quedarse en la cama por el frío, una bomba cae en el inmueble y parte la casa en dos: cariacontecidos, se miraron los tres y mi abuela soltó estas palabras “Dios ha querido que siguiéramos juntos con la mitad de nuestro patrimonio”. Mientras su familia recogía los cristales y el miedo del piso, mi madre salía al balcón con su muñeca de trapo a maldecir aquellos pájaros de metal y horror. En su diario cuenta que sintió una sensación muy extraña porque en medio de las ruinas y los gritos de la gente, una luna apenas ensombrecida por el ir y venir de los cazas, mostraba en la lejanía un encanto especial de noche de artificios. Delgada, como muy bien le gustaba decir “ com un fideu de cabell d´àngel”, traía siempre a todas partes su muñeca consigo y un mendrugo de pan en la boca. No había amigas en la guerra. Margarita apedazaba un mundo entre hambruna, ruinas y un amor por el esfuerzo de seguir aquí. Si algo hay que valorar sobre este ser, que a sus ochenta aún sigo peleándome por teléfono a través del Atlántico, es el tesón en no abandonar su sentido de supervivencia y su puterío para convencerme de que siga tapándome el rostro durante las noches en que, el relámpago y el trueno, entren a entorpecer mi descanso.

14 comentarios:

Alfredo Triff dijo...

Texto para crear una nueva serie... felicidades.

Feminista dijo...

¡Que sigan los cuentos!

Anónimo dijo...

Es este cuento medianamente cierto o imaginacion? Es Amilcar Barca el verdadero nombre del escritor o es un pseudonimo? Si es cierto se desarrolla tu cuento en una de las llamadas guerras Carlistas absolutistas? Ta' bonita tu historia. Gracias

Anónimo dijo...

Un bombardeo Guernica?

JR dijo...

Prosa destilada, AB. Espero ya esté en cola editorial. Si es así, promuévelo pero sin quemarlo del todo , amigo mío.

Alfredo Triff dijo...

Si va en serio, "Aníbal Balcells" se merece una serie en tumiami.

A.B dijo...

La madre de Anibal Balcells vivió la Guerra Civil a los nueve años... y Barcelona fue, como dije en otras ocasiones en este blog, la primera ciudad que como "proyecto piloto" recibió el primer bombardeo civil de la historia mundial por parte de los fascistas de Mussolini, aliados de Franco contra la República Española. Un día la bomba cayó y dividió el edificio en dos. Esta madre pasó mucha hambre y todavía en ciertas ocasiones teme a los truenos y relámpagos por el recuerdo. Además es más "puta" que las gallinas (es una expresión para denominar en mi cultura que es "sagaz y lista" por su recorrido vital como sujeto).
Preguntas para algunos blogueros ¿Es Amilcar un pseudónimo? Sí
¿Son los nombres sustitutos de los reales? Sí
¿Hay algo de "literatura" en la narración?... Faltaría más.
El titulo de este libro se llama textualmente "Memorias confusas de Anibal Balcells" el editor de este blog ( ...sin mala fe ni censura por supuesto) eliminó el adjetivo "confuso".
El "confuso" es el adjetivo que me reservo para jugar con la ambivalencia a la hora de narrar. Por supuesto no voy a desenmascarar lo real y lo añadido. Primero porque lo añadido es futil y segundo porque perdería su emoción.
Concluyamos como cualquier pelicula de hoy en día en sus inicios:
"Estas memorias están basadas en hechos reales (sin duda)".

LopezRamos dijo...

Catalunya Man, uno se queda con ganas de seguir leyendo esa historia y pregunta, curioso, si hubo algún parentesco entre Anibal y Carmen?

JR dijo...

El balance entre testimonio y literatura está a favor de esta última, Amilcar, aunque lo anecdótico le da el sabor y el olor es pura Iberia. Yo lo intuyo como un proyecto con originales contribuciones. Repito, como los escotes, asómalo al ojo público, tiéntalo y guárdate el resto de la desnudez para su momento. Cada libro debe debutar con un misterio. Es sólo sugerencia de alguien que te aprecia y concibe la promoción de la cultura como el pan del panadero.

Anónimo dijo...

Amilcar como te llamas? :+) What is your real name? Si se puede saber...

Anónimo dijo...

Bravo por Anita, que sigue en pie y hasta ha escrito un diario. Nos haces un muy lindo regalo amigo. Ahora espero que sigas desgranando parientes como cuentas. RI

A.B dijo...

Acabo de ver The Last Picture Show de Peter Bogdanovich una pieza maestra del cine de los setenta y regresandp al blog pensé como en la ciudad desértica de Arenes donde ocurre la accion: que todos nos conocemos aquí dentro. ¿Cómo puede ver alguien que pregunte en este blog quién eres Amílcar?. Realmente ya somos una familia en esta pequeña casa.

Que tengan felices sueños

Amílcar

Anónimo dijo...

Amilcar la madre de uno es lo maximo compadre. Ahpra me estaba mirando los pies y me esta saliendo un juanete igualito que el de ella. Cuidala y quierela que eso es lo maximo.
HLM

Franco Nero dijo...

A.B, el temblor en el cuento del padre, el tic del mariconsón que se lleva adentro desordenándolo todo si mal escrito, desaparece en esta historia sobre tu madre y las bombas. Hay calma y un placer subterráneo en el texto a pesar del ruido y la distancia de mi experiencia. Dale por ahí, que tiene centro.
Creo que el editor de este blog mejoró el título con o sin querer. La memoria ES confusión: Nuestra memoria no transcurre linealmente y vive gobernada por la percepción del eterno presente en movimiento. Los varios niveles de conciencia y ego se entrelazan y friccionan con la famosa espiritualidad y lo cambian todo; siempre en función del acto de vivir, por encima de la verdad, verosimilitud, ilusión o mentira de la palabra escrita.
"Confuso" aquí es confusión de más para connotar Memoria, esa proustituta de ayeres.
Pierdo un poco de memoria para lo feo y te leo otra vez como si nada.