viernes, 30 de agosto de 2013

Una pistola en cada mano


Amílcar Barca

Ocho hombres alrededor de los 40, desconcertados y perplejos, se ven envueltos en situaciones cotidianas que reflejan su principal conflicto: la crisis de identidad masculina. Su incapacidad para expresar lo que sienten les conduce a situaciones cómicas y patéticas que dejan atónitas a las mujeres. No sé cómo se lo hizo Cesc Gay, para convencerlos pero están todos y todas. Sí… todo el mejor plantel masculino español, catalán y argentino y todas las mejores actrices ya entradas en sus cuarenta del momento, bajo el telón de fondo de una ciudad, Barcelona, bajo la lluvia y la noche. La película se estructura como una serie de actuaciones del género del microteatro. Varias historias hermosas seccionadas de entre quince y veinte minutos. Independientemente del final -es lo que menos me gusta del film…ustedes juzgaran si está forzado o no para justificar lo acontecido en él- narra al espectador aquello ya conocido desde que Eva diera la manzana a Adan en el paraíso. Con la única diferencia que en este caso, y en casi todos los relatos que cuenta, Dios toma partido por la mujer.

Es decir, los hombres quedamos en la linea de lo grotesco. Los hombres somos estos seres insaciables que como muy bien dice el título, llevamos una pistola en cada mano, para autoafirmarnos como tales. Aunque como pueden ver en el affiche de la película, son las botas que no llevamos puestas, las que agarramos en cada mano para caer, como siempre, en lo ridículo. Lo que está claro es que nos creemos imprescindibles…cuando en realidad son ellas quienes tienen la sartén por el mango. (Nota: esta última frase exclúyanla del análisis crítico del texto: es personal e intransferible. Y, además, pertenece a alguien que tuvo la tentación de iniciar la vida de crápula… pero desistió). Me ratifico en que todo el plantel de hombres y mujeres que actuan dan lo mejor de sí. Pero añado algo tan sencillo como lo siguiente: lo hacen bien porque hacen de sí mismos. El Darín es el Darín que te encontrarías en un café de Buenos Aires esperando a su amigo. El Mollá es el depresivo de siempre en escena. El Cámara, el tímido sorprendido en cada acto que inicia. El Hernández, va de anarquista perdedor que debe buscarse la vida. El Noriega el oficinista insignificante de mirada enferma. El San Juan va de guapo-bueno-inquisitivo. La Candela Peña haciendo el papel de “Si crees que me vas a conquistar ahora y no cuando debías …es que eres completamente idiota”. La Waitling funge de “belleza convulsa” donde uno va descubriendo poco a poco sus enigmas a medida que crece la secuencia. La Segura de sarcástica que guarda la última carta para el final, con aquellos ojos de iguana al acecho tan propios de sí misma.

La Guillén Cuervo de inteligente-tonta (… que no es lo mismo que de tonta-inteligente) haciendo un buen homenaje interpretativo a través de su mirada, a la herencia que recibió de otros grandes actores que fueron sus padres. Cesc Gay opta por iniciar la historia de dos sujetos con acento melancólico y lo mantiene así hasta el final. El tono de la película es plano y se mantiene incluso con el humor latente en cada escena. A veces pensé que estas historias cotidianas obtienen lo que se merecen por el momento en que están escritas. Y me aventuraría a decir que, esta “música” gestual, no sólo está en el personaje sino en el ánimo del actor en este momento. Es el humor que da la crisis que vivimos por muy estereotipado que se pueda creer, y que yo defiendo como símbolo de protesta. Pero bien, como el que escribe no tiene que preocuparse de buscar productor, ni dirigir a actores, reducir secuencias o añadir otras según el presupuesto, tengo la obligación de decir que esta historia coral hubiera arrancado mejor, por ejemplo, con Darín y Tosar para dar un poco de frescura al inicio.

En fin, la crítica no desmerece la opinión de que esta obra es recomendable sin lugar a dudas: actual, antimasculina – lo siento feministas …. no os voy a dar el lujo; este film lo ha escrito un hombre -e ideal tanto para psicoanalistas, escritores de libros de autoayuda y perdedores entrados en edad como yo, cincuenta y ocho. Y que conste, que las únicas pistolas que he utilizado en cada mano en este comentario han sido mis palabras.
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Título original: Una pistola en cada mano, 2012. 95 min. España. Director: Cesc Gay. Guión: Cesc Gay, Tomás Aragay. Música: Jordi Prats. Fotografía: Andreu Rebés. Reparto: Ricardo Darín, Luis Tosar, Javier Cámara, Leonor Watling, Eduardo Noriega, Leonardo Sbaraglia, Candela Peña, Eduard Fernández, Alberto San Juan, Cayetana Guillén Cuervo, Jordi Mollà, Clara Segura.

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