Luis Cruz Azaceta, Exiled, (1990).
Alfredo Triff
El mapa de sal de Iván de la Nuez es un libro experimental en 4 capítulos.
1 Parte autobiográfico, parte análisis político-estético-cultural del momento; declaración de principios, el texto se lee como proto-manifiesto. ¿Con qué compararlo? No es fácil ser casi-orteguiano, escribiendo de uno y su circunstancia, sin caer en la petulancia. De la Nuez no se lo permite porque nos hace sal con él. El libro viene de regreso. Quien haya leído
La balsa perpetua,
Fantasía roja e
Inundaciones podrá encontrar en este "librito salado" una especie de percolación de ideas para el post-castrismo que ya se hacen necesarias: los mapas, el cuerpo, la inundación y sobre todo, la sal.
¿Qué es el mapa? 1- un dibujo de tránsito entre un mundo y otro mundo,
2- la continuación de la fuga por otros medios, 3- el resultado de una
explosión simbólica, 4- una anegación de tinta. Sigamos la pista en tres actos y medio: La
inundación, Macondo en el globo, el problema de los cuerpos y el mapa de
sal (de por sí).
Sebastian Münster, Europa Regina (1570).
La inundación es muy propia de las costas del Caribe durante las temporadas ciclónicas. Síntoma de la multitud tectónica, el todo excesivo (lo barroco) de las islas. Paradójicamente, en la historia cubana desde la segunda mitad del siglo XX la balsa figura como embarcación por excelencia. De la Nuez diría que somos balsas en busca de costas perdidas, metáfora que el ensayista cubano-español elabora a partir del pintor/balsero Luis Cruz Azaceta.
2 Ojo, la balsa delanueziana no tiene necesariamente que cruzar el estrecho de la Florida; puede llevarnos a cualquier lugar del globo (en globo) imaginario. Sí, viaje en balsa-en-globo.
¿No es nadar en el aire muy parecido a volar en el agua? Y nadando en globo nos vamos a Berlín: La cota histórica es la caída del muro, símbolo que
anuncia el comienzo de la inundación.
Por cierto, ¿quién inspira el mapa de sal? Ni
Diego Ribeiro ni
Battista Agnese ni Sebastian Münster.
Nada menos que
Matías Pérez.
Pal Merse Szinyei, El globo (1878).
¿Hay historia después de Berlín?
¿Y por qué Berlín (para alguien nacido, al otro lado del planeta, en La Habana)? De acuerdo a de la Nuez, "el
dique de nuestros días puede ser representado por el muro". Todo
comienza con la estructura, el dique protege, contiene, define (ojo, con Iván cada verbo debe ser precedido
de un "casi", en
son de sospecha). El ensayista admite formar parte del signo del crepúsculo
"occidental, unipolar, liberal, solaz y aburrido".
Sobre la caída del muro escribía Fukuyama tan temprano como en 1989 de esa caída del muro:
El
fin de la historia será un acontecimiento triste. La lucha por el
reconocimiento de la voluntad de arriesgar la vida por una meta
puramente abstracta, aquella lucha ideológica que invocaba la audacia,
el coraje, la imaginación y el idealismo será sustituido por el cálculo
económico, la solución sin fin de los problemas técnicos, las
preocupaciones ambientales y la satisfacción de las demandas de
consumidores sofisticados. En el período post-histórico no habrá arte ni
filosofía, sólo la preservación del museo de la historia de la
humanidad.3
Lev Rudnev, proyecto para el palacio de los Soviets desde la colonada de Moscú, (1938).
De la Nuez ve el fenómeno post-Berlín -de manera menos dramática que Fukuyama- como una cuestión deportiva, aunque no deja de reconocer que la inundación está llena de tragedias: Sergei Bubka ha portado camisetas de la URSS, la CEI (Comunidad de estados independientes) y finalmente Ucrania. El jabalinero Jan Zalezny, ganador de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona, se debatió entre Chequia y Eslovaquia. El futbolista Pedja Mijatovic, originario de Montenegro, pasó por el Valencia, el Real Madrid y Fiorentina. Qué decir del Duque Hernández, el pitcher de la selección cubana, que luego de cruzar el estrecho de la Floria en una balsa, termina jugando con los Yanquees de New York.
Mapa de sal convierte la inundación post-Berlín en una especie de proyecto personal que consiste en
"tratar que siempre quede un muro por hacer estallar" o "como mínimo, para oxidarlo por las laderas". (MDS, 31). Inundar, artilugio delanueziano que funciona a nivel crítico. En su uso del lenguaje, inundar equivale a "salar", algo que comentaremos más tarde.
Bonaventura Peeters (el Viejo), El diluvio (circa siglo XVI).
Con el post-castrismo, ¿qué le queda a la utopía? Una especie de futuro anterior que a veces se disuelve en el agua salada de la nostalgia anegada. Acaso quedan las ruinas de un muro para un mundo después de la ideología y de la historia. El autor lo expresa con dos negativos: Hoy por hoy, no es posible,
no vivir en medio de la escritura y la diáspora: "La diáspora te permite habitar vivir un mundo que antes sólo fue leído. Y al revés, el mundo anteriormente vivido ya es sólo escritura".
