domingo, 21 de febrero de 2010

Don Eustaquio V


Para don Eustaquio V..., viejo vecino de Villaclara, el matrimonio era un tormento. Su mujer lo martirizaba de día y de noche,  siempre le hacía la contra y dicen los vecinos que nunca le dio la razón, en una tan sólo, de las múltiples discusiones que a diario sostenían. Ella lo tenía amenazado con quitarse la vida por la menor contrariedad. Cosía sentada en el brocal de un pozo, situado en el patio de la casa y cuya profundidad era diez metros, pero al decir de su marido, eran muchos más. Cuando esta escena tenía lugar, el silencio de don Eustaquio era imponente. Ponía su cabeza entre las manos y pensaba: "Dios de las profundidades, sálvame con un mareíto vano, un mareíto nada más, que bien poco es lo que te pido." Como el Dios era el de las alturas y no el de las produndidades, no oía su ruego, y doña Petra, que así se llamaba la temeraria esposa, abandonaba el peligro para increpar a don Eustquio, que, con tanta indiferencia, la veía entreterse a los bordes del abismo. Y así vivió algunos años aquel matrimonio. Ella cada vez más majadera y él cada vez más resignado.

Pero un día le trajeron la noticia unos vecinos que la corriente del Bélico había arrastrado a doña Petra y que era necesario recoger su cadáver. Prestóse a la búsqueda don Eustaquio, y acompañado de sus amigos se dirigió a las márgenes del río, aún agitado por la fuerte corriente producida por abundantes lluvias que descargaron en sus cabezadas. Como vieran los acompañantes de don Eustaquio que éste nadaba río arriba le manifestaron que el cadáver debía encontrarse río abajo, siguiendo el curso natural, a lo que él contestó: "Voy bien, la encontraré sin duda alguna, pensad que mi mujer iba siempre contra la corriente."

Antonio Berenguer
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Tomado de Cuentos cubanos de humor, editado por Samuel Feijó, (Editorial Letras Cubanas, 1979).

4 comentarios:

JR dijo...

Feijó, excelente cuentero, dibujante, diseñador y, sobre todo, promotor y preservacionista de la cultura popular. Genuino intelecto de tierra adentro. Un hombre-monte enamorado de ser un monte-hombre.

Anónimo dijo...

Pobre Don Eustaquio V, y menos mal que se logro librar de su bruta e insoportable mujer.

Anónimo dijo...

Que cuento tan bien contado, me molesta muchisimo la dejades e don Eustquio. Es que eran otros tiempos, en los tiempos que corren el la hubiese botado hace rato ya. Y con lo barato que estan los divorcios hoy en dia mas que mas. Ademas que cuando esos divorcios entre parejas disparejas suceden la comunidad entera se siente aliviada, al contrario de los tiempos de antes, donde la gente moria con su enemigo mas que nada por la presion social al que estaban sometidos. Contra quien te casaste se le refiere hoy por hoy.

Anónimo dijo...

sigue sembrando sizana.......