sábado, 17 de abril de 2010

Descarga



Jesús Rosado

Lejos de la presunción literal, la “descarga” para el cubano no es estallido exterior. En su energía liberada, transita en sentido introvertido. Es implosión apasionada. Elena y Frank lo muestran aquí. Todo el despliegue somático –gestos, estertor y sudores- del descarguero expresa el goce subcutáneo indescriptible. El feeling telúrico. El romance etílico. Descarga es sensualidad, poesía kitsch, visceralidad avant-garde, romance y mordacidad, melodía y coloquio teatral. No se concibe la noche insular sin el carácter temperamental y vernáculo de este diálogo de notas y sentimientos, en el que la odisea humana asume el papel de comediante trasvesti. Por eso es que la arqueología aplicada a un amor caribeño escarba en la memoria descargosa, porque siempre halla un indicio, una reliquia, un fósil. Una explicación para aquel mercurio dilatado alguna vez dentro de la carne trasnochada. Y es que la noche para el isleño siempre ha navegado como un submarino caliente y la música es la bitácora de la aventura sumergible hasta que el velvet absorbe las húmedas incandescencias.