martes, 31 de agosto de 2010

?El fantasma regresa¿


Hay algo peculiar en los fantasmas, que parecen desaparecer del reino de los vivos, para luego volver.

En el caso que nos ocupa la propiedad manifestada interpela: Ni "ser" ni "no ser".

Los fantasmas siempre regresan:
Llegué a estar muerto... tendido en aquella cama, sólo miraba a mi alrededor, ignorante de todos esos aparatos. No sabía cúanto tiempo iba a durar ese tormento y de lo único que tenía esperanza es de que se parara el mundo........................................... Luego sobreviví.

sábado, 28 de agosto de 2010

Thank you


Alcides Herrera

Allá en Pink Pony
los poemas vienen con nombre,
y el mejor poeta
de Sancti Spíritus, contando
los latidos de su corazón
y los del mundo,
sencillamente piensa esto:
que tiene unas altas
probabilidades de sobrevivir
-lo que incluiría
dormir en el Nissan
de Gerald Gutiérrez- y además
la fortuna de hacer versos,
de ver lo que se ve,
de tener amor y energía
y recibirlos aquí y en Pink Pony
y en el Paraíso. También en tu vida.
Y ahora el número dos, asimismo
llamado “next”, “gracias”, “4 de agosto”.

Cuando un poeta vuelva
a ser persona, esto es, poeta,
y llegue por fin a su nirvana
–que es prescindir de ti,
de Facebook, de la nostalgia
del árbol rojo de Prospect Park-,
entonces descenderemos a mirarlo.
Estos dicen que es miércoles.
Yo aún vivo en martes.
 Si la seratonina me perdona
y me perdonas tú,
que milagrosamente me visitas
y dices mi nombre secreto
(como el tuyo: hecho de música),
me va a salvar tu olor,
el tránsito de un día,
poemas que no consigo terminar
si andas muy cerca.
Seguramente acabaré dividiéndome,
dividiéndolo todo, buscando
generar unas entradas.
O volveré vacío del mercado.
Cuando tus bailarinas prueben
mis chícharos y yo traduzca esto
y aun regreses, encontraremos
a un poeta gordo.
Uno imagina el testamento,
piensa en su última mujer,
evade el concierto doméstico
como le enseñaron -haciendo
repetición en el planeta,
hijos del éxtasis.

Hoy que la suerte nos persigue,
aún honrar honra. Nos desnudamos
sólo para ti, nos envuelve
una luz violeta. Pasar
de los estigmas, buscar una olla
de presión, mirar como se miran
las bailarinas. Tus últimos versos
escribo en servilletas,
nunca en los tickets
de Pink Pony, amaneciendo.
Un rey para su diálogo y te recuerda,
nota que hay mucho más humo
que extractores. Nunca termina.
No sabe cómo terminar.
Algunos poemas no son para una húngara,
te mantienen atenta, atento,
a la sencilla bobería
de mis descripciones, que tendrás
mientras vivas y aun en el Paraíso.
Siempre voy a pensar que se acabó.
Tú siempre vas a mencionarlo.

martes, 24 de agosto de 2010

pavor de ellas tantas



nada como entrar. introducirse. no hay equivalente a los músculos mojados y vaporosos que te reciben como cálido anfitrión. por eso vas titubeando con dedos temblorosos, la lengua en vilo, miembro atento. saboreas, aspiras el vaho de ellas tantas. en todas particular. todas únicas aunque genéticas y clonadas de ese polvillo de gránulos y cenizas que flotan en el viento. por eso limpias el sudor del miedo que te inspira la abertura. que puede ser tuya, suya y de ellas, de tantas. y miras por la ventana. de soslayo ves las montañas de guanacaste, la inmensidad del pacífico que alardea olas del tamaño de murallas. te exprimen, te aprietan tejidos resbalosos. te imaginas el horror que sintió el desubicado de colón cuando vio semejante mar. se te cuaja la imagen tan lejos del mediterráneo mientra tanteas y te electrificas. como si te hubieran enchufado mil vatios en el colon. 

y ya, empujas la mano entera, la boca amplia, todo el cuerpo hacia la ráfaga. del deseo del aullido trabado en la epiglotis. con dedos indiscretos ellas tantas te lo acercan. susurran que es el altar. y te arrodillas aspirando el oxígeno viciado de selva virgen que la lluvia empapa por doquier antes de bucear en el cenote. en la cavidad que se llena de aire. se expande. sus piernas te rodean tal pulpo malicioso. te atrapan. y absorben el sudor. ah el sudor… te has conducido adentro pero no dentro. exhalas y tiemblas. el calor es infernal. hay caderas. se incita, se habla en jerigonzas. ves la lluvia deslizarse sobre el vidrio del ventanal con vitrales rojos de érase una vez la habana. ya hueles las rosas blancas que perfuman el espacio al lado de los rieles de los trenes al sur. sientes los senos árabes ululando queditos en el parque central del norte. te apremian las manos hebreas que rasgan las sábanas egipcias traídas de contrabando del este. sabes ya por catecismo que en el altar la ceremonia es sagrada. entras y sales, con aversión y entrega, persignándote, resignándote, presingándote en el desquicie ya encrucijada porque lo sabes. lo sabes invertido e infiel, ese órgano que respira contigo pero sin ti. al ritmo crujen huesos y carne. emanan jugos que te lubrican el alma, esa presencia invisible y tenaz. apenas nadas en tamaña alberca, pescaíto. lo sabes. shallow swimmer in blue deep waters… te meces como cuna entre sus piernas, amarrado al biberón sobresaliente de sus pezones, tragando el esmog del distrito federal que se cuela por las rendijas, aspirando el salitre y las fumarolas de las playas de arena volcánica. y sigues evocándote en la nieve del parque grant aferrándote a los huesos salientes porque sabes que se termina, ya. la envoltura que llevamos sobre el regalo. el pellejo que madura. que se añeja en esta bifurcación carnal. y sientes el juego de las articulaciones y te preguntas cómo, cómo es todo esto posible justo cuando te desplomas, en cámara lenta y en blanco y negro borroso de un mal hecho súper8 junto a la bañadera con peces de yeso y trenes chispeantes habitados de fantasmas electroartísticos y superpuestas máscaras de identidad, maldiciendo, fraguando el espantado grito de tu desvencijada garganta opaca. que calla otra realidad. y ya, vuelves aferrándote al breve o largo cabello sudado, hundiéndote en la boca, pegándote a los labios cuarteados. todos los mares del mundo te salpican las nalgas expuestas al castigo virtual del temor, al látigo del pavor. de ella y tantas. te asfixias agarrándote a las balsas, a los maderos sueltos y astillados que esa piel te brinda, a los salvavidas redondos de plástico con franjas de colores de érase una vez varadero y coquitos acaramelados bajo la sombra del flamboyán azul. tanta papayasada y pataleas, chapoteas entre bancos de arena mujeril. hacia adentro pero no dentro. ellas todas demasiado mar para tu islote, te resignas, te presignas, te resingas sabiendo que eres el mismo náufrago de siempre. la protuberancia constante. 

and she is the one, ella é… la salvavidas en bikini anaranjado, la vigilante académica con la multa en mano por el abuso del pseudónimo, cualquiera… la lujuria del pilar, elemental erlis alada, jolgorio de joan. ella a dúo operática carmen y trágica maría fotogenética, a trío santa ana de carola, la que bailaba sola. es una niña bizca de atrevimiento en el metro de lavapiés. es la matemática cira exacta, rafaela a la italiana, la ausente margarita sin pétalos ya. es américa nada digna. es una esther oscura. es una maestra de italiano y otra de francés. es iva casi libélula. polen como el martirio de la espina misma que te brinda en flor es esa esfinge que habita aquí, frente a ti, con nombres múltiples rasgados en los pómulos, con la lengua poseída y tibia. y la acaricias, la mimas, la mantienes viva y prendida. llama y llaga porque es un altar y es sagrado. y tú tan tenue ateo de género incierto la tomas, religiosamente la bebes, la aspiras y la exhalas. es la mujer que vive dentro de ti, contigo. la que descansa sobre tus muslos, agotada y gozada. la has infiltrado mil veces con tus dedos guerrilleros, tu lengua batalladora, tu miembro de cárcel corporal. y cada vez eres menos ser humano que la anterior. porque tu boca llora baba. se queja. porque tu deseo se raja en cueva de pena ajena. porque te rechazan los sentidos. ésos que contemplan su culo terso, sienten el arañazo, escuchan la respiración erguida, saborean su mordida, todos los virajes de la lengua otra vez, todas las cadencias de su respiración acelerada succionándote, extrayendo. débil, te ha dejado carne inerte. y luego duerme cansada. ella en guanacaste y tú y ella en un hotelito de ocean drive. aquella siempre en georgia. y tú y ella en nueva york; todos en washington. nosotras en coyoacán y tú y ella y dos o tres más en la wabash. las dos en barcelona. en florencia y bordighera. sin ella en acapulco. nosotros apenas en san josé, de lleno en madrid, hurtados en la uruca, amplios en yucatán, discretos en montreal. siempre fervientes y apuradas manchitas rasgadas en los carnívoros mapas, delineados en sangre premenstrual y colgados de hilillos de saliva comunal. las múltiples cartografías acuchilladas por el grito del descubrimiento, del espanto de no saberla el espejismo del instante que se corrió al mar, gota sinuosa y desechada. cualquiera de tantos mares, desaguados. y dondequiera tú te lamentas. chillas. plañes. estaca fija en el mismo lugar. en esa vagina abierta que hace cuenco a tus lágrimas, a tus alaridos de animal vulnerable, a los aullidos de fiera con pellejo de persona. y gimoteas. te reduces entonces a aromático sexo incierto por el pavor de ellas, siempre de ellas tantas.

lunes, 23 de agosto de 2010

Venezuela y la violencia


Hoy en el NY Times, bajo el título: Venezuela, más mortífera que Irak. 
En Irak, un país con aproximadamente la misma población de Venezuela, hubo 4,644 homicidios en 2009. En Venezuela ese año, el número de asesinatos excedió 16,000. Incluso la guerra contra las drogas de México ha cobrado menos vidas. Los que tienen dinero se ocultan detrás de las paredes de sus casas y contratan expertos extranjeros de seguridad para que los asesoren cómo evitar secuestros y asesinatos. Pero ricos y pobres por igual se han resignado a vivir con una tasa de homicidios que la oposición dice no es una prioridad para el gobierno. 
En efecto, El Nacional de Venezuela se hace eco: han habido ¡16,917 secuestros en 12 meses! 

