lunes, 6 de octubre de 2014

"dadá está en contra del futuro. dadá no es una escuela literaria"


tristán tzara
atRifF

tiempos ha, el artista, aunque neurótico, se veía a sí mismo como parte de una sociedad que compartía alianzas ideológicas. durante la revolución industrial una generación talentosa de escribas ocupó el lugar entre el capitalista y el funcionario (y el mundo mal llamado literario devino una subcultura).

de ahí sobreviene un antagonismo entre dos corrientes opuestas. dos siglos después, el ambiente literario sigue su paso desligado del común denominador de la gente. ¿por qué?

el escritor moderno es un bohemio. eso le significa más que los movimientos históricos de que pudiera escribir. tómese el desfile de movimientos e ideologías en el pasado siglo: la revolución rusa, el futurismo, dadá, el constructivismo, el realismo socialista, todos muy saboreados por esa especie de escritor con cierto vuelo periodístico, marcada propensidad a la charla nocturna y a vender su alma al poder de turno --me refiero al llamado “intelectual”.

apunto no al primer acto, sino al tercero, final que tiene mucho de ironía. ya pasado el mitin o el discurso del supremo por altoparlantes, cuando el café, o la esquina célebre, pierden su clientela erudita, o acaso cuando esa generación de jóvenes agitadores llega a los cincuenta.

entonces los manifiestos comienzan a empolvarse. ¿quién recuerda los “siete manifiestos dadaístas” del tristán de tzara? ¿o ese otro raro texto titulado “la primera aventura celeste del señor antipirino?” quien ha sido dadaísta de corazón los conoce. del primero salen estas locas frases:
yo les pago la renovación del abono del
amor en celuloide que rechina como
puertas de metal
(...)
yo volveré como su
orina renaciente,
el viento partero
del pensionado de los poetas mediocres.

locura sinsentido ahora, que cada sentido tiene su tiempo.

tzara es a la historia del arte del siglo XX, lo que lenin a la historia de la política. ambos nunca cesaron de gritar y agitar a sus masas entusiastas. si lenin tuvo trotsky, kamenev y zinoviev, tzara tuvo a breton, soupault y aragón.

imaginen al joven poeta (la vaga semejanza a un hitler hambriento y magro sans mostacho es pura coincidencia).

que nos salven de este fragmento titulado "toto vaca":
ka tangi te kivi
kivi
ka tangi te moho
moho
ka tangi te tike
ka tangi te tike
tike
he poko anahe
to tikoko tikoko
haere i te hara
tikoko
lo anterior es producto del brillo de lo flamantemente novedoso (se cuenta que hubo féminas  dadaístas que se empapaban con la palabra agitada de un marinetti o un tzara). apollinaire tenía razón cuando dijo que no había nada más novedoso que la novedad.

¿qué nos queda? ya treinta años más tarde y tzara no era el mismo. sus poemas se tornaron líricos, casi humanísticos. el hombre maduro es un alma atrapada entre la promesa de la revolución y la estupefacción que proporciona la tragedia de lo humano.

pero no hay nada más adaptable que lo moderno. de joyce se decía que era incomprensible, cuando no, obsceno. hoy su método y estilo se estudia en las clases de literatura para graduados.

¿qué queda para nosotros los mediocres del siglo XXI? ¿vendrá acaso un nuevo tzara? 

No hay comentarios: