viernes, 23 de agosto de 2013

La banalidad del mal que se contagia

Hannah Arendt en los años 60
atRifF

La semana pasada vimos la película Hannah Arendt en el Cosford Cinema de la Universidad de Miami. La recomiendo. El film de la directora Margarethe von Trotta abre con el secuestro de un hombre en los suburbios de una capital. Luego sabremos que se trata del ex-teniente coronel de la SS, Adolf Eichmann, figura clave en el transporte de más de 400,000 judíos a los campos de concentración del Este, plan macabro conocido como Die Endlösung.

El juicio de Eichmann en 1961 fue muy sonado en Europa y Estados Unidos. Trajo (de nuevo) al tapete el asunto del Holocausto, pero esta vez de otra manera. Se puso de manifiesto la complicidad entre los aliados de la OTAN y el gobierno alemán de la posguerra del gobierno de Adenauer. Los ex-apparatchiks menores del partido nazi que fueron protegidos y/o asimilados al nuevo gobierno. Otros más sobresalientes (como Eichmann) escaparon gracias a la Cruz Roja y el Vaticano. El juicio también redefinió la comprensión de la brutalidad del crimen nazi y Arendt es uno de los artífices de esa comprensión. 

En este marco de fines de principios de los 60, en plena Guerra Fría, Arendt recibe una propuesta de la revista The New Yorker para escribir sobre el juicio que toma lugar en Jerusalén. Judía, filósofo, y miembro selecto del grupo asociado con The Partisan Review (intelectuales liberales de prestigio del NY de la post-guerra como Dwight McDonald, Saul Below, Clement Greenberg, et. al.), Arendt parecía posicionada para ser la analista del juicio.

La serie de artículos que eventualmente conforman el libro que lleva por título Eichmann en Jerusalem  redefinió la mentalidad que se tenía del criminal nazi. La idea común era que el Holocausto había sido a nivel histórico el resultado de una época en quiebra, a nivel político el efecto de una jerarquía de criminales a cargo de un gobierno, y a nivel social un producto de las condiciones específicas que se conocen como "antisemitismo".

Arendt no define la maldad como un problema ontológico (digamos como aparece en alguien como F. v Schelling, como un problema de la "caída" del bien). ¿Es la maldad un asunto de naturaleza o se trata simplemente de una contingencia del ser? ¿Radica en una patología? Aclaremos: Para principios de los años 60 el enfoque de lo que constituye "naturaleza" se ha permutado de la ontología a la sicología (y a otra rama incipiente que promete: la neurología -la explicación causal sináptica es más directa, su explicación más clara). Arendt busca causas (y la causa para Arendt consiste en una marca del comportamiento "en el espejo de la historia").

Las conclusiones de Arendt se basan en un método que podríamos llamar narratológico: buscar y encontrar causas desde la investigación particular de los hechos de la historia.* Hannah es historiadora testigo. En esto se aparta de otras interpretaciones del momento como la versión existencial de Sartre en Reflexiones sobre la cuestión judía, o la escuela de Frankfurt con su ángulo sicoanalítico sea "proyección" o "represión").** De hecho, se le acusa ser una pensadora fría, incluso "anti-judía". Arendt fue siempre hostil a la teoría del "chivo expiatorio judío", o esa otra de la teolología del "eterno antisemitismo". Cual historiadora nominalista, Arendt explica la importancia de analizar el asunto en su facticidad particular. Aquí se trata de entrelazar el antisemitismo y la "cuestión judía" en el contexto complejo de la Europa moderna. Estudiar el asunto desde su relacionalidad causativa inmanente. Se busca un marco moderno (ambos, Eichmann y Arendt nacieron en 1906).