Los secuestradores venezolanos no pierden tiempo. El artículo los llama "secuestro express":
La encuesta de victimización determinó que 82,3% de los casos de secuestros duraron máximo un día, por lo que pueden ser calificados como secuestros express. En 6,18% de los casos las personas permanecieron cautivas entre una semana y dos semanas. En otro 6% la duración fue de dos semanas a un mes, y en 5,1% el cautiverio se prolongó hasta por un año. Aunque se registran plagios con más de un año de duración, esto no quiere decir que no los haya. Cifras de la Federación Nacional de Ganaderos indican que 26 personas tienen más de un año en poder de secuestradores.
El número de homicidios registrados entre 1998 y 2004 en Venezuela totalizó 90,027, una cifra que casi triplica el número de muertos en la Guerra de Afganistán (entre 2001-2006), y supera ampliamente las bajas producidas en conflictos como la Guerra de Chechenia (1991-1994) y la Guerra del Golfo Pérsico (1990-1992), indicó un estudio realizado por la Alcaldía de Chacao, en Caracas, presentado esta semana en el Foro Hemisférico de Alcaldes de América Latina. Según las estadísticas, la violencia venezolana también superó el número de muertos que se han producido en el conflicto armado de Colombia entre 1985 y el 2006, que totaliza hasta ahora 73,330 decesos contabilizados.

¿Por qué Venezuela es tan mortífera?

domingo, 22 de agosto de 2010

Marta Strada - Abrázame fuerte




Para Ernesto González y otros sesentosos

Fórmula europeizada de los estilos de la Secada y la Freddy, con cierto aire tomado del dramatismo de Juliette Gréco, la Marta Strada fue una de las voces que junto al impacto de la Güell, Yoya Gálvez, Pilar Moráguez, Los Meme, Los Zafiros y una adolescente Maggie Carlés, se hizo epítome de una Habana pop más cercana a Roma y París que a Yucatán o Santo Domingo. Si la Greco era la “musa de los existencialistas” como la bautizara la prensa de París, la Strada se convirtió para el “ambiente” sesentero de La Habana en una suerte de diva piñeriana, patética, vestida eternamente de luto y de pasión alternativa, que arrastraba consigo a una bohemia renuente a la bolchevización del contexto. Considerada la Ana Magnani de la nocturnidad habanera, esta mujer-disparate deconstruyó con su temperamento, decenas de temas conocidos para apropiárselos en baladas personalísimas, tan inimitables que parecían creadas originalmente para su performance decadente. La imagen libertina con que arredró a los comisarios de la cultura sirvió para que su carrera fuera lapidada prematuramente. Ahora la pretenden “rescatar”, como muestra este kinescopio pasado recientemente por la TV cubana, donde aparece interpretando su versión inolvidable del Abbracciami forte popularizado en Europa por Ornella Vanoni. Pero en su momento más intenso, la Nanarella tropical fue marginada sin compasión y eliminada de la programación televisiva y del gran espectáculo. La silenciaron en la radio y la desterraron al cabaret. Sus discos desaparecieron bruscamente entre la represión y el apremio de sus devotos. ¿Consecuencia? Martha Strada se convirtió en mito. La hicieron canto y manera de expresar que no cesa de vagar entre los fantasmas de una época “herida de sombras”. Memorias que resuenan en el timbre inconfundible proveniente de las madrugadas del Gato Tuerto. Años de historia seccionada bajo el filo del poder en la que la muchedumbre bailaba mozambique, y el ansia de libertad va a emprender, al decir de Desnoes, una “marcha de gigantes que no se detendrá hasta llegar a Miami”. (JR)

viernes, 20 de agosto de 2010

Ciudad desconocida


En Octavo Cerco, un fragmento de la novela ciencia-ficción digito-virtual de la ciudad del siglo XXI, poco antes del anticipado - e irremisible desenlace: 
Agosto letal. Llego boqueando a 23 y 12 y me encuentro dispersas en el suelo varias papeletas como la de la foto: FREE IRAN. ¿Qué es esto, mi madre? Agarro una y miro alrededor, diría que yo soy la menos sorprendida de los que me rodean. Un tipo con aspecto de seguroso cogido en falta se mete otra en un bolsillo y hace un gesto de asco con asombro. Creo que no le ha gustado.

No podría decir si FREE IRAN califica dentro de “Propaganda Enemiga”, pero evidentemente “Propaganda Amiga” no es. En G y 23 hay más. Muchas más. La mayoría han sido pisoteadas. ¿A quién se le puede haber ocurrido esta idea tan genial? Ya no tengo dudas, esto está relacionado con las ideas fijas que azotan la mente alucinante de Fidel Castro. ¿Cómo se tomaría el compañero Fidel si en vez de la tercera guerra mundial llegase el fin de la dictadura iraní?

jueves, 19 de agosto de 2010

Varadero: La Meca del ambiente


Ernesto González

Varadero, la playa de oleaje soñador que nos transparentaba opción y esperanza; kilómetros y kilómetros de llanura iridiscente y opalina que no son capaces de violentar el gris de ciertos octubres, ni los fucilazos del invierno costero, ni siquiera los brisotes de la cuaresma; kilómetros y kilómetros de polvillo cósmico dispersado para dejarse lamer por el azul. Hicacos, la penínula más adorable del mundo, donde la arena abrasa refractando sol aun tendidos bajo el almendro o los pinos, o al pasear por la terraza del Hotel Internacional. Varadero, varadero de guajiros hermosos y dulces, de polistas de la escuela de natación, de espaldas y pechos arropados por una textura de bebé, de clavadistas de vellos dorados y de un negro de ojos verdes, campeón nacional de Kayac, con quien me revolqué una madrugada en el portal de la casa de Pepe Luis. Costa bordeada de mansiones y hoteles de madera y jardines impresionantes de las casas de descanso del ministerio tal, o de la residencia de la viuda y los hijos del héroe más cual. Atravesábamos el puente de hierro en las guaguas checas que nadie sabe cómo han durado hasta el día de hoy (mira, Javy, están montando el escenario del anfiteatro), y queríamos que detrás de nosotros esa única vía de acceso estuviera permanentemente levantada, como si con ello fuera a desprenderse la península y a arrastrarnos hacia la libertad y el hechizo del norte, seremos unas locas famosas en Alaska, abriremos un bar-consuelo para los petroleros y nos hacemos millonarias en un mes, insoportablemente logradas.

El ómnibus tomaba la avenida de entrada a Varadero y nuestros egos reverdecían de hálito liberador; y nos agitábamos por la inminente aventura que nos aguardaba en un tramo de playa, o en las duchas de las ocho mil taquillas, o en sus baños, donde tú, Javy, tenías que reprimir tus jipíos y tu asma crítica durante el ejercicio erótico, porque la resonancia de las paredes era fuerte, y entre las cuales era imposible retener a Rafa, quien prefería enamorar a alguien, tendido al sol o en el mar, a demorarse ajustándose la trusa, doblando el pantalón y colocándolo en el perchero, para enloquecer de deseo detallando las pantorrillas y los muslos peludos de un vecino de taquilla, y los brazones de otro, y responder a unos ojos grises que miran extrañados, y por allá unas nalgas lampiñas y blancas, y abdómenes cuadriculados y espaldas que se abren desde una cintura que quiero apretar, y tetillas como las chapas que nos entregan a la salida de las ocho mil taquillas, tetillas rojas y oscuras y rosadas; tetillas circunvaladas por una miríada de vellitos encaracolados que daban ganas de arrancar a dentelladas, tetillas de párvulo que eran dos manchitas de carne tierna en el pecho ondulado.

