sábado, 30 de junio de 2012

¿existe una crítica antiséptica?

normal rockwell, el crítico de arte, 1952

vuelve la discusión del discurso crítico a miami bourbaki. en una cierta escuela neuyorkina moderna (por propia admisión) se piensa que una cosa es escribir de pinturas y otra escribir de lo que escriben otros:
(...) el punto fundamental brilla por su ausencia: esto es crítica antiséptica. esa visión que defiende una crítica impermeable a intereses personales, ideologías, inclinaciones estéticas, el mercado del arte, etc. es decir, un crítico a la vez aislado y naïve. 
¿por qué es importante? porque sin crítica no hay crecimiento (aclaremos, crítica presupone autocrítica, pero nunca la agota).

viernes, 29 de junio de 2012

Espacio público vs. espacio virtual


Geandy Pavón

Un interesante post de Jesús Rosado en este blog, titulado Feisbuk versus arte, ha provocado toda clase de reacciones en forma de opinión o de insulto. En esta nota no voy a detenerme en el asunto ya trillado por el autor y los comentaristas, más bien quisiera hablar de algunos argumentos en común esgrimidos por los muchos detractores que ha generado el post y que consiste más o menos en lo siguiente:

1-Las galerías, los museos y demás instituciones dedicadas al arte son en sí hegemónicas, no solo viven del artista, lo estafan y se enriquecen a su costa.
2-El arte es algo puro, su comercialización lo denigra y limita.
3-Los curadores, críticos de arte, galeristas, coleccionistas etc., etc., son una plaga maligna y vampirezca de conspiradores, que viven de esa porción material del alma del artista que es su arte.


No puedo menos que recordar mi época de estudiante cuando leí por vez primera los manifiestos Dada de Tristan Tzara y Picabia. Sus diatribas contra el mercado y las instituciones del arte “Basta de cagadas de mosca en las paredes” gritaba Picabia contra los cubistas y su “mercadeo”. Recuerdo todo esto, claro está, con la cautela de quien sabe que en este caso hay que recurrir a la analogía salvando las distancias.

El artista como una criatura diferente y su paradoja

¿Cuándo comienza el gremio artístico a separarse de los demás? Para mi el virus de la diferencia comienza con el movimiento romántico. El romanticismo vio en el artista a un ser diferente, una diferencia entendida como índice de superioridad: el artista fue convertido en un semidios, un ser melancólico y terrible condenado a vivir en el mundo con el alma en otro lugar. El romanticismo propuso un modelo de hombre incapaz de separar el arte de la vida y la vida del sueño, y convirtió al artista en un Virgilio capaz de trazar el camino entre uno y otro. Aquí se abrió el sendero que impuso la ruptura como tradición, marcando el nacimiento de las vanguardias y nos regaló así la amarga desventura de ser por siempre reos de lo “moderno”.

He aquí que aparece la paradoja, la ironía que escapo a los románticos y que hemos heredado nosotros, el artista que derribó los cánones clásicos, que rompió con las cadenas estéticas de una élite, se erigió él mismo como una nueva clase, como una suerte de ser iniciático, pedante y aristocrático. Duchamp ya en Philadelphia, se convirtió en marchante de muchos dadaístas, Picabia entre ellos, y terminaron llenando las paredes de los museos y colecciones privadas no de cagadas de mosca, pero sí de collages y pinturas. Todo esto ocurrió y no precisamente a pesar de ellos.

Caspar, Friedrich, Viajero frente a un mar de nubes, 1818

Espacio público vs. espacio virtual

Aquella tradición de diferencia establecida por los románticos y heredada por las vanguardias en forma de ruptura (digo ruptura por llamarlo de alguna manera, para mí esa definición solamente encubre un nuevo proceso de adaptación a la tradición) ha encontrado su continuidad en los espacios virtuales, una suerte de espejo burlesco y anárquico de la realidad, al menos en su apariencia.

La inserción del artista en el espacio público requiere de reglas, de orden y procedimiento, en el cual el artista se integra en un juego en el que hay árbitros.
Los espacios virtuales en cambio carecen de esa decantación natural que existe en todos los espacios públicos , por eso crea en el artista la ilusión de poder incidir en la realidad saltándose todos las demás etapas que supone su contrario. Si los museos, las galerías y el mercado, producen un número selecto de artistas elegidos, en cambio los espacios virtuales crean la ilusión de que todos lo son, generando hordas de “Mesías del arte”; masificando una visión individualista y excéntrica de la actividad artística.

Los Románticos fueron una revolución cargada de patetismo contra el clasicismo y arremetieron contra él con toda su desmesura y exotismo. Las vanguardias en cambio encontraron su rival en la academia. Siempre se ha presentado este problema de la ruptura como una lucha generacional, y algo de eso hay, sin embargo para mí existen factores más pedestres que también actúan en ese fenómeno.

En primer lugar ese conflicto no es siempre generacional, en más de una ocasión es simplemente una lucha de artistas sin éxito contra artistas exitosos, en la cual los primeros acusan a los segundos de estar corrompidos por el sistema, y de ser automáticamente malos por formar parte del status quo. El espacio virtual ofrece un púlpito al artista despechado, una tribuna “libre” desde la cual puede desafiar al espacio público, afirmando su independencia ante él aunque es necesario decir que esta supuesta independencia tiene mucho de auto-consuelo.

Pero, ¿carece realmente de reglas el espacio virtual? ¿Podemos realmente desenvainar nuestra espada anti-stablishmment desde Facebook, por ejemplo?

Cada nuevo perfil en las redes virtuales, es el nuevo rostro de un consumidor a quien han pescado con la carnada de una vanidad infundada. Para ser del todo coherentes desde una posición verdaderamente contestataria, habría que sospechar no solo del espacio público y sus administradores, si no también del virtual.

