domingo, 25 de septiembre de 2011

Acto de repudio contra las Damas de Blanco

 
Ya van llegando los compañeros para el acto de repudio matutino. El humor que capta la foto es el de un grupo que arriva y merode una dirección específica. Conocen la tarea encomendada. Algunos gritarán consignas de apoyo, otros más activos ejecutarán "la actividad". Poco a poco la masa va creciendo.

¿Quiénes son esta gente? ¿Extraterrestres? Diario de Cuba los llama "paramilitares". Pero eso desvirtúa que se trata de una suma de individuos, comunes y corrientes. Masa compuesta de padres, madres, hijos, hermanos, con familiares (alguno sin duda en Miami, o ex-presos, o gusanos). Esta masa se da a la tarea de reprimir. Observen cómo se dan a la espera de un modo absolutamente normal. En este interim podrían muy bien recapacitar y largarse. Pero no. Merodean, observan, escuchan alguna conversación, comen alguna merienda. No parecen conocerse. Esta masa de voluntarios no-pasivos, no-fingidos, queda a la espera. 

¿Cómo interpretar el momento? Ahora no valdría analizar estados íntimos y subjetivos del ser. Aquí, ahora, la energía social supera la sicológica. Esta masa es motu propio,  síntoma patente de una atracción específica. En tanto que grupo, esta gente no puede llamarse "confundida". Sabe en qué consiste "la actividad" de esta mañana. Sin volición y energía cinética, esta masa no existiera. Cientos de individuos aprestados a reprimir a un grupo de mujeres indefensas que no conocen. Inspirados por la versión oficialista que aceptan. La foto es una expresión incontestable: Convocados, dispuestos y puntuales. ¿Listos? "La actividad" del pueblo está por comenzar.

La tropa de choque se da de lleno a la tarea, la cual transcurre sin mayores contratiempos. Las Damas de Blanco son coactadas: El choque es de mujer contra mujer. Ante la agresión física, las Damas de Blanco, (contra la pared) permanecen estoicas sin defenderse (las miradas desafiantes dicen mucho). Saben que su fuerza cívica es potencial. Las compañeras repudiantes, de ser necesario reparten golpes secos, sin dejar huellas. La impunidad reina en la calle, avalada por el estado, pero esta impunidad no existiera sin la masa de activos, y esa otra de mudos e inertes.

Paradójicamente, la confrontación no hace más que aumentar la reserva ya prometedora de esta minoría resuelta a cambiar la historia. Las masas cambian, pero eso toma tiempo. Tiempo y cambio, eso es la historia.