martes, 9 de noviembre de 2021

Por qué la modernidad no es moderna (2do de la serie)

Caspar David Friedrich, El caminante sobre la niebla, 1818.
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(Remito al lector al primero de la serie aquí)

¿Qué es la modernidad: (1) una época, (2) un discurso, o (3) las dos cosas? 

Vayamos por parte:

La modernidad como tiempo

Si la modernidad es una época debe tener comienzo y final, aunque ya sabemos que "hallar comienzos" es un arte a posteriori, de cuidadosa aproximación. 

Me adhiero a la teoría bautismal de los románticos alemanes, quienes descubrieron (y se descubrieron) en una (su) época. ¿Qué es des-cubrir? 

Dijo Kant: atreverse a conocer. 

Que conste, la modernidad no tenía nombre aún (en efecto, un niño puede nacer sin nombre). Se trata de una concientización que marca un corte epocal. En el caso de los románticos es saberse inmerso en un momento al que le toca un futuro. Equivale a poder mirar a un pasado (ya fuera de sí) como algo distinto. Si este hecho fuese crucial para la constitución de la modernidad, lo quisiera traer más tarde como un signo posible de su desenlace.

Si la modernidad es una época, entonces no puede ser ella misma tiempo.1 ¿Cómo? Toda época tiene principio y fin, y está por tanto acotada, dentro de cierta duración. La modernidad supone un estado de cosas durante cierto tiempo. 
 
Sin embargo, no se presenta jamás ella como durando. Por el contrario, se presenta como entorno espacial (malas lenguas dicen que todavía está aquí, con otra cara).

Una cota que es a la vez antes-que y después-que. Y cada intento generacional de rechazo, sean los decadentes, las vanguardias o el postmodernismo, no han hecho más que reconocerse dentro de esta cota. 

¿Cómo ocurre?

G.D.F., Destrucción en el mar de hielo, 1823.

La modernidad es dura, es decir, no dura. 

La modernidad no es moderna en sí, porque no dura. No dura porque su discurso le es ajeno. No le encarna. No es ella hablando de sí; es ella, como si fuera otro, hablando de otro.

Dicho en términos morales: La modernidad no es moderna porque no hace lo que dice. La modernidad nos engañó a todos. Peor, se engañó a sí misma. Hay un precio, cómo llamarle desde lo romántico... sentimental (de ahí el ressentiment moderno, que dejamos para un segundo post).

Esta es nuestra primera respuesta provisional al título del post.

¿Y no será que lo que sostiene a la modernidad no es una sustancia, sino un símbolo?

La modernidad como discurso 

J. Habermas es de la opinión que la modernidad persiste en tanto cualquier desarrollo posterior la rechaze o la abrace. Algunos apuntan que esto es una falacia de ipse dixit. Otros aceptan a regañadientes. De ahí la hipótesis de Peter Berger: la modernidad despoja al individuo de subjetividad, alienándolo, y convirtiéndolo en "vagabundo mental". 2
 
Y por ello la post-modernidad vive colgada de la modernidad cual adorno passé.3 

La tesis nos interesa. No podemos tratar de seguir resolviendo los problemas que la modernidad presenta sin (de algún modo) volver a ella. Los post-modernistas cayeron en la paradoja de la media unidad; zafarle al muerto con el muerto a cuestas.

El punto más revelador de la tesis habermasiana es que lo que sostiene a la modernidad es un discurso

Habermas no lo dice explícitamente: la modernidad existe en tanto que ofrezca una esperanza. Por ello podría existir -incluso- aunque no se sienta su efecto como antes. Hablando como los antiguos: Schiller diría que Goya se equivoca cuando dice que la razón produce monstruos (se equivoca porque también los puede matar).

La modernidad puede estar en cuidados intensivos, pero sigue ahí, indeleble.

G.D.F., La abadía entre los robles secos, 1810.

¿Cómo sabemos que la modernidad está moribunda? 

Para comprender qué le queda como reserva, debemos ir atrás al momento de toma de conciencia.

De la misma manera que una generación es capaz de identificar el principio de una época, otra puede y debe ser capaz de descubrir su final. 

