domingo, 31 de enero de 2010


De Calvario cubano:


Me levanto de la cama, apago el ventilador inventado con motor de lavadora rusa, y que hace más ruido que un avión despegando. Voy al baño, se me olvida que la entrada es por turno. En mi casa vivimos siete personas.

Al entrar me encuentro con que no hay jabón, el tubo de pasta dental ya no le queda mucho, el tanque del agua está en el fondo, hace tres días que no la ponen. Termino lo que supuestamente debió ser un aseo y ¡que dolor! se acabo el desodorante, y nada de perfume, eso se guarda exclusivamente para ocasiones especiales.