martes, 26 de abril de 2016

Sexo abierto en San Rafael y Consulado (no tiremos la piedra antes de examinar la naturaleza del pecado)


atRifF (especial para tumiamiblog)

El video de una pareja copulando en medio del boulevard de San Rafael ha consternado a muchos.

Ojo cuidado: no tiremos la piedra antes de examinar la naturaleza del pecado.

Fíjense en la cara de lascivia minusvalorada del estoico mulato, preocupado por nutrir su dignidad (incómoda en ese suelo de losetas de San Rafael de tiempos de la República, dura y fría).

Luego, el ejemplar de mulata que se le encarama.

Observamos el gentío cámara en mano, en plena práctica participativa, nada menos que exhortando a los actores del suceso.

Bronislaw Malinowski lo llamaría "observación participante".

En su conocido libro sobre los aborígenes australianos, Malinowski sugiere que aunque nuestro concepto occidental de moral puede diferir de la del nativo, es la observación metodológica del etnólogo in situ la que justificaría hasta qué punto tal diferencia posibilita o no un juicio moral.

¡Etnología directa a la vena!

De ahí que el tropel nativo ahí congregado advierta al mulato algo que no puede ocurrir bajo ninguna circunstancia.

"¿Entró ya?", 
"Sí, parece",
"¿Está dura?"

Cunde el suspenso, mientras la mulata se acomoda. Algunos dan fe:

"Sí, entró ya".

La cara de preocupación del macho lo dice todo. Su vano afán cerebral por el glande. El cuerpo envarado, los ojos mesmerizados.

"Vaya, qué rico acere".

Entonces él recula y se lleva las manos detrás de la cabeza. Gesto instintivo de gozadera que le queda grande. Se lo comen vivo y hay que dar la cara. Yergue el cuello cual observador imparcial, pero no atina. Mientras, la hembra en su papi-bate-mi-chocolate.  

No confundamos "mujer", dictamen biológico con "hembra", en este caso pura performatividad. Esa joven mulata de cabeza rapada "undercut" es una Marina Abramovic cruda.

Llamémosla Yumilsis. Esa sonrisa ampulosa de dientes protuberantes de buen comer carnívoro de Yumilsis expresa mejor que nada la concupiscencia centro-habanera de la carne.

La observamos en el video, malinowskianamente batiendo la cintura de merengue sobre el mulato  músculo.

"Aguanta cojone'",
"Esto es una vez na'má'",

Yumilsis se inclina ahora buscando un boca a boca. ¿Besito-de-novio? Símbolo de ternura posible (o son gevos o Yumilsis es una romántica empedernida), inclusive en medio de la algarabía centro-habanera de singueta (caballero al pan pan).

¡En vivo y en directo en pleno San Rafael y Consulado!

Luego, Yumilsis, blúmer en mano, señala que no a alguien. Lo peor acaba de ocurrir: coitus interruptus. El macho ofrece cara de derrota. Demasiada presión.

"Vaya, levanta el muerto ese".

En este instante amargo el mulato se graba a sí mismo con su móvil. Etnológicamente hablando, se diría que el nativo se ha alienado de su propia práctica, su milieu cultural. Se ha iniciado el nativo en el trasiego de culturas.

Yumilsis se incorpora, se limpia con su bloomer de toallita y cruza más allá de la soga divisoria.  

San Pablo le hubiera dedicado a Centro-Habana sus versos más cáusticos, como en su carta A los romanos 1:29-32 (Roma, Centro-Habana de la antigüedad).
Están llenos de toda clase de iniquidad en su corazón, de ambición y maldad; colmados de envidia, crímenes, peleas, engaños, depravación, difamaciones. Son detractores, insolentes, arrogantes, vanidosos, hábiles para el mal, insensatos, desleales, insensibles, despiadados. Y a pesar de que conocen el decreto de Dios ... no sólo las practican, sino que estimulan a otros a practicarlas.
De San Pablo a Malkinowski: Simplemente hemos sido testigos de una manifestación lúdica típica de un solar centro-habanero. Imagino a Yumilsis morando en un reducto que hace esquina en Ánimas e Industria (edificio de cinco pisos maltratado, pero con la hidalguía neoclásica de esas bellas construcciones centro-habaneras de los años 20 devenido solar post-castrista).

Estamos en presencia de una nueva forma de expresión social del centro-habanero de a pie: crear lo que aquí llaman --en las nuevas redes de video como zype o meerkat-- "contenido."

Sin mas rodeos: el cubano acaba de descubrir el cuenta propismo digital.

Sin patria, pero singamos.

5 comentarios:

  1. Tal vez, otra forma de globalizarse:
    http://www.lavanguardia.com/local/barcelona/20160425/401341663691/sexo-metro-barcelona.html

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  2. Nada que ver con ninguna subcultura. Ni siquiera responde a los criterios de la escuela de antropologia estructural de Levi-Strauss, elementos estructurales, oposiciones foneticas que constituyen y dan forma a los mitos, portadores de una eficacia simbolica. El evento repirtado en este blig comonuna noticia es una noticia de un escandalo del bajo mundo habanero convertido artificialmente en "cultura", como si fuera una especie de ritual , tipo ideal weberiano.El fenomeno anyi-social ocurrió en la Habana vieja no es ni de soslayo una practica antropologica de ningun genero. No responde a los criterios culturales de la escuela simbolista de Bronislaw Malinowski. Sus actores no son tales. Son par de individuos desencajados que jysyifican du miopia socisl con el escandalo politico o peor una obra de arte crrcana al performance no teniendo ningum rlemen ttyo pa rea dostenerlo como no sea el msl gusto de l Is cubanos con tal de obteber una suerte de gratificacion en su odio al sistema marxista. No hay regularidaes como semejanzas de grupo rituales, arte, agricultura, caceria, religion,etc... Tampoco responde a las caracteristicas del Performance referidas por Richard Schechner, Judith Butler, Jerzy Grotowsky, Eugenio Barba, Patrice Pavis, y el esteta polaco Stefan Morawski. Es decir no estamos ni frente a una practica tribal ni en medio de un performance de Arte Calle,o Joseph Beuys.No hay ninguna tesis etnosociopolitica del tipo definidas por Garfinkel en su Etnometodología. En fin, que en nuestro afan como cubanos de buscar constantes subversiones sociales a traves de la agitacion politica, interna o externa regalamos nuestra imaginacion no solo a la mas simplona sino tambien a la más irresponsable de nuestras interpretaciones.

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