sábado, 15 de enero de 2011

Keiko Itakura, el idioma del detalle


Alfredo Triff

El diseño gráfico de hoy tiene la particularidad de habitar micromundos estéticos. Exclusivo, técnicamente idiosincrático, estilísticamente único: ese es el caso de la diseñadora japonesa Keiko Itakura.


Lo que llama la atención en Itakura es el idioma del detalle. El ornamento se hace tan denso que se convierte en contenido. No engalana el adorno, no es adorno, sino orden: Todo es borde, encaje, orilla, contorno exterior. Casi empalagoso. Entonces asoma la víscera hepática. Lo gástrico en Itakura se transforma en vellosidades ligeras, fermentos tímidos, filigranas livianas.       

Itakura dibuja su MINI (2010).

Hello Kitty (2006)

Itakuro pertenece a una corriente de diseñadores (Brian Chippendale, Nahiro Ukawa y otros) que buscan en el decorado ornamental un nuevo estilo. Como si el curvo ribete nos guarneciera de la urticaria del peligro. Optimismo ilusorio en la opulencia del detalle, desenvoltura del pormenor, rasgo mínimo, puntual, trazo minucioso en óvalo, suave, etéreo, infantil. Nube callada, resguardada de la ansiedad del terror (del horror), del estupor (del torpor) del honor del siglo enciernes.


Itakuro nos invita a su pompa de luz vaporosa, casi incorpórea, púber, neoplatónica. La nueva teogonía del gusto adolescente. Un GIFT casi divino.



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