miércoles, 1 de agosto de 2018

¿Por qué el castrismo se empeña en presentar a Fernando Ortiz como anti-racista?


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Comenzamos por lo más alto, la Academia de la Historia de Cuba. A continuación, un párrafo de la conferencia del historiador Jesús Guanche titulado "Fernando Ortiz anti-racista":
Una parte representativa de la voluminosa obra de Fernando Ortiz estuvo dedicada a demostrar el fundamento anticientífico de las «razas» aplicado a los seres humanos y a combatir las diversas formas en que se manifiestan los racismos en el contexto nacional e internacional que le correspondió vivir.
Observen que en párrafo arriba dice "una parte representativa está dedicada... " ¿Y la otra parte no representativa de Los negros brujos y Los negros esclavos? (el historiador daría cualquier cosa por que esa parte no existiera).
 
(en nuestro artículo anterior analizamos el racismo de Ortiz)

En cada foro y en cada publicación que tenga que ver con el conocido antropólogo cubano, el castrismo se ha empeñado en presentarlo como anti-racista. Por ejemplo:

Cubadebate,
EcuRed,
IPS en Cuba

Y si bien parece haber un segundo Ortiz anti-racista, no es menos cierto que el primer Ortiz defiende abiertamente el racismo desde la antropología.

El "anti"-algo casi por necesidad pide una atención especial a su falta (y en la falta pueden haber excesos). El consenso de la escuela de historia cubana castrista con respecto a Ortiz es sorprendente en su falta. Pareciera que esta hueste de ortizianos castristas, o no han leído a Ortiz o no quieren o no pueden aceptar al Ortiz racista. Nos inclinamos a una síntesis entre "no querer y no poder", que es lo que llamamos la CULPA:  
Proponemos que ese olvido y represión, exigidos ambos por el discurso blanco a la nación negra es la raíz de la CULPA negra. Dicha CULPA entonces induce una docilidad a la nación negra desde la República hasta el presente. De ahí pende la profunda neurosis en el seno de la sociedad cubana actual bajo el castrismo. 
Volvamos a Guanche, que desde su bitácora La cosa reproduce el manifiesto de la "Asociación contra las discriminaciones racistas" firmado por Ortiz con fecha 28 de enero, 1940. Hay dos párrafos muy raros del manifiesto. El primero: 
Importa recalcar sobre la precisión objetiva de tales preceptos y penas, que son absolutamente indispensables para remediar la vaguedad infructuosa del artículo 11 de la Constitución de 1901, donde la idealista buena fe de algunos delegados y la calculadora demagogia de otros suprimieron teóricamente todas las diferencias de castas y razas, que en la realidad de nuestra vida republicana siguieron existiendo como en la época colonial.
Esa "supresión teórica" de la Constitución de 1901 con respecto a la raza es precisamente la realización del proyecto martiano en "Mi Raza". Y la lista de los "idealistas" firmantes del documento aparece aquí, todos martianos de pura cepa. Cualquier martiano (incluyendo a Ortiz) deberían estar orgullosos de que la diferencia de raza sea suprimida.

¿E qué quedamos? Sabemos que Ortiz no pierde oportunidad de defender el texto de Martí. Apenas un año después del manifiesto en una conferencia sobre Martí y las razas en el Palacio Municipal de La Habana (1941), Ortiz explícitamente apoya la tesis martiana de borrar las razas. Apuntemos la contradicción.

Pero algo más, en el texto del manifiesto aflora un mea culpa involuntario, un incluirse sin admitirse, un apuntar la falta sin reconocerla. Dice Ortiz:
Tuvo Martí una expresión genial para esas razas inventadas por los antropólogos, midiendo cráneos, narices, pelos y pigmentos y acopiando datos y juicios en las crónicas apologéticas de las conquistas y en los relatos de los exploradores y los misioneros, siempre anhelosos de resaltar lo trascendente de su blanca empresa civilizadora.
¿Quién es ese antropólogo "anheloso de resaltar lo transcendente de su blanca empresa civilizadora" sino el propio Ortiz, el extraterrestre (que no se ve a sí mismo) de Los negros brujos y Los negros esclavos? ¿Olvida Ortiz que hace apenas 20 años defendía el lombrosianismo?

Estamos en presencia de una sub-textualidad sediciosa donde la que habla es la CULPA. En otro párrafo del manifiesto (1940) se menciona una breve historia de la "negrofobia" donde Ortiz proclama:
Frente a esta negrofobia injustificable, el negro ha ido expresando a través del tiempo su enérgica protesta, casi siempre asistida por la adhesión de espíritus progresistas, honrados y previsores, no negros, pero sinceramente interesados en una verdadera y genuina confraternidad cubana.
Leemos "el negro ha expresado su protesta gracias a la voz de espíritus..." —y debemos resaltar la hipérbole ortiziana— "progresistas, honrados, previsores, sinceramente interesados" ... ¿no negros?

¡Que ceguera! Ahora el antropólogo, investigador, político, estudioso de la cultura cubana, pasa por alto el discurso de protesta negro desde principios de la República hasta 1940. No es posible que Ortiz no conozca ningún escrito de Rafael Serra, Juan Gualberto Gómez y Gustavo Urrutia. No es posible que ignore que la Guerra de 1912 se origina desde una protesta contra la negrofobia. Más aún, dar por sentado que solo el blanco es capaz de protestar contra la negrofobia es hacer del negro un descapacitado intelectual (y llegan dos palabras en Los negros brujos sobre la intelectualidad del negro: "... tan primitiva").

Está claro que ese nuevo discurso de Ortiz a partir de 1940 es presa del paternalismo. Y preguntamos, ¿no será ese naciente discurso ortiziano acaso presa de una forma más sutil —e inversa— de racismo?

(continuará)

2 comentarios:

JR dijo...

Alfredo, el comentario que merece tu post es tan intenso que merece otro post. Te adelanto algo. Se están derrumbando los cimientos del discurso nacionalista. Con tu contribución se estremecen las nociones históricas de nacionalidad. Quisiera medir el grado del sismo, pero no soy geólogo. Perdonen, pero para mí esto modifica lo visceral en el discurso de lo nacional.

Alfredo Triff dijo...

Gracias JR: Pues que venga ese post!