sábado, 2 de julio de 2011

Primer anatema del arte: La estética es mercancía

Jef Koons, Pink Panther, 1988.

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Hay asuntos que han de permanecer en secreto. Quisiera abordar lo que pudiera llamarse el primer anatema del arte: La mercancía es estética.

Siempre hablamos de arte, pero nunca queda claro qué es qué. La obra-de-arte conlleva ese mito del obrador -el artista- pero en sí misma, no sabemos de qué se trata.* Dejemos la obra por el momento y veamos la segunda parte del bimonio: "___ de arte", que sigue siendo un bosque oscuro e indescifrable.

Hay razones para sospechar el segundo integrante del binomio. Después de todo "arte" es una definición metafísica que nos llega de Baumgarten y Kant. La contribución de esos filósofos fue a) separar el arte de cualquier finalidad, casi como decir que el arte no tiene función -como la que puede tener un bote, un martillo, o la plata misma en tanto que mineral; b) otorgarle al arte su esencia: la belleza que separa al arte de la esfera propia del conocimiento. Arte es algo hecho por el hombre que refiere a un juicio de los sentidos, no el intelecto. 1- El arte es bello, y 2- su propósito es la contemplación. De ahí nació la estética. 

Le siguen dos polos del discurso estético: El arte como ideal de emancipación de la humanidad, defendido por Friedrich Schiller en sus Cartas, y el principio esteticista decadente del l'art pour l'art defendido por Wilde y Co. En el primero, el arte tiene una función social ennoblecedora, en el segundo, estrictamente esteticista y subjetiva. Ambos cierran filas al considerar el arte como algo sagrado.  


Sin embargo, es obvio que el arte tiene otro propósito. Detrás de bambalinas el arte vale dinero. Cuando una pieza es exhibida en una galería, ya se presupone su venta. El arte se vende en subastas como cualquier otra materia prima: sea café colombiano, plata, un calzoncillo de Elvis, etc. Cada diciembre, Miami es invadido por una explosión de ferias de arte. El propósito fundamental de dichas ferias es vender. 

Antes se compraba la maestría técnica de representar la realidad, fuese en una tela o en la bruta superficie del mármol. Hoy, en pleno siglo XXI ese propósito no tiene sentido. Cuando se compra un Jeff Koons no se compra la maestría del artista; se sabe que Koons es un productor genial que encarga sus piezas a su taller de expertos. El valor de Pink Panther por ejemplo, está asociado a un aparato sofisticado que llamamos mercado.** Hay un mercado internacional del arte. El arte vale. Luego,

Arte = mercancía

Esa cara del arte es tabú. En un vernissage asistimos a un evento cultural definido por un lenguaje estético e histórico. Las conversaciones tratan no del valor de la obra, ya que el precio de la obra está en un libro aparte y raramente asequible al pedestre observador. ¿Por qué se oculta la cara "mercancía"? Es obvio que exponer dicha cara le restaría al arte su propia definición establecida, que es estar separado de una función o finalidad específica.*** Aunque parezca raro, una cara niega la otra.


La mercancía es, conceptualmente hablando, enemiga acérrima de lo estético, pero inevitablemente es la otra cara de la moneda de eso que llamamos arte.

En un próximo post tocaremos un segundo anatema del arte y sus consecuencias.
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* "Arte es arte y punto" se dice. Se ha tratado de definir qué es arte, pero siempre termina como una gran ensalada mixta. Lo peor es que a la hora de hablar de la obra, el objeto queda relegado a una teoría que lo describe. Pero la teoría es, ella misma, una superposición de ideas. Es por eso que la obra, el objeto en sí, siempre queda enmarcarado, distorsionado. **Ese aparato incluye 1- la profesión del arte: escuelas de arte, galerías, museos, profesores, alumnos, periodistas, críticos, 2- los inversionistas: coleccionistas privados, bancos, fondos mutuales, etc, etc. *** El término kantiano es Zweckmässigkeit ohne Zweck, o finalidad sin fin.

4 comentarios:

LopezRamos dijo...

El punto más agudo del asunto estaría en ese desplazamiento del valor estético (esa maestría que mencionas) a un valor monetario artificialmente insuflado a la obra. Triff, sería interesante analizar en el próximo los misteriosos mecanismos de selección de los triunfadores en el mercado de arte, sus cualidades primordiales serían fidelidad perruna hacia el promotor, obra con imagen definida que facilite el branding, productividad a toda prueba y cierto carisma mediático -ya sea por la labia, porque luces bien o te has creado fama de chic@ mal@...

Alfredo Triff dijo...

Jajaja. RLR: Nos adentramos en el misterio...

La Mano Poderosa dijo...

El filtro del tiempo dira.

La Mano Poderosa dijo...

El filtro del tiempo selecciona que es arte o basura.