lunes, 29 de septiembre de 2014

"las leyes están establecidas por los débiles a fin de contener y atemorizar a los fuertes; por tanto éstos deben pisotearlas"


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Uno de los mejores diálogos de Platón es Gorgias o de la retórica. Se trata del perenne drama entre retórica y filosofía que lo hace tan interesante. Se ha dicho que Calicles, uno de sus protagonistas, representa la primera defensa del inmoralista de la literatura europea. Protágoras es el único rival de Sócrates que se le acerca, pero la retórica no es tan pletórica. Calicles es el rival más formidable de Sócrates --y su crítico más ambicioso. Por otra parte con Calicles Platón revela la psicología de un personaje recalcitrante --intelectual y moralmente hablando.

Calicles pudo haber sido personaje favorito de Nietzsche: la retórica del primero parece estar más allá del bien y el mal. Algunos estudiosos piensan que Calicles puede haber sido lo más cercano a un Platón joven, la encarnación de lo peligrosamente "moderno" de la época ateniense. Si Platón sintió alguna afinidad con Calicles, si de cierta manera ese retrato es un autorretrato es porque hay parecidos entre el aristócrata ateniense y el joven retórico y político.

Se ha dicho que Calicles representa "el anti-Platón en Platón". ¿Sería este joven un sofista? No se sabe. Como Trasímaco --con el que generalmente se le compara-- Calicles repudia la idea convencional de justicia, pero a diferencia de Trasímaco, no apoya una vida fuera de la misma. Lo que Calicles repudia es la moralidad sojuzgada del común denominador; moral que debe sustituirse por la bota del conquistador, estado superior en la naturaleza de la mejor justicia.

Por otra parte, Calicles resulta el peor de los oyentes de Sócrates (si por oyente entendemos entre admirador y potencial estudiante). La voz de Calicles toca la tecla negra del desenfado ácido (pero sincero), de aire de superioridad. Sócrates admite incluso que Calicles se atreve a decir lo que otros se avergüenzan de contemplar. Platón parece enfatizar que mientras mayor el potencial de intelecto, mayor la posibilidad del fracaso, es decir, cuando la educación y el buen hábito no van de la mano.
 
Calicles entra la discusión cuando Sócrates argumenta que es mejor sufrir injusticias que cometerlas y que el criminal castigado es acaso tan feliz como el que no lo es. La figura es el hedonismo. El joven no puede creer lo que oye. ¿Estará Sócrates bromeando? Si eso fuese cierto, la vida fuera al revés. La respuesta de Sócrates es establecer un paralelo entre ambos: Calicles está enamorado de Atenas y de ... y casi siempre busca halagar sus caprichos, Sócrates ama a Alcibíades, pero también a la filosofía, que es siempre la misma: El ganador es siempre Sócrates, lo cual no le hace ninguna gracia a Calicles. ¿No es ofensivo ser presentado como un juguete de los caprichos de su amante, mientras que el otro es un esclavo de la verdad?

La intervención de Calicles es larga y apasionada. Aunque Sócrates ha refutado a Polo, ha terminado haciéndole lo mismo que le criticó a Gorgias, es decir, avergonzarlo, obligarlo a admitir que es peor cometer una injusticia que sufrirla (la retórica puede hacerlo y Sócrates es, en el fondo aún un retórico) –algo que es cierto por convención, pero que Polo no se lo cree. En lugar de replicar, Sócrates inesperadamente admite todo lo expresado por Calicles. Y esa concesión de Sócrates no tiene precedentes en estos diálogos iniciales. Si es así, ¿no podríamos poner en duda la sinceridad del maestro? ¿No es la filosofía una búsqueda de la verdad sin cortapisas?

La idea de la justicia natural de Calicles es instrumental y egoísta. Mientras sea posible, el hombre poderoso debe gobernar; quien sea más fuerte debe regir al más débil. Sócrates comprende que la filosofía de Calicles es débil y expuesta. De cierta manera Sócrates parece hablar para dar confianza a su interlocutor.

Aquí Sócrates pretende demostrar que Calicles es un hedonista, la contradicción está en que su vida sería incompatible con su ideal. Hay más placer en huir la batalla para salvar el pellejo que enfrentar la muerte con coraje. Esta concesión, en conjunción con el hedonismo manifiesto de Calicles (lo agradable es bueno) lo llevará a la conclusión que el cobarde es mejor que el valiente. Es demasiado. Calicles realmente admira el coraje del guerrero, mejor entonces retractar su hedonismo (retractar es siempre con Sócrates comenzar a perder). Le dice: "Por si pensabas que yo o cualquier otro ser humano no es capaz de sopesar ciertos placeres mejores que otro, peor".

Sócrates entonces le dice, "si no quieres discutir, entonces dejémoslo, y digamos adiós", pero Gorgias interviene. ¿Cómo dejar la discusión a medias? Por una parte Calicles trata de ganar el debate, por otra, exprimir la lógica del argumento. Sócrates busca probar dos cosas en una, el hedonismo de Calicles no es solo bochornoso sino incoherente. Algo como esto: 1- lo bueno y su opuesto no pueden encontrarse en el mismo sujeto (contradicción). 2- el placer y su opuesto (el dolor) sí se encuentran en el mismo sujeto: ejemplo, el placer de beber dura tanto como el dolor de la sed que alimenta el primero. La conclusión: el placer no es bueno.

Calicles esquiva la conclusión: "Sócrates habla claramente o se burla?" (la implicación que Sócrates hace retórica), luego responde: "No entiendo tu estilo de sofismas, Sócrates". Ahora Gorgias le exige que discuta lógicamente. Pero torear a Sócrates no es fácil. Lo que queda menos claro no es que Calicles irá perdiendo terreno, sino que realmente no le interesa el juego lógico en una discusión que para él tiene un sentido retórico. Más importa el "qué dirán". El interés del joven es político no lógico (Sócrates buscará demostrar que van unidos).

Perder en buena lid es mejor que resistir sin razón (el propio Gorgias desea que gane el mejor argumento... ¿o acaso el mejor argumentador?).  Surge la pregunta entre retórica y lógica: ¿No puede perder la verdad ante la mejor retórica? Saber hablar bien y tener la verdad son cosas distintas diría Sócrates. Este Platón temprano del Gorgias tiene una visión negativa de la retórica. Al principio Sócrates declara: "la retórica no produce ninguna obra manual; toda su virtud está en los discursos". 

(continuará)

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