Varadero, la Meca del ambiente hasta el deshielo del turismo. A Varadero se iba para ser uno mismo a fondo y en verdad; Varadero atraía a médicos, artistas y a bugarrones de los pueblos próximos y de los centrales azucareros y de los bateyes de Matanzas. Y apareció Guille colgado de sus muletas y el subibaja y el reguero de sus extremidades en el vacío, tácata, tácata, tácata, tácata, tácata, tácata, que recorría el pasillo en redondel de las ocho mil taquillas (¡esa coja viene desde La Habana a fletear a Varadero!); y el guajiro que no quiere que lo miren y regresa de las duchas envuelto en una toallita que le marca las nalgas y los huevones y una picha estándar; y uno que al quitarse los calzoncillos de patas, desnuda un cuerpo del carajo; y el que sabe que lo estoy contemplando, y el que puso mala cara porque tú, Javy, te has rascado los pliegues de tu culo funesto delante de él. Y está el que se le paró y te siguió a los baños; y el padre que le dijo al niño que fuera a marcar en la cola del helado, que tenía ganas de ensuciar, y fue y me la saboreó sentado en la taza del baño y se hizo mansturbó en dos segundos; y está el que la tiene salaza, y el alarde técnico que hiciste, Javy, al desaparecer la de un negro medio anormal; y mira ese que acaba de entrar y mira aquella gorda y cabezona; y uuuyy, qué asco, ese es caballero cubierto como era yo, esas pichas apestan (insoportablemente, Emilito); y un flaco en cueros que no tiene nada, (primer flaco que vive cerca); y un ex-presidiario que se cambia de ropa junto a Rafa y en la espalda reluce un tatuaje gigantesco de la Caridad del Cobre montada en su bote, por supuesto, y se da vuelta y en el pecho un imponente San Lázaro en muletas y con perros y halo de santo. Y debajo del ombligo una flechita y un lema: Baja y gózala que es tuya na má. Y en un hombro: Vieja, tú eres mi único amor sincero.

Guille había llegado al parque de las 8 mil taquillas proveniente de Santa Clara (hay un ambiente tremendo, Javy, tú lo sabes Emilito, ese es tu pueblo, ¿no?); tácata, tácata, bolso al hombro, Guille estuvo gastando sus muletas aventureras por las calle de esa ciudad del centro de la Isla (Javy, esa coja tiene un pecho y una cara preciosos, si no estuviera tan desbaratada me la echaba; ay, eres insoportable, Emilito, olvídate de eso que a Guille lo que le gustan son los machos que huelan, olvídate). Y como no podía perderse el Festival de la Canción de Varadero, la loca minusválida pidió botella a una rastra en la Carretera Central (un aventón, Javy, es más fino); y había viajado mamándosela al chofer en la cabina, hasta Perico (qué rico se vienen esos cuarentones, no como los pepillos que ni te enteras); y el rastrero detuvo su rastra, despertó a su compañero que dormía en la litera, tras una cortinita, y ayudó a bajarse a la coja para que fuera al baño, siempre ando arriba con un tubo de pasta de diente y un cepillo bueno, bueno de verdad, preparada para esas contingencias, eso es lo único que no me puede faltar, los pago al precio que sea, así que avísenme si alguien los vende, el cepillo tiene que ser bueno, bueno de verdad, lo pago al precio que sea, avísenme.

En esa cafetería del pueblo de Perico, los dos rastreros y Guille comieron unos bocaditos de pasta que sabía ácida, y volvieron a subirse en la rastra. El chofer mamado sustituyó a su compañero en la litera, y el que iba durmiendo cogió el timón, un cincuentón enfermísimo, muy erótico vaya, y quién les dice a ustedes sin haber salido de Perico ya el hombre se la había sacado, y se le puso dura como un palo en un dos por tres. Y Guille volvió a tenderse en el asiento de la rastra, cuan cojo era, con la cabeza en el regazo del cincuentón erótico para continuar su concierto hasta Cárdenas, entre cortes, acelerones y frenazos, no se la pude sacar, mamé como una ternerita y no se la pude sacar, qué roña, cada vez que me acuerdo, aguantó como un caballo, el gusto que debe darle a las mujeres, yo no podía seguir, tenía los labios irritados y la mandíbula me dolía. Qué va, quédate con ella adentro, no puedo, le dije y me bajé.

De la guagua de Cárdenas, Guille había aterrizado directamente en las 8 mil taquillas de Varadero, donde esperaba ver por lo menos 4 mil hombres en cueros; y allí estaba recorriendo los pasillos circulares del edificio (no sé cómo no se marea esa coja, es insoportable); y se metía en los cubículos de taquillas, en las duchas y los baños donde permaneció hasta las cinco de la tarde, cuando Javy y yo regresamos para darnos una ducha, vestirnos y comer temprano, pues la inauguración del festival era a las nueve de la noche. Comimos unas croquetas desabridas en la cafetería El Caney, el centro del ambiente de Varadero, y fleteamos un rato. No nos convino nada, y como ya nos habíamos ejercitado por el día, nos fuimos para la parada de ómnibus, muy ansiosos por presenciar el Festival de la Canción de Varadero.

Decidimos cruzar a pie la ciudad, y nos unimos a un grupo de locas que entonaban lalala, lalalá, rosas en el mar, lalala, lalalá, rosas en el mar. Los estribos de las inmortales guaguas checas pasaban con las puertas abiertas y rebosantes de putas, maricones y hippies, y estábamos felices de cantar y caminar. Y se sumaron pájaros y cuatro tortilleras al grupo, y nos pasó por el costado un camión repleto de militares: ¡CHERNAS! Seguimos caminando sin inmutarnos, y dejamos atrás a unas cinco locas cheas que cantaban: Cavaste una tumba y hoy al regresar, sabrás que no estoy muerta por tu falsedad; y a un grupo de diez: abrázame fuerte, fuerteje, bieeen fueerte, fuergete, más fuerte. ¡FUERTES!, le gritamos a las osadas imitadoras de Marta Strada. Era un fluir interminable por las calles y las aceras de Varadero, en dirección al anfiteatro; autos americanos de los cuarenta, cincuenta y principios de los sesenta, bolsones de locas y tortilleras, de hippies y putas, y hasta una rastra llena de voluntarios a quienes quizás no les interesaba la música, pero habían dado el paso al frente en esta tarea de la Revolución, consistente en hacer bulto en el anfiteatro de Varadero por lo que pudiera pasar.

Y delante de nosotros, un coro de melenudos vestidos con camisas grises de trabajo voluntario, pantalones de ese estilo, collares de santajuana y tenis: Cometugueder, raídnao, cometugueder, raídnao. Un trigueño ripiera y apestoso me pasa el brazo por los hombros, me brinda una pastilla (anfetamina, qué fino, clasifica la coja Guille, quien canta, saluda y no se pierde una, tácata, tácata). No, gracias. Ay, dámela a mí, es Guille alargando la mano. Y el hippie se la da, y se inclina hacia mí: Cometugueder raídnao, y me hace repetir cometugueder, raídnao, y le pasa el brazo a la renga, que pone cara de haber aterrizado en la gloria. Y Javi, en mi oreja: No sé cómo aguantas al apestoso ese. Seguimos caminando y adelantamos a duetos de intelectuales (esta es la apertura de las fuerzas vivas, el potencial socialista redivivo en Occidente), a trovadores improvisados y a artistas que Javy me señalaba: Mira quién va en ese Fiat. Un auto nuevo, guiado por un pepillazo del carajo, pitaba solicitando vía. Esa calva vieja que ves ahí sí puede tener los pepillos a montones, los pone de choferes, y cuando se cansa de uno le regala un pulóver y un desodorante de afuera, le informa que prescinde de su trabajo y al día siguiente lo sustituye por el de turno. Es la culpable de los millones de ciclos de Marilyn en la cinemateca.

De la nada no puede crearse algo, no puede ser. Al menos eso pensaba hasta ese instante. Sin embargo, en un pestañazo, de la nada salieron a la avenida varias perseguidoras, y un cordón de policías se desplegó sobre ambas aceras, para seleccionar, de aquel fluir sincrético, barroco e infinito que corría desde el centro de Varadero, atravesaba el puente de hierro y entraba en el anfiteatro, a las locas afocantes, a los alcohólicos y empastillados evidentes, y a los peludos pese a que sus fachas fueran las de trabajadores voluntarios salpicados por una llovizna de diversionista singularidad. Uno de ellos nos había brindado una canequita con brebaje que la coja saboreó y clasificó al momento (cocimiento de hojas de campana, qué fino). Al ser interceptado por un policía, este hippie de la campana grita: ¿Y este es el festival del pueblo y para el pueblo que anuncia la televisión? ¿Es este o estoy perdido? Y un piñazo del uniformado le aclara que no lo es. Ah, dice el hippie, entonces estaba confundida la televisión. Y los policías están pidiendo el carné de trabajador o el de estudiante, y yo ni trabajo ni estudio; ay, el mío está roto, me van a cargar tú vas a ver; no sean estúpidas, nos van a cargar de todas formas, ¿no ven que son demasiadas plumas para un solo festival? Y Javy me susurra: Sígueme, y nos mezclamos con unas tortilleras y vemos a Guille que a pesar de su cojera escapa también. Y frente a la terminal de ómnibus estaban pajareando, Benigno, Alfredo El Ronco, La Sol y La Coppelia, acabaditas de bajarse de unos ómnibus especiales que habían puesto para viajar desde La Habana. Qué alboroto formaron: Cómo está esto, sí mira qué bueno está aquel, ¿ya-tuviste-vicio-nueva?; vamos, el festival empieza a las nueve; sí, tranquilitas a ver si nos dejan llegar, están recogiendo a María Santísima. Benigno trae la dirección de una vieja que vive frente al parque de las 8 mil taquillas, le-alquila-sólo-a-maricones-me-lo-dijo-La-Papito-que-fuéramos-a-cualquier-hora-que-la-vieja-alquila-el-portal-y-todo.