Aclaro que en mi opinión los espacios virtuales no son ni malos ni buenos y por tanto creo que su valor depende del uso que se les dé, yo mismo he creado obras con carácter mediático, exclusivamente para espacios virtuales, pero es bueno saber detectar cuando lo virtual emite cantos de sirena, un artista con sentido común se tapa los oídos y se agarra al mástil; el artista sin sentido común, por su parte, creerá que ha vencido a los gigantes, aunque el gigante nunca se entere.

A Bragado, el Interlocutor


Reinaldo Bragado Bretaña (1953-2005)
Foto: Pedro Portal



Llópiz
El Interlocutor de la diaria conversación esta entre nosotros mismos,
rondando como si nunca se hubiera ido.
Agazapado en cada esquina de nuestra memoria,
en el sueño de cada ciudad,
en el anticipo de cada idea,
en lo intenso de la conversación, detrás de nuestros ojos
y con la bulla en la cabeza.

Dueño del tiempo distorsionado a nuestro favor
por su permanente presencia, y lo impreciso de su partida.
Detrás de cada escondite, de cada idea, de cada pensamiento.
Sus acostumbradas frases en un juego de cartas.
Agazapados, sus títulos confusos en la imaginación diaria.

El perro debe ser alimentado.
La Noche sigue Vigilada.
La Alcantarilla Mágica nos persigue.
Las Estaciones siguen Equivocadas.
Siempre en la Vigilia, poesía, literatura y perseverancia.
Una mujer Bajo cualquier Sombrero.
En Torno al Cero del vacío.
La Muerte con tu nombre y Sin Remitente,
quien sabe con cuantas Fisuras.
Curazao 24, Glorias, Obispos y Someruelos.
La ciudad, cualquiera, confundida entre sueños y pesadillas.
Pero sobre todo, los amigos, el amor y el escape.

Capitán de cualquier embarcación, el pelo largo en el viento,
la aventura en la mirada.
Desarraigo, la perdida de un limbo para otro,
libres en nuestra pesadilla de ciudades mezcladas y confundidas.
Libres de soñar, de escribir, de pensar.
Despojados ya de la costumbre del miedo.
Con un corazón nuevo sin dejar el viejo.
Entre dos aguas, dos culturas, dos lenguas y dos cafés.
Unidos en el tiempo y la geografía.

El día que se vaya también se irá conmigo
a empezar otro viaje a la memoria.
Al indeterminado destino de nuestras preguntas,
al principio o al fin de quien sabe que transcurso,
a la emoción de sus dudas y de sus empresas
preocupaciones y pesadillas.

En las interminables noches de sus conversaciones,
los sueños no se pierden como la inquietud,
el propósito o la intensidad.
Si aun esta con nosotros,
es con por la certeza de irnos con él,
por la preocupación de otro principio
o por
e
l final que se nos escapa de las manos.

jueves, 28 de junio de 2012

La casa



Rosie Inguanzo

Nací en una casa por donde el mar entraba y salía.

Los hechos fueron imprecisos, borrosos, el mar los fue desgastando. Con el tiempo, sólo fue quedando la huella endémica de la emoción primera. La de vivir.

La sal calcinó la angustia de los días ahogados en el pecho de nadie. La sal se quedó en la boca de algunos recuerdos. El olvido no pudo guardarse de la mordida amarga y erosiva, irreversible.

He colocado símbolos en el lugar de los hechos, por lo que solo podré hablar desde el trasfondo, como desde el rigor de un sueño. Un hecho instantáneo, con significado disperso que, sin abrirse a la conciencia, me aúna en su soplo y se desborda.

El horror paría precarias metáforas
y hacía el aire denso como lava.
La fraternidad del horror que nos unía
sufría el paso del tiempo,
por lo que queríamos develarle con urgencia sus misterios,
para tragar bárbaros nuestra trama.
Extraíamos de su origen,
delaciones y universos temporales.
Vislumbrábamos su fuerza
donde nuestra precipitación era más terrible.
Nos salía por la noche y por los ojos.
Y aún era mejor callar que deshacernos:
uno necesita del horror y del silencio.
Y el horror, sentíamos,
era la ley tumultuosa de la eternidad.

Hoy me gustaría que los días transcurrieran con ese alivio, que los sueños de anoche fueran contados, que nada se revelara para saciarme, que lo vivido fuera memoria de otros. Soñar espacios en blanco, fulminados por la luz, como las paredes de la casa que se decolora en la orilla. Transcurrir en el desmayo: ese embeleso de la luz y de las sombras.

Trazo en el aire extrañezas con el dedo, donde nos parecemos mutuamente, aquella y yo. Espío algo que me fue dejado y que no puedo tocar. Palpo la tregua de los días invisibles de la otra. Sumamente empinados dolores hacia el fondo; con la docilidad que ensayo día a día abordo la casa desde el punto primero. Converso con las visiones profanas de una memoria elegida. Momentáneamente no respondo a los hechos rígidos, disecados.
Me desvío del curso inmovible, del curso de mi deseo. Algún bien se fomenta en el desvío. En el fondo tengo un balcón al mar. 

Escuchábamos el ruido de los huesos y las bisagras; no menos que el mar, el silencio presuntuoso mediaba entre las sonoras transferencias, escrutando sigilosamente a través de los encubrimientos y las pasiones, sobornando los gritos y asignando significados duales desde el fondo del agua hasta los confines de la quietud incesante de la luz que la sumergía. Y la casa así sumergida, resistía el embate. El territorio era el silencio.