Primero está el asunto del "mal radical" en Los orígenes del totalitarismo (concepto que luego modificaría después del juicio):
Si bien es difícil concebir un mal absoluto, incluso en la cara de su fáctica existencia, lo que aparece en este sentido es una política del mal, un sistema en el que todos los hombres son igualmente superfluos. (OT, 246).
Se enfatiza un tipo específico de organizacion, por ejemplo, el uso instrumental de la tecnología al servicio de la "política del mal". No se trata solo de una forma de expresión política que representa el mal en un grado superior. Es, en efecto, su personificación. Antes del siglo XX era razonable suponer que el control de la conciencia o de la libertad individual se fundaba -para bien o para mal- en individuos libres. El totalitarismo descubre una nueva dinámica. Se trata acaso del logro de todo un aparato represivo y disciplinario (lo que se llama teleología).
Hace algunos años, durante la presentación de informes del juicio de Eichmann en Jerusalén, no hablé de la "banalidad del mal" como parte de una teoría o doctrina. Más bien quise referirme a hechos, es decir, un fenómeno de acciones cometidas a escala gigantesca. Y es que no se puede localizar una particularidad de la maldad, su patología, o incluso una cierta convicción ideológica del sujeto, cuya única distinción personal sería una extraordinaria superficialidad. Los hechos ciertamente fueron monstruosos, pero los agentes no eran ni monstruos ni demonios. La causa está en una incapacidad de poder pensar.
La interpretación de Arendt presenta un desafío a la manera tradicional de enfocar el problema desde el punto de vista de una llamada naturaleza humana. Eichmann no era capaz de apreciar el significado moral de lo que hacía. Se trata de un burócrata normal, peritado antes del juicio por un grupo de seis siquiatras. Después de semanas presenciando el juicio Arendt llega a la conclusión que el sujeto no es capaz de comprender el significado de sus acciones. Halla que el ex-funcionario nazi es simplemente dantesco en su carácter ordinario. Arendt subraya la palabra "burócrata".

Un burócrata adocenado. "El problema de Eichmann es que precisamente habían muchos como él, ni perversos ni sadistas, sino terriblemente normales" (EiJ, p. 276).

Ese comportamiento genérico y conforme caracteriza al individuo bajo el totalitarismo. El asunto de la conformidad puede estudiarse desde el punto de vista sociológico. El otro asunto es la cuestión moral del sentimiento de culpa. Pero la evidencia sociológica --o sicológica-- no puede establecer lo que Arendt llama "interchencheability of persons", es decir, el cómo consideramos la culpa del sujeto desde el punto de vista de la colectividad. La idea de "culpa colectiva" es para Arendt espuria. "Es gratificante ver a toda una generación de alemanes admitir una culpa con la que nada tienen que ver." (EiJ, p. 251)

Más importante es la culpa individual (lo que define la esfera moral) por lo que hace uno, que la culpa por lo que hacen los demás (la esfera sociológica).
... si el acusado se excusa bajo el pretexto de que no actuó como un undividuo, sino como un funcionario (cuya acción podía haber sido ejecutada por cualquier otro), es como si el criminal se justificara apuntando a las estadísticas del crimen ... en este caso no ha hecho otra cosa que demostrar que él es precisamente una prueba de la estadística. Que haya sido él el criminal es por tanto un accidente, ya que podía haber sido cualquier otro. (EiJ, p. 289). 
Fue particularmente problemático para Arendt senalar la colaboración judía en la masacre nazi; hacerlo provocó un backlash en su contra al punto que muchos de sus defensores judíos la abandonaron (algo para lo que no tenemos espacio en este post).**

En esta entrevista para la TV alemana Arendt sostiene que viene de una familia asimilada y que no supo que era judía hasta que fue denigrada por otros niños alemanes. Arendt fue clara en su denuncia contra la dirigencia judía que colaboró con el nazismo -al menos desde 1933-1936, e incluso después. Aquí el sionismo juega un papel estratégico. ¿Cómo puede la víctima colaborar con el verdugo? La alianza entre sionistas y nazis es interesante por no decir bizarra: Los sionionistas aceptan el nazismo como una manera de vencer el "asimilacionismo", solución dispareja de mutua cooperación. Es decir, los sionistas que de buena gana dejarían a Alemania por la Tierra Prometida y los nazis que desean salir de ellos a toda costa (¿no es más barato que los indeseables emigren, a tener que matarlos?).