Alfredo está cagado de miedo porque su padre pudiera estar en Varadero, y obligarlo a regresar por la fuerza, me lo tropecé en la puerta, a punto de irme. Y Chela: Mira, ahí tienes a tu hijito querido, mira con la facha que se va para Varadero. ¿Para dónde? Varadero, ¿Ah, si?, ¿en short?, ¿y con quién, si se puede saber? Con unas amistades; ah, sí (y me iba para arriba), ¿y se puede saber cómo son esas amistades?; AMISTADES, CARAJO, AMISTADES. Y Cañedo le pega un piñazo: A mí no se me habla así, ¿oíste?; ¿y qué he hecho yo, coño? Usted entra a esa casa y se pone un pantalón si quiere ir a Varadero, y de chancletas nada, se pone tenis, para eso se los traigo del extranjero, no puede estar chancleteando como las putas del barrio de Colón. Y Cañedo le mete otro piñazo que tira a Alfredo al piso en el umbral de la casa. No te vayas a pasar de mariconcito conmigo, ¿oíste? Y Chela: Cañedo, por favor, los vecinos. Eso es lo que quiero, que me oigan los vecinos, te mato, coño, (y me dio una patada en la barriga), aprende a hablar como los hombres, carajo. Y Chela interviene para contener a Cañedo, y El Ronco aprovecha para arrastrarse en dirección al pasillo del edificio y da un brinco y se aprieta la barriga adolorida por la patada, agarra la mochila con el brazo libre y sale corriendo por la puerta, estoy cagado, Javy, si Cañedo me ve aqui en Varadero, me mata, seguro.

Acabamos de rebasar la última capa del tamiz policíaco desplegado en las dos avenidas principales de Varadero, cruzamos el puente de hierro y descendimos por una escalera hacia el área destinada a quienes carecen de invitaciones: las gradas, al fondo del anfiteatro, desde donde cantantes y músicos dan la impresión de ser enanos mudos aquejados por desórdenes psiquiátricos. Y yo: Era verdad, la entrada es gratis. Ay, Emilito, ¿qué es lo que se cobra en este país, chico?, por eso nada sirve.

miércoles, 18 de agosto de 2010

¿Son el punto cubano y el zapateo de origen canario?

Frederic Miahle, El zapateado, (1847).

Armando Rodríguez

La procedencia canaria del punto y el zapateo es una creencia arraigada en el pueblo cubano. Esto parece lógico a simple vista, debido al significativo asentamiento de inmigrantes canarios en los campos de Cuba, donde se desarrollaron precisamente ambos géneros autóctonos de canto y danza. Pero a pesar de la aparente certeza de esa hipótesis,n análisis más riguroso del asunto pone en evidencia ciertos detalles que parecen desmentirla.

El argumento más sólido en su contra lo constituye el hecho de que en la historia de las Islas Canarias no existen referencias a ningún género basado en la improvisación poéticomusical que pudiera haber servido como punto de partida para el desarrollo posterior del punto cubano. Entre los siglos XVI al XVII se menciona la aparición en las Islas de ciertas canciones como las “endechas canarias”, de aparente origen hebreo, y de otras relacionadas con danzas típicas o con diversas faenas, como los cantos de arrieros y los de recolección. Lo cierto es que la interpretación de ninguno de esos cantos incluía la improvisación basada en un metro poético predeterminado o en una tonada específica, tal como aparece en el punto cubano.

Tampoco encontramos el elemento improvisatorio en los géneros musicales tradicionales de Canarias que se concretan definitivamente durante el siglo XVIII, antes de la aparición del punto cubano. Entre los principales podemos mencionar a la Isa, un género derivado de la Jota peninsular, la Folía, canción lenta y expresiva de aparente origen portugués, y su variante más popular y moderna, la Malagueña.1 En cuanto al origen y el desarrollo del punto cubano, la conocida musicóloga María Teresa Linares se adhiere a la opinión de Argeliers León, al cual cita en su obra La Música entre Cuba y España. Ella nos dice que “Argeliers León se refiere al asentamiento «a lo largo de los siglos XVI, XVII, XVIII /…/ de grandes y pequeños propietarios /…/ en los cuales se operó un proceso de ruralización de unos elementos culturales hispánicos que primero habían tenido su asiento en medios urbanos elementales» (en aquellos núcleos urbanos se habían hecho décimas y se había bailado el zapateo).”2

También el musicólogo cubano Rolando Antonio Pérez reafirma esta teoría cuando expresa que “…durante los siglos XVI, XVII y XVIII se manifestó en Cuba una tendencia hacia el poblamiento de las zonas interiores y hacia la ruralización de rasgos hispánicos que antes tuvieron por sede las ciudades…”. Esto quiere decir que el proceso de evolución del punto y el zapateo comienza en los medios urbanos para después expandirse hacia las zonas rurales, siguiendo el proceso natural de poblamiento de la Isla. Esos medios urbanos a los que se refieren Argeliers León y Rolando Pérez deben haber sido La Habana y Santiago de Cuba, en los cuales se concentró principalmente la actividad comercial y social de la Isla desde el siglo XVI, y que estaban estrechamente ligados a la ruta preestablecida que seguían los navíos españoles, desde el siglo XVI al XVIII, en su trasiego comercial con Las Américas.3

Con el propósito de protegerse contra posibles ataques de piratas y corsarios, la corona española estableció un sistema de navegación para los barcos que transportaban mercancías entre España y América. Estos viajaban en dos flotas que partían de Sevilla en febrero de cada año, y después de una breve estadía en las Islas Canarias, continuaban su viaje hacia el continente americano, separándose al pasar por la isla Dominica. La flota de Nueva España hacía escala en el puerto de Santiago de Cuba antes de dirigirse a su destino final, el puerto de San Juan de Ulúa en Veracruz, México.4

La otra flota, llamada de los galeones, navegaba hasta Cartagena de Indias en la actual Colombia, donde desembarcaba parte de su carga. Después se dirigía hacia Portobelo en Panamá, y una vez recibidos los bienes que serían transportados de regreso, las dos flotas se reunían en La Habana, donde permanecían de dos a tres meses antes de partir hacia España.5 Aunque ninguno de los musicólogos citados anteriormente identifica una región específica en España como posible lugar de procedencia de algún género antecesor del punto cubano, la destacada actividad mercantil entre Sevilla y los puertos del Nuevo Mundo, señalan hacia una probable influencia andaluza.

Precisamente, encontramos en Andalucía una zona donde se practicó y se practican todavía ciertas formas de improvisación poético-musical. Esta comprende una amplia extensión de terreno que abarca la comarca de La Alpujarra (Granada y Almería), así como otras zonas del sureste español, tales como la provincia de Murcia, el norte de las provincias de Granada y Almería y el sur de la provincia de Albacete. Ese estilo de repentismo poético-musical, llamado “trovo alpujarreño”, sí parece cumplir con los requisitos necesarios como para ser considerado un posible modelo original del punto, ya que está basado en el intercambio dialogado de improvisaciones sobre patrones melódicos tradicionales y un metro poético prefijado, de manera muy similar a como se presenta en el punto cubano.6
 
Trovadores en Huarea (Albuñol), (1949).

Aparentemente, éste es un género musical que proviene de las tradiciones arábigas en la Península Ibérica. Según una referencia consultada “…en el mundo árabe, la improvisación es un arte arraigado desde el siglo VIII. La costumbre de improvisar con un pie forzado aparece en multitud de textos musulmanes, incluyendo Las mil y una noches, generándose incluso todo un sistema de juegos poéticos basados en la repentización. El arte de la poesía improvisada, en forma de duelos entre dos poetas, está suficientemente acreditado en Al-Ándalus.” 7 El trovo puede ser “cantao” o “hablao”. En el estilo de trovo “cantao” “…la música marca los versos y el número de sílabas que ha de decir el trovaor... El cante suele hacerse rajao, casi a gritos, hasta el punto de que, en ocasiones, resulta dificultoso entender lo que dice el trovador. Con frecuencia, se inicia la primera sílaba de la quintilla con un quejido (un Ay!), que no vuelve a hacerse cuando se repite el verso.”8

Es evidente en la cita anterior la extrema similitud con el estilo del punto cubano, donde la voz del intérprete es forzada a veces en los tonos agudos al punto de parecer un quejido o lamento estridente. Esta mención concuerda perfectamente con una referencia de María Teresa Linares, donde nos dice que “… ya en esos años [del siglo XIX] Pichardo consideraba el llanto o el ay-el-ay como nombres antiguos del punto”. Y más adelante dice, citando a Salas Quiroga también en el siglo XIX, que el punto era “…un continuado monótono grito, empezaba con impetuosidad y concluía con una cadencia que imitaba bien la languidez y la molicie…”9

El trovaor alpujarreño improvisa sus versos en quintillas. La quintilla es “una estrofa de la métrica castellana que consiste en cinco versos de ocho sílabas (octosílabos) o menos.” Esta “fue utilizada frecuentemente en el teatro clásico del Siglo de Oro, en partes narrativas o líricas, o asociadas a estrofas de menos versos durante el siglo XV en la lírica cancioneril, así como en grupos de dos si formaban parte de estrofas mayores como la décima o la espinela.”10 Como podemos apreciar en la cita anterior, la quintilla puede también convertirse en décima, que es la estrofa característica del punto cubano.