Ella abría las ventanas para que entrara Dios y Dios entraba y acontecía en las habitaciones, filtraba la luz el vitral empotrado en medio de los cuerpos. Los reflejos coloreaban el blanquísimo mantel de la mesa y trazaban destinos indescifrables que se mecían en las ramas. El rumbo que trazaron los cristales de colores podía leerse durante el día, como un simbólico tapiz, hasta que menguaba la luz.

La ciudad era un rumor que se oía desde el balcón. Llegaban retazos de discursos y consignas por los altavoces. Se escuchaban siglos de altísimas columnas y visiones que repercutían dentro de la casa, por los pasillos, en el frío piso de mármol, en el resquebrajamiento de todo lo visible. Los escaparates cerrados ahogaban necrologías del pensamiento, valses y olores inauditos. El ávido dolor se asía a los muebles. Queríamos escapar.

Hablábamos del dolor. Me hacía parecer inocente y vulgar… esa debilidad sensual. Y no le hablé de la alegría que me causaba su atención, sino de la tristeza. La triste alegría. El conocimiento del dolor no me hizo todo lo fuerte a toda su fuerza. ¿Qué le sé al dolor? Es solemne, su vanalización es la tragedia, porque lo desangra antes de tiempo, lo debilita —por eso quizás se puede ser feliz mientras se sufre. En un principio este fue tallando la alegría que de vez en cuando me recuerda de qué estoy hecha. El dolor de la locura, que es estar aturdido de dolor, el dolor de contemplarnos frágiles y en lo oscuro, de dar tumbos a ciegas para dar con nada, de beber en el propio cuerpo la metáfora de un dolor salvaje, del origen del dolor y del grito de Whitman contra todos los techos del mundo. Es esto lo que más me gusta en los ojos (me gustan las nubes en los labios) me cautivan—de susto—sus hijos.

He deseado escribir desde el pasillo de la casa, vuelta allí, midiendo los pasos que conducían al fondo interminable. Pero, ¿cómo medir el laberinto helado donde se cristalizaban los días y los golpes secos de los pasos hacia donde no se sabe dónde? El rumbo mullido de las arterias, la calamidad nocturna de los pasos y las presencias. Para andar por el pasillo habría de apoyarse en el vacío sin borde de una plenitud de vidrios rotos. El vacío de fondo se lo tragaba todo. Nos engañábamos al pensar que el saldo hubiera sido el fin del mundo. Soñábamos viajar algún día.

La maison est dans toutes les memoires,
simultánea y vitalicia,
sévére dans la brume du temps.
Refulge mutante y me conduce por raras rutas.
Entiéndase que el cruce entre esta casa y la falta de esta casa
es mi salto al vacío,
la nada entre dos cosas:
una multitud,
una relación ignota que se maneja en lo oscuro
y se conjuga con una lenta ondulación de identidad,
amago de una misma.

miércoles, 27 de junio de 2012

la "robusta" burbuja española

la crisis española se agudiza (tomado del New York Times)

Radrigo de Rato hubo de decir no hace mucho: "Bankia es robusto en solvencia." 

Dado el dato de Rato, es urgente revisar el significado de "robusto".

martes, 26 de junio de 2012

Luis Bravo- Adiós señorita



¿Nuestro Elvis? ¿O nuestro Paul Anka? Hoy es pura arqueología, pero da idea de por donde iba nuestro rumbo musical en 1961. Son, guajira , rock,  rozando la vernacularidad chicana. Sabor a Guantánamo, Arizona y Veracruz. ¿Qué mezcla verdad? Había que ser encrucijada cultural para lograr estas cosas. Habana sesenta. Anticipada, irrepetible, paradigmática. (JotaeRre)

domingo, 24 de junio de 2012

Feisbuk versus arte


Jesús Rosado

Agradezco la oferta, pero no me apabulles. Decía Chagall, el arte sobre todo es un estado del alma. Pero, amigos míos, sin  saturaciones. No hay por qué repetir ese trance hasta la fatiga. El suceso de arte es único y contiene un misterio. Es distancia entre emisor y el ojo que admira. Flirt con el que emite valores y equivalencias. Se entiende la necesidad de marketing y la urgencia de subsistir del artista, pero lo perentorio es un discurso diferente (confluyente o no) con la receptividad crítica.


Si tú te gustas hablamos del ego en pleno proyecto. Es tu derecho. Pero comprende que excluye oportunidad y democracia en el juicio. Quizás puede implicar,  por estadística, repetida aceptación, y ello no entraña otra aprobación que la autoreflexión y la preaceptación . El criterio ajeno queda limitado a cifra. Por lo que... ¿estamos aludiendo a arte o publicidad? La respuesta puede ser cruel y tú nunca la esperarás porque es parte del comportamiento egocéntrico. El arte en Feisbuk funciona frívolo, ajeno a la curaduría y al concepto. Vive provisoriamente en la pretensión del autorreconocimiento, pero expira como dato retenible. No se convierte en fascinación ni en información apetecible. Ni del que reseña, ni del que archiva.

Facebook es engañoso. Pulgares aprobatorios y comentarios complacientes no validan una obra que no constatamos in situ. Es mero orgasmo de la individualidad. ¿Acaso tendremos que comparar la reiteración de la obra de arte en Feisbuk con la comida rápida? Una obra de arte que se reitera en Facebook no es Coca Cola que sacie la sed. Mucho menos, la última que encontramos en el desierto. A no ser que guste el empalagoso chicharrón de puerco o el burrrito facilista de Taco Bell, artista y obra quedarán expuestos a la náusea. En ello es que radica  el intríngulis del post. La obra de arte ES. Su incursión en Facebook va hacia la coexistencialidad barata. Es tour, postalismo. La diferencia entre ambos contextos no tiene por qué agonizar en  lo mediocre. Por tanto, artista, salva tu arte. La historia se hace de sucesos excepcionales. Lo intrascendente es lo que suele repetirse hasta la saciedad.

sábado, 23 de junio de 2012

tu amor no es justo





para todos los fotofóbicos de la blogosfera.
;)

we're back!

 via FFFOUND

gracias, amigos por las muestras de cariño para este blog miamense durante nuestra corta ausencia. un accidente lo tiene cualquiera. posteamos en breve. gracias.

miércoles, 20 de junio de 2012

¿Y la moringa?

ilustración: alcides

a un salto del sueño



                                                                    104-98  
                                                       
                                                             Go Heat !!!

lunes, 18 de junio de 2012

Can: Oh, yeah!