Ahora quisiera traer brevemente una extrapolación de lo que hemos llamado el apoyo del pueblo cubano al castrismo.  El análisis de Arendt ayuda a ver el asunto. Por ejemplo: Mariel, 1980. ¿No es mejor expulsar la "escoria" a la Tierra Prometida que mantenerlos como desafectos? Y el punto del colaboracionismo: El comportamiento del cubano promedio (y por supuesto aquí generalizamos) es tal que puede definirse de colaboracionista. ¿Qué es un colaboracionista? La respuesta la tiene Arendt. Alguien que cumple órdenes.  

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*Un ensayo reciente de Seyla Benhabib trae a colación la influencia narratológica de Benjamin en la filosofía política de Arendt. Ella cita a Benjamin en Tesis IV: "Articular el pasado históricamente significa capturar la memoria iluminada frente al peligro". Vea Arendt and Adorno: Political and Philosophical Investigations, capítulo 2). **Traigo estas "versiones" pues resultan tesis rivales. Por ejemplo, de Zur Judenfrage de Marx, obra del siglo XIX, sugiere una pauta dentro del marxismo (no aplica en este caso porque el autor no pertenece a la generación de Arendt). El enfoque existencial de Sartre en su Sobre la cuestión judía apropia el título de Marx aunque su conclusión es muy distinta. La tesis sartreana se resume así: "... no es el judío o su carácter lo que provoca el antisemitismo sino que, a la inversa, es el antisemita quien crea al judío". Para Sartre el antisemitismo revela una estructura social y existencial regresiva. El análisis del prototipo peripatético del judío nómada de Adorno en su The Authoritarian Personality toma aspectos de la tesis de Freud en Moses and Monotheism. Freud define el antisemitismo como un desprecio por la identidad del imperativo monoteísta judío. Desprecio que oculta aceptación del ideal (judeo-cristiano) a la vez que rechazo a su realidad (de no poder cumplirlo en la carne). Adorno adapta Freud a Marx: Ahora el nomadismo del judío es causa de desprecio por esos condenados a la miseria y el anquilosamiento, bajo el capitalismo moderno (dice Adorno: "... judío es todo aquel que no se ha dejado colonizar"). Pero sería injusto estereotipar el concepto de antisemitismo de Adorno como "freudiano". Adorno investiga las causas del antisemitismo también desde el ressentiment (algo que discutimos recientemente en tumiamiblog con referencia a Max Scheler).

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Forbes Thought Of The Day
“ It's so much easier to do good than to be good. ”
— B. C. Forbes

hay males que dan asco.

Anónimo dijo...

buen texto AT, pero , una pregunta:La omision de Nietsche fue deliberada ?Creo que tambien hay algo bello en el pensamiento facscista, algo irracional y profundo que apela las fuerzas de la naturaleza , creo que fue exactamente la asimilacion del pensamiento "racional" judio dentro del estado Nazi , lo que lo convirtio en una maquina de muerte eficaz.
Robinson Cruzo.

Anónimo dijo...

Muy buen post, Triff, no lo habia visto, alguien lo puso hoy en FB. Muy interesante el punto del colaboracionismo entre sionismo y nazismo. Se ha hablado incluso de que apoyaron fuertemente la ascension de Hitler al poder (incluso el nombre del partido nacional socialista no es NASO sino NaZi como reconocimiento implicito del apoyo Zionist)lo cual tiene mucho sentido. Si yo quiero forzar a los judios que se han acomodado a vivir fuera de la tierra prometida lo mejor es castigarlos con una "terapia de choque" que los victimize y al mismo tiempo demuestre al mundo la necesidad de que tengan esa tierra y creen su propio Estado. Antes de 1933 no habia anti semitismo en Alemania, mas bien se admiraba y respetaba a los judios prosperos por su contribucion y patrocinio a intituciones sociales y culturales, tal como sucede en America.

Anónimo dijo...

"¿Cómo puede la víctima colaborar con el verdugo? La alianza entre sionistas y nazis es interesante por no decir bizarra: Los sionionistas aceptan el nazismo como una manera de vencer el "asimilacionismo", solución dispareja de mutua cooperación. Es decir, los sionistas que de buena gana dejarían a Alemania por la Tierra Prometida y los nazis que desean salir de ellos a toda costa (¿no es más barato que los indeseables emigren, a tener que matarlos?)." Hay mucho anisemitismo aquí, da asco! y vergüenza!