Quizás el más sólido argumento en contra de la hipótesis del origen canario del punto sea precisamente que en las Islas Canarias se le llama a este género “punto cubano”, en evidente reconocimiento de su procedencia indiana. En cuanto al posible origen canario del zapateo, nos encontramos con una situación muy parecida a la del punto. La única referencia al zapateado en una danza de posible origen canario es muy controversial y se relaciona con una pieza musical bailable llamada “Canario” o “Canarios”. Surgida en el siglo XVI, “Canarios” era una danza vigorosa que es mencionada por primera vez en un manual italiano de 1581. Posteriormente, Thoinot Arbeau la vuelve a mencionar en su tratado sobre la danza llamado “Orchesographie”.

En realidad no está plenamente demostrado el origen canario de la pieza. El mismo Arbeau la descibe como un “ballet que consiste en una mascarada donde los bailarines están disfrazados como el rey y la reina de Mauritania, o como salvajes con plumas pintadas de variados colores”.11 Canarios posee “un ritmo puntillado donde se combina el saltillo, el pateo y la alternancia del taco y la suela.”, y era descrito ya en el siglo XVIII como un “tañido músico de quatro compases que se danza haciendo el son con los pies con violentos y cortos movimientos.”12

Como podemos apreciar, esa descripción difiere mucho de la del zapateo criollo. El baile de Canarios ha sido comparado al Malambo argentino,13 una danza muy enérgica y vigorosa. Sin embargo, en Andalucía sí encontramos diversos géneros de danza que incluyen el zapateado. Uno de estos es el “Fandango”, que en una de sus variantes, es casualmente el estilo de baile que acompaña al trovo alpujarreño.14
____________
1 Lothar Siemens Hernández. La música en canarias. 2ª Ed. Museo Canario 1977. http://www.gobiernodecanarias.org/educacion/culturacanaria/musica/musica.htm. 2 María Teresa Linares y Faustino Núñez. La música entre Cuba y España. Fundación Autor 1998. Pag. 54. 3 Rolando A. Pérez Fernández. La binarización de los ritmos ternarios africanos en América Latina. Ediciones Casa de Las Américas 1986. Pag. 68. 4 Comité internacional de itinerarios culturales. Ficha de identificación de un itinerario cultural. http://www.icomos-ciic.org/ciic/pamplona/tamarablanes_ficha.doc. 5 Manuel Lucena Salmoral. Organización y defensa de la Carrera de Indias. Edición original: 2003. Edición en la biblioteca virtual: Noviembre, 2005. http://www.lablaa.org/blaavirtual/historia/lucena/orgca/indice.htm. 6 http://es.wikipedia.org/wiki/Trovo 7 http://es.wikipedia.org/wiki/Trovo8 http://es.wikipedia.org/wiki/Trovo 9 María Teresa Linares y Faustino Núñez. La música entre Cuba y España. Fundación Autor 1998. Pag. 57. 10 http://es.wikipedia.org/wiki/Trovo 11 Marina Keet. Dances of the Canary Islands. Part II. http://www.spanishdancesociety.org/main/articles.asp?number=7. 12 Juan Luis de la Montaña Conchina. Folías, zarabandas, gallardas y canarios. Apuntes sobre la danza y el baile en la España del Siglo de Oro. http://www.filomusica.com/filo5/cdm.html. 13 Marina Keet. Dances of the Canary Islands. Part II. 14 http://es.wikipedia.org/wiki/Trovo

lunes, 16 de agosto de 2010

El Imperio y la Multitud

Protestas contra el WTO, en Seattle (noviembre, 1999).

Alfredo Triff

Una breve nota sobre una reciente lectura: el libro Multitud (2004), de Michael Hardt y Antonio Negri. Para comentarlo es necesario repasar brevemente Imperio (2000), el libro anterior.

El Imperio es un nuevo orden político post-moderno que regula efectivamente todo intercambio global: el poder soberano que gobierna al mundo. Recordemos que Imperio parece sugerir el ocaso de la soberanía moderna (siglo XX). Ya no se trata de imperialismo (en su definición moderna castrista). El Imperio no tiene un centro territorial de poder, ni está acotado por fronteras. Se trata de un todo descentrado y desterritorializado, un aparato de gobierno que incorpora lo global dentro de su carácter abierto, expansivo. El Imperio maneja identidades híbridas, jerarquías flexibles, e intercambios plurales a través de redes de modulación de mando. (Empire, xi, xii).

Imperio es la nueva situación mundial total, de inmanente control, de conectividad y complicidad entre lo jurídico, los medios de comunicación, lo militar-industrial y el poder corporativo. El aspecto fundamental de la economía posmoderna es el cómo se propicia el deseo. Por todas partes se encuentra más de la misma producción de deseos (McDonalds en Shanghai,por ejemplo). Los consumidores consumen estilos de vida que satisface nuestros deseos y contribuye a la decadencia de la soberanía moderna. El Imperio gobierna desde arriba con poderosos aliados: el andamiaje de organizaciones intergubernamentales internacionales que regulan intercambios monetarios y ejercen su poder a través de lo que denominamos “cultura”.

Thomas Cole, The Destruction of the Empire, (1836).

¿De qué manera gobierna el Imperio? “Bio-políticamente” (es decir, el poder que regula la vida social desde el dentro como subjetivización). Desde arriba, el Imperio extiende su control a través de una rede de jerarquías y divisiones que mantienen el orden mediante nuevos mecanismos de control y conflicto. Ahora la Multitud produce “nuevos circuitos de cooperación y colaboración que se extienden entre naciones y continentes y que permite un número ilimitado de encuentros” (Multitude, xiii).1

Si bien ambas formas de poder son bio-políticas (puesto que componen la totalidad de la vida social) su forma de ejecución es diferente. El Imperio impone su orden de poder en tanto que autoridad trascendente soberana. Por el contrario, la Multitud opone resistencia desde abajo, casi como una “producción biopolítica” que es inmanente a la sociedad, creando relaciones de colaboración a través de formas de trabajo y cooperación, lo que da sentido a la democracia.

Gerry Conway, Commander Steel, (1978).

Este bio-poder vertical del Imperio determina lo que los autores llaman people, que es un término entre “pueblo” y “gente”, una sociedad en el axis horizontal, homogéneo, todos ellos irremisiblemente “controlados” por el Imperio. Es claro que Multitud y “la nación” no son la misma cosa (no queda claro qué convierte a uno en otro). La producción biopolítica de la multitud está constituída por una multiplicidad de identidades -o subjetividades- irreducibles (Empire, xiv, 93-95). ¿Cómo presentar el cuadro cubano post-castrista, nación o multitud?

Stanley Kubrik, Clockwork Orange, 1971.

Inmediatamente debajo de la cúpula están los nodos relacionales del poder corporativo, cuya función es filtrar el poder desde arriba disciplinando individuos. Los puntos nodales en la base de la pirámide constituyen la matriz de la democracia (aquí nos encontramos, por ejemplo, con los gobiernos del Hemisferio Sur, que operan a través de foros como la Asamblea General de la ONU). La base es compartida por una amplia gama de grupos que buscan apaciguar, amansar la Multitud. Aquí están los NGO, las organizaciones religiosas y los medios de comunicación (lo que los liberales llaman sociedad civil).

La Multitud siendo más rizomática, se encuentra regulada por esta red de control a través de la superstición y el miedo. Tal parece que no hay ninguna posibilidad de escapar del rizoma imperial. ¿Es el Imperio un aparato de control o un modelo teórico?

Damas de Blanco, manifestándose en La Habana (2010).

¿Cómo subvertir el Imperio? La Multitud tiene el potencial para actuar dentro y también contra el imperio. Si bien el control imperial se concibe como parasitario, es decir, se nutre de la energía productiva de la Multitud. Es este poder constituyente de la multitud el que puede hacer posible la destrucción del Imperio, qué vendría después? Un orden post-imperial y global. (Empire, 359-361).2

 Protesta ecológica nudista en la Plaza Central de Cataluña (2006).

En Multitud, Hardt y Negri reelaboran conceptos como “energía” “guerra”, “resistencia”, “democracia”, “proletariado”, etc, etc. Multitud es lo contra-hegemónico en oposición al Imperio. La redefinición del proletariado y la lucha de clases en términos más amplios.

La clase obrera industrial ha cedido su posición hegemónica a una nueva constitución cuya forma de producción es inmaterial (i.e., comunicaciones, relaciones sociales, incluso formas de vida). Este cambio hacia la producción inmaterial crea la posibilidad de que la “democracia real”, definida ahora como “la regla de todos por todos sobre la base de relaciones de igualdad y libertad” (Multitude, 67).

A este punto vale preguntarse, si todo a nuestro alrededor es Imperio, si incluso lo que puede aparecer con sociedad civil está controlado por el sistema ¿cómo distinguir a la Multitud?  Si asumimos que Multitud es como dicen los autores “... inmediata, irrepresentable, imposible de reducir”, y por lo tanto más peligrosa para el poder... si Multitud es por definición, superior a la representación, ¿cómo puede ser definida como un topos democrático?

¿Qué es una democracia sin representación? 

Multitud, como contrapartida conceptual de “pueblo” sigue siendo vago. Aparece por momentos mezclada con “proletariado”, “clase obrera”, “exiliados”, “inmigrantes”, “solicitantes de asilo”, etc, etc. Otro punto, ¿cómo justificar Multitud como concepto alternativo para las ciencias sociales?

