miércoles, 17 de julio de 2013

Padre José Conrado: hacia una teología de la responsabilidad social


Jesús Rosado

No voy a repasar la historia de las accidentadas relaciones entre Estado cubano e Iglesia después que el castrismo asume el poder en 1959. Es un proceso montuoso plagado de intrigas e intimidaciones por parte del gobierno que ya se ha ido documentando profusamente. Si alguien quiere revisar ese acontecer más detalladamente  lo remito a trabajos como: Iglesia (católica) y Estado (totalitario) de Arnaldo M. Fernández,  a los diversos ensayos del profesor Juan Clark sobre el tema o a Cuba: la iglesia católica y el estado en tiempos de revolución de Javier Figueroa de Cárdenas.
Sin embargo, para comprender el rol trascendente que asume el Padre Conrado en la práctica pastoral más reciente en la sociedad cubana, resulta útil perfilar las principales actitudes de la Iglesia Católica ante la realidad nacional, siempre presuponiendo que sus estrategias institucionales van dirigidas en lo fundamental a la conquista de un espacio social permanente.

Su premisa invariable para la consecución de ese fin ha sido la estricta observancia del cuerpo jurídico creado por el régimen castrista.  A partir de ese principio, la proyección clerical ha oscilado coyunturalmente de acuerdo a las circunstancias internas o externas, tendiendo hacia el acercamiento o el desapego según dicte la conveniencia, pero evitando meticulosamente entrar en conflicto con los poderes del estado.

Las razones están a la vista: uno, la Iglesia católica en Cuba no representa mayoría. La presencia es histórica y eventualmente influyente, es cierto, pero su arraigo no cuenta con una base amplia. Dos, en algún momento crucial fue declarada enemiga de la “revolución”, lo cual es un antecedente pendiente de desvanecimiento si lo que se desea en última instancia es lograr visibilidad contundente.
Ni el significativo Encuentro Nacional Eclesial Cubano, celebrado en 1986, quizás la más importante reunión de la Iglesia en la historia cubana, ni las memorables visitas de los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI lograron arrancarle al régimen castrista la proporción de espacio que la Iglesia ocupa de una manera regular en todas las sociedades libres.

Esa vulnerabilidad en un contexto político donde las masas hasta ahora han mostrado manifiesta obediencia hacia la dictadura ha condicionado que la jerarquía eclesiástica actúe desde dos presunciones tácticas. Primero, suponiendo que la docilidad de la mayoría responde a una aceptación real del proceso político por miedo o por simpatía. Segundo, considerando que el sometimiento es una farsa que oculta resentimiento y pavor y esa apariencia adopta modalidades cambiantes. A partir de ahí se han trazado las directrices eclesiales para el acercamiento efectivo a la comunidad, a la par que se mantiene un prudente equilibrio en la relación con el estado. Precisamente es en la búsqueda calculada de ese balance que la opinión pública ha detectado repudiables ambigüedades o concesiones provenientes de la jerarquía católica por tal de ganarse los favores de un poder que a las buenas o las malas es la que se reserva la clave de las mayorías.
Definidos los presupuestos para los métodos adoptados por la cúspide católica, cabe ahora plantearse la duda en cuanto a si es posible otra opción en el ministerio pastoral que se aparte de ese pragmatismo eclesiástico.

Los que hemos seguido la actuación del padre José Conrado observamos que su nobleza se ha colocado del bando de aquellos pastores que han asumido la misión de ayudar al rebaño en el proceso que transita desde la subordinación ciega u oportunista hacia el sincero ejercicio de la responsabilidad social. Una convocatoria al compromiso con la verdad y hacia la toma de decisiones que rescaten deberes y derechos cívicos, pero bien lejos de la instigación a la rebelión violenta que caracterizó aquella teología de la liberación que alcanzó auge en las décadas de los sesenta y setenta del siglo pasado.

Lo esencial de esa prédica sobre la responsabilidad social es incentivar en el ciudadano de a pie la expresión sin miedo de las disensiones ante la autoridad política partiendo de la fe cristiana. Exponer su compromiso hacia el ejercicio de la libertad ante la misma autocracia que lo ha sojuzgado como individuo y como miembro de la comunidad. Ese acto de restauración moral implica concientizar dobleces y aprender a rebasarlas que es el primer paso constructivo hacia la madurez cívica en el caso cubano.
Continuador del ideario de Varela y de la vocación crítica de monseñor Meurice, José Conrado es portador también de las herramientas humanísticas contemporáneas que proporciona la adquisición libre de conocimientos en los claustros católicos relegados por el oficialismo. La misión pastoral para la que se siente elegido se añade a una vanguardia ética que viene erigiéndose de entre los escombros ciudadanos tras medio siglo de totalitarismo y su praxis excepcional de la dignidad se basa en la experiencia cotidiana junto al que padece la desesperanza acumulada.

