domingo, 10 de noviembre de 2013

El caso de Goldfish



Cuando trabajaba en el Bellas Artes de La Habana, asistí en el patio del museo a una memorable descarga de Pedro Luis Ferrer que terminó con la inevitable presencia de agentes de la Seguridad del Estado interrogando, cuestionando y coaccionando en torno a lo acontecido durante el inflamable performance. Éso fue hace ya más de veinte años. Imagínense lo que hubiese ocurrido con una obra de teatro como El caso de Goldfish, cuya puesta en escena tuvo lugar en el teatro Trianón hace poco más de un mes. Este fragmento que aparece en Tumiami donde el protagonista interactúa con el público da una idea de la carga contestataria de la pieza teatral.

La obra concebida por William Ruiz y Alejandro Arango, según lo que asistieron a las funciones, ha sido una de las críticas más abiertas y valientes al modelo castrista, abordando las problemáticas más candentes de la actualidad cubana. Desde la decrepitud de los servicios a la población hasta la falta de libertad.

Hace dos décadas atrás, el grupo de teatro en pleno -y hasta algún espectador- hubiesen ido a parar a Villa Marista. Ahora no ocurrió. ¿Por qué? Bueno porque la famosa frase de Gardel sobre la invalidez de los veinte años no es más que letra de canción. La historia, como el planeta, se mueve. Con discursos enardecidos. Con dolor sobre el dolor. Con los temores y la ira del poder.Y, claro, también a base  de culatazos. Estas voces y estos monólogos de veinte años después, distintos y distantes a la abulia de nosotros los de entonces, parecen anunciar un cambio de escenario aún no muy comprensible para percepciones forjadas bajo el inmovilismo tradicional de una dictadura. (JR)

4 comentarios:

Jacobo dijo...

Muy buen relato. Indica que las cosas están cambiando, aunque sea a ritmo lento. De todas formas la biología ya les está pasando la cuenta.

Saludos, Jacobo

RI dijo...

gracias mil jeshu, por mostrarnos esto. vimos cosas atrevidas en el teatro allA. esto lo supera, eh.

Unknown dijo...

Eso que cuenta JR es falso. Ademàs si eres Jesùs Rosado, tù no estabas ahì.Estabas en la microbrigada. Pedro valientemente cantò lo que quiso y luego hizo en Artes Decorativas sus famosos Velorios. Que làstima que pretendiendo defender a Cuba mientas.

JR dijo...

Estimado Rubén Antonio. No sé que te ha incomodado tanto si en modo alguno desdigo la valentía de Pedro Luis. Sobre todo porque era capaz de retozar en sus presentaciones con el nombre del dictador. Algo que inmeditamente movilizaba a la policía política.

El concierto de marras fue en el año 1995. Pedro recién regresaba de un viaje a Miami. Los escenarios se le cerraban y la directora del museo y Reinaldo el programador tuvieron el coraje de organizarle aquel concierto en el patio de la institución. Al terminar la descarga, agentes de la Seguridad se dedicaron a interrogar y coaccionar para averiguar cómo y por qué se le había programado la oportunidad al trovador. Las presiones continuaron en los días siguientes.

Mi permanencia en la microbrigada terminó en el año 1992. Cuando lo de Pedro Luis yo era entonces especialista principal del departamento de registro, documentación y conservación de las colecciones.

La noche del evento estaba ahí con mi compañera. Un breve pasaje del recital puede encontrarse en el blog Arma de tinta. Aquí les dejo el link:

http://armadetinta.blogspot.com/2009/12/males-antiguos.html

Asi que ni lo que cuenta JR es falso, y Jesús Rosado (que efectivamente es JR) sí estaba ahí, no en la microbrigada.

Gracias por tu visita, Rubén