Incluso, si consideráramos la Multitud como algo empírico (y no una idea), la pregunta se impone: Si bien Hardt/Negri aceptan la historicidad de la Multitud (como cuando se define como post-Fordista, republicana, etc,), ¿cómo es que es descrita con ropaje metafísico/existencialista, como cuando se describe como “no estando en casa”, “estando (estructuralmente) en necesidad de protección”, o “estando esencialmente al borde del cinismo”, etc, etc? 3

Chicago, Gay Parade, 2007.

Por otra parte, creo que Multitud tiene un valor heurístico. Hardt/Negri se atreve a especular conceptualmente a través de las fisuras del poder. Podría incluso decirse que la Multitud se atreve a anticipar un topos en estado de pre-emergencia.

Coincido con Hardt/Negri en la adopción de estrategias alternativas a la idea de revolución y la violencia.4 Por otra parte, me parece que el ataque contra la idea de sociedad civil es débil y poco fundada. Si bien es cierto que el “retorno” a la sociedad civil proclamado durante los años 90 fue exagerado, el espacio civil aún ofrece alternativas al poder, más allá de la esfera privada y la acción fuera del estado.

Multitud es sinónimo del Ingenium Multitudinis,5 de ahí que Hardt/Negri abogue por tácticas más radicales: Activismo, escritura, performatividad, blogosfera contestataria, crítica, cooperación ecológica, protesta pacífica. No la movilización de masas, sino la movilización de grupos afines (“masa” es un término totalitario, moderno). Hay una virtud en la marginalidad, en lo liminal, en la resistencia dadarquista. Sin embargo, la resistencia, aunque incluso pueda llegar a la violencia,6 no debe traducirse en hostilidad a la democracia, a la representación y la negociación de intereses diversos, que es en última instancia lo que garantiza el intercambio político abierto no-coercivo. 

Pero incluso la defensa de esta propuesta requiere elaboración y tiempo. Las ideas se cuecen poco a poco en el verano.

Hasta la próxima.
________
1La Multitud es como el anverso del Imperio. Imperio es nuestra situación objetiva y Multitud una condición/potencialidad de sujetos, seres, grupos y comunidades-que promete cierta transformación. 2 Aquí Hardt y Negri repiten la tesis marxista del capitalismo como una fase anterior al post-capitalismo. 3 Este punto se lo debo a Maria Antonieta Perna en su artículo Spinozean Multitude: Radical Italian Thought Vis-a-Vis Sartrean Existential Marxism, en Sartre Studies International, Volume: 13. Issue: 1 (2007). 4 Este no es el mismo Negri autonomista de la generación soixante-huitard (Negri cumplió una condena por su vínculo con Las Brigadas Rojas). ¿Por qué no leer Multitud con los ojos de Paul Lafargue en su Derecho a la pereza (1883)?5 Multitude, (Penguin Books, 2004), p. 336. 6 El castrismo se ha mantenido por 50 años a base de la violencia. Y los ejemplos sobran. Pero más reciente es el acoso a las Damas de Blanco, y los actos de repudio a la madre de Zapata. Con esta violencia sistémica se hace preciso redefinir y reevaluar que aquella violencia contrarrevolucionaria de los años 60 y 70 (que a algunos de mi generación -gusanos de buena tierra y todo- nos resultaba chocante) estaba justificada. Cada época con su paradigma. La lucha pacífica de los activistas de hoy como las Damas de Blanco es la mejor muestra de ese ingenium multitudinis que menciona Hardt/Negri.

Millenium


Me llamó la atención este post en Lápiz y nube, el blog de Ernesto Menéndez-Conde, después que vi The Girl with the Dragon Tattoo.
Una vez comenzada la lectura, es difícil soltar el libro. Desde los primeros párrafos, donde un octogenario recibe como regalo de cumpleaños una enigmática flor –no conoce qué tipo de planta es, ni quién es su remitente-, hasta los desenredos finales, la novela conversa su capacidad para intrigar. Larsson es muy hábil para dejar al lector pendiente de lo que ocurrirá en la próxima página. Para ello se sirve de un recurso muy convencional y que hasta parece imprescindible en la estructura de una telenovela: dos o más historias, contadas de forma paralela, que continuamente se interrumpen unas a otras, precisamente en el momento en el que está a punto de conocerse un detalle revelador. Larsson es un experto en diferir los desenlaces y en conducir la trama hacia sitios inesperados.

sábado, 14 de agosto de 2010

Spaghetti nero con almejas y ensala tropical


Las comidas de verano son rápidas, frescas y no llevan mucha preparación. A continuación un spaghetti nero con almejas y ensalada tropical miamense, y vino blanco. Preparación 10 minutos, ejecución 10 minutos.

Ingredientes: (para la pasta) Dos libras de almejas, spaghetti nero, ajo, vino blanco, aceite de oliva x-tra virgen, pimienta, tomillo y orégano. Para la ensalada: tomate campari, aguacate de estación, mango, ají habanero, aceite de oliva x-tra virgen y limón (amarillo).

Ejecución: Ya tendrás el tomillo y el orégano picaditos y listos. Lava las almejas con un cepillo (usa una pinza de cejas para sacar alguna que otra barba terca). Recuerda que las almejas que estén abiertas no sirven. Mientras, pon aceite a calentar en medium high, cuando esté caliente añade el ajo picado en lascas largas y déjalo dos minutos hasta que comienze a tostarse, (no a quemarse). Tira las almejas (habrá explosión mariscal) para que se asusten. Añade la pimienta. Al ratito un buen chorro de vino blanco del mejor que tengas. Tapa la camada. Las almejas se abrirán y exhudarán su esencia propiamente dicha. A los 10 minutos, saca las almejas de la candela. Verás que tienes una mini-salsa.

Si quieres, puedes ahora sacar las almejas de la concha, como aparece en el plato, o simplemente dejarlas en su casa. Si lo haces cuida de no botar la salsa dentro la concha. Entre tanto habrás puesto el spaghetti di nero (hecho con tinta de calamar) para dos personas, en el agua hirviendo. Cuando esté al dente escúrrelo y añádelo a la sartén. Añade un poco de queso parmeggiano. Ya tendrás picado el tomate, el aguacate y el mango en trozitos. No tienes más que añadir el aliño: Exprime un limón amarillo, un poquito de ají habanero picado muy finito, aceite de oliva y un diente de ajo machacado para que tenga mordida.

Acompáñalo con baguette y vino blanco (un Sauvignon Blanc no viene mal ahora en el verano). Abajo, lo que queda del festín (eso que va quedando es la mejor parte).


¡Buen provecho!

viernes, 13 de agosto de 2010

La falsa crítica de Miami

Sandow Birk, Average American (32 Donuts, 17 Bars of Soap, 1 Book), (2005).

Miami Bourbaki explora la falta de discurso crítico en Miami. 

Claudia Cadelo se pregunta: ¿Otra especie?

 Foto: Claudio Fuentes Madan

"Sin embargo, hay otro tipo de eventos rebeldes a caer en el saco, tampoco los entiendo –incluso los entiendo menos–, pero no puedo dejar una y otra vez de volver a ellos, de analizarlos, desmembrarlos. Me obsesionan, me quitan el sueño. Siento que no deberían ser, más bien que NO pueden ser. Mi racionalidad me dicta que son imposibles, mi cerebro me grita desesperado que no existen personas que se presten para golpear e impedirle a una madre ir al cementerio a ponerle flores o rendirle homenaje a su hijo muerto."

jueves, 12 de agosto de 2010

En Auvers

 Van Gogh, Iglesia en Auvers, (1890).

Cristina Fernández 

Cuando Dominique-Charles Janssens compró la posada dejó la habitación del muerto vacía, así podría engañarles sobre en qué lugar estuvo cada cosa. Cualquier objeto que Vincent hubiera rozado aunque fuera con la vista: una piedra, un sembrado de trigo, la desgastada pipa; todo era apetecible ante los ojos de una multitud con hambre de mitificar. Bien podría ella, dueña de ese receptáculo, arrendarse una ganancia mansa, sin sudarla ni temerla. El patrimonio de la agonía ahora era suyo. ¿A qué distraerlo con camas o sillas o guijarros? Su dinero compró esos paneles con grietas que recordaban cicatrices, la oblicua ventana en fuga a un campo de angustia, ese piso precario de madera incapaz de silenciar antiguos pasos. Dominique sabía que la gente iba a pagar por respirar ese poco aire; una multitud de fisgones subiría la escalera para llegar al santuario del fin. Se encaminarían luego en desbandada a la taberna a olvidar lo sentido, el levitar en la ausencia del que se dolió y arrancó de su carne las preguntas y el insomnio. En la taberna –negocio redondo- les dispensaría la bebida para amortiguarles la sed que da enfocarse en un destino ajeno. Les vería reposar sus cámaras, esos artefactos que han matado el mirar parsimonioso del ojo, reduciéndolo a un cotejador de ángulos y complacencias formales. Ya pocos saben llorar, piensa Dominique cuando abre la ventana para que el cuarto se airee con un sol benévolo. Por primera vez desde que adueña el hotelucho de Auvers se detiene a mirar esos moscones oscuros, hendiduras que prometió nunca tapar y que sostuvieron los clavos donde él colocaba sus pinturas recién chorreadas. No ignora que hoy los museos del mundo, las bóvedas de ciertos bancos o los muros de las casas de potentados selectos acogen esos cuadros hechos con la pulsión del sumido en las fiebres. Pero el espacio del fin, el último reducto donde se extinguió su vehemencia, le pertenece. La Janssens toca uno de los desgarros en la pared, justo donde un rayito de sol ha convergido, y siente rodar por el arco de sus mejillas la gratuidad de unas lágrimas. Bajo esa luz los agujeros en la cal se multiplican, testigos de un alma averiada que se fue, y agujereada ella misma, la mujer de negocios, sin aparentes debilidades fervorosas, se siente colgar del vacío y sin sujetaduras.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Penthouse