Dicho rol no le es ajeno al Vaticano. Estas voces alternativas, ocasionalmente incómodas, pero que se identifican con los sectores más golpeados son funcionales al ajedrez político del alto clero. El cura transgresor que se expresa valerosamente sumando feligreses y empatías es contraparte necesaria para compensar los comportamientos mediatizados en las negociaciones con el estado.

Claro, son premeditaciones jerárquicas que tampoco deben pasar inadvertidas al intelecto cultivado del padre Conrado, pero que no le proveerán un manto de protección cuando tenga que lidiar con la coerción política. No por ello será  menos vigilado. Al contrario, a la larga se le hace más pesada la cruz porque a la misión legítima de evangelizar, acompañar y compartir con el pobre, la historia, por añadidura, le va deparando el ministerio estoico para ayudar en la autorreconciliación a los cubanos que pecaron de hipócritas ejerciendo el sacerdocio.

17 comentarios:

Anónimo dijo...

Perdonen la ignoracia, pero dónde puedo localizar las obras de Arnaldo M. Fernández?

Anónimo dijo...


Generalmente la iglesia católica se alianza con las clases sociales, dictaduras militares o gobiernos de turnos locales para legitimarlos y para mantenerse a sí misma altivamente activa y con los activos bien altos, especialmente en Wall Street. Sin embargo, este interesante y bien escrito artículo me hace pensar, quizás estoy equivocada, que existen dos o más iglesias latinoamericanas, al menos la obvia clasificación es que pareciera existir una iglesia pro y otra contra gobiernos. Generalmente los sacerdotes contragobiernos son acallados matándolos, o transferidos de zonas, la misma iglesia los hace brincar más que pulgas, son personajes prehistóricos, herederos de la teología de la liberación, pero en este ensayo se expresa que Conrado no es de esa tendencia, no podría serlo, se confundiría el discurso oficial con el del sacerdote…. Me pregunto si realmente hay una “nueva” tercera iglesia latinoamericana y en qué parte del espectro se ubicaría, ¿Serán religiosos de una tendencia de centro derecha?. Sea como fuera, este sacerdote es muy valiente, y si que necesita la fuerza de Dios para continuar su trabajo, no es cualquier cosa tener que cargar sobre sus propios hombros la mala reputación de la iglesia católica , su pesada historia de abusos y su rol acomodaticio; encima tener que enfrentar también los horrores del régimen castrista, ¡uy le deseo suerte!. Saludith Judith G.

Anónimo dijo...

La "teología de la responsabilidad social" hace ya años que existe, se llama Teología de la Liberación". Y el padre Conrado está bastante lejos de ella.

Anónimo dijo...

Quien se mete a redentor, sale crucificado

Anónimo dijo...

Anónimo de las 2:25 pm, le sugiero que separe los conceptos, pues la teología de la liberación quedó atrás hace ya años y sus aspectos no violentos fueron asimilados por la doctrina social de la iglesia desde Juan Pablo II. No se guíe por el título de un libro o por wikipedia. Y estoy de acuerdo con usted, Conrado está demasiado inmerso en el humanismo integral para enrolarse en aspiraciones guerrilleras. Por dicha razón es que trabaja desde fundamentos cristianos con la responsabilidad social del ciudadano.

Anónimo dijo...

Anónimo de 2:56: Bla, bla, bla.

Anónimo dijo...

Me gustaria saber quien es Arnaldo M. Fernandez. Durante semanas, se dedico sistematicamente a descalificar, denigrar y criticar a Yoani Sanchez, Oswaldo Paya y otros.

Para el Padre Conrado,todo mi respeto, apoyo y admiracion.

Ileana Fuentes dijo...

Tema fascinante, que JR aborda con cordura para poner la actual visita y comparecencia de José Conrado en un contexto. Conrado pertenece a la Iglesia cubana de las provincias orientales, la del difunto Monseñor Pedro Meurice, ex obispo de Santiago de Cuba, quien debió ser Cardenal y cabeza de la Iglesia cubana. No lo fue porque era un cristiano contestatario, y la Iglesia de Roma, como estado que es -Estado Vaticano- lidia con los poderes donde desempeña y ejerce sus influencias, al estilo de los estados. Pedro Meurice, como hoy José Conrado, son representantes de su pueblo, aunque los jefes locales (Jaime Ortega Alamino) y extranjeros (hoy el Papa Francisco, antes Benedicto XVI, y antes de él Juan Pablo II) les exijan cierto comportamiento institucional, órdenes que en más de una ocasión se negaron a cumplir. De ahí que Ortega desterrara a José Conrado a España hace unos años, a "estudiar", para apartarlo de su rebaño y tratar de domarle la lengua, y ahora lo destierran de su Santiago de Cuba, de su feligresía, de su pueblo, y lo envían para Santa Clara. José Conrado es el Tomás Moro del siglo 20-21 cubano: nadie puede comprarle o comprometerle su conciencia, ni Ortega, ni Francisco, ¡¡ni la madre de los tomates!! La jerarquía -en todo su derecho como reino de este mundo- pretende recuperar espacios y bienes perdidos, y sumar 11 millones de cubanos restándoselos a las otras religiones que tanto han proliferado en la Isla en los últimos tiempos. Por eso tiene que portarse bien con el poder político castrista, a ver cuánto pueden prosperar sus reclamos. José Conrado no está en eso. José Conrado está en los menesteres de su rebaño. Yo, que soy atea, feminista y ex-católica, le rindo honores. Ileana Fuentes

Anónimo dijo...

