César Vallejo
Reanudo mi día de conejo
mi noche de elefante en descanso.
Y, entre mí, digo:
ésta es mi inmensidad en bruto, a cántaros
éste es mi grato peso,
que me buscará abajo para pájaro
éste es mi brazo
que por su cuenta rehusó ser ala,
éstas son mis sagradas escrituras,
éstos mis alarmados campeones.
Lúgubre isla me alumbrará continental,
mientras el capitolio se apoye en mi íntimo derrumbe
y la asamblea en lanzas clausure mi desfile.
Pero cuando yo muera
de vida y no de tiempo,
cuando lleguen a dos mis dos maletas,
éste ha de ser mi estómago en que cupo mi lámpara en pedazos,
ésta aquella cabeza que expió los tormentos del círculo en mis pasos,
éstos esos gusanos que el corazón contó por unidades,
éste ha de ser mi cuerpo solidario
por el que vela el alma individual; éste ha de ser
mi ombligo en que maté mis piojos natos,
ésta mi cosa cosa, mi cosa tremebunda.
En tanto, convulsiva, ásperamente
convalece mi freno,
sufriendo como sufro del lenguaje directo del león;
y, puesto que he existido entre dos potestades de ladrillo,
convalezco yo mismo, sonriendo de mis labios.
11 comentarios:
Vallejo estab hablando de Cuba? Del Capitolio? Woooo!!!!
Gracias tumiami. Adoro a Vallejo!
Un poema citadino muy subjetivo.
El estudiante
ooohhhh
aaaahhh
aplausos!
No me canso de leerlo. Muy dado a ese proceso natural. Al fin, seran los gusanos que triunfan.
Agradezco a tumiami el post de hoy. Me alejé del blog involuntariamente. He estado enfermo, pero ya estoy mejor. Quiero que sepan que esta comunidad me ha hecho mucho bien. He leído, pero no he sentido fuerzas para participar. El poema de hoy de Vallejo me llevó a un lugar muy particular, en mi juventud. No es un año preciso. Habrá sido durante mi juventud universitaria. Estoy parado en una calle del centro de la Habana. Cae la noche y la gente está más bulliciosa que de costumbre. La bulla callejera se mezcla con el olor a comida. Respiro profundo y me siento muy feliz. Ahora comprendo: Soy un transeúnte de una ciudad imaginaria.
Le salio el poeta a todo el mundo aqui. MD
Esto de Vallejo, para los blogueros de tumiami:
El dolor nos agarra, hermanos hombres,
por detrás de perfíl,
y nos aloca en los cinemas,
nos clava en los gramófonos,
nos desclava en los lechos, cae perpendicularmente
a nuestros boletos, a nuestras cartas;
y es muy grave sufrir, puede uno orar…
Pues de resultas
del dolor, hay algunos
que nacen, otros crecen, otros mueren,
y otros que nacen y no mueren, otros
que sin haber nacido, mueren, y otros
que no nacen ni mueren (son los más)
El otro día, en una fiesta entre cubanos aquí en Atlanta, mientras esperábamos el arrozconpollo, me presentaron a un sobrino segundo (no sé si es el término justo; el tipo es nieto de una hermana) de Vallejo. Me dijo que su abuela también había publicado poesía. Nos acompañó con el violín (a mi grupo)y se sorprendió de nuestra erudición vallejiana. Son esas cosas raras que pasan.
Hacía tiempo no entraba a Tumiami. Parabienes a AT & Company.
Hay que desandar alguna vez calzando los zapatos de Vallejo. Una tierna manera de melancolear entre la liquidez del tiempo. Por un momento el corazón dejará de ser fósil viscoso para hacerse pájaro sumergible. El poeta no sólo te dota con el paisaje sin cancelas sino también con sus ángulos de permanencia.
Me alegro que estes mejor Ignorante. Sosa, nos alegra que vuelvas.
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