viernes, 21 de noviembre de 2008

Casos y cosas de casa (hecha mierda)


Esta semana los ejecutivos de las tres grandes firmas automovilísticas, GM, Ford y Chrysler se presentaron frente a una comisión del congreso en Washington para... (¿listos?) pedir dinero. Se trata de otro bailout de $29,000 millones (en el tapete ya se hablaba que no sería suficiente, que a ese préstamo le seguiría otro más adelante). Tal es el desconecte de la realidad circundante que los tres pinchos arrivaron a la reunión en jets privados. Lo más sorprendente del asunto es que ninguno de ellos traía ningún plan alternativo a la crisis miasmática de la que son -en parte- responsables. ¿Premiarlos por su falta de visión?1 Se repite la historia de la crisis de los años 80, cuando la industria automovilística americana se derrumbó ante el avance productivo japonés2. Desde 1999 Toyota y Honda vienen ofertando al público norteamericano decenas de modelos de autos híbridos3. ¿Por qué no le damos ese dinero a las compañías independientes que aprecian la innovación y que ya tienen modelos en la calle como American Electric, Commuters Car, Tesla, Smith Electric? ¡Qué los tres grandes se vayan a tomar por el culo!
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1En 1980
GM, Ford, Chrysler y American Motors sufrieron una pérdida combinada de $4,200 millones. El total de la pérdida de vehículos cayó por debajo de 9 millones de unidades. 2De acuerdo a Edmund Phelps, "visión es la capacidad corporativa de proyectar tecnologías nuevas, anticipando posibles escenarios de carestía en el mercado (...) visión es maximización de riesgo vs. prudencia (...) agente de cambio en el mejor interés a largo plazo del universo corporativo capitalista". Tomado de Rewarding Work: How to Restore Participation and Self-Support to Free Enterprise (1997). 3Vale la pena citar el libro de Jack Doyle, Taken for a Ride: Detroit's Big Three and the Politics of Pollution (2000). Doyle apunta: "Desde fines de la segunda guerra mundial, la industria automotriz americana ha tenido numerosas oportunidades de reinventarse y construir productos que redefinan la industria a nivel global. Sin embargo, al menos una vez por década por los últimos 50 años, los cerebros de Detroit han dejado pasar la oportunidad de convertirse en líderes de la industria. No se trata de falta de tecnología disponible, sino una cultura de management renuente a renovarse afrontando el peligro".