Can es uno de los poquísimos grupos de vanguardia del rock de fines de los 60 y principios de los años 70. Desde sus inicios, la  música de esta banda alemana no encajaba en el mainstream. Cerca de Frank Zappa y Velvet Underground, el sonido de Can es garage, pero cultivado, con visos del free jazz de Ornette o Ayler. Can ofrecía progresión estilística entre álbum y álbum con una investigación sonora única. La banda tuvo varios cantantes, pero mantivo al tecladista Irmin Schmidt, a Jaki Leibezeit en la baetría, Michael Karoli en la guitarra y Holger Czukay en el bajo. Para empezar, recomendamos este y este. Después de Oh Yeah, deja que el video siga: la música de Can es sorprendente.

pene có(s)mico




Eslinda Cifuentes

–Oye mi hermano, ¿viste el video de Mujerongas?
–Sí, no sé, ellas están tratando de escandalizar y no lo logran.
–De muy mal gusto, ¿verdad? Se pasaron.
–No he visto el video—intervengo—pero vi las fotografías y me parecieron muy bonitas (mis amigos son artistas, por ende muy críticos, aún asienten).

Voy a comprobar por mí misma lo que a mis amigotes, de pronto tan conservadores, debería gustarles. El video está muy bien; es un reality desinhibido, coqueto, las dos anfitrionas tan lindas, rodeadas de libros, sortean juguetes eróticos como si de un utensilio de cocina o de una nueva crema de protección solar se tratara: unas cuentas azules que se introducen en al ano durante el coito, un huevo revolucionario que estimula el clítoris, un dildo morado aparatoso pasado de moda, otro de último modelo que se resarce (con baterías) y cuyas proporciones dejan corto (literalmente) los adornos de cualquier varón -¿cómo se habrán sentido mis amigos comparándose con semejante mega artefacto consolador? Inexpertas y traviesas como cualquiera de nosotras, Grettel Singer y Ketty Mora simulan no dejar nada oculto. Ah, caigo, eso es lo que molesta a estos varones: la desmitificación del falo. Ellas juegan con la representación del símbolo mayor de nuestra especie, se ríen del mito mostrando sustituciones eléctricas, lo trivializan, y esto es más que una intrusión en el campo sagrado del tótem patrialcal. Entonces el pene deja de ser lujuria para ser risible. El pene se puso cómico. Quién se atreve con la liturgia fálica. Grettel lleva tiempo cultivando el ademán impúdico y nadie podrá decir que es una improvisada cuando improvisa; Ketty se le suma con gracia y desenvoltura. Lo que inquieta a mis amigos, machos al fin, es la apropiación del pene y el desparpajo encantador con que lo hacen.

domingo, 17 de junio de 2012

Con la levedad de un pavo salvaje

Jesús Rosado

Aung San Suu Kyi es sencillamente una mujer que cree en la democracia. Y su grandeza consiste en restarle a ese credo el halo místico. Para ella la defensa de la libertad llegó a ser una maniobra doméstica de cada minuto, asumiendo la pretensión de devolverle la dignidad al ejercicio público como un acto natural entre mentes libres.


¿De qué manera lograrlo ante el acoso y la falta de compasión? A la manera de una psiquis rebasando el pánico. Sudando calladamente la fragilidad hacia dentro. Convirtiendo la adrenalina en parsimonia. Edificándose el coraje ladrillo a ladrillo como una ardua casa interior.  Abriendo en cada muro un vano por donde transitara la verdad.

Por ello, al llegar en estos días a recoger su Premio Nobel tras décadas de aislamiento, cronistas, biógrafos e historiadores podrán redactar cuartillas sin rubor por primera vez desde largo tiempo. Y es que elevándose sobre tanto dolor, esta mujer se ha movido por el mundo con la levedad de un pavo salvaje. Sin mesianismo. Defendiendo desde la palabra apacible y contundente  la opción actual más justa de los modelos de convivencia.
...Mientras sigamos creyendo que el país no experimenta un proceso democratizador, trataremos de hacer comprender a la gente por qué es necesario trabajar para lograrlo. No basta con alcanzar la democracia; incluso si se instaurase mañana, podría haber un golpe de Estado al día siguiente. Tenemos que educar a la población sobre su significado. Y no se trata sólo de los derechos que va a conseguir, sino de las responsabilidades que tiene que asumir para salvaguardar esos derechos...
Palabras que atañen a Birmania, pero que pueden referirse a cualquier sociedad donde la libertad es un paño raído y sucio. Frases que aluden a precariedades cercanas. Que nos recuerdan que el ser ciudadano auténtico está reñido visceralmente con la condición de víctima. Una certeza que a toda costa las dictaduras se empeñan en mostrar como falacia.

sábado, 16 de junio de 2012

la escultura cuántica de sarah sze


la sino-americana sarah sze está construyendo una nueva estructura emergente. es un mezcla de "sensory overload", caos organizado, estática sólida-sonora y el micro-universo amplificado de imaginadas colisiones cuánticas. si no yacieran en un todo coherente, parecerían armazones disparatadas. ¿y qué es un "todo"? una composición de partes. en mereología clásica la estructura es la base del todo, pero es también "la parte" más privilegiada. sze unifica con lo más disímil: escaleras, pedestales, tensores, tornos, tubos, cables, etc. ¿con qué materiales? pastillas de aspirina, q-tips, azúcar de confección, prendedores, palos de tendedera, velas, botellas plásticas, etc. qué termina siendo qué deja de ser arbitrario pues existe. en las piezas de sze cualquier cosa es parte de otra sumando un "todo" imposible. la ganadora de la beca mac arthur (2003) y próxima representante de estados unidos en la bienal de venecia, 2013, es una de las escultoras más prometedoras del momento. tomemos por ejemplo, la instalacion titulada things fall apart (2001), ya parte de la colección del museo de san francisco:

 detalle de un todo precario

equilibrio, antes o después de la (¿des-trucción?)

constantes clásicas: imaginación, capricho, y ¿"belleza"?

