miércoles, 9 de enero de 2019

Ser humano es vivir en ignorancia

ilustración de ikuma nao, via juxtapoz

¿Es que Dios quiere prevenir el mal, pero no es capaz? Entonces no es omnipotente.
¿Es capaz, pero no desea hacerlo? Entonces es malévolo.
¿Es capaz y desea hacerlo? ¿De dónde surge entonces el mal?
¿Es que no es capaz ni desea hacerlo? ¿Entonces por qué llamarlo Dios?
Epicuro


alFredO trifF

Admitiendo el derrotero de la libertad humana, ¿qué nos hace errar una y otra vez?

El filósofo alemán Immanuel Kant (a quien no puede acusársele de pesimista) propone en su tardío y poco conocido tratado, Die Religion, una gravitación hacia el mal del ser humano, ente perdido entre propensiones y deseos.

La inclinación a la depravación del hombre se contrasta con la fragilidad (fragilitas) y la impureza moral (impuritas, improbitas). Kant entiende la depravación como ... reversión del orden ético en cuanto a los incentivos de un poder libre de elección (DR 6:30). Entre libertad e incentivos se mueve el péndulo del ser humano. El filósofo parece evadir la pregunta: ¿porqué no aprendemos la lección?

Y es que el mal "yace", desde el momento que el ser humano decide "actuar" (Willkür) en conformidad con un cierto centro egoísta (das Ich) que se opone a la ley moral. Entonces Kant propone su famoso oxímoron, ungesellige Geselligkeit (la "insociable socialidad").

¿Acaso no buscaba la filosofía occidental en el lugar equivocado?


¿Es el mal humano una especie de ignorancia del bien?

A diferencia de la filosofía occidental, el hinduísmo explica el problema como una circunstancia netamente cosmológica. Vivimos una constante ilusión enraizada al mundo fenoménico. Ilusión compartida por todas las almas aún no "liberadas" (la liberación conlleva una cierta evolución). La ilusión general es obra de Māyā. Y si Dios es el autor de Māyā, estamos en presencia de un dictado divino.

En la doctrina monista advaita, Māyā corresponde a la prakṛiti, la terca materia de la escuela dualista de Samkhya. Tanto Māyā como prakṛiti son la expresión alternativa al mundo fenoménico. La diferencia es que mientras prakṛiti es un principio independiente separada del alma, Māyā representa la alucinación colectiva de las almas.

maia la primera y más bella de las pléyades, en la mitología griega

Pero no puede haber "alucinación colectiva" a menos que tal alucinación sea estructurada en la realidad, no algo endosado o superpuesto a la misma.

En otros textos menores de la tradición hindú Māyā es engañosa. ¿Qué sentido tendría que Dios creara un universo engañoso?
[...] en lo perteneciente al ser, aparecen las ficciones de la Nesciencia [avidya], no siendo definidas como algo distinto a este (i.e., Brahman). El gérmen de la extensión del mundo de los fenómenos, se llam ilusión (Māyā), poder (shakti), o la propia naturaleza (prakriti) del Señor omnisciente. (Upanishads, 2:1,14).
Es necesario ahora presentar a Isvará, la identidad Māyā/Brahman.

Brahman es lo imperecedero y absoluto, pero como tal es indiferenciado e incondicionado. Y cuando ese absoluto se concretiza y palpa a través de la malla fenoménica aparece Ishvara, el supremo controlador.

Tal parece que el "engaño" de Māyā consiste en uno no poder (o no querer poder) realizar la diferencia ser/no-ser. ¿Cuándo se es y cuándo no se es?

Aquí entramos en puerta secreta del monismo advaitino,

el pato/conejo de Wittgenstein es dos cosas simultáneas

Cuándo sabemos que ambos son lo mismo en UNO (pero un UNO incompleto).

La realización del alma no podría perderse en el océano de Brahman, pues de serlo ya no se sabría uno sintiendo nada –el todo absoluto es una forma de la nada (algo debe retener de sí esa alma realizada para saberse a sí misma realizando).

¿Quién juega el juego de la realidad? ¿Māyā o nosotros en alianza con ella?

Māyā, poder cósmico, es la causa material de la apariencia del mundo, aparición y separación de las almas en su individualidad –incluso de las aparentes cualidades del propio Brahman. Por ello Māyā aparece como una serpiente en la cuerda floja, relación ambivalente entre Brahman (lo inefable) y lo (pakriti) lo tácito ... en fin la oronda realidad.

La alucinación colectiva termina siendo una forma de ignorancia colectiva.

¿Cómo es posible?

Porque ser humano es vivir en ignorancia.

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