¿Qué le ofrece la modernidad a esa generación romántica? Kant y Schiller proveen dos tesis fundamentales: primero: la modernidad nos hace crecer y segundo, nos hará libres.  

Cito a Kant de su famoso tratado Qué es la ilustración:
La ilustración es la salida del hombre de su condición de menor de edad de la cual él mismo es culpable, tal condición es producto de cierta ignorancia, La minoría de edad es la incapacidad de tener que depender de otro. ¡Sapere aude! ... la pereza y la cobardía son las causas de que la mayoría de los hombres permanezcan con gusto como menores de edad a lo largo de su vida, por lo cual le es muy fácil a otros el erigirse en tutores. ¡Es tan cómodo ser menor de edad! (mi itálica)
Ser menor de edad no saber cómo, y no se sabe pues no se tiene el lenguaje con qué leer los signos de la época. Ser menor de edad es carecer de herramientas para forjar una época. 

Kant prosigue:
Ellos, después de haber rechazado el yugo de la minoría de edad, ensancharán el espíritu de del valor propio, de la vocación que todo hombre tiene. La de pensar por sí mismo.
Para Kant hay una diferencia entre naturaleza y libertad (no así para Schiller, quien ve en la naturaleza como un reino de las cosas).4

La tesis central de Schiller en sus Cartas sobre la educación estética del hombre es la siguiente:  

... para resolver en la experiencia el problema político, es preciso tomar el camino de lo estético, porque a la libertad se llega por el camino de la belleza (Carta 2, p. 12)

Es decir, tratar de resolver el problema político del humano. 

Ahora tenemos dos polos: uno epistemológico, el otro político. ¿Resolvió la modernidad este dilema? La respuesta no es tan fácil. 

Decir NO, es caer en algo tan moderno como Marx. 
Decir SÍ es vivir de espaldas a la realidad. 

La solución sea un en parte. Y automáticamente pasar al siguiente capítulo.

No caigamos en la aporía post-modernista que aún cree resolver el problema político atacando a la modernidad como si esta tuviera un plan macabro con la humanidad (de ahí salen las rabietas "modernas" de Žižek). 

La modernidad nos convenció del cuento. Las generaciones modernas vivieron engañadas toda una época (acerca de la época). Y en esa tumba enorme siguen enterrándose tanto apologistas como combatientes internacionalistas.

G.D.F., Tumba enorme a la orilla del mar, 1806.

Es tiempo de cerrar el capítulo. Salir y respirar aire fresco. 

Los románticos nos pueden dar una mano. Podríamos compartir el entusiasmo de Hölderlin en su poema El joven a sus juiciosos consejeros:
Es inútil: esta época estéril no me retendrá. Mi siglo es un azote. Yo aspiro a los campos verdes de la vida y al cielo del entusiasmo. Enterrad, oh muertos, a vuestros muertos, celebrad la labor del hombre, e insultadme. Pero en mí madura, tal como mi corazón lo quiere, la bella, la vida de la Naturaleza.
(continuará)

_______________  
1 Si la modernidad fuera tiempo no pudiera ser época. No transcurriera. Cuando hablamos del barroco nos referimos a una época entre el siglo XVI y XVIII. El tiempo, en tanto que tiempo, no transcurre. El tiempo hace cambiar las cosas.  2 Peter Berger, The Homeless Mind: Modernization and Consciousness (Random House, 1973).No es que la post-modernidad sea moderna consustancialmente. Calinescu habla de "caras" pero nunca establece qué es una cara.

 3 Sobre Schiller escribe su amigo Eckerman:
Miraba hacia el mediodía, de manera que podía seguirse, a varias horas de distancia, la hermosa corriente del río, interrumpida a veces por el boscaje y las curvas. Se dominaba un horizonte muy amplio. Se podía observar muy bien la salida y puesta de los planetas, y había que confesar que el sitio no podía ser más adecuado para inspirar la parte astronómica y astrológica del Wallenstein. (Vea, Johan Meter Eckermann, Conversaciones con Goethe. Barcelona: Ed. Océano, p. 522).
  4 De acuerdo a Habermas, esta es precisamente la posición de pensadores como Nietzsche y Heidegger.