¿qué es un todo? sze es un dolor de cabeza metafísico-mereológico

¿cómo representar lo material como proceso?

viernes, 15 de junio de 2012

britto o no britto

 britto, landshark stadium, 2008

miami bourbaki examina el asunto romero britto. se sabe que britto es despreciado por el sistema, sin embargo es el (¿cómo llamarlo, artista, diseñador, artista comercial?) más exitoso de miami. lo que está en juego no es solo el límite entre arte y comercio, sino la ceguera crítica del sistema. es decir, ¿qué significa ser "experto" hoy en día, cuando es el mercado el que dicta la artejudicación?

miércoles, 13 de junio de 2012

The Trashmen : Surfin' Bird ( 1963 )



Alcanzó el # 4 en el Billboard Hot 100 y en cierto modo transfiguró el rostro del rock. El temazo se hizo icónico por su extravagancia, una sorprendente fusión de beat, surf, garage y, por supuesto, rock & roll. Curiosamente comenzaría a asociarse con cierta sorna antibelicista, incorporándose al soundtrack de películas y documentales que cuestionaban el tema de la guerra, en particular el conflicto de Viet Nam. De algún modo, se usaba por su impacto sonoro como una bomba anti-bomba que apoyara la imagen problematizadora. Al paso del tiempo, Ramones y Cramps hicieron versiones muy efectivas, pero siempre que se acude al original de Trashmen, uno saldrá definitivamente perturbado por largo rato. Divertida, explosiva y transgresora, hoy día, perfectamente puede seguir sirviendo de ambientación a la creciente esquizofrenia que vivimos planetariamente. Acompañar los no pocos síntomas disfuncionales de la contemporaneidad. Bien sea la sacudida sistémica que ha estremecido a las economías del mundo o la reciente voracidad caníbal del ser humano hacia sus congéneres. Esa atemporalidad de Surfin'Bird  la hace un clásico. (JotaeRre)

no le vuelvas a dar sales de baño al perro

ilustración de alcides

lunes, 11 de junio de 2012

amigo/a (hasta que se pruebe lo contrario)

atRifF

la amistad, ah la amistad. ¿qué es? no sé, algo único e imprescindible. ¿un misterio? por supuesto que no. es más y menos que un misterio, sin romanticismo feisbukiano.

a y b son amigo/as: a A b

A establece su forma. la relación A necesita características. A presupone "ser como", un "hacer por". A debe contar con reservas de futuridad. en efecto, A se radica en "estar por probarse". debe contarse con esa posibilidad más allá del presente puntual, ya que siempre podrá superarse a sí.

A es proceso y proyecto.

A es una falta en balance precario (otro + yo ≠ 2),

1- poder "hacer por". dar y recibir. balance vivencial que enriquece la vida.

2- ejercicio de lo subjetivo a lo objetivo. "ser amigo de" significa ensanchar mi subjetividad para darle acomodo a otro (humano o no). eso se define como respeto: ver a mi amigo/a como fin en sí mismo, no tan solo como un instrumento mío (ser yo es inevitablemente instrumento identitario).

3- requiere de un experimento flexible de paciencia, comprensión y fe (no ciega). 

"ser amigo/a" es hacer objetivo lo subjetivo. la amistad es una precaria intersubjetividad. siempre es menos (y más) de lo que es.

balance ni fácil ni completamente previsible. dígase: un amigo/a "hasta que se pruebe lo contrario".

¿qué es "lo contrario"? que el balance se pierda. que se agoten las reservas. que la futuridad enflaquezca a un instante puntual. 

_________________
nota importante: re-ciprocar no se da tan solo entre seres humanos.

domingo, 10 de junio de 2012

el futuro está aquí (en otra parte)

 La masacre de Babi Yar, Ucrania (lunes 29 de septiembre, 1941), perpetrada por la SS alemana

atRiFf


Damos por sentado que el espacio es un contenedor, no así el tiempo. El tiempo simplemente discurre.

Por ejemplo: la fuente de manzanas lleva dos días en el estante. Separamos el espacio del tiempo. Ayer ya pasó, el estante sigue ahí. Estas líneas que escribo transcurren ahora en mi presente continuo que marcha desde el futuro hacia el pasado. ¿Qué lo mide? Horas, minutos, segundos, incluso fracciones de segundo 

La foto arriba registra la masacre ocurrida en Babi Yar durante la ocupación alemana de Ucrania durante la segunda guerra mundial. ¿Qué es lo ocurrido? El presente del lunes 29 de septiembre de 1941: un soldado alemán se apresta a dispararle en la cabeza a un judío.

Un segundo después del disparo la imagen será otra. Solo tenemos esta. No contamos con la memoria de un segundo después (no hay tal foto), pero seguramente el soldado dispara a boca de jarro sobre la cabeza del hombre que cae moribundo en la zanja. 

¿Quién o qué registra este dramático momento después?