Ileana Fuentes: Nice try...

Anónimo dijo...

Critica de la filosofia del estado de Hegel...

omu dijo...

alabao la iglesia cubana, pordió... si esa poca fe que dices hereditaria hubiera sido verdadera, auténtica... a lo polaco rural... tal vez. pero no, siempre fue de mentirita, hincando rodillas mientras anhelando la oscura humedad del bembé pa yemallá y complicando el brete de las promesas a ochún mordiendo a medias siempre la manzana de sta bárbara rodeados de los perros callejeros de sLázaro, que listos siempre estuvieron para arrebatarla al menor descuido entre caracoles.
nada, tumayambaneros, que la charla con Conrado, un tipo digno (pq a cualquiera que tenga fe en estas cosas tan abstractas hay que admirarlo, en estos tiempos de profundas cloacas sociales, en serio) les sea trepidante, iluminadora, que tienda puentes. con dignidad intenta hacer algo, que no es poco. el problema es el intermediario y todo lo demás.

Anónimo dijo...


Felicitaciones al autor de este texto tan aclarador y a los gratores de la charla, estuvo magnifica. Padre Conrado es continuador del Padre Varela, su mensaje de amor y su esperanza en el futuro de la patria llego a todo en la audiencia.

Anónimo dijo...

Los dos últimos párrafos cierran durísimo

Dora Amador dijo...

La ruptura del arzobispo de Santiago de Cuba, Dionisio García con el P. José Conrado, es decir el retiro del apoyo que le daba tendrá consecuencias graves. Mi esperanza era que Dionisio heredara la espiritualidad de Mons. Meurice, pero parece que es sólo Conrado quien sigue con fidelidad y amor la doctrina social de la Iglesia, que al fin y al cabo, es todo lo que hace. Recomiendo la lectura del Compendio de la Doctrina Social Católica, que es casi un sacramento: es el compromiso social y político de los católicos sean curas o laicos. Ese mandato lo han traicionado el cardenal y ahora el arzobispo de Santiago de Cuba.
También considero que se deber leer lo que les dijo en su cara Mons Dominique Mamberti, Secretario para las Relaciones con los Estados del Vaticano, a la Iglesia cubana: este es el link,Mons. Dominique Mamberti y la Semana Social Católica:
¿Cuál es el papel del laico en una sociedad injusta, dictatorial?
¿Qué le corresponde hacer a la Jerarquía eclesial?
¿Y al Estado totalitario, cómo hacerle frente?

http://www.palabracubana.org/2010/JUNIO/Las-consideraciones-dictadas-por-mons.Mamaberti-en-Cuba.htm

Quienes son fieles a la Iglesia? Personas como Dagoberto Valés, Oswaldo Payá, Harold Cepero, el P. José Conrado, y muchos más que no conocemos, recuerdo ahora a José Daniel Ferrer también.
Cuando terminamos de leer a Mamberti nos damos cuenta de la podredumbre ética, evangélica, profética de la Jerarquía de la Iglesia cubana.
Pero tengo fe en Dios, y mi esperanza no fallece.

Dora Amador dijo...

Por favor en el último pos que hago referencia a MOns. Mamberti, pongan mi nombre, yo fui quien hizo el comentario, Dora Amador
, no anónimo

JR dijo...

Judith, tu intervención siempre es tan aguda! Debieras enviar algún texto publicable en Tumiami.

El comentario de Ileana también esclarece cuestiones cruciales con esa capacidad que la caracteriza de poner puntos sobre las íes.

Dora, te estamos muy agradecidos por tu visita. Tu punto de vista es esencial en el tema y ¡lo haces de manera tan documentada! Tu blog El Lazareto es un abrevadero místico, a él acudo a buscar sosiego.

¡Gracias a todas esta mujeres que nos dan la oportunidad de aprender y reflexionar! ¡Gracias!

Dora Amador dijo...

Gracias Alfred, pero debo aclarar que mi blog no es el Lazareto, ese es uno anónimo que no sé quien lo hace pero es magnífico y lo sigo. Mi blog es www.solodiosbasta.net y mi mayor ocupación es la web: www.palabracubana.org, web católica cubana.
Te felicito y a Rosy, por lo que están haciendo en tumiamiblog, lo necesitábamos.
Un abrazo
D