Carlos Michel Fuentes

Entró en él edificio dejando atrás el ruido de la ciudad que tanto le agobiaba y el silencio dominguero que vivía entre la sombra prisionera de sus muros lo recibió con un apretón de manos y un beso fraterno como el saludo de un padre distante. Sus piernas se ablandaron un poco cuando creyó sentir cierto olor a gasolina y las púas de una barba emergente pinchándole los labios. En una pared despintada del hall alguien había escrito una mala palabra tras un nombre de mujer con despecho o con rabia tal vez y había un banco de madera bajo una ventana de cristal muy sucia y un enredillo de líneas de papel precinta que se cruzaban sobre ella, obra inconclusa de algún abstraccionista anónimo habanero. Quizás hubiesen restos de huesos en algunas esquinas, círculos de cartón con espinazos, luna de queso crema sobre un mar añil que dejara una vieja para tentar a los gatos avinagrados y libertinos de camino al cementerio, o alguna cucaracha patas arriba, moribunda, fumigada o carteles con consignas y arengas solidarias e inquietantes cargadas de un humanismo exacerbado y tropical.

Dona tu sangre, salva una vida. ¿Qué culpa podría tener de que afuera se casara por segunda vez la hija casamentera del diablo? Pero sus ojos no vieron nada de esto, alcanzó solamente a escuchar el sonido chirriante de la puerta del ascensor que se cerraba. Apuró entonces el paso e interpuso su brazo fofo entre las hojas afiladas del aparato que cedieron indefensas y dóciles ante la violenta determinación de aquel hombre de entrar definitivamente en él. Tuvo el impulso de retroceder y utilizar las escaleras cuando notó que el ascensor no estaba vacío como esperaba, pero ya una señora muy amable había creado un espacio a su lado para que pudiese pasar, atrayendo a un niño regordete hacia ella de un tirón e invitándole a entrar con una sonrisa.

¿Cabemos?, aun así preguntó con esa rara manía de los cubanos de multiplicarse, de parapetarse tras un puñado de iguales invisibles, -brigadas de apoyo en tiempos de comunas-, de no asumir la responsabilidad total de sus actos ante ciertas situaciones comprometedoras. De diluir al Yo burgués y triste del pasado en el jugo fiestero de los nuevos tiempos. Nuevo amanecer. La mayor cárcel para ex-federadas del hemisferio. ¿Cabemos? repitió mientras se acotejaba entre la gente. Engurruñándose, apolismándose, apretando excesivamente los brazos a su cuerpo, congraciándose un poco, levantando los hombros y achinando los ojos. Con un temblequeo se cerró la puerta. Sintió entonces el enorme esfuerzo del aparato, la tensión de los cables. Calculó la suma aproximada en libras de todos los subientes incluyéndose y las constató con la capacidad máxima permitida por el fabricante, le restó una porción equivalente a un cuerpo con su alma intentando compensar así el lógico desgaste producido por los años de abandono y la instaurada desidia revolucionaria.No daban las cuentas.
¿A qué piso va? -le preguntó un joven de espaldas estrechas y una tenue sombra de bigote bajo una nariz aporronada coronada por un grano colorado. Infeliz, infeliz tiene un grano en la nariz.

-Al penthouse- respondió el hombre.

El muchacho pulsó el botón que se iluminó al instante. Veinte números consecutivos sobre un cartón destartalado. Una charada herida, manoseada, agujereada, derretida, mordida. Un éxodo de animales e insectos espantados. Suerte a la suerte. Artritis neuropática. Dedos cruzados. Un caballo desbocado, una mariposa bruja, un marinero amotinado, un gato maullando, una monja sin hábito, una jicotéa recogiendo todo lo malo, un caracol lejos del mar, un muerto que ha empezado a descomponerse, un elefante con impétigo de espaldas a la puerta, una ballena con un muñeco de palo en su barriga, un gallo muerto de sueño, una puta en cuaresma, toda la maravilla de dios sobre la simple cola de un pájaro, otro gato con ínfula, un perro en un saco, un toro en un encierro, el viejo y sus yagas, un pez fuera del agua, una lombriz solitaria, un orinal vacío bajo un aro punzó.

-El jueves cortan el agua. 

¿Otra vez? Van a arreglar el motor. ¿Quién viene? Los de la Compañía. Si viene el mismo de la otra vez habrá que decirle lo de la cisterna, que le ponga un candado o algo... Eso ya no es problema de ellos. Y de quién entonces. Eso es Poder Popular. Que se lo diga María del Carmen entonces al marido para que haga algo. ¿Qué vino a la bodega que vi cola? Jabón y café. ¿Qué vino a la pescadería que ví cola? Jurel. ¿Qué vino a la farmacia que ví cola? Algodón. Y qué vino al puesto que vi cola? Maíz. Y al Tencent qué vino? Champú. Que no cese el ruido, ni pare el motor; el trabajo es gloria, la vida es acción. Radio Progreso, la onda de la alegría y Henry Fonda junto a su hija comunista descompresionando una hoya de frijoles. Tren de Hershey a toda máquina derritiendo a su paso raíles de chocolate y de nueces. Y los patos nuevamente sobre la dorada laguna, centelleante, en riguroso blanco y negro desde la ventana indiscreta de Huracán, desprendiéndose las hojas ya leídas de su tronco engominado y del misterio londinense, debidamente encuadernado en la Federico Engels de Vía Blanca y el tirón de una puerta por el viento y un grito sordo de ¡Anayansi! que debe estar grandísima por cierto y un juego de pelota detenido por la lluvia y un documental de Kazajistanas estepas mientras tanto para entretenernos y educarnos y alguien dando agua a un dominó y la interferencia inútil a la emisora enemiga tras el sonido de las fichas chocando como carritos locos desquirlándose y la ciudad de los pioneros y el parque Martí y el parque Lenin y la oficoda y la pirámide en equilibrio de latas de jalea de leche con la silueta de una madre amamantando a su hijo.

Las fósforos univitelinos, monocigóticos. El vitíligo y la melagenina. Las dos Alemanias. El turbador sonido del taxímetro por la quinta avenida en el medio de la noche, escapando de los mosquitos y del miedo. Rótula que se desarticula a cada paso de regreso al Vedado. ¡Y la negra Rosa tan mala!, envenenada con su propio veneno y el señor Leoncio que se vuela la tapa de los sesos. Hasta el último capítulo estuvieron fastidiando a la pobre esclava, jorobandola, mortificándola, haciendo su vida tan espesa y ácida como un yogurt de litro porque el de pomitos ya no viene ni el de bolsa tampoco. ¡La pobre! Hoy seguro repiten el capítulo. Las personas que tuvieron apagón también tienen derechos compañera. No, si yo no digo nada. Yo lo volvería a ver una y mil veces Una y mil veces.

¿Y esos mangos, de qué mata?
De donde Fina Sarduy
Están buenos pa’ batido,
del suelo los recogí,
los tumbó una ventolera
la tarde en que no te vi.
Y entre los dientes un hilo
hilvanando un popurrí
de canciones amorosas
dedicaditas a ti.

¿Que es de la vida de Oscar? Esperando la tarjeta blanca, y la mujer esperándole en Miami. Ya tú sabes. ¿No está parando de nuevo en el cuarto? Hasta el sexto no para. ¿No lo habían arreglado? ¿Para abajo? Para arriba. ¿Para abajo? Para arriba. Mira como tienes ese cuello. ¡Y las rodillas! Una ropa acabada de poner, acabada de lavar, acabada de planchar. Yo no sé para qué yo me mato trabajando y trabajando como una negra.

¿Y eso que tiene el zapato qué es? 
¿Un agujero? 
Deja ver.
¿Un agujero? ¡¿Un agujero?! por la orillita Carlito 
¡Carlito sube a almorzar! por la orillita mi’jito, por la orillita del mar. 

Por la orilla una hormiguita del tamaño de un lunar y antes de morir la suerte de vivir en tu pulgar por la orillita hay un duende un fantasma original viviendo de los recuerdos que no puede recordar Poco a poco fue el ascensor aliviándose de su humana carga. Notó el hombre entonces – al quedar completamente solo- que las paredes laterales estaban forradas con dos sendos espejos que multiplicaban su perfil, desconocido y siniestro; encerrándolo, acorralándolo en una extraña dimensión cercana al infinito. Aquél encuentro con su imagen repetida en los espejos aumentaba sin embargo la sensación de soledad que siempre le acompañaba, su constante desasosiego, el eterno vacío que colmaba su vida. Fidel singao, habían rayado con la punta de una llave- de prisa y con miedo- sobre el esmalte de la pared del fondo y no con devoción y sangre como años antes, descascarándola, surgiendo de entre los bordes de las letras los restos de antiguos colores, capas de pinturas sobre capas de pintura y de churre. Jirones de piel abandonados entre los roces inevitables de los que ya se han ido para el norte o para el este.