No contamos con la imagen de un segundo después, cuando el joven judío yace muerto entre la pila de cadáveres. Tampoco contamos con la memoria del judío que en la foto mira a su izquierda. ¿Qué mira? Acaso otro grupo de soldados entre los que cuenta el que toma la foto. Le queda un segundo de vida (véase, no hay solo una memoria del hecho, lo que de entrada parecería fragmentar el hecho en todas sus memorias posibles).

¿Existen hechos sin memoria de ellos?

Volvamos a la foto. Todos ustedes que me leen y yo somos futuro de ese joven sin nombre, antes de caer moribundo en la zanja en Babi Yar. ¿Hay algo más concreto que eso? 

No cometamos el error de suponer que la foto es el hecho. La foto es "memoria del hecho" (aspecto múltiple dentro de un todo que es el hecho mismo). Por cierto, pueden haber muchas memorias.

¿Dónde queda ese momento? Decimos que en el pasado. Sí, en el mío en 2012, pero no en el de ese judío en enero de 1941. Si el futuro fuese posibilidad, ¿es acaso posibilidad lo que ocurrirá siete meses después en septiembre de ese mismo año? ¡Cómo llamar posibilidad a esa eventualidad!

Mi análisis tiene una "ventaja posterior". Hablo desde el futuro del 29 de septiembre de 1941. Aunque no tengo acceso directo al 29 de septiembre de 2112, ya declaro dos definitivos al respecto: 1- no estaré allí. 2- si este post perdurara cien años, alguien tendrá constancia de mi especulación acerca de su presente. Son dos posibilidades, la primera, indudable; la segunda, no tanto. Por tanto:

El futuro está aquí, en otra parte.

viernes, 8 de junio de 2012

música electrónica pre-ambient circa. 1957 (phillips)




Presento este raro experimento híbrido. ¿Futurista o tradicionalista? La música pretende inscribirse en una época. A diferencia del estilo "Esquivel," o el sonido exótico de Martin Denny, que buscan ambientes dentro del marco de la música no-electrónica tradicional, este de Tom Dissevelt & Kid Baltan, titulado "Song of the Second Moon "(1957) escuchamos alguna tonada casi abstracta con sonido procesado (hay su silbido humano al final). Lo exótico deja una marca. ¿Será así como evaluemos la música de hoy en 50 años?

jueves, 7 de junio de 2012

La crítica de arte y su próxima desaparición


Iván de la Nuez

Es tinta y, en breve, extinta.

Si no aparece pronto un antídoto potente, este es, a corto plazo, el destino de la crítica de arte contemporáneo. Entre la multitud de indicios, un ejemplo reciente: varios artistas son interpelados sobre el papel de la crítica en la validación de sus respectivos trabajos. Y las respuestas de, entre otros, Carlos Garaicoa, Joan Fontcuberta o Eulalia Valldosera, no pueden ser más desoladoras. Para la legitimidad de estos creadores, la importancia de la crítica resulta casi nula. Lo más inquietante de sus argumentos no es, sin embargo, su beligerancia sino su condescendencia; el modo en que pasan la mano por la cabeza a esa innecesaria (y menor) compañera de viaje.

Que la crítica, salvo excepciones, ocupa el último lugar en la jerarquía del actual sistema del arte -por debajo de directores, coleccionistas, comisarios y artistas- no es, precisamente, un secreto. Al extremo de que lo alarmante no está en la proximidad de su extinción, sino en la indiferencia conque esta sería recibida. Pocas veces un género -o como quiera que le clasifiquemos- hizo coincidir con tanta fruición su propensión a suicidarse con las intenciones de exterminio que le acosan desde el exterior.

Hay un conjunto de temas gremiales que explican parcialmente esta crisis. Que el trabajo de los críticos alcanza una escasa notoriedad y un limitado acceso a los circuitos pedagógicos. Que la mayoría de discursos circulan al interior de la tribu, en catálogos que sólo leen los entendidos. Que la presencia en los medios de comunicación es insignificante. Que en Internet y sus blogs son mucho más importantes las noticias, opiniones y comentarios sobre ella que la crítica propiamente dicha. Que el mercado profesional, con su tapón generacional, depara un multiempleo de supervivencia donde el crítico suele ser, al mismo tiempo, juez, parte, sospechoso y culpable. Que la propia crítica contemporánea rebasa, y refuta, la tesis del artista como genio, mientras que los escritores de renombre que se aproximan al arte, con todos los medios a su disposición, persisten en la idea romántica del aura. Que el arquetipo de curator de éxito, en el que se fijan las nuevas generaciones, no ha necesitado una obra escrita para llegar a lo más alto y sufre una alergia crónica al ISBN...

Dicho esto, tal vez valga la pena una previsión: cuando aquí se habla de la crítica de arte afiliada a lo escrito -tinta de la escritura y de la impresión- no se trata de una caprichosa sobrevaloración de lo literario. Simplemente, obedece a que la crítica, todavía, sigue siendo el puente entre la cultura visual y la cultura escrita. Enlaza el arte con la literatura y, aún más importante, es el nexo ideal entre el arte y la lectura. En este punto, vale la pena preguntarse si los críticos hoy gozamos de lectores. Y, también, si gozan hoy los lectores con los críticos. La rotundidad del “no” a estas dos preguntas desborda cualquier queja de tipo sindical y revela un manojo de carencias intelectuales que alientan desde dentro a esta situación.

No es posible exigir un lugar bajo el sol atizando frases tales como “táctica curatorial”, “dinámica procesual”, “enjambre dialéctico”, que configuran un lenguaje de secta, muy parecido a ese que tanto abunda entre los forenses de CSI, o entre el doctor House y sus colaboradores.

