lunes, 24 de noviembre de 2008

Sentimientos encontrados


Adalberto Delgado

Recuerdo que una tarde invernal Omaira salió corriendo del edificio con la cara roja como un tomate, la blusa desgarrada, cabizbaja y llorando. Según Martica, Armando “el pincho” le había pegado su buen gaznatón a la pobre Omaira. Armandito ya era conocido por sus actos de violencia con las mujeres. Pero en la Paloma las mujeres eran nuestras amigas del alma, nuestras amantes, nuestras novias, nuestras cómplices, y no le permitíamos a nadie que abusara de ellas. En cuanto divisé a Omaira salí corriendo hacia ella y la apreté en mis brazos fuertemente. Ella al sentir el refugio que necesitaba, también me abrazó haciéndose una conmigo. Sentía que le hacía falta un amigo que la aguantara y consolara. ¡Y qu
é casualidad que era yo el que venía saliendo de jugar al “kimbe y cuarta” con los chamacos del edificio y me la encuentraba! “Ese Armandito es un singao y me la va a pagar! ¡Este bollo no lo ve más nunca!”, me gritaba Omaira entre llantos. Aunque golpeada, la muchacha estaba hecha una fiera. Claro que aquello era La Paloma y nada pasaba inadvertido, menos cuando los gritos se oían en la cuadra entera. Inmediatamente bajaron Concha (con Pepito y sus moscas seguidoras), Esther, no podía faltar René (vocero oficial del Palomar) y hasta Sahara el buga. Ahora entre todos tratábamos de consolarla, pero ella gritaba barbaridades y se alaba los pelos como una demente. Armandito sabía que nunca más podía regresar al Palomar. Acababa de firmar su sentencia muerte. Oraima no me soltaba: me tenía el pullover lleno de lágrimas y mocos y ya todo aquello me estaba afectando la cabeza. “Por aquí que ni venga ese maricón de Armandito”, gritó Sahara el buga que era un bodybuilder de casi ciento ochenta kilos y dos metros de estatura (de veras que si encontraba a Armandito se lo comía vivo). En ese instante llegaba Carlos Denavea en su moto “Harley” del año de la corneta. Hacía mucho tiempo que Carlos tenía tremendo encarne con Omaira y sabía que sólo había que dejar que la fruta madurara. Aprovechando el malembe, me quitó a Omara de los brazos, la abrazó, le murmuró algo al oído y la invitó a subirse a la moto y con la misma los dos salieron como cabalgantes en una película western. Mi gordita, que había sido testigo de todo el episodio desde su rinconcito se me tiró encima -con sus casi 70 kilos- y sollozando me dijo: ¡nunca me hagas eso mi vida! Esther la bonchinchera me espetó: “Sí, maricón, ni se te ocurra… tú tocas a esa gorda y lo que te cae encima es el infierno”. Conmovido y asombrado por el canje de sentimientos y el empate inesperado de Omaira con Carlos Denavea, no hice otra cosa que despedirme de Xena (mi bella piravadora) y me fui echando a jugar las bolas con mis colegas.

16 comentarios:

  1. Parece que te gustaba Aimara y se te fue cabalando con otro. Adal, me haces reir tanto con tus cosas.

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  2. Magnífico, magnífico relato. Muy bien escrito.

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  3. Drama criollo exiliado, muy bueno, muy cine.

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  4. El cuento ta bueno. Un clavo saca a otro clavo verdad?
    E

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  5. Demasiado jovencito para ese g(ü)asabeo.

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  6. la cafe, distes en el clavo che. me encantaba por un lado, pero era tan chuzma la pobrecita, que preferi fuera feliz con carlos. todas las niñas de la paloma y te juro no se porque, eran bien bonitas y salameras. incluyendo a xena mi gordita...

    at, en la paloma la edad no existia. te lo juro, ahora que miro hacia atras, era como vivir en otro mundo, que no era de este mundo, era asi como the twighlight zone cuban exile usa!

    gracias max, cabron, nilo y anonumous de las 11:21 (E)

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  7. Excelente relato,parecido a los cuentos de Memo Angel, siempre influenciados por el realismo magico Garcia Marquez...excepto por algunos terminos cubanos que no acabo de entender pero deduzco....

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  8. cuántas historias se encierran en la paloma... un pequeño macondo en plena sagüesera!

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  9. Adal. Esas historias y cuentos de La Paloma son una especie programa radial bloguero que no tiene desperdicio.

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  10. Hablando de términos cubanos,¡cómo se habrá puesto la macabia, adal, con el llanto desconsolado de omaira!

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  11. En dos ocasiones dos diferentes mujeres me han dado sendas bofetadas. Una lo merecía....la otra tambien. Que les puedo decir. Zurda y derecha; la derecha dolió más. No por la intensidad sino por la procedencia. Una me dió como para decirme: ok, estamos a mano...ahora por qué no me das un beso. La otra, en cambio, soltó una lágrima, me miro de arriba-abajo...y nunca más la ví.

    Luis Soler

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  12. Luis tienes que contar ese cuento de las dos bofetadas para un post.

    Adalbertico y tu cogiendo mango bajito con la que lloraba. Responde a JR...please.

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  13. te la dejo en lo callos Adal... :-)pero tu, ni corto ni perezoso...
    inge

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  14. jr, tu tienes buena inmaginacion asi que inmaginate...

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  15. ri, mi reina linda,
    le tenia tremendo craneo a la omaira, tal como dijo la cafeina. pero no me quise aprovechar del panico, bueno, solo un poquito jajajaja

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