Fidel singao. 

Pensó que la frase, aunque encerraba desesperación y odio también denotaba una dosis de amor profundo, de familiaridad, un cierto sentimentalismo doloroso y vil, mezcla de ternura y rabia. Le sonrió al espejo y notó que sus dientes se habían amontonado, que sus ojos habían perdido el brillo seductor de la juventud. La puerta se abrió de par en par al llegar al último piso dejando atrás la confusión de voces y sonidos del resto del edificio. Aquí en cambio, todo era silencio. La poca luz que le quedaba a la tarde llegaba de sopetón desde el tejado, iluminando el descanso de la escalera que se volvía considerablemente más estrecha. Notó también que las paredes tenían una terminación mucho más descuidada, más chapucera que en los otros pisos, que los peldaños carecían de cualquier revestimiento. Notó el viento húmedo que llegaba de la ciudad por donde hacía unos minutos transitaba. Recordó el calor infernal del asfalto bajo sus pies, la dureza de la acera, el charco a la entrada del edificio, la mancha multicolor de aceite sobre él.

Ahora oscurece temprano. Jamás soportó este horario en que a las seis de la tarde ya es de noche y todavía andan regresando los muchachos de los colegios y los autobuses están repletos y se escucha la asonancia propia de un lugar iluminado y jubiloso sobre la ardiente sombra de un país penumbroso y decepcionado. Desde hace unos años- pensaba el hombre- Cuba necesitaba del sol y del cielo despejado más que nunca y la llegada de la noche traía consigo, solo conciertos multitudinarios de tripas cesanteadas y poliformes maneras de temer. Sobre el tejado fue sorteando la madeja de antenas punzantes, habriéndose paso entre los paños empercudidos enredados en los cables hacia el muro, dejándo sin querer entre las telas, diminutos fragmentos de su alma. Miró a la Habana por última vez y saltó al vacío.

lunes, 9 de agosto de 2010

Facebook: ¡500 millones de amigos!


Alfredo Triff

Facebook se ha convertido en todo un fenómeno social y cibernético. ¿Recuerdan My Space? Hoy sólo tiene 66 millones de usuarios. Es decir, Facebook es aquella experiencia ahora multiplicada por 9.

¡Hasta los hermitas del mundo andan en busca de otros hermitas!

Disclaimer: Tengo una cuenta en Facebook (hablando digitalmente: mi ferfil mora en Facebook). Disfruto las interacciones de mis amigos en la plataforma. Todo para aclarar que esribo no como outsider, sino como parte de mi experiencia. Deseo explorar esa idea de la amistad. Permítanme señalar mis reservas.

Hablo de nuestro apetito por la imagen, por la continuidad de la presencia en la era del espectáculo. Me refiero a eso que podríamos llamar, en la era digital, instuticionalización del voyeurismo/exhibicionismo. Facebook funciona en la medida que se convierte en un vehículo auto-mediático.


Lee mis pensamientos

No hay más que ver los mensajes de la sección que inicia tu página cada mañana: Lo primero en tu pared: ¿Qué piensas? Puede verse como una invitación a la cerebración. ¿Invitación a profundizar? No es el caso. “Qué piensas” es una forma ingeniosa de hacernos activar la plataforma, (lo que se llama proveer contenido). La razón que volvemos cada mañana es “ver” qué piensan la masa de nuestros amigos (como si los pensamientos pudieran verse en su transparente estabilidad). Así se muestran:

“Otro día”
“Dónde estás”
“Me voy a dormir”
“No más…”
“Voy y vengo”
“Sí, felicidad”
“Llueve en Miami” (traídos de Facebook, no inventados).

Acto seguido entran tus amigos a darte ánimo, a no dejarte caer, a hacerte preguntas pueriles. ¿No permite el medio profundizar, o es que somos banales? Comprobemos que está constutuido por una práctica particular fragmentada, abreviada, del text-message que habita también el espacio tweeter. De ahí que esperemos:

uauuu, 
lmao!, 
yo tmb, 
xq, 
LOL, 
grrrr, 
L8, 
mmmm, 
siiiii, etc, etc, seguido de caritas:

¿Qué es el e-mote sino un sustituto pictórico/emocional a nuestra interacción cara-a-cara? Obsérvese, arriba las posibles diferencias de estados de ánimo (¡al menos reconocemos la complejidad de los estados emocionales!). Sin embargo, quedará reducido -en su versión cibernética- a la puntualidad, a la ociosidad de un ícono genérico: ☹.

El documental de mi vida

En la era del reality show, la foto, o el video facebookiano se convierte en una especie de “documental” de la vida privada de cada cual. Cada uno cargando con su archivo, cada serie de fotos encabezada: “Cancún”,“Fiesta en casa de Andrés” “Fotos de muro”, etc, etc, etc. Para algunos resulta el medio ideal para conseguir amigos, para conversar, confesarse, sobre todo, subir fotos y comentarlas (la sección de fotos es la más popular de la plataforma).

¿No es entonces Facebook una plataforma/invitación al narcicismo?


Quiero tener un millón de amigos

Se dice que se ha redefinido el concepto de amistad gracias a Facebook. No creo que estamos en presencia de un nuevo paradigma de la amistad, la explosión-suero del agape global. Explorémoslo: “Ser amigo” implica una relación difícil e intersubjetiva que se da a nivel interpersonal, directo, cuerpo a cuerpo, cara a cara. “Ser amigo” requiere cierta demostración de carácter (que es el comportamiento a través del tiempo). Una amistad se profundiza, acrisola, está basada en la experiencia, en las pruebas que trae la vida. ¿Será que ya no? Con Facebook “ser amigo” requiere la inspección somera proseguida de la aprobación de un perfil (ejemplo: en Facebook soy amigo de casi cualquiera que me pida, algo muy distinto a la vida real). El cara-a-cara queda reducido al foto-a-foto, es decir, a verificar si compartimos amigos en común (lo que expertos llaman “familiaridad”, índice que sería usado en un futuro por las tarjetas de crédito de Facebook volcarse, como se espera, más de lleno al comercio).

Dudo de esa defensa al rescate-de-amigos de Facebook. Aunque cierta, ignora que el cara-a-cara es selectivo: Lo que digo es que “perder” un amigo también es un acto volitivo. Lo he perdido porque algo ha fallado el cara-a-cara. Ser amigo no es una categoría fija, sino que ocurre en una negociación de experiencias que definen la amistad. Con el tiempo se aprende a lidiar con los amigos. Hay tiempo para cada amigo. Hay algo orgánico y necesario en lo que queda atrás. 

Para nosotros exiliados es cierto que Facebook a unido a muchos amigos perdidos del pasado. Es cierto que nos trae más cerca de esos que, siendo amigos en la realidad, no tienen que verse para saludarse. Cierto que añade un sabor distinto a la amistad digital, pero mantengo que ese intercambio será siempre secundario al cara-a-cara.


Todo perfil facebookiano es ciertamente una paradoja. Me explico: La foto que ves en mi página es un ícono. Soy y no soy yo. Soy, en tanto que me denota. No soy, porque no estoy físicamente ahí, no estoy vestido así; ese momento de la foto ya no existe. Cada vez que visitas mi perfil te separas más de mi yo-real (quien escribe esta oración ahora). Mi perfil en fabook no hace más que ilustrar mi desaparición.


Lo anterior explica la dinámica de las fotos modelables, esas que nos hacen lucir más cerca del “ideal”: el jodedor, el guapo, la inocente, la risueña sexy, el muchacho honesto, el geek, la femme fatal. Cada cual customiza (es el anglicismo) su imagen a gusto. Algunos no ponen rostro, otros la de una estrella de cine fenecida, otros se apropian de fotos de un difunto (algo moralmente álgido), una pintura favorita, una caricatura, un lema.

Hay en todo esto una re-presentación de nuestra persona -y persona significa máscara. Proust está muerto. Soy un lector de sus libros. Admiro su compenetración con el tiempo y la pérdida.

Pues bien, Proust es mi amigo en Facebook. No sólo Proust. Muchos de “mis amigos” han fenecido. Mi amistad tiene ese componente de admiración, de conocer a través de la literatura. Pero cabe preguntarse si hubiese sido amigo de Proust en el cara-a-cara. Para eso no es suficiente mi sobrada admiración por el escritor. En efecto, existe la posibilidad que de ser contemporáneo con Proust, lo deteste como escritor. ¡Ah, la distancia pervierte y ayuda tanto!


No hace mucho, Martí quiso ser mi amigo en Facebook. Fue demasiado para mí. No porque no admire, aunque ambivalentemente, al apóstol. Se trata de una figura demasiado cercana, como un padre procerista detrás de mis pasos, vigilándome. Híbrido entre poeta y presidente del CDR.

No hay dudas que con la explosión digital nuestra atención se ha encogido. Esas fotos de perfil están en estado de constante mutación. Tengo amigos que cambian sus fotos casi diariamente. Es una manera de llamar la atención, pero es también una manera de re-presentarse, una especie de relación con uno mismo, un otro yo que se disipa, es decir, una manera de sobrevivir la pérdida del yo.

Basta de abstracciones: La plataforma me carga con un narcisismo oblicuo e inoperable que pone en tela de juicio la amistad y su propósito.