Mapa de sal es rica en ese humor que apunta al son: "Cuando me hablan de raíces, mi preferida es la yuca con
mojo", o "más que el mestizaje, lo que me seduce es la promiscuidad"
(MDS, 56, 62). En
El Mapa de sal hay un tema titulado
Oso acrítico,
ratón cínico. El propio autor se pasa la cuenta: "Yo, un día,
también me sentí Calibán. Calibán de la Nuez. Pero me 'civilicé'" (MDS,
115).
Hay que disfrutar en de la Nuez (y esto es algo que lo separa de otros intelectuales cubanos contemporáneos suyos más "graves"), el descarnado humor, la propensión crítica a "salar las cosas", invadir el discurso: darle sabor, darle
swing. Salar es el lapáctico del empache intelectual.
Es como si Iván le hiciera la guerra (de guerrillas) a todo aquello que en el discurso siempre termina conviéndose en muro. De ahí el consejo: "Todo lo sólido se desvanece en el mar. Todo lo sólido se disuelve en la sal" (MDS, 133). Luego "salar" presenta dos funciones, condimentar, pero a la vez preservar, curtir. Sin duda, en nuestro discurso crítico hace falta menos azúcar y más sal.
El cuerpo se merece un lugar importante en mapa de sal. Cuerpos ideográficos, como por ejemplo, la inmediación entre la patria y
la muerte que nos toca a toda una generación bajo el signo del castrismo (entiéndase castrismo -más allá de la figura histórica que lleva ese nombre- como
la constitución política de nuestra nacionalidad).
4 El mapa es una representación de la
corpografía del cuerpo. El cuerpo delanueziano nos remite a un conjunto
de partes. Literariamente, un cuerpo es un conjunto de índices, órganos, como corte espacio/temporal, situación específica. Cuando de la Nuez dice: "soy kafkiano"
condición disonante de enajenación "lista para la fuga, en medio de una
sociedad que nos bestializa", habla el cuerpo ideológico (MDS, 43).
Orlán tiene su isla en el mapa de sal -con marcada anécdota. El cuerpo trashumano de la artista redefine el cuerpo y el arte. Véase por qué: Si bien la premisa del esteticismo decimonónico tardío estipulaba que era posible vivir la vida como una obra de arte, con Orlán este gesto estético se radicaliza. Después de la transformación física del cuerpo (desde el arte) cabe preguntarse: ¿Cuál es la frontera entre uno y otro? Para de la Nuez Orlán está justo en esa intersección entre la representación y (su) destrucción: lo incorpóreo, "la autonomía entre cuerpo y experiencia", "actuación e intervención".
Orlan en el performance L'acte pour l'art (1993).
Todo para implosionar las esferas estancadas de la teorización moderna, algo que entusiasma mucho al crítico.
5 ¿Hasta qué punto podemos aprender de lo estético para informar lo político? Entre cuerpos, de la Nuez dedica un párrafo dadaístico al
lema "Morir por la Patria". ¡No faltaba más! Después de todo, de acuerdo a la martirología teológica castrista lo que muere es el cuerpo. ¿Qué es un martir sino un heroico espíritu incorpóreo?
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Entonces le pide un cabo a Nicolás Guillén, en un momento de duda patriótica deliciosa del poeta (la versión criolla de un Pascal sonero): "Al combate corred
Bayameses/ ¿Y por qué no corremos?/ Me he preguntado esto algunas
veces". En efecto, todo mapa de sal será "[...] apátrida. Aunque cargue con ello todas las descalificaciones
con que los dogmatismos han teñido este concepto". Si de la patria se trata, el autor queda puesto y convidado: "... lo importante no es en ningún caso que pases a vivir al exilio, sino que dejes de hacerlo en tu país. No se trata ya de que te vayas a morir en el destierro, se trata de que no morirás por la Patria" (MDS, 75).
En la tradición, tratándose siempre de venidas la pregunta se corre. Trayendo a Berlín a La Habana, ¿qué vendría después de la caída del muro castrista?
Dejemos que de la Nuez se despida con -no una profecía sino- un anuncio con el sabor del futuro que nos toca:
Entre el pasado dulce de las nostalgias y el presente ácido -y cínico- de la globalización hay un futuro que puede ser nombrado con la punta de la lengua. Un porvenir salado (MDS, 134).
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1El mapa de sal, (Periférica: España, 2010).
2 En el seminal ensayo sobre Azaceta comenta: "Navegar es más necesario que vivir". Vea
Inundaciones: Del
Muro a Guantánamo: invasiones artísticas en las fronteras políticas
(Mondadori: Barcelona, 2010) p. 101.
3Francis Fukuyama.
The Last Man and the End of History (New York: Basic, 1992) p. 45.
4 El autor no comenta el castrismo de esta manera en
El mapa de sal; se trata aquí de mi interpretación.
5 Usa la crítica del arte como crítica cultural, en tanto que "cultura de servicios" como él le llama (en su producción y consumo). Para de la Nuez, "inundar" significa implosionar discursos, "salar" convenciones.
6El término "mártir" puede verse como una distorsión histórico-teológica del apellido del apóstol, martí(R) él.