Ante la hecatombe, Hegel. Decía el filósofo, y sostiene Agamben, que el artista es el “hombre sin contenido”, porque es capaz de ir “más allá” del propio arte y desaparecer más allá de sí mismo. En sentido contrario, tal vez valga la pena experimentar la crítica como una zona marcada por el contenido sin hombre. Como un camino propio que, sin renunciar del todo al artista, no se detendría absolutamente en las tareas de su legitimidad, ni en tanto que garantía de su lugar en el mundo, ni como balanza de su grandeza. Puestos ya a no ser necesarios, los críticos podrían ensayar (en la dimensión literaria de este verbo) la fortuna eventual de conseguir una autonomía intelectual “más allá del artista”. A fin de cuentas, si existen y triunfan artistas sin crítica, el ensayo nos regala la posibilidad de concebir, llegado el caso, una crítica sin artistas.

Esa eventualidad cuenta con ejemplos fructíferos. Pensemos en Henry James, Oscar Wilde, Edith Warthon, Gilbert K. Chesterton, Paul Auster, Don Delillo, Roberto Bolaño, César Aira o Enrique Vila-Matas. Cuando no les han convenido los creadores “realmente existentes” para hacerlos intervenir en sus obras, se los han inventado. Y no por ello constatamos alguna merma en la utilidad crítica que activan sus libros. ¿Qué son autores de ficción? Esto es muy relativo, sobre todo porque no parece que el principal malestar de la cultura contemporánea provenga de lo que concebimos como ficción sino de aquello que percibimos como verdad. Con toda su acreditada fantasía, ninguno de esos autores ha imaginado una ficción tan gigantesca como las famosas armas de destrucción masiva, o como el alegato de Noam Chomsky -ese martillo de todas las mentiras de este mundo- cuando afirmó que las matanzas de Pol Pot eran exageraciones del New York Times.

En todo caso, hay ejemplos de ensayistas que nos sitúan en otra frontera y expanden sus argumentos creativos por caminos liberados de cualquier corset. Ajenos al estudio acabado y bien cerradito que no duda en poseer la verdad, sólo la verdad y nada más que la verdad; con su drama griego de andar por casa y su correspondiente triada de planteamiento-nudo-desenlace, los ensayos más fértiles -entendidos como los fundó Montaigne- se resisten a ser encapsulados como non-fiction. Esta clasificación industrial, conviene sin duda a las editoriales, las academias universitarias y los suplementos culturales, pero tiene poco que ver con la promiscuidad que despliegan las creaciones contemporáneas. Así, George Bataille es capaz de escribir un libro, La oscuridad no engaña, que “no se dirige a los hombres cuya vida no es interiormente violenta”. Eliot Weinberger, en Rastros kármicos, fecha un artículo de apenas cuatro páginas entre 1499 y 1991, a la vez que define a Islandia como “la sociedad más perfecta del mundo, de la cual ninguna otra tiene nada que aprender”. Vázquez Montalbán, en sus crónicas bajo el seudónimo de Jack el Decorador, consiguió renovar la crítica de diseño desde unos episodios que eran, al mismo tiempo, un libro de crítica, la antología de unos pequeños tratados de frivolidad, una novela negra y, finalmente, la parodia de todo eso. Severo Sarduy entrevé una aventura carnal en Barroco para abrir un sendero inédito entre la cultura barroca y la postmodernidad. Un académico como Roger Bartra incorpora viñetas y diálogos imaginarios en La jaula de la melancolía, su pionera interpretación de la modernidad mexicana. Por la parte que le toca, en Deseo de ser piel roja, Miguel Morey nos propone... Bueno, este cada cual tiene que leerlo sin brújula porque no se puede describir, ni sintetizar, ni escolarizar y ahí radica, intacta, gran parte de su virtud.

Estos y otros ejemplos ensanchan el horizonte de tal manera que rompen los prejuicios a la hora de asumir como ensayos formatos que están fuera de la literatura en su sentido convencional. Exposiciones como Lo que ocurre, basada en la teoría de los accidentes de Paul Virilio, o Comunidad, de Pedro G. Romero, cumplen con los rigores de un ensayo visual en toda la línea.

El ensayo crítico, especialmente el artístico, puede ser entendido en su aserción teatral: es una aproximación previa e imperfecta a una realidad que no está constituida del todo (no es todavía la “función real”). Más bien, sus tareas están encaminadas a armar los planos de un escenario futuro, a una posibilidad por venir.

Ensayar sin complejos desde, por y más allá del arte no parece un mal remedio para esa crítica que hoy deambula como una especie en peligro de extinción. Sin conceder la menor importancia a las cápsulas que la encierran en un género, un gueto sin salida y desde el que sus enunciados importarán siempre un pimiento.

Y eso que, bien mirados, los pimientos tienen su importancia. Los del padrón, por ejemplo. En el ritual de comerlos, te la juegas y avanzas hasta que ¡pum!, aparece uno por sorpresa que pica y cambia las percepciones preconcebidas. A unos les disgustará, pero hay otros que, secretamente, no han buscado otra cosa que ese accidente y ese ardor para asomarse el precipicio.

Última lección de un ejemplo prosaico: tanto en el sentido del sabor como del conocimiento, a veces una buena crítica está obligada a saber mal.
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Publicada en El País en diciembre, 2007.

