miércoles, 8 de enero de 2014

Recurso mnemotécnico de pueril trasunto; bien digno de esos eternos menores de edad que suelen ser los maricones, jotos, culeros, pájaros, chernas, pargos, putos, viados, checche, froci, finocchi, ricchioni, pustis, pedés, enculés, faggots, gays y homosexuales de cualquier lugar y cultura en la cual vivan


Ramón Alejandro

Existe en México un escarabajo de vistosos colores iridiscentes, de esos que los poetas simbolistas franceses gustaban llamar “coruscantes”; - haciendo alarde de riqueza de vocabulario, y refugiándose de paso bajo las faldas de la prestgiosa etimología latina, de tal forma ocultar con los oropeles de la erudición su miserable inspiración poética.

Como parece una joya los niños más humildes lo cazan; y atándole un hilo de alguna de sus seis patas, se divierten con ese lujoso juguete provisto a bajo precio por la dadivosa naturaleza mesoamericana. Le llaman mayate, nombre que apenas se destaca de “mayatl”, perdiendo al pasar a la fonética española esa última letra palatal de tan difícil pronunciación para quienes no tuvieron como lengua materna al náhuatl de los mexicas. Los jotos mejicanos llaman también así a aquellos varones; - generalmente miembros de las clases populares - que ocasionalmente les sirven de autoritarios y abusadores maridos.

Por extensión, mayate también se le suele decir en México a los borrachos, - o más precisamente a aquellos malos pagadores que no devuelven lo que alguien les ha prestado - o peor; que se desaparecen subrepticiamente con algo que no les pertenece. Tal como tienen la mala costumbre de hacer estos consuetudinarios depredadores, - con el dinero o las pertenencias - de los infelices y comunmente sumisos culeros; - o maricones - porque con frecuencia, esos lucientes insectos se les escapan a los niños de las manos; llevándose enredado entre sus patas y alrededor del luciente caparazón al hilo con el cual lo mantenían sujeto.

Quizás también los llamen así por lo bien que; - a pesar de todo - pasan su buenos ratos en la -no por interesada menos sabrosa- compañía de esos complacientes compañeros de jueguitos de manos y otros favores corporales; quienes los conmueven hasta los tuétanos haciéndoles revivir pretéritas emociones intensamente impregnadas de ya casi olvidados perfumes; venidos desde aquellos embriagadores instantes de su primera infancia que nunca jamás volverán; irrepetibles vivencias que con el paso de los años pueden haberse ido borrando de las más desflecadas páginas de los estrujados archivos de sus memorias; devolviéndoles aquel virginal estremecimiento provocado por el esplendor de las primeras percepciones que cada uno de los cinco sentidos tuvieron; cuando antaño se divertían con aquellos lujosos escarabajos que les sirvieron de juguete.

1 comentario:

sonora y matancera dijo...

cómo se divierte ramón engendrando alfabetadas salidas del corazón... ay ramón, ya se sabe que cuando el insecto es bello, y se lo repite tanto el reflejo, siempre escapa dejando envenenado al ingenuo maricón. salud.