Sale El Huffington Post en español


Sale en coordinación con El País. A la mano izquierda de la página un montón de colaboradores y especialistas, Acaso una opurtinidad para blogueros con un recorrido en España (y latinoamérica?). Tumiami ha defendido al Huff desde su comienzo. Le deseamos lo mismo a la versión española. Felicidades a El País, que se asegura una presencia paralela en el cyberspace.

miércoles, 6 de junio de 2012

ray bradbury, EPD


hubo una vez un lugar llamado tierra?
 

la crítica frente al espejo, circa. 1976



el "programa encuentro con las artes" de la tv española presenta un panel moderado por paloma chamorro que reúne a santiago amón, dámaso santos amestoy, simón marchán fiz y andrés trapiello (los primeros dos ya desaparecidos). crítica dice santiago amón, es "formular un juicio en torno al arte", trapiello interrumpe y parece que tira sin puntería, le molesta esa función elitista del crítico. simón marchán inmediatamente apunta los aspectos ideológicos que rodean la empresa. amón entonces aclara que esa formulación de juicio requiere un "criterio" que se separe de la mera "subjetividad de turno" (esa idea fácil de que la crítica es una empresa solipsista). dámaso santos sugiere la misión social de la crítica. como él la llama, "una división del trabajo" de la misma.



la discusión bordea temas comentados en tumiami recientemente. lo interesante es que esta discusión toma lugar a fines de los 70 en españa, lugar aislado realmente de los trajines del mercado de arte del momento. muy diferente a la situación de totalismo de mercado que vivimos hoy en día.

escribía santiago amón en el país en 1976:
La interna problemática de la obra nueva, su inserción en el área de un pensamiento que la justifique y la necesidad de un vocabulario que la traduzca con alguna precisión..., han terminado por aglutinar y definir restrictivamente el «trinomio» (artista-crítico-minoría) en unos límites harto concisos o con unas fronteras de difícil acceso. Fuera de él, los conceptos y los términos, en el caso de que trasciendan, pierden su vinculación íntima con las obras en el supuesto de que éstas merezcan alguna ajena atención. El circulo se cierra paulatinamente, el arte se mira a sí mismo y sus premisas cobran todo su sentido en su propio cotejo y desarrollo.
nada mal. el panel está al tanto de la problemática y la amplitud del trabajo crítico de fines de los 70. hay cosas que han cambiado mucho en estos 40 años y es la implosión si no tanto de la crítica, del discurso crítico en ese sentido defendido por santiago amón de "criterio" que se distinga de la mera masturbación intelectual ("lo poético", como le dice algo irónicamente marchán).

martes, 5 de junio de 2012

la crítica, daño col(arte)ral

este cuadro de gabriel von max, 1889 es un estamento a una especie ya desaparecida. la del crítico.

miami bourbaki analiza el concepto de crítica de arte, desde wikipedia, haciendo una breve parada en la esquina del maestro denis diderot.

concluye con el siguiente argumento:

ya no hay estética.

estética dejó de ser una búsqueda de límites a proposiciones acerca del arte para convertirse en un mero pie de amigo del arte, pero he aquí lo peor:

ya no existe el arte. arte = entretenimiento.

de ahí lo siguiente:
 
ya no existe la crítica.

la crítica desaparece por una implosión, la falta total de interés del público y el agotamiento producido por la actividad de gritar estentóreamente en medio de la polvareda del desierto.

lunes, 4 de junio de 2012

Paula Harper, EPD

Paula Harper, profesora de historia del arte de la Universidad de Miami y crítica de Arte en América ha fallecido después de una larga enfermedad.

Paula fue crítico del Miami News hasta la desaparición del periódico y para Art in America. Por años, Paula había desarrollado un estilo muy peculiar de crítica que le ganó mucho respeto. Experta en arte feminista y en Daumier, Paula era una gran conversadora, honesta, inteligente y con un gran sentido del humor. Uno de esos seres que sencillamente cautivan y se hacen imprescindibles. La Harper nos deja físicamente, pero nos queda su ejemplo y su enseñanza.

Buen viaje, querida maestra.

domingo, 3 de junio de 2012

siempre a favor. ¡qué pavor!

esta imagen cáustica del crítico, de raul hausmann, ya no existe. debemos sustituir la mueca crítica por la sonrisa adulatoria

atRifF

miami bourbaki comenta una de esas llamadas reseñas de hoy día, en miami rail, una nueva revista de arte que acaba de salir, y a la que le deseamos lo mejor.

el problema es cómo el sujeto que escribe (llamémosle, generosamente, "escritor de arte", EA, de aquí en lo adelante) defiende una obra "X" cualquiera.

"defiende" puesto que el problema fundamental es que nunca se critica. todo lo contrario. EA fundamentalmente alaba lo que ve. y esta función aduladora legitima los intereses de las galerías y por ende el mercado.

véase, EA justifica su predilección con cualquier fundamento a la mano: semiótica, poesía, literatura, y una panoplia de teorías: hermeneútica, deconstrucción, post-feminismo, post-estructuralismo, formalismo, post-colonisliamo, etc. pero pese al supuesto bagaje teórico, las analogías entre obra y argumento se dan por sentado. ¿no viola eso casi todos los fundamentos teóricos anteriores?

no importa. EA da por sentado que los lectores simplemente deben aceptar lo que él, ella aprueben. el lector reducido a un minusválido intelectual.

escribo de lo que me gusta

implica:

me gusta porque es bueno.

¿duda EA jamás de sus gustos? ¿acaso no es EA un posible receptor de gustos que circulan desde el mercado y sus esferas de legitimación? ¿es suficiente que algo me guste para que sea bueno? la respuesta es negativa. ¿es mi gusto lo que lo hace bueno? nuevamente, la respuesta es negativa.

de nada vale la lógica. estamos condenados al onanismo intelectual. siempre a favor.

¡qué pavor!

viernes, 1 de junio de 2012

Muere Lorenzo García Vega

Foto: Pedro Portal
Detesto toda la algarabía que se puede formar en torno a las figuras literarias […] O sea, detesto esa manera de evocar a un Maestro literario, montándolo sobre zancos, o idolatrando sus idiotas anécdotas, o convirtiendo sus palabras en estereotipias sagradas… Tampoco me interesa el respeto […] El respeto no me sirve, sino la mierdicidad.

al dente